sábado, 8 de noviembre de 2014

EL ÁNGEL DE LO SÚBITO





















LOS RELOJES, ¿PESAN?

¿Los relojes, ¿pesan?
un autómata, ¿pesa?
¿pesa el resorte, 
el mecanismo simple
de tres compuesto, 
el engranaje, 
los meros dientes
las manecillas
que abrir quisieran
y desmontar pudieran
la máquina en celo, 
el instinto cielo
de un metal candente
como estar vivos?



IMPORTA, DICEN
a Lila Zemborain

Importa, dicen, mantener el cuerpo alerta
que no caiga en la fiebre, fiebre 
de la complacencia, del irse río abajo, 
somnoliento. 
Importa el paréntesis    -guión largo 
a la manera de Dickinson- 
alzar la vista, mirar por la ventana, 
descubrir a la vecina 
que vuelve del mercado con la cesta vacía. 
¿Vacía? Sí.
Ahora debo componer las cosas 
que entrarán ahí. 
Caerán acelgas y apios,  
en medio, pimientos rojos como gemas, 
manzanas de oro, 
y volverá Grecia a su cesta, las Hespérides, 
el Ática entera una mañana de julio, 
porque al fondo, 
bien envuelto en papel de estraza, 
medio mar boquea



LA NAVE

                   a Olvido García Valdés

Había un cuadro en la pared,
algo así como un mínimo concentrado de imagen.
Una vertical de mástil o árbol partido por el rayo
más un esbozo trunco en la base
resumían el movimiento.
De ese cuadro,
todos quedábamos colgados,
no de las grandes marinas o los grupos de familia
livianos y abigarrados.
Ese mástil de una balsa abandonada a la corriente
revelaba el trazo interior de cada uno,
altivo ante el océano 
que el feroz marco individual contiene.
Plomizo y urbano, 
cercaba el azabache del palo sin tocarlo,
y casi las olas en un mar de niebla
hubieran querido absorber de una vez al tripulante,
si no fuera que éste era la nave misma.



NO ES QUE ESCRIBAS SIEMPRE LO MISMO

No es que escribas siempre lo mismo,
escribes en el mismo lugar otra capa, 
más honda, de ese lugar. 
Igual que las telas metálicas de ciertas instalaciones 
dejan ver otra realidad  –remembranza, 
puse en el catálogo- 
que trabaja por estratos como la memoria, 
y entrevé lo de abajo, 
lo más cruel.



Noni Benegas




Noni Benegas, poeta, escritora y traductora española, nacida en Argentina en 1947,  representa uno de esos puentes siempre abiertos entre las dos  orillas. Realizó estudios de Filosofía y Letras en la Universidad de Buenos Aires. Radicada en España desde 1977. Son reconocidas sus colaboraciones para el periódico "La Vanguardia" de Barcelona. Entre 1980 y 1986, Noni Benegas residió en París y en Ginebra, donde conoce al escritor José Angel Valente, quien elogiará y respaldará su ecritura. En 1982 por sus sonetos y sus prosas poéticas recibe el importante Premio Platero de Poesía del Club del Libro en Español de las Naciones Unidas. Publicará en España en 1994 un poemario intitulado Argonáutica con un polémico prólogo de José María Valverde.  Hacia 1991 en Madrid recibe la Ayuda a la Creación Literaria del Ministerio de Cultura. En 1994/1995, a través del ciclo "El saber gay", introdujo la cultura gay-lesbiana en el Círculo de Bellas Artes, junto al poeta y traductor Mario Merlino. Usualmente es invitada de honor en congresos y seminarios de universidades nacionales y extranjeras. Hacia 1997 tras su importante labor de investigación personal realiza junto a Jesús Munárriz realiza una selección que se concretizará en un ensayo preliminar de la antología Ellas tienen la Palabra: dos décadas de poesía española.3 Este ensayo figura en el tomo que estudia la poesía española femenina entre 1975 y 2000, "Historia y Crítica de la Literatura Española", de Francisco Rico.Entre sus obras, destacan: Argonáutica (1984), La Balsa de la Medusa (1986), Cartografía Ardiente (1995), Las entretelas sedosas (2001), Fragmentos de un diario desconocido (2004) y De ese roce vivo. Presente en numerosas antologías, dos selecciones recogen sus poemas:  Burning Cartography, traducción y selección de Noël Valis, Host Publications (Texas, 2007) y El Beso, Librería Del Centro (Madrid, 2007). Los poemas que publicamos fueron tomados de la Antología escencial de su obra: El ángel de lo súbito, FCE, 2014.





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