sábado, 28 de febrero de 2015

POEMA PARA DECIR POR LA TELEVISIÓN


un saludo para todos los que me conocen
para mi vieja que me debe estar mirando
o a lo mejor se fue a regar sus crisantemos
un saludo para mi tío juanano
que se lijó los dedos en el taller mingo
de chapa y pintura
lustrando autos rojos

para mi hermano balada que nunca
encontró el violín stradivarius
que dice que dejó mi tío abuelo
y no pudo por eso hacerse 
millonario y famoso en norteamérica
para su amigo el brujo silveira
que me curó del mal de ojo

para mi querido club jorge newbery
/el lobito del barrio la paloma/
yo era buen arquero
pero después quedé corto para el puesto
el enano más alto del mundo me decían

un saludo para el gordo mardones que debe
andar borracho y hablando de boxeo en el refugio
algún día voy a hablar del bar del golfo
colgado de un barranco 
con el fantasma de justo cárdenas azotando
los metegoles
no quiero olvidarme de esas cosas

para mi primo cabeza de trépano
enterrado de petróleo y cerveza
díganle que si gano unos pesos
escribiendo estas cosas voy
a fabricar la máquina de la ternura
para que nos abrigue los domingos

que la poesía alguna vez
nos dé un suspiro de beber
que se miren en los ojos de algún perro
donde sea
puede estar el infnito
que estas cosas que yo digo
se disuelven a dos metros


las palabras se deshacen 
como barriletes enredados en los cables.


yo una vez besé a una mujer extranjera
que masticaba chicles adams
me olvidé de ella pero hay tardes
en que me da vueltas ese beso
el mareo de la que me daba


la poesía es como la memoria de los besos

algo como unas ganas de arrancarse la boca
de a pedazos 
y ponerla entre los cables
a decir en el viento las cosas que no somos

las palabras arden se hacen polvo
cenizas del sonido que vagan en el aire.



Jorge Spíndola (Argentina, Chubut, Comodoro Rivadavia, 1961)





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