martes, 3 de marzo de 2009

MARIPOSA




Miro la agonía de una vieja falena destruida por el mediodía clarísimo. Agita, sobre el céped, las alas carcomidas y sólo las nervaduras deshilachadas se mueven a veces, espasmódicamente, como en una memoria torpe de aleteo. Me acerco a contemplarla. Es un simulacro perfecto de la descomposición de la materia orgánica. Parece que está muerta; pero mi cercanía provoca sacudimientos convulsivos y desfallecientes: Otra vez intenta incorporarse en un remedo impotente de vuelo; pero las alas decrépitas sólo se agitan como si fueran estertores. La está devorando el dios del mediodía que sólo se alimenta de viejas mariposas.
La mariposa es un animal instantáneo inventado por los chinos. Estos objetos se fabrican, generalmente, de finísimas astillas de bambú que forman el cuerpo y las nervaduras de las alas. Estas están forradas de papel de arroz muy fino o de seda pura y son decoradas mediante un procedimiento casi desconocido, de la pintura secreta china llamado Fen hua y que consiste en esparcir sutilmente unos polvillos coloreados sobre una superficie captante o prensil formando así los caprichosos diseños visibles en sus alas. En el interior del cuerpo llevan un pedacito de papel de arroz con el ideograma mariposa que tiene poderes mágicos. Los fabricantes de mariposas aseguran que este talismán es el que les permite volar. Los que se ocupan de estas cosas, los letrados -censores o sinodales-, también algunos de nuestros generales que con frecuencia consultan el augurio llamado de la mariposa o Pu hu, para saber el resultado de las campañas que emprenden, dicen que las mariposas fueron inventadas, como todas las cosas que hay en China, por el Emperador Amarillo que vivió en la época legendaria del Fénix y a quien también se debe la invención de la escritura, de las mujeres y del mundo.



Salvador Elizondo




Salvador Elizondo. Poeta, narrador, ensayista y traductor mexicano (Ciudad de México;  1932- 2006). Fue el escritor más original de su generación. Se dio a conocer con una colección de cuentos titulada Narda o el verano (1964), género que cultivó también en El retrato de Zoe y otras mentiras (1968) y Camera lucida (1983). Museo poético (1974) es una antología de su poesía. Vinculado con la tradición literaria europea y con la erótica de Georges Bataille, en su novela Farabeuf o la crónica de un instante (1965, Premio Xavier Villaurrutia) desaparecen las regiones transparentes, los indios ensombrerados, los caciques rencorosos, dejando lugar a un tiempo congelado (la fotografía), al ceremonial erótico y a la escritura como espejo de sí misma. En El hipogeo secreto (1967) profundiza en la reflexión sobre el lenguaje, tema fundamental de sus ensayos: Cuaderno de escritura (1969), El grafógrafo (1970) y Teoría del infierno (1992). La transgresión y el humorismo son temas importantes en su obra Miscast (teatro, 1978). En 1988 publicó la novela corta Elsinor. Colaboró con las revistas Positif, Revista de la Universidad de México, Nuevo Cine, El Nacional y Vuelta, entre otras. Viajero incansable, en 1976 aceptó ingresar en la Academia Mexicana de la Lengua, en 1981 se incorporó en El Colegio Nacional y en 1990 fue galardonado con el Premio Nacional de Literatura.

Más textos de Salvador Elizondo, en La máquina del tiempo.



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