lunes, 22 de febrero de 2010

REENCARNACIÓN


















Los viejos sabios
de la India dicen
que hay ciertas reglas.
Por ejemplo, si quisiste
demasiado a tu perro,
en tu próxima vida vas a ser un perro
pero lleno de recuerdos humanos.
Y si la hija favorita del Rey
amaba al jardinero de palacio de una casta inferior
que se ahogó al cruzar el río
en un pequeño bote durante las grandes inundaciones,
ellos van a renacer, y tendrán una segunda oportunidad.
Los viejos sabios de la India dicen
que muchas veces uno sueña
con la vida que tuvo antes.

Un león está echado
junto a sus cachorros.
Su espesa melena enredada con pasto seco,
cabecea: una polvosa dalia reclinada.
De pronto con un respingo,
una súbita sacudida de la cabeza
se queja y gruñe
a los cuatro cachorros que lloriquean.
(Si sólo no estuviera tan hambriento
habría dejado
que se le subieran por el lomo.)
La leona se halla ya muy lejos
de caza en la parte más profunda del valle:
una selva alta y oscura.
Lianas de rojas flores,
serpientes veteadas de oro enrollándose en cada árbol.
Altos helechos,
mechones de cabello de venus que bordean las anchas hojas.
Pero ahora la leona se topa
con un enorme claro.
Levanta la cabeza hacia el este, el oeste:
olisquea, olisquea. Sus ojos miran fijamente,
aprisa, camina como si sus adoloridas e hinchadas ubres,
rosas y no secas del todo, le picaran y le ardieran
y la empujaran a avanzar.
Está ya muy flaca, temerosa
de que sus cachorros puedan morir.
Ahora hay agua fresca que corre con rapidez,
salta sobre las piedras, la leona se detiene, bebe,
su rápida y larga lengua lame, bebe a lengüetazos el agua.
Ahora la leona va vadeando, nadando,
su larga cola dorada ondea en el oleaje,
chapalean las lastimadas y heridas garras.
Una ligera brisa
como si la tierra apenas respirara.
Hojas caídas, aún verdes
y lianas enroscadas en el agua,
la leona hace círculos.
Los monos cercanos, las ardillas,
incluso los pájaros permanecen escondidos, silencio.
Muerto, se pudre un elefante macho:
balaceado, sin colmillos.

Tú me abrazas, me sacudes,
me sacas de mi sueño,
(¿o es que te soñé?)
el pelaje se demora en tu piel,
tu cuerpo no ha olvidado
moverse como un gato.
Mira, el sol derrama oro sobre las paredes,
con el amanecer te vuelves más leonado.
Las ancas se relajan con un escalofrío,
el lento lamer comienza
suavemente sobre las heridas.

(De: Brunizem)

Sujata Bhatt

(Traducción: Carlos López Beltrán
y Pedro Serrano)
REINCARNATION

The wise old men
of India say
there are certain rules.
For example, if you loved
your dog too much,
in your next life you'll be a dog,
yet full of human memories.
And if the King's favourite daughter
loved the low-caste palace gardener
who drowned while crossing the river
in a small boat during the great floods,
they'll be reborn, giving a second chance.
The wise old men of India say
one often dreams
on the life one led before.

There's a lion sprawled out
beside his cubs.
His thick mane tangled with dry grass,
his head droops: dusty stooping dahlia.
Then with a shudder,
a sudden shake of his head
he groans and growls
at four whimpering cubs.
(He'd let them climb
all over his back
if only he weren't so hungry.)
The lioness is already far away
hunting in the deepest part of the valley:
a tall dark forest.
Red-flowered vines,
gold-flecked snakes encircling every tree.
Tall ferns,
fringes of maidenhair edging broad leaves.
But now the lioness steps out
into a vast clearing.
She lifts her head towards the east, the west:
sniffing, sniffing. Her eyes stare hard,
urgent, she walks as if her raw swollen teats,
pink and not quite dry, prickle and itch
and goad her on.
She's lean enough, afraid
her cubs might die.
Now there's clear water flowing rapidly,
rippling over rocks, the lioness stops, drinks,
her quick long tongue licks, laps up the water.
Now the lioness is wading through, swimming,
her long golden tail streams through rushing waves;
torn, bruised paws splashing.
A quiet breeze
as if the earth were barely breathing.
Fallen leaves, still green,
and tangled vines swirl in the water,
the lioness circling.
Nearby monkeys, squirrels,
even birds remain hidden, silence.
A dead bull elephant rots:
bullet-pocked, tuskless.

You hold me, rock me,
pull me out of my dream,
(or did I dream you?)
the fur lingers on your skin,
your body has not forgotten
how to move like a cat.
Look, the sun spills golden over the walls,
you grow tawnier with the dawn.
Shivering haunches relax,
the slow licking begins
gently over the bruises.



Sujata Bhatt. Poeta inglesa, nació en Ahmedabad, India, en 1956. Estudió en los Estados Unidos de Norteamérica, donde recibió su MFA del Writers Workshop por la Universidad de Iowa. Ha publicado cinco colecciones de poesía en Inglaterra: Brunizem (1988), Monkey Sbadows (1991), The Stinking Rose (1995), Point no Point (1997) y Augatora (2000); las dos primeras se publicaron también en la India. Tradujo al inglés poesía gujarati para la Penguin Antbology of Contemporary Indian Women Poets. Su libro más reciente recibió una Recomendación de la Poetry Book Society. Ha obtenido numerosos reconocimientos, incluyendo el Commonwealth Poetry Prize y el Cholmondeley Award. Sus poemas han sido ampliamente difundidos por radio y televisión, traducidos a varias lenguas y publicados en diversas antologías. Actualmente trabaja como escritora y traductora independiente. Vive en Bremen, Alemania, con su esposo, el escritor alemán Michael Augustin y su hija.


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