jueves, 29 de marzo de 2018

NOTICIAS DE LA BELLE ÉPOQUE

























Donde se cierra una puerta no siempre se abre otra.
Estos axiomas nunca funcionan
con certeza, pero cierta gente termina
haciéndoles caso. Anotan la doble oración
en una libreta, repasan la amenaza, absorben
la alegría de mostrarse fuera de límites.
En verdad, se trataba de un portón mal cerrado
un viejo garaje desde donde aún puede
olerse la densidad de un grupo de jóvenes
en su intento de darle nombre a una banda
de rock. El mundo se parecía y mucho
a este vapor caliente que atraviesa la ciudad;
los árboles apenas recortados por una bruma
venida de antiguos canales de riego, y donde
las estructuras parecieran formas ebrias,
ahora dispuestas como cáscaras de edificios
a medio deshacer, tras el choque entre
la imagen de la nueva fundación
y la raíz cuadrada de la antigua modernidad. Alguna
vez, la idea de usurpación pareció una fuente
propicia de materia prima, y por eso mismo
un grupo de talentos en vía de desarrollo
pertenece a un hormiguero que no se somete
a ninguna ley ni se deja planificar, y así
volverán a triunfar sobre una humanidad
oscura, e impenetrable. Los cambios
llegaron demasiado rápido. Ya los vecinos
no preguntan por la contaminación sonora,
y siquiera se muestran interesados
por los horarios de ensayo. Plantado
el fresno, ya sobrepasó el garaje; ahora
es sencillo pasar una aguja por un camello,
mientras el desierto interrumpe cualquier
trabajo esclavo. Pensabas que un árbol
jamás crecería a tu ritmo. No hay asunto
que no pueda sobrestimarse. Bien, los poemas
siempre vienen de otro mundo, y nadie
está preparado para ignorarlos, como si
amasáramos un sonido mixto, una estación
perenne, la puesta a punto de un instrumento
cuya sensación participa del abandono
repentino. Cerrá la puerta, porque todo cambió.
Las iglesias dieron un vuelco, y ahora son
depósitos de aire fresco. Los garajes
fueron arrancados de una lista de nombres
propios. Ya nadie toca música en ellos.
Mi respiración, y el aire que se fuga,
no parten de la misma novedad.




¿ES TAN DIFÍCIL HACERSE ENTENDER?

Si cuando se habla sólo se replica
es que nada estamos diciendo
de nosotros mismos. No se puede
uno refugiar en el arquetipo
del adolescente para comprender
qué le ocurre a un hijo por fuera
del control insuficiente de los padres.
Nada alcanza, apenas un abrazo.
Hoy me pidió uno mi hija, los dos
solos en la terraza de Radio Universidad.
El abrazo y la fuerza de ese abrazo son
el lenguaje de las carencias y la abundancia
que ellos desean recibir. Quieren oler
qué se siente estar dentro del padre.
Lo que percibimos, eso creo, es que ese
abrazo será insuficiente para quien lo recibe,
porque se vuelca sin miramientos detrás
de una lengua pre-digerida. Debo definir
más cosas de las previstas, antes que sean
asunto consumado. Y porque a una persona
se le puso un nombre para que marche,
no para que refracte en su semilla.



Mario Arteca





Mario Eduardo Arteca nació en La Plata, Argentina, en 1960. Trabaja como periodista. Publicó: "Guatambú", "La impresión de un folleto", Bestiario búlgaro". En antologías: "Jardim de Camaleoes" (San Pablo, Brasil); "Actual Triantología" (Homúnculus, Lima); "Naranjos de fascinante música" (Libros de la talita dorada, City Bell) y "Pulir huesos" (Galaxia Gutenberg/Círculo de Lectores, Barcelona). Publicó críticas en ya desaparecido Diario de Poesía, y algunos de sus textos fueron recogidos en "Mandorla", publicación anual de la Universidad de Illinois, y en Hispanic Poetry Review, de la Universidad de Texas, entre otros. La editorial VOX edito en 2008 su libro "Cinco por uno". En 2009, la editorial mexicana Bonobos publicó"Géminis" y la chilena La Calabaza del Diablo, "Nuevas impresiones"; siguieron los libros: La orquesta de bronces (Goles rosas, Mar del Plata, 2010); el pekinés (Determinado rumor, 2011); Vinilo y Circular (ambos, en Lumme editor, Sao Paulo, Brasil, 2012); Géminis (Vox, 2012); El pronóstico de oscuridad (2013); Hotel Babel (2014) y Noticias de la belle époque (2015), entre muchos otros.  Fue traducido al inglés, alemán, francés y portugués.







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