viernes, 2 de julio de 2010

NO SABEMOS CÓMO DECIRNOS ADIÓS







Dejé de sonreír,
el viento helado congela los labios,
hay una esperanza menos,
habrá una canción más.
Y esta canción, sin ganas,
se la daré a la risa y a los reproches
porque el alma no puede soportar
el dolor del amor que calla.



17 de marzo 1915


Я улыбаться перестала,
Морозный ветер губы студит,
Одной надеждой меньше стало,
Одною песней больше будет.
И эту песню я невольно
Отдам за смех и поруганье,
Затем, что нестерпимо больно
Душе любовное молчанье.

17 марта 1915


No sabemos cómo decirnos adiós.
Erramos por ahí, juntos, hombro con hombro.
El sol está bajando,
vas pensativo y yo silenciosa.

Entremos en una iglesia para ver
misas de difuntos, bautismos, casamientos
y sin mirarnos, saldremos.
¿Por qué somos tan diferentes del resto?

O sentémonos en el cementerio,
sobre la nieve pisoteada, suspirando frágilmente.
Con esa rama trazarás mansiones
donde estaremos siempre los dos.



Anna Ajmátova
(Traducciones: Natalia Litvinova)



Anna Ajmátova (Anna Andréievna Gorenko; Odesa, Ucrania, 1889 - Domodedobo, Rusia, 1966) Poeta rusa. Pasó su infancia y adolescencia entre Tsarkoe Selo y Kiev. Al divorciarse sus padres en 1905, Ajmátova partió con su madre a Crimea, de donde partirá, a su vez, para Kiev, al objeto de terminar sus estudios secundarios y estudiar Derecho. En San Petersburgo, por último, seguirá los cursos de altos estudios de Literatura e Historia. Fundó, junto a los poetas N. Gumiliov (con quien se casó en 1910) y Serguéi Gorodetsky, el movimiento poético ruso conocido como "acmeísmo", que constituyó una reacción contra la vaguedad y el misticismo decadente del simbolismo, en favor de las imágenes concretas y la realidad inmediata. De métrica conservadora, su concepción de la rima es enteramente clásica, herencia directa de A. Pushkin, su gran maestro. La poesía de Ajmátova es un perpetuo diálogo con la vasta tradición poética en la que se inscribe Horacio, Dante, W. Shakespeare y el propio A. Pushkin y con sus contemporáneos O. Mandelshtam y T. S. Eliot. Sus dotes se revelaron muy pronto y sus tempranos versos se imprimieron en 1907. Su primer libro, Anochecer (1912), tiene como tema central el amor, con versos breves, sencillos e intimistas, intentando constantemente el diálogo entre el lector y la autora. Su estilo se perfeccionó muy pronto y apenas cambió en el transcurso de su vida. Tras la revolución comunista de 1917, en su obra aparecieron motivos cívicos, patrióticos y religiosos, sin que ello incidiera en la intensidad y originalidad de su voz. De este período destacan sus poemarios Belaia staia (1917) y Podorozhnik (1921), por los que fue criticada y catalogada de burguesa y aristocrática. Tras la publicación de Anno Domini MCMXXI (1921), dejaron de aparecer originales suyos, hasta la edición de Iz shesti knig (1940), una compilación de su obra anterior. Durante la guerra comenzó su largo y reconocido Poema bez geroia (1940-1962), obra de extraordinaria complejidad que constituye una suerte de suma lírica de toda la filosofía y la poética de Ajmátova, que no apareció hasta 1966. Su emotivo ciclo en memoria de las víctimas de Stalin, entre las que estuvo su hijo Lev, Requiem (1935-1940), está considerado una obra maestra y un monumento poético al sufrimiento del pueblo soviético bajo la dictadura estalinista. Después del "deshielo" en el ámbito de la cultura, que se produjo tras la muerte de Stalin, Ajmátova fue parcialmente rehabilitada. En 1958 apareció un nuevo volumen con su poesía y algunas traducciones de poemas de G. Leopardi y R. Tagore. Dentro de su variada y vasta obra también destacan los poemarios Chetki (1912) y Beg vremeni (1965). Escribió numerosos ensayos sobre Pushkin, recogidos en el volumen O Pushkine: statí i zametki (1977). Publicó unas memorias donde relata sus estrechas relaciones con A. Blok, Amedeo Modigliani y Mandelshtam. Sufrió la censura en razón de su "misticismo, erotismo e indiferencia política", y en 1946 fue expulsada de la Unión de Escritores Soviéticos. En vida fue objeto de constantes ataques y sólo unos años antes de su muerte recibió la aprobación y el elogio de sus contemporáneos en su país y en el extranjero. Su funeral, celebrado en la catedral de San Nicolás, en San Petersburgo, fue multitudinario.


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