sábado, 31 de octubre de 2020

UN CORDERO ROJO QUE EN EL VERDE CAMPO BALA














la cruz y el cordero en el mapa

 

que comienza a enharinar la masa de luz que ha fabricado, y la dejará leudando al calor de la media mañana; que ya amasó, suficientemente, la luz de la que se fue haciendo a sí mismo, como un dios que estuviera de balde todo ese tiempo sin más tarea que solazarse frente al espejo;

que los pájaros, que se refugian de la inclemencia luminosa, escondiéndose, bajo las ramas más pobladas de hojas, lo anuncien, como siempre, con ese plato enlozado, ordinario, de una vez por todas, que es el gorjeo matinal de los gorriones, cayendo sobre los techos sin ningún orden;

que se dibuja, tal como sucede en esos viejos mapas que servían para buscar tesoros que nadie jamás encontraba; una Cruz, un símbolo duradero, más duradero aún cuando sobre ella aparece —como recién hecho— un cordero, teñido de sangre;

que podría decirse que se trata de un cordero encarnado, eso que vemos,

y aún así no sería exacto, digamos entonces, y al fin, que se trata de un cordero, simplemente rojo-bermellón-colorado, algo así, de fábula;

que esa Cruz indica el punto de partida, porque el viaje que nos llevará, y este es el momento, y no das flores;

que de la sustancia de la luz de la mañana se fue hinchando su propia panza traslúcida hasta hacerse barriga abominable

 

ya sabes

 

las cosas que son, tienen siempre un inicio: dan flores;

un nacimiento, un punto de partida, un corporizarse, una clave de sol, una cierta magia, una costura, un añarakó[1]; sí, un canal

 

las cosas que son, tienen siempre un inicio: dan flores;

son engendradas, quitadas de una galera, caídas de la manga,

son

un deslizarse desde un adentro a otro adentro, y así, sucesivamente, hasta el mar último último primero[2];

 

no sé en qué adentro estamos ahora,

pero los puntos cardinales aquí son sólo tres, el Sur y el Norte[3]. Se divisan además un Atrás y un Adelante, ¿adónde iré?

 

¿adónde ir con tanta luz; sin flores?;

 

no estás sentado en el mangal y no das flores

no marca el reloj las cinco y treinta de la mañana y no das flores

ya todo hace más de una hora y no das flores

 


Tierra de nadie

 

la campanilla del almuerzo   sus tintineos : tierra de nadie :

un país no pensado

y apenas se nubla porque las patas de la luz son flacas :

 

ocurre cuando un gato habla o si un hombre desfila desnudo en una calabaza

un cochero la recoge y se la lleva para el almuerzo :  tierra de nadie  :

 

si un lobo

si una bondadosa mujer

si una casa de chocolate

si unas migas de pan

si un sombrerero

si un erizo viene para la pascua

de cualquier modo el almuerzo es tierra de nadie

 

la campanilla del almuerzo   sus tintineos :  tierra de nadie :

un país no pensado

y apenas se nubla porque las patas de la luz son flacas :

 

ocurre cuando dos hermanos se van a matar

de cualquier modo el almuerzo es de nadie

una extensa tierra

 

pero

donde entra el cordero

no no no no no no

los corderos no entran, saltan la cerca

un conejo y un clavicordio también saltan la cerca - - - pero al unísono

el clavicordio cae primero

 

la cerca es, convengamos, objetivamente :  tierra de nadie

como el almuerzo :  igual pero diferente

detrás de la cerca o en el almuerzo :

en él

pueden instalarse

fábricas de pan chinés

envasadoras de arroz chinés

talleres de ojos de vidrio chinés

mercaderes de diversa índole

comerciantes cuyos lemas están escritos sobre cartón

es obvio que el almuerzo es una frontera y queda claro

que los corderos saltan la cerca

eran dos hermanos

se van a matar

 

 

pedazo de animal

 

sé del atajo donde no te han emboscado

sé de la máscara de raíz de timbó y el cordero juega con fuego

sobre el muro como un huevo a punto de ser cascado

el cordero: kambacito sí, despertar es como nacer y no tienes referencias

sí el cordero puesto en una mesa

el cordero sacrificado           como dios manda       en pedacitos

viaje que puede ser

apenas sueño             porque corderos rojos así sí

y el cordero

en el altar y sin sacrificio alguno     figura y rey y astro

del aire en su vuelo magnífico

y el cordero

no salta sino despierta y quizá dibujo cronometrado lleno de máculas

y el cordero heridas de colores increíbles   no sólo rojo despierta o nace

pero se mete en el espejo y su contracara el derecho es el izquierdo

y el león ruge pero no muerde

y el cordero                grageomán es un ratoncito a su lado

lo lleva sobre su lomo y el cordero y en cada historia

siempre hay uno y siempre rojo y siempre se clava como un haz de agujas cada vellón de su lana y el cordero         imposible detenerse ni bueno ni malo

chupamedias sí como todos sabemos lame las botas al gigante del cuento

y el de piel de asno escondido en un pastel y el cordero

oveja negra a pesar de los parlantes huevos sobre la muralla               entre monstruos y ogresas y hadas

y damiselas finas que cortejan a los príncipes como antes

y el cordero zángano a punto de ser descabezado y no aguanta

ni un rasguño de cheshire nace o despierta abre los ojos pero no se sabe :

no se sabe      no se sabe

no se sabe, te digo  : ¡pedazo de animal!

 

 

(del libro homónimo,inédito, 

versión definitiva, 2006,  

cortesía del autor)

 

Jorge Montesino

 

 

Hoy por hoy básicamente es escritor y narrador oral escénico. Aunque ha ejercido como profesor universitario, tallerista, editor, vocalista y gestor cultural y poeta, entre otras actividades. Hace nueve años que no edita en papel y durante ese tiempo ha ido acumulando una gran cantidad de textos. Alguna vez publicó. Su primer libro es de 1991: Rojo de vapor y otros poemas, se destacan además, en poesía Malúrinvé de 1996, La espuma o el recurso de lo efímero de 1999 y Los pies sobre la tierra floja de 2001, pero según él, el libro Un cordero rojo que en el verde campo bala es su mejor libro de poemas, aunque se mantiene inédito desde el 2002. También editó Leyendas y creencias populares del Paraguay, cuya primera edición es de 2004 y ya lleva cuatro ediciones, la novela breve Tré la tré María de 2007, reeditada en 2010 en Argentina por Babel y en 2016 en Paraguay por Servilibro, y su última publicación, un pequeño libro de prosa poética Épica del infierno y los roedores, una especie de punk post-apocalíptico, editado en Uruguay en el año 2011. Está trabajando en cinco novelas: La banda de los muertos; Los cazadores de miel; Las tumbas; Pueblo fantasma y El compositor de caballos. Nació en 1962 en Concepción del Uruguay, Entre Ríos, Argentina. Eligió ser paraguayo y, según sus propias palabras, es el único paraguayo nacido en Entre Ríos.



[1] Añarako (Añarakó): Literalmente “la concha del diablo” o, si atendemos a la locución: “la concha de la diabla”.

 

[2] Último último primero: Traducción de la frase mbya guaraní “Ñande Ru Papa Tenondé” 

(“Nuestro Padre último último primero”)

, primer verso del Capítulo I del Ayvu Rapyta, libro que recoge los cantos sagrados de esa parcialidad, 

cuya colecta y traducción

 pertenecen al antropólogo paraguayo León Cadogan.

 

[3] Los puntos cardinales son tres el Sur y el Norte: Expresión proveniente de la frase “Los cuatro puntos cardinales 

son tres el Sur y el Norte” del Prefacio de Altazor del poeta chileno Vicente Huidobro.


 

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