sábado, 17 de octubre de 2009

LA LECHUZA














Volví a ver mi mundo a través de tus ojos
como volvería a verlo por los ojos de tus hijos.
A través de tus ojos era extraño.
Los espinos comunes eran raros forasteros,
un misterio de fábulas y hechos raros.
Cualquier ser salvaje, con patas, en tus ojos
emergía como un signo de admiración,
cual si hubiera aparecido ante unos comensales
en el centro de la mesa. Los patos silvestres
eran artefactos venidos de algún mundo sobrenatural,
sus galanteos eran un film hipnagógico
desenrollado por el río. Imposible
comprender el placer de sus patas
en el agua gélida. Tú eras una cámara
registrando reflexiones para ti insondables.
Yo hice que mi mundo se desviviera por ti.
Tú lo acogiste por entero con una alegría incrédula,
como una madre recibe a su hijo
de manos de la partera. Tu frenesí me aturdía.
Despertaba mi infancia taciturna y extática
de quince años atrás. Mi obra maestra
advino aquella negra noche en el camino a Grantchester.
Sorbí el débil quejido gutural de un conejo
de mi nudillo mojado, junto a un matorral
donde había una lechuza leonada, inquisitiva.
De pronto, levantó vuelo desplegando las alas
sobre mi rostro, tomándome por un poste.


Ted Hughes (Inglaterra, Mytholmroyd, 1930-Leicester, 1998)

(Traducción de Zoraida J. Valcárcel)

The Owl

I saw my world again through your eyes
As I would see it again through your children's eyes.
Through your eyes it was foreign.
Plain hedge hawthorns were peculiar aliens,
A mystery of peculiar lore and doings.
Anything wild, on legs, in your eyes
Emerged at a point of exclamation
As if it had appeared to dinner guests
In the middle of the table. Common mallards
Were artefacts of some unearthliness,
Their wooings were a hypnagogic film
Unreeled by the river. Impossible
To comprehend the comfort of their feet
In the freezing water. You were a camera
Recording reflections you could not fathom.
I made my world perform its utmost for you.
You took it all in with an incredulous joy
Like a mother handed her new baby
By the midwife. Your frenzy made me giddy.
It woke up my dumb, ecstatic boyhood
Of fifteen years before. My masterpiece
Came that black night on the Grantchester road.
I sucked the throaty thin woe of a rabbit
Out of my wetted knuckle, by a copse
Where a tawny owl was enquiring.
Suddenly it swooped up, splaying its pinions
Into my face, taking me for a post.

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