1
Sálvate de tu madre y del padre de tu madre
y de la madre del padre. Sálvate de tus hijos
y de los hijos de tus hijos. Sálvate de la tradición,
de la escoria. Sálvate por el
hallazgo, por la ambición
de entrar solo por una puerta
que da a un lugar solo.
Sálvate y queda mirando ese
desierto: ciénagas de hambre,
ciénagas de sombra;
sé un sueño solo sin voces ni
gritos: tu huésped.
2
Se debe ser
paciente y esperar
el golpe o
el sonido o el relato
del golpe.
No se necesita nada
de ninguna
cosa de nadie: no
se trata de
explicar ni hacer ni escribir:
sólo habrá
un ruido, una cáscara
que se
desprende, unos pensamientos
que caen:
una cortina
de lluvia en todo el mundo.
6
Como si toda
la vida se estuviera
tumbado boca
arriba, mirando
el cielo,
los dibujos del cielo,
haciendo
preguntas para una palabra
que nunca
llega, para algo que nunca
sucede.
10
Lástima
cuando uno ve el borde y trata,
por pobreza y miedo, de no
dañarse
demasiado. Lástima, por no ir
más allá, allá donde esperamos
que pasen
las cosas, que pase, si algo
pasa,
en la vida. Quiero decir la vida
que flota en el vacío como un
punto,
un pájaro: lástima
por mí que no puedo
y por los otros que no pueden
lástima
porque no viene la redención
no llega la plegaria
no viene la cura.
18
Entre las cosas viejas, entre las cosas
que uno guarda como viejas,
encontré,
un ovillo de papel viejo, un
dibujo.
No lo había olvidado, pero con
los años
todo se hace flaco, se entumece
la memoria.
Abrí la cartulina, la clavé en
una pared
y miré largo rato ese cuerpo
austero,
cara, ojos, boca, lo joven
intacto.
Entonces le hablé, hablé a ese
que fui,
y era ajeno, extraño a mi
corazón.
Sin arrepentimiento volví a
ovillarlo
y lo guardé en el lugar de lo
viejo.
Después caminé por la casa y vi
un jardín
(que no tengo) y leopardos que
eran pumas
y panteras o pájaros altos (que
no conozco)
y también cebras que eran burros
o asnos
y la cola de un caballo blanco y
la seda
de una yegua dormida como un
gato.
Me dije, entonces, que el
recuerdo era otro
y la memoria otra: una trampa
que ardía,
extranjera, monótona, como la
vida.
23
No sé por qué es mejor escribir
una carta.
No sé por qué escribir es, a veces, más fácil
que hablar. No sé ni siquiera qué quiero decir;
y tampoco hablar puedo. No sé,
no sé nada
de cartas, escritura, hablar.
Pero hago, hago
algo que siento, debo:
escribirte.
Digo, sólo, hacer algunas
palabras y ponerme
a oír con la oreja pegada a unos
pensamientos
que se forman y deforman; lo
otro, lo que late
otro: es una confinación, un
espejo, un desierto
donde dos se miran en un hoyo de
agua y son
distintos. Digo, un arroyo que
va como ausencia,
en distinta corriente, y va y va
entre costas,
orillas.
No sé por qué es mejor escribir
una carta, escribirte,
mientras el tiempo es pausa o
perspectiva
anudado a otra marea, otro sube
y baja, otro
andamio, otro equilibrista sobre
el hilo: lo tenso
de las púas sobre el pie, lo descalzo.
33
Esas flores, casi secas, que
insisten
en el color, que insisten a la
parecida
belleza del primitivo color,
esas flores
que parecen mirar el tiempo,
resistirlo,
anudarlo, hacerlo quieto,
eterno, único,
van a caer, rancias, oscuras.
Esas flores,
en su costumbre cotidiana de
durar
se parecen al hábito del café,
el cigarrillo,
la amistad, el amor; esas flores
fatigadas que nos miran y
miramos
se parecen a nosotros.
Jorge García Sabal
Jorge García Sabal. Poeta
argentino, nació en Balcarce, Provincia de Bs.As., en 1948 y murió en Buenos
Aires, en 1996. Obra publicada: El fuego
de las aguas (Botella al mar, Buenos Aires, 1979, Premio Fondo Nacional de las
Artes 1981); Mitad de la vida (Editorial de Rawson, 1983, Premio Miguel
Hernández, Municipalidad de Comodoro Rivadavia, Chubut); Lugares propios
(Libros de Tierra Firme, Buenos Aires, 1987); Tabla rasa (Ediciones del Dock,
Buenos Aires, Premio La Nación, 1990);
Sutura (Libros de Tierra Firme, Buenos Aires, 1994) y Antología poética
(Ediciones del Dock, Buenos Aires, 1998).
Gracias por el post, no conocìa a este poeta. El pequeño extracto presentado me resulta de una profundidad magnìfica e incòmoda.
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ResponderEliminarlos textos 2 y 18 !!!!!!
qué poeta, por dios !