martes, 6 de enero de 2009

Perch'io no spero di tornar...(dos versiones)






















Porque no espero volver jamás,
baladita, a Toscana,
ve tú ligera y llana
donde está la dueña mía,
que por su cortesía
te honrará.

Le llevarás noticias de suspiros
llenas de duelos y de pavura,
pero cuidado con los enemigos
de la gentil natura,
no sea que por desventura
seas atacada.
Si no fueras respetada
mi angustia aumentaría
y más allá de la muerte llevaría
llanto y nuevo dolor.

Tú sabes, baladita, que la muerte
me oprime tanto que la vida me abandona
y sabes cómo el corazón late tan fuerte
por aquello que el espíritu razona.
Está tan destruida mi persona
que no puedo sufrir:
si me quieres servir
lleva mi alma contigo
(mucho te lo ruego)
cuando abandone el corazón.

Ay baladita mía, a tu amistad
esta alma que tiembla la encomiendo,
llévala contigo, que inspire piedad,
a aquella bella dama a quien te envío.

Ay baladita dile suspirando
cuando a ella te presentes:
"Esta, vuestro sirvienta,
llega para estar con vos:
viene de parte de aquel
que fue siervo de tu amor".

Tú, voz, asustada y débil
que llora el corazón doliente,
con el alma y con esta baladita
ve razonando de la ruinosa mente.
Encontrarás una dama placentera,
de tan dulce intelecto,
que te deleitará
estar con ella siempre,
Alma, y la adorarás
siempre, por su valor.



Guido Cavalcanti


(Traducción de Jorge Aulicino)

Porque no espero volver jamás,
oh balada, a Toscana,
ve tú, ligera y simple,
derecho hacia mi mujer
que, por su cortesía,
te honrará mucho.

Llevarás noticias de suspiros
llenos de dolor y mucho miedo;
pero cuídate de que no te mire
el que sea enemigo de la gentileza;
pues, por desgracia mía,
tú encontrarías oposición
y te reprenderían tanto
que aún después de muerto
sentiría angustia,
llanto y más dolores.

Tú sientes, oh balada, que la muerte
me ciñe tanto que la vida me abandona,
y sientes cómo el corazón se agita fuerte
por lo que dice cada espíritu.
Mi persona ya está tan destruida
que no lo puedo soportar;
si quieres ayudarme,
llévate mi alma,
te lo suplico,
cuando huya del corazón.

Oh balada querida, a tu amistad
encomiendo esta alma mía que tiembla:
llévatela contigo, en su piadoso estado,
a la hermosa mujer a quien te mando.
Oh balada, dile suspirando
cuando tú estés en su presencia:
"Esta servidora vuestra
viene para estar con vos;
ha partido de aquel
que fue siervo de amor".

Tú, oh voz consternada y débil
que sales llorando del corazón doliente,
conversa de la mente destruida
con el alma y con esta balada.
Encontraréis a una agradable mujer
de tan suave intelecto
que os deleitará
estar con ella siempre.
Oh alma mía, adórala tú
siempre, a causa de su virtud.



(Traducción de Oreste Frattoni)

Perch'io no spero di tornar giammai,
ballatetta, in Toscana,
va tu, leggera e piana,
dritt' a la donna mia,
che, per sua cortesía,
ti fará molto onore.

Tu porterai novelle di sospiri,
piene di doglia e di molta paura;
ma guarda che persona non ti miri,
che sia nemica di gentil natura;
chè certo, per la mia disaventura,
tu saresti contesa,
tanto da lei ripresa,
che mi sarebbe angoscia
dopo la morte, poscia:
pianto e novel dolore.

Tu senti, ballatetta, che la morte
mi stringe sì che vita m' abbandona,
e senti come'l cor si sbatte forte
per quel che ciascun spirito ragiona.
Tanto è distrutta già la mia persona
ch'i' non posso soffrire;
se tu mi vuo' servire,
mena l' anima teco,
molto di ciò ti preco,
quando uscirà del core.

Deh! ballatetta, alia tua amistate
quest'anima che trema raccomando:
menala teco ne la sua pietate
a quella bella donna a cui ti mando
Deh! ballatetta, dille sospirando,
quando le se'presente:
"Questa vostra servente
vien per istar con vui,
partita da colui,
che fu servo d'amore".

Tu, voce sbigottita e deboletta,
ch' esci piangendo de lo cor dolente
coll'anima e con questa ballatetta
va ragionando della strutta mente.
Voi troverete una donna piacente
di sì dolce intelletto,
che vi sarà diletto
davanti starle ognora.
Anima, e tu l'adora
sempre nel su'valore.






Guido Cavalcanti. (Florencia, h. 1260-Sarzana, actual Italia, 1300) Poeta italiano. De familia noble y próxima al partido de los güelfos, se casó con Beatrice, hija del jefe gibelino Farinata degli Uberti, demostrando su escaso interés por las luchas partidistas de la época. Estudió retórica y filosofía, recibiendo en especial la influencia del averroísmo. Amigo de Dante, juntos encabezaron el movimiento poético italiano del dolce stil nuovo, que entronca con la lírica medieval del amor cortés, y cuyo manifiesto podría considerarse el poema de Cavalcanti Donna mi prega... Peregrinó a Santiago de Compostela, y se cree que fue durante el viaje, en Toulouse o en Nîmes, cuando conoció a la dama que aparece en sus poemas, Mandetta. Fue entonces también cuando escribió una de sus baladas más conocidas, Perch’io non spero. El 24 de julio de 1300 fue expulsado de Florencia, con motivo del recrudecimiento de las luchas entre las dos facciones enfrentadas, güelfos y gibelinos, y tuvo que exiliarse en Sarzana, donde contrajo el paludismo, enfermedad que le llevó a la muerte.
La primera traducción pertenece a las "Rimes" de Cavalcanti, editada por Selecciones Amadeo Mandarino, cuyo envío agradezco a Jorge Aulicino.



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