sábado, 5 de abril de 2025

OJALÁ QUE TE PISE UN TRANVÍA LLAMADO DESEO (*)


Es de mentira que la quiero

y es de mentira que ella cree

que yo

la quiero de verdad.


*


Suerte de principiante

me alcé con el pozo


Pozo al que caí

no como un

principiante.


*


Para la foto

mi embarazo

no es histérico.


*


Una exorbitancia:


la monogamia.


*


Mi desprecio por vos

siendo profundo

ni siquiera es


infinito.


*


El camino más corto

es el trillado por mis enemigos.


*


Hijo de la humillación

¿en qué te me has

reproducido?


*


Fumo

notas musicales


y toso

fragmentariamente

los últimos hits.


*


Mis iniciativas

¿te ofenden?


¿Qué toman de las tuyas?


Pero, sobre todo

¿qué desechan?


*


¿A qué edad comenzará a resultar indecoroso

-cuando no patético-

no ser todavía huérfano?


*


Hablo por lo que me toca

hablo por la mano que me toca

hablo porque me toca

hablo porque no me toca.


*


Se nota demasiado

que soy

con opio

un pan de Dios.


*


Yo lo tenía todo:

deudas, extrema soledad, odios


Fugitivo, rodeado de vagos

la vida me sonríe.


*


Algo en mí

incauta

esa aduana:


mi cólera.


*


¿Se tornará diamantina o dinamita

mi ecuanimidad cuando establezcas

brutalmente

tu demorada usurpación?


*


Ya no me duele

el dolor que mejor me dolía


Insisten

los peores.


*


Yo venía no existiendo hasta que vos

impusiste lo contrario


Jamás

cesaré

de reprochártelo.



Rolando Revagliatti

( * de su libro- Colaboración del autor 
para la Biblio.)


Rolando Revagliatti nació el 14 de abril de 1945 en Buenos Aires, ciudad en la que reside. Publicó en soporte papel un volumen que reúne su dramaturgia, dos con cuentos, relatos y microficciones y diecinueve poemarios. Todos sus libros cuentan con ediciones-e disponibles en http://www.revagliatti.com. En esta condición se hallan los seis tomos de su libro “Documentales. Entrevistas a escritores argentinos”, conformado por 159 entrevistas por él realizadas. Ha sido incluido en unas ochenta antologías de poesía, narrativa y dramaturgia de la Argentina, Brasil, Perú, México, Chile, Panamá, Estados Unidos, República Dominicana, Venezuela, España, Alemania, Austria, Italia y la India.


 

viernes, 4 de abril de 2025

PAISAJES


3.

un cielo nublado
bajo el cielo
pasto amarillento
en el medio
un círculo de piedras
dentro del círculo
tierra endurecida

sobre la tierra
una excavadora
el brazo inmóvil
la pala vacía



6.

una caja abierta
dentro de la caja
una cajita de música
sobre la cajita
una bailarina 
el torso fijo
los brazos en alto 

en los brazos
agujeros
atravesados por la luz



9. 

una mesa llena de polvo
en la mesa
un mate 
la bombilla oxidada

dentro del mate
yerba espesa y sólida
sobre la yerba
burbujas blancas



20.

una puerta
detrás de la puerta 
un piso de madera
en el piso
una cama cucheta
en la cama de abajo
un caleidoscopio

a través de la lente
múltiples vidrios de colores
en figura de flor
inalterada



24.

un cuarto
en el piso a la derecha
una lámpara
en la pared a la izquierda
un cuadro

en el cuadro
una bailarina 
el torso extendido
el brazo izquierdo elevado en curva
el brazo derecho
ausente



30.

una calle
en el asfalto
huellas de autos
en la vereda
casas bajas de ladrillos 

en las paredes blancas
palabras ilegibles
figuras geométricas
hashtags
en negro
diluido



Judith Filc (Buenos Aires, 1962)


Pueden LEER la biografía y más poemas en entradas anteriores. 


 

jueves, 3 de abril de 2025

EL COLOQUIO DE LAS PLANTAS

 


Diente de león


1.

El silencio es una voz que escucho 
desde adentro.

Es una hoja dentada que me clava su filo 
en la memoria.

Recuerdo el borde recto de la palabra 
que tengo en la punta 
de la lengua 
ahora.

Es el silencio de la hoja 
cuando crece.

Tuve un tallo fuerte 
pero también el viento es fuerte 
y arranca árboles 
y casas.

Me cuesta hablar.

Las palabras me crecen como yuyos 
al borde de la ruta.

Son pocos para un incendio 
pero me acompañan

en el camino 
que cambia de color 
según las horas.

Viajo callada.

Mando al fondo donde hay lugar 
al nuevo pasajero.

Me mando atrás.

El vidrio de la ventana 
se ahúma cerca 
de mi boca.

2

Los grillos cantan cerca 
pero no escucho 
cómo trizan el silencio 
con sus alas.

No escucho lo pequeño 
porque recuerdo una tormenta 
y la tormenta aparece.

Demasiada lluvia no es buena 
para algunas plantas.

El mal tiempo amaina 
y en tu mano sobrevive 
el diente de león 
para el soplido.

Voy a pedir un deseo, 
un deseo que tenga dos, 
así no me equivoco.

Tengo una hermosa flor, 
una presencia mágica 
que tiembla 
sin desarmarse 
entre mis dedos.

Voy a soplar su cuerpo 
frágil.

Voy a desarmarlo, 
voy a hacerlo 
volar.

Voy a desperdigar 
sus partes 
en el aire.

Aleteos de semillas
y blancos
para mi mirada.

Voy a pedir un deseo, 
voy a soplar un diente de león 
con sus hojas lobuladas 
y dentadas.

Voy a destrozarlo.



Durazno

1.

¿Cuándo cayeron las hojas del durazno?

No me di cuenta del momento 
en que cayeron.

Las cosas que se alteran lento 
se vuelven invisibles 
pero igual cambian.

No es el tiempo ni el viento.

La caída es la pausa abrupta 
de una continuidad.

Las hojas se desprenden 
del árbol.

Bajan a la tierra.

Viven de agregado, como nosotros.

La luz les muerde las sombras 
sin preguntarles nada.

2

En alguna ciudad lejos de casa 
vas a caerte.

le caerás sobre una superficie dura 
y te lastimarás 
la rodilla derecha.

Vas a abrir tu rodilla derecha
con una herida profunda,
larga y aserrada
como los bordes
de las hojas
del durazno.

Te harán nueve puntos 
mientras estás sentada 
en la camilla negra 
de un hospital 
vacío.

Cicatrizarás tan lento 
que no te darás cuenta 
de cuándo tu piel 
terminó de sanarse.

Hay huesos que saben caer.

El tomillo y el enebro
alivian tu dolor 
y la lengua 
le pone un nombre 
al asunto.

Pero la palabra también 
es una herida, 
una caída al pozo 
donde defendés tu dolor, 
atrincherada
para que no ataquen tu dolor,
atrincherada
para protegerlo.

El silencio puede ser
una fruta dulce y aterciopelada
como el durazno.

3

Las nervaduras son señales
que ordenan el espaeio
de tu cuerpo:
contramano
ceda el paso
pare.

le estacionás despacio 
porque el juego de la belleza 
no tiene apuro.

Las nubes pasan lento 
a una distancia extraordinaria.

Pensás en volar
con tu cuerpo perforado
por gorgojos,
pero el peso del aire
es un ladrillo.

El terror a la naturaleza se aplaca 
como el viento.

Un cuerpo ardiente de luciérnaga 
rodea el tallo aéreo 
de tu respiración.

El mundo crece adentro tuyo
como un embrión celeste.

Tu raíz ramificada
se esparce mejor en ciertos suelos
y en ciertas circunstancias.

Mirás el piso a la altura de tus ojos 
y no recordás el momento 
en que te desplomaste.

Iodo fue tan lento 
que no te diste cuenta.

Las caídas no se ensayan.

Adentro de una cáscara dura 
que se llama hueso 
está su única semilla.

(Del libro homónimo,
La Ballesta magnífica, 2023)

Luciana Mellado 


Luciana Tani Mellado. Poeta, escritora y crítica. Vive en Comodoro Rivadavia. Trabaja como docente e investigadora en la Universidad Nacional de la Patagonia. Dirige el colectivo artístico “Peces del desierto”. Ha integrado, compilado y editado producciones de crítica literaria y antologías poéticas en el país, en Chile, en México, en España y en Alemania. Publicó los libros de poesía: Animales pequeños (2014), El agua que tiembla (2012); Aquí no vive nadie (2010); Crujir el habla (2008); y Las niñas del espejo (2006). Obtuvo premios por su trabajo académico y numerosas becas de creación e investigación en el país y el extranjero.