lunes, 28 de mayo de 2018

Lo más bello es lo que uno ama








































Ven aquí, a mí, desde Creta, a este sagrado
templo, donde te espera un delicioso recinto sagrado
de manzanos, y altares perfumados
con incienso.
y en él el agua fresca resuena a través de las ramas
de los manzanos, todo el lugar está cubierto
con las sombras de los rosales, y el sueño se desliza
entre las hojas temblorosas.
y en él un prado en el que pacen caballos está cubierto
de flores primaverales, y los vientos
soplan dulcemente ...
y aquí, tú, Cipris, tomando las ínfulas,
vierte en doradas copas
el néctar delicadamente mezclado
en los festines.


***

Dicen unos que lo más bello sobre la tierra oscura
es un ecuestre tropel, la infantería otros, y esos,
que una flota de naves; pero yo afirmo
que lo más bello es lo que uno ama.
Y es muy fácil hacerlo comprensible a cualquiera.
Pues aquella que en belleza muchísimo aventajaba
a todos los humanos, Helena, a su esposo,
un soberano ilustre, lo abandonó
y partió por el mar hacia Troya,
sin acordarse de su hija ni sus padres,
para nada, porque la impulsaba Cipris.


***

Sigue siendo mi amigo
pero busca una esposa más fresca,
que vivir no podría contigo
siendo yo la más vieja.


***

...Y a mis amigas hermosos cantos
cantaré ahora para alegrarlas.



Safo


(Traducción: Elena Galardo)



Safo (Lesbos, actual Grecia, s. VII a.C.-id., s. VI a.C.). Poetisa griega. Pocos datos ciertos se tienen acerca de Safo, de quien tan sólo se conservaron 650 versos, extraídos de citas tardías y del moderno estudio de papiros. Vivió toda su vida en Lesbos, con la excepción de un corto exilio en Sicilia motivado por las luchas aristocráticas. Supuestamente perteneciente a la aristocracia, llevó la vida propia de las mujeres de la clase alta, alejadas necesariamente del ambiente de luchas e intrigas políticas; según una tradición que parte de Anacreonte, era homosexual. Se la ha presentado siempre como profesora de una escuela de poesía fundada por ella, lo que es difícil de certificar, aunque sí es cierto que convivía con sus compañeras en un clima distendido y propicio a la contemplación y recreación en el arte y la belleza. De su obra, que al parecer constaba de nueve libros de extensión variada, se han conservado algunos Epitalamios, cantos nupciales para los cuales creó un ritmo propio y un metro nuevo, que pasó a denominarse sáfico, y fragmentos de poemas dirigidos a algunas de las mujeres que convivían con ella. En ellos se entrevé la expresión de una subjetividad que se recrea en sutiles oscilaciones de ánimo, en un intento de dar forma a la pasión. Presenta la pasión amorosa como una fuerza irracional, situada entre el bien y el mal, que se apodera del ser humano y se manifiesta en diversas formas, como los celos, el deseo o una intangible nostalgia, e incluso produce reacciones físicas, como las que describe detalladamente en uno de sus poemas, el más completo que se ha conservado de ella. Su poesía tuvo un gran éxito ya en la Antigüedad, y sirvió de fuente de inspiración a grandes poetas, como Teócrito o Catulo ya a partir de la época alejandrina se puso de manifiesto el interés por conservar su obra e intentar descubrir nuevas partes. A pesar de lo fragmentario de su producción conservada, parece que Safo consiguió hacer realidad su deseo, acorde con la concepción helénica de la poesía, de hacer perdurable su amor a través de su creación poética.


IMAGEN:   Sappho (1877), pintura de Charles Mengin.




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