miércoles, 30 de abril de 2014

CANCIÓN PARA UN ANOCHECER DE ABRIL


























Háblame, cuéntame historias de un estanque con lirios
que duerme bajo el sol. 
Háblame de los bosques profundos y frescos,
donde corren los sátiros risueños. 
Háblame, con palabras ligeras y tintineantes,
de los arroyos ondulantes y murmurantes. 
Háblame de los pájaros de pecho radiante,
que cantan sus sueños amorosos. 
Habla de la malhadada mariposa
que echa a perder su hora. 
Destinada a vivir y a amar y a morir
antes de que muera el día.

Háblame, cuéntame historias de ninfas pálidas como la luz de la luna
cuya belleza nadie puede conocer. 
Háblame de noches secretas y plateadas
cuando las grandes estrellas rojas están bajas. 
Háblame de la primavera virginal, la hermosa,
que deambula por los años que giran. 
Con gotas de lluvia ensartadas en su cabello perfumado,
sus ojos empañados de lágrimas. 
Háblame de los elfos, que saltan para dar besos,
que triscan por la hierba aterciopelada. 
Háblame de cosas así,
¡y vaya si me aburriré!


Dorothy Parker (E.E.U.U., West End, 1893 - Nueva York, 1967)

(Traducción: Guillermo López Gallego
y Cecilia Ross)


SONG FOR AN APRIL DUSK

Tell me tales of a lilied pool
Asleep beneath the sun. 
Tell me of woodlands deep and cool,
When chuckling satyrs run. 
Tell me, in light and tinkling words, 
Of rippling, lilting streams. 
Tell me of radiant-breasted birds,
Who sing their amorous dreams. 
Tell of the doomed butterfly
That flings his hour away. 
Fated to live and love and die 
Before the death of day.

Tell me tales of the moon-pale sprites
Whose beauty none may know. 
Tell me of secret, silver nights
When great red stars are low. 
Tell of the virgin Spring, the fair,
Who roams the circling years. 
Rain-drops strung in her fragrant hair,
Her eyes a-mist with tears. 
Tell me of elves, who leap to kiss,
Who trip the velvet sward. 
Tell me stories of things like this,
And, boy, will I be bored!



IMAGEN: - Ninfas (1909), pintura de Henrietta Rae.





lunes, 28 de abril de 2014

Naturaleza muerta





















Debajo de las sombras amoratadas
de su caballete
yacen los restos.

Díez días atrás,
enaguas amarillas que se levantan,
miraron y miraron
en puntas de pie
los pechos descubiertos en éxtasis
bajo el sol.

A un paso de distancia en la tela
su amante terrenal
las dibuja,
pincelada a pincelada,
en latidos amarillos.

Neutros miembros desabridos,
pechos secos
se convierten en alimento de gusano,
vivirán en Ámsterdam
con los girasoles del año próximo.



Patricia Burke Brogan
(Traducción: Leonor Silvestri)





Patricia Burke Brogan es pintora, poeta y dramaturga. Sus aguas Fuertes ganaron premios en Barcelona y la Bienal Internacional de Listowel International en 1982. Above the Waves' Calligraphy se llama su libro de poemas aguas Fuertes. Su obra de teatro Eclipsed fue publicada por Salmon Publishing en 1994 con la que ganó varios festivales incluyendo Fringe First en Edinburgh Theatre Festival, 1992 y Moss Hart Award, 1994 en EE.UU. al dia de la fecha se han motando 60 puestas de sus obras en tres continentes. Su obra Stained Glass at Samhain, publicada por Salmon Drama, y Eclipsed se tradujeron al Italiano. Esta última también se tradujo al sueco y al francés. Su última obra de teatro, Requiem of Love, publicada por Wordsonthestreet, inició en 2007 su 4ta temporada en Dublín. Patricia ganó la beca del Arts Council Bursary de Literatura en 1993, el Fondo Europeo para Escritores de Guiones en 1994 y la beca a las artes dramáticas del Arts Council Bursary en 2005.


Tomado del blog http://14poetasirlandesas.blogspot.com.ar/




sábado, 26 de abril de 2014

Despertarme y Sviatosvlav Ritcher



















Me desperté y Sviatoslav Ritcher ejecutaba Bach:
la Suite inglesa VI.
La mañana temprano se derramaba sobre
Los molduras y los alfeizares de la ciudad,

Era octubre, todavía templado
con el aroma de las plantas abonando la tierra;
los árboles en las calles cambiaban su color,
dorado, rojizo, bermellón llameante,

los peatones charlaban y reían
bajo mi ventana.
Bach estaba en el aire, cada nota
sale del negro cuerpo

de la radio, sin peso, claras
y acertadas en su camino:
sobre la ciudad en los jardines escalonados
nunca existió la maldad,

el miedo y el odio quietos escucharon,
el dolor y la desesperación detuvieron
su progreso a través de salas
de hospital y escucharon.

La mano izquierda sabía con precisión
hacia dónde iba la derecha
la justicia fue justicia
la verdad y el amor fueron uno,

el alma se posó en descanso sobre el alma
debajo de cataratas salvajes.



Eva Bourke
(Traducción: Leonor Silvestri)



Eva Bourke es poeta y traductora. Emigró a Irlanda desde Alemania, y ha vivido en Galway la mayor parte de su vida. Publicó 5 libros de poesía, los más recientes Travels with Gandolpho (Dedalus Press 2000) y The Latitude of Naples (Dedalus Press 2005). Tradujo dos antologias de poetas irlandeses al aleman, Hundsrose, y Mit Gruener Tinte/With green Ink. Es miembro de William Joiner Centre for the Study of War and Social Consequences de la Universidad de Massachusetts donde dio clases por 10 años. Y es miembro de Aosdana, la Academia Irlandesa de Artistas.

Tomado del blog http://14poetasirlandesas.blogspot.com.ar/

jueves, 24 de abril de 2014

Pero como por fuego (*)
















La oscuridad de los árboles
Preserva la vida
Del escaso suelo
Que cubre la capa de piedra

Entre los senderos y la magia 
De los bosques del este

La belleza del silencio 
Y las ramas quebradas

Y el hogar de animales pequeños

Las hojas verdes
De las plantas tiernas
Sobre el musgo verde oscuro
En el dulce aroma de lo que fermenta

Los charcos y el curso del agua fresca

Vida primera,   vida pudriéndose 
Oculta vida estrellada aún no es
Un espejo
Como nuestras vidas

Hemos llegado
Lo más lejos posible

Vidas que reflejan la luz 
Como espejos

Uno no ha pensado 
En asustarse

No de la sombra sino de la luz 
Que reúne el propio poder

(*) Título derivado del Nuevo Testamento, Corintios 1, 3:15.




George Oppen (E.E.U.U., Nueva York, 1908-California, 1983)


(Traducción: Kurt Folch)


But so as by fire

The darkness of trees 
Guards this life 
Of the thin ground 
That covers the rock ledge

Among the lanes and magic 
Of the Eastern woods

The beauty of silence 
And broken boughs

And the homes of small animals

The green leaves
Of young plants
Above the dark green moss
In the sweet smell of rot

The pools and the trickle of freshwater

First life,     rotting life 
Hidden starry life it is not yet
A mirror 
Like our lives

We have gone
As far as is possible

Whose lives reflect light 
Like mirrors

One had not thought 
To be afraid

Not of shadow but of light

Summon one's powers



IMAGEN:  Vigencia, pintura de Eduardo MacEntyre.





martes, 22 de abril de 2014

Bruma





Banda de pájaros cruza emitiendo un chirrido idéntico al de una persona que limpia un vidrio con una rejilla apenas húmeda. El ajetreo del mar, por su constancia, se volvió inaudible.


Camino adelante, los restos de otra construcción derrumbada cuelgan de la cresta del acantilado. Un fragmento de losa fluctúa como la pieza de un rompecabezas roto. Brillan al sol cerámicos de lo que antes pudo haber sido un baño, una cocina. Los pórticos se mantienen intactos y dan al filo del acantilado: entradas sin puerta que de un lado enmarcan el mar y del otro, el vacío.


Llego a una escollera en donde trabajan dos grúas, una naranja y otra amarilla. Mueven las palas mecánicas sobre sus ejes, sacando piedras de un lado y poniéndolas del otro. Abajo, puedo ver unas bolsas negras, enormes, pero ningún indicio de lo que guardan adentro. Una mosca recién nacida me roza los labios.


Una franja mínima de bruma se extiende sobre el horizonte límpido: un recordatorio de que las tormentas no desaparecen sino que se desplazan mar adentro, hasta perderse.



Latigazo de espuma se desploma y disgrega en gotas gruesas que el viento mantiene en el aire por unos pocos segundos hasta que la gravedad actúa sobre ellas; entonces caen formando, instantáneamente, con el impacto, una sábana homogénea, blanquecina, niquelada, tendida, que se resbala de la piedra, rebobínándose hacia el mar.


Una piedra de corazón hueco es cavada internamente por el oleaje y, en un exceso de presión, despide un chorro espumeante de agua salada hacia arriba, como la fosa del pulmón de una ballena que murió hace mucho tiempo, pero todavía respira.


Rodeando la estatua del Almirante Brown, un grupo de chicos cantan, con guitarra desafinada, una canción que habla de la distancia entre sentir y decir. Llego al mar. Leve refracción rosa, atenuada. Estrías oscuras producidas por el roce del viento en la piel de superficie (dunas móviles). No sé si esa línea que es la ciudad se pierde o si la prolongo mentalmente hasta un punto en donde se pierde. Incrementa el rosa en cuestión. El aire calca su textura en el agua, o al revés. Salgo sin querer en una foto ajena. Se amoretona el rosa como si el transcurso del tiempo fuera un golpe de puño en la intersección entre el cielo y el mar.



Matías Moscardi (Mar del Plata, Argentina, 1983)


IMAGEN: Estación marítima de Mar del Plata.



domingo, 20 de abril de 2014

UNA NUEVA TENTATIVA



No es ni debió haber sido nunca terminado aquel momento
en que te vi dormir, apenas inclinado
sobre vos, apenas respirando, los dos
al mismo tiempo, ese mismo tiempo
que no te importaba, ni te importa, todavía, perder,
separados ambos del tumulto
que venía de la otra habitación
donde tu madre gritaba bajo el efecto
del nuevo aniversario de su hermana, y ella,
sí, ella misma, tan igual, iba, de a poco, adquiriendo
el hábito del desamor o la impaciencia
que la hiciera preferir a lo real el recuerdo
de haber sostenido un par de momentos felices
y ser ella misma, nuevamente, al lado mío, libre,
fluida, auténtica, quizá por miedo, o tal vez, pereza de construir
(mientras nos dejaba a ambos encerrados
en aquella reducida reclusión del tiempo)
algo más que ruinas anacrónicas,
previas al esplendor de cualquier civilización.
Conserva, pues, por eso, allí, tu lengua recluida
a su modesto papel que se reduce, por ahora,
a imitar y chupar, sobre todo, y no intentes
indagar con el lenguaje en las razones
que hacen fracasar las tentativas
y reservan la victoria solo al tiempo,
ese devenir del que, en un pacto, nos hemos escapado,
los dos solos, sin la palabra y sin el grito,
con apenas la simple, acompasada, respiración.
Que no te preocupe, entonces, esa forma de cambiar;
nos exceden, como ves, esas razones. No son nuestras,
es la tuya que con fuerza se conserva.
Todas nuestras voluntades han sido sepultadas.



Franco Boczkowski



Franco Boczkowski. Nació en Presidencia Roque Sáenz Pena, departamento Comandante Fernández, provincia del Chaco, en 1983. Actualmente vive en Córdoba, donde trabaja como docente. Publicó: Razones personales, Editorial Nudista, Córdoba, 2013.



viernes, 18 de abril de 2014

El barro que sofoca




CARTAS I y II



a Martín Araujo
I

Querido Martín
andamos palpando en la oscuridad
Entonces
nos cae un pedazo de mampostería y morimos
o nos ataca un virus y nadie nos salva
También el amor roza su pulpa
pero después nos agarra el desenamoramiento
Y rezamos en secreto
¡no se vaya a enterar nuestro íntimo ateo!
Tenemos hambre y comemos
Previas flatulencias
realizamos las tareas corporales menos angélicas
Y de nuevo calientes y enamorados
Es la historia individual que trepida
con regocijos y estremecimientos
escalofríos y fiebre
Mi perrito sufre insuficiencia renal
está muriéndose
y la yegua vieja se apaga en la alcantarilla
Conmueve vivir de todas maneras
a pesar del dolor y del sufrir propio y ajeno
a pesar de las recientes o futuras prótesis
La ayuda del viagra es mi condena
pero no lo tomo porque me las arreglo
Después de todo a mi joven amante 
                        [no le importa 
Goza con este viejo
dejando que explore como lo hizo siempre 
orificios y protuberancias 
durmiéndonos luego abrazaditos

Aún el deseo me provoca incendios 
Pero el agotamiento hace sonar su silencio
                             [y debo oírlo
Queda el gusto opaco de lo provisorio 
y el sabor a pérdida
La plenitud fue siempre un territorio soñado 
y el cuerpo que amamos 
apenas una señal de rumbo



II

Querido Martín
esta mañana es como las mañanas de antes 
Desnudos y brillantes diseños despuntan
                              [con el día
El horizonte pintado de presagios 
parece al alcance de la mano 
y la claridad nos asegura que estamos vivos 
¿A dónde iremos?

Estuvimos estamos ahí y aquí 
juntando señales para un fuego y la necesaria
                                    /ceniza

un engaño nos hace creer que somos 
                     [o que fuimos
Como airecito mañanero o pájaro cantor 
marchamos en un fingido desfile de canciones 
de nítidos olvidos o de presencias memoriosas 
Impostura y utilería desaparecen 
El aire de arriba y el de abajo se mezclan 
La ciudad enterrada despliega sus avenidas 
y las calles como chales al viento 
arrastran colores que suenan 
y vagidos engastados en el aire de la madrugada 
aire entrefino o aire grueso 
o delgado aire cumbreño

Despojado de mercancías y herencias 
el almacén de recuerdos queda con 
               [la estantería muda 
No vale la pena hurgar 
meter la mano bajo las faldas de la madre 
para arrancar el secreto




Leonardo Martinez (Argentina;  Córdoba/ Catamarca, 1937 - Buenos Aires, 2016)





miércoles, 16 de abril de 2014

Memorias











3

entro en la cocina
con radichón lechugas
coloco el mortero sobre la mesada
y miro por la ventana hacia el parque vecino


4

voy despacio contando las pizarras del techo 
te llamo en sueños
me alegro de que hayas vuelto 
voy despacio por los años 
por cabellos cortados 
todos los lechos están iluminados 
los jueves a las ocho de la noche


5

una jarra de vidrio verde
es todo lo que tengo pero la conozco bien
tengo sólo esta jarra
me ha quedado ella sola
y es bastante
una jarra vacía
no hace falta
llenarla
ni moverla
está bien allí
y yo estoy bien
mientras la miro
por una vez
los dos
nos comprendemos
en el reposo de ser
cada uno
por su lado


8

me sorprenden en mi oficio
en un andamio
me sorprenden como soy
no me molesta
no soy más que el andamio
esta rama y este oficio


10

qué quieres que diga
qué quieres
antes que amanezca
antes que el mar te arroje su primer manotazo
antes de nacer la espadaña
y de morir la loca
y de trinar
de espantar con un fuelle el badajo de la torre
antes mucho antes
de ser llamado
qué quieres que diga
todo viene después


15

era por aquí
te juro
aquí estaba la puerta ella
tantas veces la tuve
al borde del aire


18

en lugar de estar adentro bajo techo
prefiero salir a caminar aunque haga viento
yo espero caminando
no que el viento se aparte de la calle
o que inaugure una noche sin puentes
yo espero que una mano surja
y me salude
y ponga fuego
una manzana
en el llano del día


20

que cante esta guitarra 
y cante cante y cante 
que la luz sea del día 
y renazca en otro cielo 
en otra infancia 
que yo vuelva a ser tu novio 
y a perderte 
y olvido



Edgar Bayley (Argentina, Buenos Aires, 1919-1990)







lunes, 14 de abril de 2014

El pibe


















Se hace de noche
otra vez voy a volver
tardísimo del trabajo,
no le aviso a nadie.
Me tomo el colectivo
me siento al lado de un pibe
pienso en vos
y en el pibe,
en que vos sos este pibe
y que cogemos acá mismo.
Después me doy cuenta
de que me pasé tres cuadras
me doy cuenta también
de que el pibe tal vez me miraba.
Me bajo
prendo un cigarrillo
y lo apago antes de entrar,
había llegado al filtro
mi cálculo fue perfecto
Cierro
me saco la bombacha del culo
-un alivio-
y silbo mientras destapo una cerveza
y otra vez me pregunto
qué pasa si te llamo
y me respondo que
es probable que no me atiendas
como siempre.
Me siento
en una de esas banquetas
tan modernas y cancheras
que me regalaron mis amigas
cuando me mudé
y siento una amargura tan intensa
que la cerveza se hace dulce.
Me asomo por el balcón
y te veo llegar en la bici.
Me agacho rápido
para que no me veas
y enseguida pienso que en realidad
no te persigo
es una cuestión de purísima casualidad
que vivas enfrente de mi casa
y que además me gustes tanto.


Rosina Lozeco




Rosina Lozeco; Argentina, Santa Fe, 1989. Madre, estudiante y bajista ocasional Ganó en la disciplina Letras de la Bienal de Arte Joven de la Universidad Nacional del Litoral en 2010 y 2012. Entre 2007 y 2012 publicó semanalmente en su blog Rocha está loca (mongslap.blogspot.com).


sábado, 12 de abril de 2014

La pequeña verruga
















LA PILETA DEL FONDO DE MI CASA

La pileta del fondo de mi casa
sigue armada, lejos
quedó la primavera, el verano,
el calor sofocante
que nos llevaba a tirarnos
de cabeza al agua fresca.
Lejos quedaron las ganas
de llenarla, de estar mojados
pensando en playas
y mujeres hermosas.
Pero, sigue armada
en el fondo, resiste
entre hojas secas,
agua sucia verde,
resiste en el viento de invierno,
a veces, alguna tormenta
la limpia y me ahorra
el trabajo que debería hacer.
De vez en cuando, mi abuela se acuerda
y me dice: Ariel, cuándo vas
a desarmar esa pileta?
Mañana nona, mañana.



LA PEQUEÑA VERRUGA

En la cama desnudos
acaricias mi pierna izquierda,
cuando tu mano llega
a mi rodilla, la sacas enseguida
sorprendida del asco que te produce
mi verruga.
Me decís, con aire molesto
y quejoso: cuándo te vas a sacar
esa verruga horrible?
Entre risas tímidas,
en voz baja te digo en el oído:
no me la voy sacar
porque cuando me dejes
o alguna vez tengas un amante
tus manos recorrerán la pierna de otro
y al llegar a la rodilla
las yemas se erizarán por un vacío
al no sentir el asco que te produce
la pequeña verruga
de mi rodilla izquierda.



MI EX NOVIA

Mi novia está acostada
en la cama,
las sábanas le cubren
hasta las costillas,
el pelo le deja
la cara cortada
en mil rayas.
Está dormida
y estoy seguro
que dejé
más que mi amor
en sus labios.
Somos jóvenes
pero eso se pierde con el cuerpo,
estamos enamorados
pero eso se olvida con la costumbre,
sin embargo
todas las veces
que ha quedado dormida
entre las sábanas
.......digo, no sé........
hay cosas en este mundo 
que nunca se extinguirán.


Ariel Delgado




Ariel Delgado (Morón, provincia de Buenos Aires, 1985).) A los primeros meses de vida se trasladó con su abuela a Paraná, Entre Ríos. Cursó estudios de profesorado en Lengua y Literatura. Publicó La pequeña verruga (Colección Chapita, Bs. As., 2009), Eí último clásico (Ese es otro que bien baila, Paraná, 2010; Gigante, Paraná, 2012). Con Julián Bejara-no crearon al "poeta entrerriano" Román Sangoy, bajo cuyo nombre publicaron Piiíín (Ese es otro que bien baila, 2010) y Las chicas de barrio son mejores cuando te íasíiman (Gigante, 2012). En 2010 fundó con J. Bejarano, M. Podestá y C. Monti la editorial de poesía joven Ese es otro que bien baila. Murió en Paraná en 2011.



jueves, 10 de abril de 2014

CUMPLEAÑOS

















Para esta magia sencilla, casera,
basta con los seres queridos moviendose
en la oscuridad del living.
Para esta felicidad alcanza
con los hombres bebiendo y hablando
alrededor de las mujeres
que bailan solas como si ya supieran
exactamente todo lo que va a pasar
y no hubiera nada malo en lodo eso.


Daniel  Durand (Argentina, Entre Ríos, Concordia, 1964)







martes, 8 de abril de 2014

ALABANZA (*)




Yo, Masaoka Shiki, me jacto:
he venido a dar testimonio de lo que va a pasar aquí
y ahora
en esta choza flotante sobre el páramo
donde voy a agotar los máximos placeres
de la vida:
la salvia y el romero
y esta íntima luna escarchada que cede
hacia el oeste...

Viva el asombro de cada día vivo
Viva el asombro de lo que no vive en vano
Y hace de su compenetración
la voz invicta, la invicta melodía...




Javier Adúriz





Javier Adúriz. Poeta y ensayista argentino. Nació en Buenos Aires en 1948 y murió en la misma ciudad, en 2011. Publicó siete libros de poemas: Palabra sola (1971), En sombra de elegía (1979, ) Solo de conciencia (1986), Égloga brusca (1993), La forma humana (1999), Canción del samurai (2004, La verdad de se mueve (2008) y Esto es así (Ediciones del Dock, 2009). Dirigió la revista literaria León en el bidet. Y creó la figura de la estética "posclásica", una aleación entre tradición y vanguardia. Ha escrito además numerosos ensayos sobre poesía argentina y colaborado con las revistas literarias Omero y Hablar de Poesía. Dirigió la colección “Traducciones del dock”.

(*) El poeta canta cada línea del poema, como si encontrara algo manso y definitivo; una secreta victoria personal.



domingo, 6 de abril de 2014

EL JARDÍN DEL HOSPITAL PSIQUIÁTRICO




Queda lejos Asís,
          aunque no tan lejos:
              Sobre este jardín, 
diseminado sobre este jardín, 
          hay un espíritu bueno;
              hermano de los pobres 
¿y quién es más pobre que el
          que está enamorado
              cuando los pájaros anidan
en la primavera del año? 
          Vinieron
              a comer de su mano 
que nada tenía,
          y sin embargo
              su plenitud 
sació a todos,
          La humanidad entera
               llegó a estarle en deuda, 
una historia sencilla.
          Es la estación del amor,

En un tiempo así,
         tiempo de jacintos
               en
el jardín del hospital, 
         el tiempo
               de las floraciones corales 
y de los racimos
         tempranamente
               rosáceos, es también el tiempo de
los nidos abandonados 
         antes
               que los gorriones empiecen 
               a deshacerlos
pues con el ciclo
         de la abundancia                 
               de nuevo los harán.
A su alrededor
         en los prados
               las parejas jóvenes
se abrazan
        como en un cuento 
               de Boccaccio.
Nada les importa, 
        amparadas por el mal
               que las ha confinado 
a este sitio.
        San Francisco los perdone
               a ellos y a todos los amantes 
quienes quiera que sean. 
        Han visto
               una magnífica luz 
emanada de sus frentes obscenas 
        La luz
               está atrapada ahí 
por el encierro de esos muros. 
        Están separados
               de sus semejantes. 
Es el tributo
        de un nido del año pasado.
               San Francisco,
que amparaste a los pájaros silvestres, 
        ayuda
               a quienes 
nada tienen
        y viven
               por la sagrada luz del amor 
que rige
        sobre este jardín
               ahuyentando la desesperación,

El tiempo pasa.
        Ha bajado el ritmo 
               pero con su 
disminución
        la escena se ha alterado.
               Los amantes dan la cara 
a lo que les ha sobrevenido. 
        Ya es verano.
               ¡Brilla pleno el 
sol!
        Cegados por la luz
               caminan perplejos 
buscando
        entre las hojas
               un lugar propicio 
para mirar
       la estación que avanza.
               No creen
en su propia cura 
       y dudan
               si escapar
de nuevo a la oscuridad 
       La escena
               ciertamente ha cambiado. 
En torno a San Francisco 
       toda la escena
               ha cambiado. 
Miran
       el cielo circundante
               y el paisaje entero. 
Llenos de terror 
       buscan
               una flor familiar 
que los conforte
       pero todo el campo 
              los reclama. 
Esconden los ojos 
       avergonzados
              ante tal abundancia, 
espiando tímidamente 
       entre sus dedos.
              El santo los observa, 
los ojos llenos de piedad.

El año aún es joven 
       pero no tanto
              como ellos 
que encaran los miedos
       que
              los asaltan.
Despiertos
       tras la primera locura de amor 
              parecen niños
que vinieran de un largo sueño. 
       El verano está aquí, 
              es un hecho. 
Discretamente
       el santo retrocede
             ¡Una, 
audaz,
       separando las hojas frente a ella,
             se yergue en plena luz del sol 
entrecerrando los  ojos 
       sola
             mientras su corazón
late salvajemente 
      y su mente
             bebe
el cabal significado 
      de
             todo esto!



William Carlos Williams (E.E.U.U., New Jersey, 1883, Rutherford, 1963)



(Versión: Adriana González Mateos y Myriam Moscona) 

The mental hospital garden

It is far to Assissi,
but not too far:
Over this garden, 
brooding over this garden,
there is a kindly spirit,
brother to the poor 
and who is poorer than he 
who is in love
when birds are nesting 
in the spring of the year? 
They came
to eat from his hand 
who had nothing, 
and yet
from his plenty 
he fed them all.
All mankind
grew to be his debtors, 
a simple story.
Love is in season.

At such a time,
hyacinth time
in
the hospital garden, 
the time
of the coral-flowered 
and early salmon-pink 
clusters, it is
the time also of
abandoned birds nests 
before
the sparrow starrt
to tear them apart
against the advent of that bounty
from which
they will build anew
All about them
on the lawns
the young couples 
embrace
as in a tale
by Boccaccio.
They are careless
under licence of the disease
which has restricted them 
to these grounds.
St. Francis forgive them
and all lovers 
whoever they may be. 
They have seen
a great light, it
springs from their own bawdy foreheads. 
The light
is sequestered there 
by these enclosing walls. 
They are divided
from their fellows 
It is a bounty
from a last year's bird's nest.
St. Francis,
who befriended the wild birds, 
be their aid,
those who have nothing,
have nothing
and live
by the Holy light of love 
that rules, 
blocking despair,
over this garden.
Time passes.
The pace has slackened
But with the falling 
of of the pace
the scene has altered.
The lovers raise their heads, 
at that which has come over them,
It is summer now.
The broad sun 
shines!
Blinded by the light
they walk bewildered, 
seeking
between the leaves 
for a vantage 
from which to view
the advancing season.
They are incredulous 
of their own cure
and half minded 
to escape
into the dark again. 
The scene
indeed has changed. 
By St. Francis
the whole scene
has changed. 
They glimpse
a surrounding sky
and the whole countryside. 
Filed with terror
they seek
a familiar flower 
at which to warm themselves, 
but the whole field 
accosts them, 
They hide their eyes 
ashamed
before that bounty, 
peering through their fingers 
timidly.
The saint is watching, 
his eyes, filled with pity.

The year is still young 
but not so young 
as they
who face the fears 
with which 
they are confronted. 
Reawakened           i
after love's first folly
they resemble children
roused from a long sleep.
Summer is here,
right enough.
The saint
has tactfully withdrawn.
One 
emboldened,
parting the leaves before her,
stands in the full sunlinght, 
alone
shading her eyes 
as her heart
beats wildly
and her mind
drinks up 
the full meaning 
of it
all!