miércoles, 30 de marzo de 2016

REGALO (un atardecer)


¿Viste el río?
hoy está más hermoso que nunca, 
rayos dorados lo atraviesan.
Camino hacia el sol, 
tengo los ojos achinados y el ceño fruncido
de tanta luz.
Soy un bichito encandilado
por esa estrella
y viajo directo,
hipnotizada por tanto oro.
¿Ves el río? 
nunca es el mismo,
es todos los paisajes a la vez
o quizás es la mirada lo que lo vuelve distinto.
Suavemente el sol se va acostando
por el río, en el río
como cuando se pasa un niño dormido
de los brazos a la cama, así, despacio
para no despertarlo del sueño.



BLANCA

Por amor estamos vos y yo acá.
No hay otro motivo, tu llegada y mi llegada
vienen de la fuerza creadora del universo.
Vos y yo nos encontramos por amor,
porque el amor nos trajo, nos parió, nos moldeó.
Y yo te digo y te repito mientras vos miras para otro lado
y te tapas los oídos, que es por amor que estamos acá.
Y a vos te da tanto miedo ese sonido,
te aterra tanto escuchar esa palabra de mi boca,
que te alejas y me alejas o viceversa.
Y si, yo podría decir que fue el azar, la suerte,
pero seguiría siendo lo mismo, se sentiría igual...
Hasta podría borrar la conexión de esas cuatro letras
para evitar tu distancia,
pero estoy cansada de fingir, harta de vivir con miedo.
Y me libero (y te libero) diciendo que esto es amor,
aunque no haya miles de estrellas brillando ahí afuera.
Esto es amor,
porque es como escuchar a Spinetta 
y no entender bien -cómo ni por qué-
se tiene la certeza de que así se siente amar.



ENTONCES

Entonces nos envolvió el silencio
y ya no supimos qué hacer 
después de tanta música juntos.
Entonces vino ese letargo 
y la sensación de muerte próxima. 
Yo no busqué flores en el jardín,
ni me asombré al ver las mariposas
desplegar colores en el aire.
Sólo vi los bichos muertos
desparramados por el piso,
como souvenirs de la vida de ayer.
El sol no fue luz, sólo ceguera
y me resguardé en la oscuridad
de apretar los párpados hasta que pase.

Que pase el momento en el que los gusanos 
se atragantan con nuestros recuerdos
y todos los días que no vinieron.



Ana Lucía Vergara




Ana Lucía Vergara nació el 2 de marzo de 1990 en Paraná, Entre Ríos. A los nueve años se mudó a Villaguay, ciudad donde en su adolescencia comienza a participar de las reuniones de la Asociación Villaguayense de Escritores (AVE) y posteriormente de la agrupación juvenil de escritores “Utopía”, con el cual publica un pequeño libro de poesías: “Letramorfosis: eterna búsqueda de la luz” (2007).






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