jueves, 21 de agosto de 2008

LA TIERRA YERMA -Fragmento







































I. EL ENTIERRO DE LOS MUERTOS


Abril es el mes más cruel, engendra
lilas en la tierra muerta, mezcla
recuerdo y deseo, despierta
con lluvia primaveral inertes raíces.
El invierno nos mantuvo al calor, cubriendo
la tierra con nieve olvidadiza, nutriendo
un algo de vida con tubérculos secos.
El verano nos sorprendió, cayendo sobre el Starnbergersee
con un chubasco; nos detuvimos bajo los pórticos,
y seguimos al sol, en el Hofgarten,
y tomamos café, y hablamos durante una hora
Bin gar keine Russm, slamm' aus Litauen, echt deutsch. (1)
Y de niños, en lo del archiduque,
mi primo, él me llevó en trineo,
y tuve miedo. Me dijo:
Marie, agárrate fuerte. Y nos lanzamos hacia abajo.
En las montañas, una se siente libre.
Leo, casi toda la noche, y en invierno me voy al Sur.


¿Qué raíces se aferran, qué ramas crecen
de estos pétreos deshechos? Hijo de hombre,
tú no puedes decirlo, o adivinarlo, porque sólo conoces
un montón de imágenes rotas, donde golpea el sol,
y el árbol muerto no da abrigo, el grillo no conforta,
y la piedra seca no da rumor de agua. Sólo
hay sombra bajo esta roca roja
(ven bajo la sombra de esta roca roja),
y te mostraré algo diferente
de tu sombra que por la mañana le sigue a grandes pasos
o de tu sombra que por la tarde sube a tu encuentro;
te mostraré el pavor en un puñado de polvo.


Frisch weht der Wind
Der Heimat zu
Mein Irisch Kind
Wo weilest du? (2)

"Hace un año me diste jacintos por primera vez;
me llamaron la muchacha de los jacintos."
—Pero cuando volvimos, tarde, del Jardín de los Jacintos
tus brazos cargados, y tu pelo mojado, no podía
hablar, y mis ojos se nublaron, no estaba
ni vivo ni muerto, ni sabía nada,
mirando en el corazón de la luz, el silencio.
Oed' und leer das Meer. (3)

Madame Sosostris, famosa clarividente,
tenía un fuerte resfriado, sin embargo
pasa por ser la mujer más sabia de Europa,
con un perverso mazo de cartas. Aquí, dijo ella,
está tu carta, el Marinero Fenicio ahogado,
(perlas son éstas que fueron sus ojos. ¡Mire!)
Aquí está Belladonna, la Dama de las Rocas,
la dama de las situaciones.
Aquí está el hombre de los tres bastos, y aquí la Rueda,
y aquí el mercader tuerto, y esta carta
en blanco es algo que él lleva sobre su espalda
que me está prohibido ver. No encuentro
al Colgado. Tema la muerte por agua.
Veo multitudes de gente, dando vueltas en círculo.
Gracias. Si ve a la querida señora Equitone,
dígale que yo misma le llevaré el horóscopo:
en estos tiempos hay que ser muy prudente.

Ciudad irreal,
bajo la parda niebla de un amanecer de invierno,
una muchedumbre fluía por el Puente de Londres, tantos,
no creí que la muerte hubiera deshecho a tantos.
Se exhalaban suspiros, breves y espaciados,
y cada cual fijaba sus ojos ante sus pies.
Afluían cuesta arriba, bajaban por King William Street,
hacia donde Santa María Woolnoth señalaba las horas
con un sonido sordo en el toque final de las nueve.
Allí vi a uno que conocía, y lo detuve, gritando: ¡Stetson!
¡Tú que estuviste conmigo en las naves de Mylae!
¿Aquel cadáver que el año pasado plantaste en tu jardín,
ha comenzado a brotar? ¿Florecerá este año?
¿O la súbita escarcha perturbó su lecho?
¡Oh, manten lejos de aquí al Perro, que es amigo de los hombres,
o volverá a desenterrarlo con sus uñas!
¡Tú! hypocrite lecteur!, —mon semblable,— mon frere!"


T.S. Eliot (E.E.U.U./Inglaterra, Saint Luis, 1888- Londres, 1965)
(Versión de Alberto Girri)

(1) No soy para nada rusa, lituana de origen, alemana pura.
(2) Fresco sopla el viento/hacia la patria,/mi niña de Irlanda/¿dónde estás?)
(3) Desierto y vacío está el mar.
I. THE BURIAL OF THE DEAD



April is the cruellest month, breeding
Lilacs out of the dead land, mixing
Memory and desire, stirring
Dull roots with spring rain.
Winter kept us warm, covering
Earth in forgetful snow, feeding
A little life with dried tubers.
Summer surprised us, coming over the Starnbergersee
With a shower of rain; we stopped in the colonnade,
And went on in sunlight, into the Hofgarten,
And drank coffee, and talked for an hour.
Bin gar keine Russin, stamm' aus Litauen, echt deutsch.
And when we were children, staying al the archduke's,
My cousin's, he took me out on a sled.
And I was frightened. He said, Marie,
Mane, hold on tigh. And dowh we went.
In the mountains, there you feel free.
I read, much of the night, and go south in the winter.

What are the roots that clutch, what branches grow
Out of this stony rubbish? Son of man,
You cannot say, or guess, for you know only
A heap of broken images, where the sun beats,
And the dead tree gives no shelter, the cricket no relief,
And the dry stone no sound of water. Only
There is shadow under this red rock,
(Come in under the shadow of this red rock),
And I will show you something different from either
Your shadow at morning striding behind you
Or your shadow at evening rising to meet you;
I will show you fear in a handful of dust.

Frisch weht der Wind
Der Heimat zu
Mein Irisch Kind,
Wo weilest du?

"You gave me hyacinths first a year ago;
"They called me the hyacinth girl."
—Yet when we came back, late, from the Hyacinth garden,
Your arms full, and your hair wet, I could not
Speak, and my eyes failed, I was neither
Living nor dead, and I knew nothing,
Looking into the heart of light, the silence.
Oed' und leer das Meer.

Madame Sosostris,famous clairvoyante,
Had a bad cola, nevertheless
Is known to be the wisest woman in Europe,
With a wicked pack of cards. Here, said she,
Is your card, the drowned Phoenician Sailor,
(Those are pearls that were his eyes. Look!)
Here is Belladonna, the Lady of the Rocks,
The lady of situations.
Here is the man with three staves, and here the Wheel,
And here is the one-eyed merchant, and this card,
Which is blank, is something he carries on his back,
Which I am forbidden to see. I do not find
The Hanged Man. Fear death by water.
I see crowds of people, walking round in a ring.
Thank you. If you see dear Mrs. Equitone,
Tell her I bring the horoscope myself:
One must be so careful these days.

Unreal City,
Under the brown fog of a winter dawn,
A crowd flowed over London Bridge, so many,
I had not thought death had undone so many.
Sighs, short and infrequent, were exhaled,
And each man fixed his eyes before his feet.
Flowed up the hill and down King Wiliam Street,
To where Saint Mary Woolnoth kept the hours
With a dead sound on the final stroke of nine.
There I saw one I knew, and stopped him, crying: "Stetson!
"You who were with me in the ships at Mylae!
That corpse you planted last year in your garden,
"Has it begun to sprout? Will it bloom this year?
"Or has the sudden frost disturbed its bed?
"Oh keep the Dog far hence, that's friend to men,
"Or with his nails he'II dig it up again!
"You! hypocrite lecteur! —mon semblable, —mon frère!"


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