miércoles, 12 de agosto de 2020

EL AMOR HACE AL MUNDO -balada trucha-














Alguna vez nos enamoramos
con una cantante de jazz:
oh, hay varios standards
que no podré volver a escuchar.

Estuve también con una cabra de cerro:
y para subir ahora la montaña
debo esforzarme para evitar
el abismo de su recuerdo:

una mujer es una montaña
y quizás uno es
Django: un hombre
con un ataúd a cuestas: un camello
que jala con una soga de ahorcado
una caravana de féretros
por el desierto.

Montaña y Desierto
-vaya nombres-
se aman hasta que la muerte
los separe o directamente
los convierta en fríos
desconocidos.

La que me dejó la lista más larga
de ítems con cruces era Argentina
y gustaba de la música contemporánea.
Una serie de discos están ahora

condenados al ostracismo:
                               la sección
que ocupa la poesía o esa misma música
en la tienda, o sea
el lugar donde no llega ni el plumero.
Bebería el mezcal de tu saliva
le dije en una ocasión a una niña
y hoy veo el mejor aguardiente del universo
con el recelo de la aparición fantasma
de esa niña en un mercado de Oaxaca.

Todo esto con una culpa de ancla

como un albatros pesado y piojoso
que me cuelgan en el cuello unos marinos;
yo desnudo y con frío en la popa.

Esta amaba el sol piadoso,
aquella otra el cine de ciertos directores
y la tercera amaba un té
rasposo como su voz.

Aquella amaba a ciertos autores
que casi nadie recuerda
y que yo probablemente
no volveré a releer.

El amor hace al mundo más estrecho.



(del libro: “Mantra de remos”,
Alquimia ediciones, 2015)
  

Germán Carrasco (Santiago de Chile, 1971)



IMAGEN: Billie Holiday, sin créditos, fotografía tomada de la página UMOMAG.





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