domingo, 25 de abril de 2021

ANTES DE LA CAÍDA












Una laguna por la mañana

 

No son patos los que nadan
con suavidad de patos, ni juncos
los que se elevan desde su propia sombra.
 
Como en un vidrio esmerilado,
sobre la superficie de la laguna,
hay un juego de espejos del que vemos
los contornos, sin esa precisión
que dice las cosas tal cual son.
 
Es el instante en que estamos
extasiados porque cada uno
carga con su propio artista.
 
Un animal arisco esa obra
que se esfuma cuando la conciencia toma
las riendas de nuestro caballo desbocado
y somos los de siempre.
 
Como la ira,
el desencanto,
saliéndose del corazón sin entender razones
en el instante de saber que las cosas
son lo que son
apagando lo fantástico,
matando el niño que puja por salir.
La bruma asciende con el sol
decididamente
hasta desaparecer en el resto del paisaje,
vueltas las cosas tal cual son; patos nadando
o zambulléndose delante de los juncos
movidos por una brisa imperceptible.
 
Una imagen apacible tanto
puede ser la calma
como una batalla en cierne.
 


 
Mi madre


Mi madre era analfabeta,
desconocía a Piaget,
su teoria del desarrollo cognitivo,
y los manuales básicos
sobre psicología infantil.
Cuando niño,
supo darme
penitencias y castigos
necesarios,
advirtiendo que la vida
sería menos condescendiente.
Mi madre fue la primera en advertir
que vivir en este mundo no era fácil,
por eso me enseñó
que ciertas cuestiones
no debían tomarse a la ligera.
Y lo hizo a su modo,
muy eficazmente.
 
Por eso,
aunque lo intentara,
el mundo no pudo matarme.
Mi madre,
más que tierna y amorosa,
fue acertada, fue justa
en el instinto
de preservar la cría.
 
 


Cuidar al otro


Qué es cuidar al otro, sino hacer que despierte y vea el sol, aunque arrase la lluvia. Saber, aunque no estemos a su vera, que dio con la pilcha ideal de su caballo y confiar, a su vez, en
que la cabalgata diaria será mansa y sosegada.
Qué es cuidar al otro, sino complacer lo primitivo de sus deseos. En el agua una pizca de ternura, junto al pan sus manos, y en el plato rebosante de comida el gesto que se vuelve solidario.
Qué es cuidar al otro, sino hacer que se ilumine, porque ha visto nuestros brazos tendidos a su necesidad; nuestra avari­cia robándole sus males, y el cuerpo desplegado donde pueda descansar.
Qué es cuidar al otro, sino un acto prepotente de nosotros, sin esperar jamás que el otro pida nada, hasta verlo apacible, casi al borde de la felicidad en ese instante. Entonces, sí, sentir la dicha de sabernos en paz.
 


(Del libro: “Antes de la caída”, La gran Nilson, Bs.As, 2019,
gentileza del autor)
 
Patricio Torne
(Helvecia, Santa Fe, Argentina, 1956) -Reside en Villa Mercedes-San Luis.
 
 
Pueden LEER la biografía en entrada anterior del autor (Nota del administrador).
 
 


IMAGEN: Autor: MarizabethYanil -Crédito: Getty Images/iStockphoto


 

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