a Nelida Esther Oliva
Hay sedimentos de sequía en el fondo del cauce.
En el pasto su propio
secar
y brotar.
Reposo, novilunio.
Me llego hasta las ramas abiertas
porque tiemblo y vacilo.
Las ramas tienen su actitud cada una.
Los álamos obstinan
la misión de lo magro.
Goza en los trigos
el barbecho
su maternidad sombría.
Sube y me reconforta
- proyección de la savia -
algo que viene de antes
de la tierra
y vuelvo de los campos
tenso
de gestaciones.
Reverdezco así tras de la entrega,
de la higuera repito el milagro
y, diciendo,
me cumplo.
Hugo Padeletti (Argentina; Santa Fe, 1928 - Buenos Aires, 2018)
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