Mira, abuela
aquél árbol que agoniza
amortajado en su raíz
¿Qué podemos
darle como alivio?
¿Azúcar?
Mira aquel otro
que ya es leña
agusanada y podrida
Atrás quedaron
su color y
su movimiento
Una vez
cantaste, abuela
una canción de amor
Yo sufría
y el río
traía camalotes
Mi madre, lejana
había muerto de peste
Y mi padre
de extrañarla
en otro suelo
Tú cantaste
la canción
para distraerme
Todo lo recuerdo
cuando llega
el otoño
Ahora
nos quedamos solos
tú y yo
Sin compañía
sin hojas y sin nada
de nada
Cántame, abuela
aquella canción
cántala nuevamente
Que no quiero
morir
como mi padre.
Cófreces y Muñoz
(Tigre, 2010)
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