Solos en una habitación muy amplia.
El caballo negro
obstruyendo el avance
de la dama.
Las manos, la botella junto al vaso,
los labios, el vino.
El mentón está sobre el brazo,
el brazo sobre el tablero,
inclino la cabeza
y alcanzo a ver mi expresión
en el líquido oscuro.
Un sonido breve, agudo, lejos
que se repite
y nos distrae.
Si tuviera olor sería un eucaliptus.
Como si tus brazos me envolvieran
me alcanza con rozar tus dedos
y te digo:
me acuerdo de la imagen de peces raros en un sueño
"¿con qué relacionas los peces...?"
la imagen de tres o cuatro peces naranjas, irisdiscentes,
que se curvan encendidos
formando círculos, enlazados
"¿qué luz proyectan...?
¿de qué color tiñen el agua?"
Totalmente ausente yo
iba por un pasaje extraño
con una niña rubia
buscando máscaras y vestidos
por las habitaciones
de un gran edificio con luz artificial y mucha humedad.
Entonces, tres esferas de carne
una a una
salieron por mi boca
no sé qué hacer con ellas,
las guardo en mi bolsa
y un rato las llevo conmigo
la primera se disuelve en cangrejos
y pequeños insectos marinos,
de la segunda nacen peces.
No me acuerdo qué pasó con la tercera.
"¿tenías peces adentro tuyo?"
Vanina Colagiovanni (Buenos Aires, Argentina, 1976)
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