miércoles, 4 de noviembre de 2009

20 HAIKUS


Suenan guitarras.

La voz canta tristezas
de amores rotos.


Limpia el espejo.
Afila la navaja.
Corta su lengua.


Da pena verla:
la casa demolida
Cartel de venta.


Barre la escoba
partículas de polvo,
chispazos de luz.


Verdulería:
el niño estornuda;
brillan las uvas.


Dientes de vidrio
sobre las medianeras:
jardín de presos.


Hundo la pala
en la tierra húmeda
murió mi gato.


Rompo las nueces
y destapo botellas;
mañana me iré.


En la penumbra
horizontal
del cuarto
sudan dos cuerpos.


Verde perejil
sobre blanco almidón
manjar sencillo.


Nidos caídos
después de la tormenta;
pichones muertos.


El vaso lleno.
La botella vacía.
Puños cerrados.


Ella no llega.
Los músicos afinan
los instrumentos.


Una flor seca
cae del viejo libro:
mi primer amor.


Alquitrán duro.
Ya no fuman mis pipas;
maderas sabias.


A la deriva,
perdido en la ciudad:
un globo rojo.


La teclas blancas.
Los dedos amarillos.
Las teclas negras.


De madrugada.
Solo en la cocina,
pensando en vos.


Es infalible:
la flor del jacarandá
tiñe noviembre.


Fuera del mundo.
Solo en la bañera;
canto bajito.


(De: 100 haikus)
Santiago Espel (Argentina, Capital Federal, Bs.As., 1960)

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