domingo, 18 de agosto de 2024

IMPRESIÓN,OSCURIDAD


El reparto

En pleito con tus desvíos, ¿llega hasta vos 
el ruido de las llaves, el ladrido,
la exhalación liberada en la imagen 
de la leche caliente, la tostada, la carga volátil?
¿Estás en la oscuridad cuando la voz de tu madre
pregunta: llegaste? O no pregunta, pues a ella sí
le llega la brisa atávica nacida en los pulmones 
que gritaron a las cabras en la nieve de Friburgo.
Seguirás todavía en la penumbra cuando termine
el sí entrecortado, más una pantomima que un relato,
una acción agresiva contra el olvido, desmenuzada 
en dóciles tareas: dejar la llave sobre la mesa, 
exhalar, encender la hornalla, poner la leche a hervir,
sacarse la ropa mojada por la llovizna y la transpiración, 
dejar que el calor de la casa mil veces negado, pero al fin 
la única conquista que valió la pena, lo más parecido 
a la idea del amor, dejar que el abrazo cálido del espacio 
envuelva el cuerpo que regresa, siempre huérfano, 
con el buen perder cotidiano y unas palabras iniciales, 
una huella que alguien te acompaña a reconstruir.



Impresión, oscuridad

1
Contaban con vos, no preguntabas. 
Fuiste milicia cabal: ponías el cuerpo, 
negociabas futuras horas de tu sueño.
Cuentan con vos, suponés, atándote las zapatillas,
aunque nunca escuchaste nítida Su voz, 
sólo el murmullo y el ánima cuyo brazo rígido 
indicó el desvío, mientras el otro, muñón al fin, 
agitaba el aire para indicar cualquier cosa o 
malasangre y gusto por la aflicción, el teatro.
Pasás la mano por la pared y la nube de yeso eclipsa
el único rayo de luz que, a esta hora, te acompaña.
Habría sido, como en Monet, otra vez neto
el sol en el espacio donde retomás tu práctica, 
habría sido la impresión de una forma graciosa
en el sillón de las siluetas, invitándote, de verdad,
a conversar, o a que le pases la mano por donde quieras.
Pero componías un transcurrir de ruidos y alusiones, 
cuánto duraría aquel chirrido, qué aspecto darle a ese recelo.
Quieras o no, conservar las huellas del malestar te da
una fábula, la anécdota del sitio donde ocurrió una fe.

2

Acá había una pared. Afuera, un país.
Cuando estaba la pared, del otro lado había niños: 
dormirían. De vez en cuando, un terror nocturno.
O un deseo: Ojalá que cuando venga la muerte sea yo.
Esa inquietud no existe más, la pared no existe más.
Armamos un cuarto grande sin muebles
para ir y venir, o representar escenas abstractas
sin la belleza de los objetos iluminados o sus relieves,
o el sentido que podrían tener para nuestros herederos. 
Escenas abstractas. Que sirvan para todo 
sin el gruñido del viejo monstruo babeante.
Desaparecido el vapor lírico 
que espiralaba en nuestros cuerpos, 
disculpo las horas mal dormidas, 
y salgo de la casa 
hacia el Bajo, 
desciendo, desciendo
entrecerrado, me doy
de a poco 
a la vereda soleada, 
cubro
mi cabeza, 
acelero, agito
en el pecho
sin ilusión
casi 
las mismas cuestiones, 
ya al costado del ancho
río 
de la elocuencia, 
escupo asistido
por brutales musas,
escupo y callo 
con vigor: 
un atleta 
no debe expresar 
su desconsuelo.

(Del libro "Impresión, Oscuridad",
Barnacle, 2024
Envío de Alberto Cisnero)
Pablo Caramelo



Pablo Caramelo  (Junín, Provincia de Buenos Aires) Ha publicado los libros de poesía “Dormancia” (El Jardín de las de” (El Jardín de las delicias, 2020),“Notas frente a una puerta desvanecida” (Grupo Editorial Sur – 2018. Mención Especial del Jurado en el Concurso Internacional de Poesía Raúl González Tuñón, cuyo jurado integraron Laura Yasán, Horacio Salas y Alberto Spunzberg), “Buenos Aires planea una revolución justa” (Ediciones Liliputienses – España, 2014) y “Falso feudo” (Nova ediciones, 2014), "Dádiva brutal: pensamientos sobre el juego del padre (Barnacle, 2023) e "Impresión, Oscuridad" (Barnacle, 2024). Es además actor con una extensa y fecunda trayectoria teatral, y también director escénico y dramaturgo







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