lunes, 26 de abril de 2021

LAS LÍRIDAS – Poemas de escarmiento


 



















Morte in Venezia

 Lleno de moscato

pasado de lluvia

en una pizzería céntrica

leo unos poemas de Pound

y pienso

en su encierro prolongado

en una jaula al sol

-atracción zoológica-

y en el único e imperdonable

delito: el berrido lúcido

o la provocativa estupidez.

  

Mercadolibre

 Centauros y unicornios

ya no sorprenden.

La inmensa mayoría

se inclina por los autos

             último modelo.

  

Pasaporte

 Raro que para llegar al cielo

haya que meterse por un agujero en la tierra.

 

 Uisge beatha

 Lavan el lenguaje en el río

las lavanderas regordetas de Joyce.

 

Apenas enjuagues de sentido:

cristales de espuma contaminantes.

 

La merienda real

He convivido con el absurdo.

Me juzgó el panóptico.

Practiqué el mimetismo.

Rechacé las propinas.

No di ni pedí nada a nadie.

No fui domesticado.

Aún adentro, me mantuve afuera.

 

Tiempo de darle la banana al mono.

 

 Hemisferios

En vida fue casi mudo.

Muerto y abierto

el cráneo

encontraron una nuez.

Y abierta la nuez

al medio

encontraron un poema.

 

Latigazno

 La tecnología

es el latín

del siglo XXI.

 

La ecuación sentimental

Cordero degollado –dijiste.

Gallina ciega –retruqué.

-Perrito faldero.

-Gata flora.

-Mono con navaja.

-Araña pollito.

-Sangre de pato.

-Boa constrictor.

-Bicho bolita.

-Pájara pinta.

-Pollito mojado.

-Abejita reina.

-¿En serio?

-En serio.

-Pinocho mío.

-Bambi.

  

Cambio de piel

En algún monte, entre las piedras, la serpiente está cambiando su piel.

En todos los palacios londinenses, a la misma hora, está cambiando la guardia.

Mientras pedalea en su bicicleta, sin saberlo, mi hijo está cambiando de voz.

  

Artes mecánicas

Hay que prestar mucha atención:

Cuando habla el muñeco

el que habla es el ventrílocuo.

Cuando habla el ventrílocuo

el que habla es el muñeco.

Cuando muera el ventrílocuo

desde la penumbra de su valija

el muñeco seguirá hablando

porque es bien sabido

que los muñecos no mueren.

 

Maizal

Noche cerrada en el maizal.

Muy lejos se escuchan

los camiones en la ruta.

Estoy solo y sin linterna.

Lo único que brilla

son los ojos del espantapájaros.

 

Pianos

Se cruzan en mi patio

los pianos de Bill Evans

y del Cuchi Leguizamón.

 

Me agarra del cuello

eso que nos hace llorar

y no tiene nombre.

  

Finanzas

 Hay una usura más humillante

que la del dinero: la del amor.

 

Sabiduría ancestral

 Los indios caminaban hacia atrás

para indicar a sus seguidores

la dirección contraria.

 

Los críticos parecen sobrevivir

merced al mismo recurso.

  

Las costureras

 ¿Cuántos miles de kilómetros pedalearon

muchas abuelas en las Singer, sin haber

salido en todas sus vidas de un cuartito?

 


Santiago Espel


Santiago Espel, nació en la Ciudad de Buenos Aires, Argentina, en 1960. Publicó en poesía rapé, 1988 (Faja de Honor de la S.A.D.E); Pavesas & Muelles, 1990, Misas en Harlem, 1993 (1er. Premio de Poesía Nacional Ramón Plaza); Cantos Bizarros, 1998; La claridad meridiana, 2001; La víspera sí, 2002; Isoca, 2004; Vulgata, 2006; 100 haikus, 2008; Cuaderno acústico, 2010; La penitencia, 2012; Notas sobre Poesía, 2013 (Ensayo, con versión completa al inglés por Carlos Altschul); Mesa de entradas, 2015; Breviario exótico de accidentes poéticos, 2016; Photo Carné, 2018 (Premiado en el Concurso Internacional de Poesía Raúl González Tuñón y traducción al inglés por Carlos Altschul);  El Pan de la rabia & El Vals, 2019, y Su Señoría, 2020. También recibió una Mención Especial en el Primer Concurso Provincial de Poesía “Francisco López Merino”, por su breve poemario El Margen. En 1995 publicó la novela La Santa Mugre o El País de Cucaña, en Grupo Editor Latinoamericano. Su poesía fue traducida al inglés, alemán y portugués. Tradujo a Philip Larkin, Paul Blackburn, Kenneth Patchen, Alice Oswald, Vachel Lindsay, Patrick Kavanagh, Patti Smith, John Ashbery, Don Paterson, Gary Snyder, Peter Hammill, Denise Levertov, Adrienne Rich, Sylvia Plath, Sam Savage, Dylan Thomas, Irving Layton, Mario Quintana, Mario de Sá Carneiro, Jorge de Sena, Carlos de Oliveira, Joao Cabral de Melo Neto y Wilson Bueno, entre otros. Participó en antologías nacionales e internacionales. Integró junto a Jorge Rivelli, Javier Adúriz, Roberto Malatesta y Griselda García, la revista de poesía Omero. Y con Fernando Kofman codirigió la revista de pensamiento y poesía FranKBaires. Es miembro de la Sociedad de los poetas vivos. Es egresado de la Escuela de Periodistas del Círculo de la Prensa, Casa Matriz de Latinoamérica. Coordina talleres de escritura en Vicente López, lugar donde reside. Su poesía fue musicalizada, documentalizada, y puesta en escena teatral y artística en más de una ocasión. Es editor del sello de poesía, narrativa y ensayo, La Carta de Oliver, desde 1990, en el que lleva editados de manera independiente alrededor de 100 títulos



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