domingo, 16 de junio de 2024

Poesía juvenil 1923-1930

¡Oh, pasear con ella en la noche oscura,
ir entre las plantas y escuchar con ella
los roncos gritos que cruzan la llanura
trémulos como la luz de las estrellas!
¡Oh, permanecer en el cálido aliento
del viento, encontrar de nuevo su figura
cerca de mi cara y sentirla temblar,
sentir temblar junto a mí su boca pura!



Infinito estrellado, tú, la noche a la mente
que ansiosa dices que eres el misterio;
el día efímero te esconde de la vista,
el día que no es nada en tu inmensidad,
el día que es toda la vida del hombre.
Infinito oscuro, estrellado,
solo tu silencio entiende el hombre
y dentro de una eternidad seguirás siendo misterio;
para él, siempre un misterio.

[marzo de 1924]



Para una actriz de cine muy joven, extranjera, lejana

Te vi un día por unos instantes
y sé que nunca más podré verte.
Tú pasaste ligero delante,
alzando tu rostro lleno de dulzura,
envuelto en cabello evanescente,
lejana, tal vez incluso diferente.
Tal vez vendiste esa risa a otros,
tal vez aún la vendas, pero la sonrisa
tu sonrisa dolorosa, nunca
podré olvidarla. Sé que el tiempo
borrará la amargura de mi alma
y que nunca más te veré en mi vida,
pero soñar contigo es dulce todavía.

[20 de diciembre de 1924]



En la gran noche sólo el silencio rompe
el chirriar ronco y trémulo de los grillos.
Me envuelve la oscuridad de los árboles,
azul brilla la luna en el cielo pálido
que sobre los cerros y sobre los bosques
proyecta su luz como un ligero velo.
Ah, quién sabe qué ilumina más allá,
sobre las cumbres y más: donde los claros
se abren solitarios entre los cultivos.

[6 de julio de 1925]



En un tiempo, quizá en el mundo se cantaban otras cosas,    
pero ahora, ¿qué cantar que no sean ebriedades?
¿Ebriedades del vino, de la poesía, ebriedades del amor, 
del cigarrillo y de la renuncia?
Para mí el mundo ya no tiene pensamientos, o, si los tiene, yo solo los puedo ver como ebriedades.
Ebriedades, exaltaciones de poesía.
Incluso el llanto y el dolor, para mí, son sólo más ebriedades.
¿Qué más hubo alguna vez?
Sublimidad, lucha ideal, renuncia, sacrificio, martirio, ¿qué son sino ebriedades?
Lo único por lo que vale la pena vivir es por la ebriedad.
¿No es quizá la vida misma una sola larga lentísima ebriedad, encendida sólo a veces 
y sacudida, conmovida, por ataques más profundos y espasmódicos?



Esta noche, por un momento,
en el escenario abierto
bailaste para mí.

Entre escenas de pobre papel,
bajo las luces falsas,
en el estruendo de las notas y en la respiración
de la multitud encorvada,
sucedió por un momento
una pausa muy larga,
un escalofrío de pureza extática,
y tocaste el piso de
un cielo de aurora.

Fuiste para mí, un momento,
la ráfaga de música
que desde una puerta abierta
se lanza en torbellino
a la calle nocturna.

Por sólo un momento,
en una luz espléndida,
luego volviste a ti desnuda.

[15 de junio de 1928]

(De: "Poesía juvenil 1923-1930-Barnacle, 2024,
Envío de Alberto Cisnero)
Cesare Pavese

(Traducción: Jorge Aulicino)


Cesare Pavese (Italia; Santo Stefano Belbo, 1908 – Turín, 1950) 

Pueden LEER la biografía y más poemas en entradas anteriores del autor.



 

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