viernes, 1 de abril de 2016

EPITAFIO


























I

Cuando la brasa muere
es como el tiempo:

un hueso negro 
una vana materia 
derramada entre los dedos.


II

El fuego será ahora
una memoria inútil.  

Hablar 
es el modo
de sostener aún la noche.



DESIDIA

todo tu cuerpo canta 
como la lluvia 

pero qué sabe la lluvia
sobre la sed

y qué sabrá jamás
del espejismo

y su manera de mantenerme 
siempre alerta
sobre el horizonte

todo tu cuerpo canta
como la lluvia

pero mi sed 
ya no le pertenece al agua



PREGUNTA A UNA AUSENCIA QUE PASA

¿Quién es la que habla en mí
si al querer decir mar
        digo borrasca,
si al pronunciar tu nombre
el aire
       se derrama
                     en el aire
como un llanto imposible?

No soy sólo yo la que tiembla.

Siento cómo 
toda la habitación
se estremece.



ISLA

La isla urdió sus redes
con artilugio maestro:

es posible obviar el mar
pero no el viento

y el viento aúlla siempre
todo lo que el resto calla.



PICOROCO

ranura del agua 
por donde un hueso de sal
clava su raíz 
para expandir la piedra.

Así es como el mar
entra en la piedra
para salir del mar

(del modo en que el hombre
entra en un viaje 
o en un sueño
para salir del hombre).




Florencia Lobo





Florencia Lobo nació en S. M. de Tucumán en 1984 y vive en Ushuaia desde ese mismo año, con algunas intermitencias por viajes y estudios en el medio. Luego de incursionar en las carreras de Cine y de Letras, estudió Corrección de Textos. Colaboró con la revista literaria Rodia. De fines de 2011 a fines de 2015 trabajó en la Editora Cultural Tierra del Fuego –dependiente de la Secretaría de Cultura provincial–, de la que estuvo a cargo el último año. Actualmente se dedica a la corrección. No tiene libros publicados.






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