sábado, 22 de abril de 2017

TEXTOS





















EL ARTE

alguna vez fue lo que hizo a las mujeres levantarse de sus asientos y bailar desnudas como dislocadas hasta al amanecer griego, mientras los hombres comían como animales y un poeta cantaba cosas que decía que veía. Ese juglar era un artista. Cantaba las bellezas exuberantes de los dioses nefastos que arremetían contra los hombres, porque así simplemente sentía al mundo más grande que él. 
Hoy los artistas no son otra cosa que cadáveres expuestos en vitrinas al igual que sus obras, tan muertas como ellos. No hay diferencia, todo es igual disfrazado de lo mismo; vestida de incertidumbres una obra vaga de salón en salón, de museo en museo, y es celebrada y premiada por muchos, y todo eso no sirve más que para alimentar la codicia del artista.

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LA COCAÍNA

es la que me introdujo en el manicomio de mi cerebro. Me metió en las cadenas asociativas. Me hizo ver lo que es el cerebro, que es como una radio en la que hablan los demás. Porque yo soy un sujeto hablado, en el que hablan mis padres, mis abuelos, no yo. Entonces cuando vos comprendés que sos hablado y te ponés a escuchar la radio que habla, ahí comienza la locura… o el psicoanálisis. Yo elegí el camino de la locura. Entonces cuando vos tomás cocaína y te pasás días sin comer y sin dormir, llegás a lugares del cerebro impensados. Niesztche lo decía así: ‘cuando vos mirás el abismo, el abismo te mira. Y le gustás’. El inconsciente quiere que vos hagas eso. Que sufras, para que él goce. 

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EL SISTEMA PASTORIL DE LA PSIQUIATRÍA

Me opongo al sistema pastoril de la psiquiatría que tienen que decidir qué tomo. Yo decido qué sustancias puedo tomar, todo el mundo toma drogas y yo elijo las mías, he tomado drogas toda mi vida. Creo que la droga más complicada que tomé hasta ahora es la cocaína, porque se instala de una manera donde uno pierde el control. La marihuana es muy adictiva, la gente está equivocada, una de las abstinencias más fuerte es la de la marihuana, peor que la de la cocaína. La gente puede tomar lo que quiera. Yo no creo que la casta médica deba hacerse cargo a la fuerza de la salud pública de la gente. Otra cosa curiosa, y esto está demostrado, las sociedades donde se aumenta el castigo, más consumen drogas, y las publicidades que hacen parece hechas por los carteles “La droga es un viaje de ida” ¿y qué clase de pibe quiere volver de Mar del Plata? Entonces está pensado para atraerte más. 

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CÓMO LLEGAR AL ÉXTASIS:

Con el sexo indiscriminado, poligámico y promiscuo -promiscuo quiere decir en estado de confusión-, y con la droga. Son las dos cosas que producen éxtasis. Por lo tanto, la misma casta sacerdotal que prohíbe eso convierte a todos los inapestados. Por eso las mujeres promiscuas, los homosexuales o los bisexuales pasaron a ser seres perseguidos. Cuando el viaje al éxtasis fracasa, el individuo cae más atrás de sí...entonces el dealer se convierte en testigo de Jehová...el guerrillero en diputado nacional...la gran prostituta en ama de casa. 

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LAS PAJAS

Aquella obsesión, que cada vez elegía mejor sus presas, fue perfeccionando los tiempos y la vorágine de violencia sexual con que las sometía. Aquella era la primera vez que me atrevía a utilizar la violación como argumento temático del guión de mis masturbaciones, que siempre fueron narrativamente complejas. Hasta ese momento había elegido casi siempre secuencias donde mis novias y amantes hacían el amor con mi peores enemigos, con los hombres más detestables, y aquello que en la vida real me hubiera destruido, en mis pajas elevaba la calentura a grados insoportables. Mi ética personal, que condena duramente la violación sexual, había conseguido introducir sus códigos perversos en la selva de las fantasías. 
Así que acicateado por el opio y el relajo evidente de mi voluntad, decidí abrir la boca del lobo de la caja de Pandora de los deseos. nadie me podrá convencer de que con aquellas pajas le hacía daño a alguien. 

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LA INFELICIDAD DE LA PAREJA

No conozco una sola pareja que sea feliz. Se casan y dejan de flotar. Empiezan a preocuparse. Dejan de coger, de besarse la concha. Se convierten en cajas de seguridad, cuidan la economía. Porque la base del capitalismo no es la familia, es la pareja. La base de la maldición del mundo es que un hombre y una mujer se enamoren. El amor es una psicosis colectiva. ¡Cuando el hombre se enamora se convierte en un imbécil! En un degenerado. Lo dijo Freud: ‘el encuentro entre el hombre y la mujer es imposible’, porque cuando el hombre se enamora busca a su madre (¡mirá que mierda de sujeto!) y la mujer busca en el hombre a Dios, busca algo más misterioso. Pero no lo encuentra. Ninguno encuentra al otro, entonces se forma ese nido de frustraciones donde comen, duermen, cagan, tienen hijos y reproducen la maldición. 

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EL FUTURO

es algo que también fue inventado, y como todo tiene que acabar. El futuro hace siglos es el pasado. El hombre citadino, -hoy ya casi no hay rastros de otro hombre-, sabe su futuro a cinco o diez años. Lo planifica, lo cuenta, la maquiniza. Compra automóviles o casas quintas o un convoy de tasas chinas en cuotas, porque sabe que estará allí una década después para seguir pagando. Cuando firma un pagaré ese hombre firma su esclavitud, o peor aún, su muerte, o su futuro, que hoy por hoy es casi lo mismo.

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EL GUERRERO

Cuando el guerrero llega al borde del abismo, salta en posición de combate. El bailarín se arroja con paso de baile. El místico, en postura de meditación. El tonto tropieza y cae. Sin embargo, es curioso lo que hace el elegante: antes de caer al abismo, se da la vuelta y saluda. 

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ESOS VIEJOS

flacos y orgullosos en el supermercado, arrastrando el carrito vacío con los ojos bajos y en silencio. Porque ellos creen que el silencio es de bravos. 
Esos viejos muertos de hambre que trabajaron toda una vida y no se roban ni una uva. 
Esos viejos que se cruzan con un muchacho rubio de pelo largo que no los ve porque va pensando en el futuro, porque este es un mundo de jóvenes que olvidan su origen y de viejos que no recuerdan el destino, pero si las moscas usaron corbata, si las balas cantaran blues, si el cielo sacudiera su viejo culo azul y las ventanas catódicas de los edificios explotaran, igual, igual habría un anciano babeando fantasías sobre las piernas de una muchacha e igual habría todos esos tipos con cara de clavo sonriendo por las calles del mundo.



Enrique Symns





Enrique Symns nació en Lanus, Provincia de Buenos Aires, Argentina, 1946. Periodista, escritor y actor teatral argentino. Ha publicado crónicas, novelas y biografías sobre grupos y compositores del rock argentino y latinoamericano.Desde 1982, trabajó en diferentes medios: fue redactor del diario "La voz", de "Clarín" en 1983, y en 1988 del diario "Sur". Estuvo al frente de publicaciones como El Porteño , Satiricón, Eroticón, Cerdos y Peces, El Cazador. También integró, como monologuista, el popular grupo Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota, durante la década de 1980.Está cosiderado como uno de los narradores contemporáneos argentinos más influyentes de la llamada cultura urbana y el under porteño. Su lugar en la literatura argentina, primero como periodista y luego como escritor, comenzó en la década de 1980, tras vivir varios años en Holanda, España y Brasil. Retornó a Buenos Aires y en 1983 fundó la revista Cerdos & Peces, que marcó una impronta difícil de superar en cuanto al desarrollo de un estilo marginal, despojado de máscaras y convencionalismos. Durante los años 1998-1999 utilizó su corrosiva pluma en "La Maga"; y en Chile creó la revista "The Clinic". Symns es autor de "Ñan Fri Fruli Fali Fru - Los Redondos" (1992), "Invitación al abismo";"La vida es un bar", (Ed. Cuarto Propio- Santiago de Chile, 2000), y un libro que reúne cien poemas de Charles Bukowsky. Su ultimo libro es “El Señor de los Venenos” (Ed. El cuenco de Plata 2005). Su estilo literario aplicado en crónicas y textos, basado en el uso de técnicas propias de la literatura de ficción en el periodismo, como el recurso de la primera persona que vuelve inseparable al acontecimiento (noticia) del narrador y hace del observador un sujeto activo que influye con su subjetividad en el hecho, lo ubican como uno de los escritores argentinos más importantes de lo que en Estados Unidos se conoció, desde Hunter Thompson, como «periodismo gonzo» y brilló con lo que se llamó "periodismo de ficción".





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