miércoles, 25 de julio de 2018

CAMARINES




A mamá no le gustaba
que entrara a los camarines del gimnasio:
mujeres grandes andan desnudas
tú eres pequeña.

Siempre tuve curiosidad
pero al entrar me sentí incómoda:
hermosas mujeres reían.
Intentando no mirar
deseaba desplante,
dejar mi toalla caer
descubrir mis pechos
comentar insignificancias.
Mirar cuerpos firmes resplandecer contra azulejos
figuras de senos caídos
y grasa abultada.
Y las duchas, ay, las duchas
cuando ciertas mujeres
restregaban la esponja o el jabón
o peor aún sus manos
contra sus partes íntimas.

Me paralizaba.

Volvía a casa
repitiéndome la imagen de sus manos
subir y bajar
por esas vaginas
llenas de vello.
Hacían esto con tal naturalidad
que sentía ganas de acercarme
y lavarles cuidadosamente
todos los males del mundo.


 Envío de Ana Herrera
 Con mi caracol y mi revólver
Muestra de poesía chilena reciente 
en selección y notas del poeta Diego Alfaro 
Palma-  Edición: Vallejo & Co.
Natalia Figueroa  (La Serena, Chile, 1983)




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