miércoles, 30 de noviembre de 2022

LA LUNA DEL DRAGÓN (1991)


CASAS


Las casas donde he vivido hacen viajes de noche,
vienen en silenciosas bandadas desde abandonadas ciudades,
desde pueblos que asedian carboneros,
y siempre me encuentran en un sitio de la oscuridad,
ante una lámpara me encuentran, o en un lecho solitario,
y vuelan a mi alrededor como cosas de bruma,
muros y puertas que ya son pensamiento y nostalgia.
¡En cuántas he vivido desde los grandes días de mi infancia! 
Quiero esquivarlas porque traen, como viejos papeles, 
el testimonio de otros que fui,
de muertes que esquivé, de insomnes radios arruinando las tardes, 
de amores que fingieron ser el único amor, el verdadero, 
y que después huyeron como los caudalosos años en que ardían.
La substancia de mi ser parece cambiar como ellas, 
y pienso en tantos seres que recorrieron siempre 
una misma región de pasillos y salones y puertas 
y crecieron tal vez con un alma más firme.
Es más definitiva toda pérdida
cuando la edad del perdedor quedó también dispersa, 
tras esas puertas que no abriremos nuevamente, 
tras esos muros que después cayeron, 
en sitios donde hubo casas espaciosas y frescas 
y ahora hay duras torres orgullosas
o sólo un campo que recorren sin prisa vientos que olvidan.
Porque así sé que sólo lo que se queda en la memoria perdura, 
que ninguna lealtad me reclama en esas habitaciones lejanas.
Así he entendido que no hay morada
sino la que proyecta el corazón sobre un espacio cambiante, 
ni techo más fiel que ese de blancas nubes y estrellas, 
ni otro suelo que aquel de rumorosa hierba que aguarda.




LA JOVEN FLOR PLATÓNICA

Disgregada en las rosas del sueño y del olvido, 
con espinas de acero que enrojeció la historia, 
replegada en las íntimas rosas de la memoria, 
la rosa es una rosa para cada sentido.
Leve esfera de pétalos que en frágil fuego asoma, 
luz que una mano copia con su matiz exacto, 
fresca rosa de seda que fluye bajo el tacto, 
densa rosa de almíbar, tenue rosa de aroma.
En cada puerta el ángel de un deleíte distinto, 
imaginario alcázar, cristal y laberinto, 
melodiosa en los labios y en las letras cautiva.
Esfera multiforme, llama de amor violenta, 
ayúdame a ser Uno, bajo este sol que inventa 
una rosa de sombra junto a la rosa viva.

(De: "Poesía completa",
Ed. Lumen, 2022)
William Ospina (Colombia; Padua, Tolima, 1954)




IMAGEN: Fotografía de Olga López  de Larrinzar -Puerta entrabierta


 
 

lunes, 28 de noviembre de 2022

POEMAS TEMPRANOS



A BROKEN BUNDLE OF MIRRORS


Cada mañana nuevamente pido, 
lejos de esas colinas y esa tarde, 
que haya un espejo eterno que nos guarde 
después de la ceniza y del olvido.
Y busco nuevamente cada día, 
huyendo del rumor ajeno y triste, 
la música severa en que dijiste 
tu adiós que era promesa y que mentía.
Ya se borra aquel sueño, la promesa 
ya nos deshace en el jardín secreto.
No volverás, el ciclo está completo, 
hoy sé que aquí, otra vez, la vida empieza.
          Pero recaigo en esos cuartos, lejos, 
          y me rasgan las manos sus espejos.


(De: "Poesía completa",
Ed. Lumen, 2022)

William Ospina (Colombia; Padua, Tolima, 1954)



IMAGEN: Adelina Carrion- Espejos rotos



 

domingo, 27 de noviembre de 2022

HAPPY AND REAL



Charly y Aznar en el disco TANGO 4, de 1991.
Tema dedicado a Paul McCartney. 

 

sábado, 26 de noviembre de 2022

LOS SONIDOS QUE DEAMBULAN EN NOSOTROS


Algo menos audible que lo audible

En las matas que el viento mueve como una cabellera, hay briznas sonoras que se ilusionan nostálgicamente con morar entre estos pastos sibilantes, arraigarse, volverse dignas algún día de una pizca de atención.




Una espera difícil

El silencio del atardecer. Del alba. Del perro y el gato que duermen juntos sobre el sofá. Del frío del invierno. De los rostros añosos de niños que caminan rumbo a la escuela bajo una luz desganada. El arco de mi vida se va cerrando. Y con él, el arduo horizonte de mis silencios.



El orden de la naturaleza

Los pájaros dejaron de alborotar en las ramas más altas. Las ranas esperan la medianoche en las cunetas anegadas. Llegan los sonidos atenuados del crepúsculo, como el picor en nuestras piernas. En este intervalo muerto, se abrió una herida de perturbado silencio. Mi curioso oído oye, en el umbral de la noche, la hora que solo a mí me pertenece.



(Del libro: Los sonidos
que deambulan en nosotros,
Barnacle, 2022,
Envío de Alberto Cisnero)


Diego Colomba (San Nicolás, Santa Fe, 1972)



Pueden LEER la biografía en una entrada anterior del autor (nota del administrador. 



 

jueves, 24 de noviembre de 2022

GLADIOLOS y ALHELÍ

 


Papá cree que sentado ante la tumba de mamá
ellos conversan. Le lleva flores despliega
su sillita le cuenta de sus días sin ella tendida
bajo tierra él la imagina idéntica como antes
no quiere ver el paso de las horas es insólito
el modo en que los vivos se ligan a sus muertos
papá cree que ella incluso puede oírlo y si cierra
los ojos así dice es como si escuchara un vientecillo
soplándole una frase yo creo que es más lógico pensar
que mamá le habla en sueños allí donde la ve de nuevo
en la elegancia de sus radiantes veinte la cintura aún
no transformada por los partos llevando alegre digna
el traje azul de brillos que luego colgaría en el armario
como recuerdo de algo muy preciado una noche feliz
de carnaval donde bailaron juntos toda una madrugada
y el tiempo fue redondo como el tango en ese baile
hablaron de lo eterno y ahora papá sabe que no hay
mejilla tibia la oquedad es un frío sentado allí
al borde de la losa riega las flores pliega su vieja
silla se santigua cuenta aún el plazo que le falta
para danzar con madre sin soltarla.
 
(Tomado de Poesía panhispánica No. 9,
de la página: "Círculo de poesía"
Mariela Dreyfus


 
Mariela Dreyfus (Lima, Perú, 1960). Ha publicado los poemarios Memorias de Electra (1984), Placer fantasma (1993; Premio de Poesía Asociación Peruano-Japonesa, 1992), Ónix (2001) y Pez (2005). Morir es un arte (2010, 2014) y Cuaderno músico precedido de Morir es un arte (2015), todos incluidos en Gravedad. Poemas reunidos (2017). Es autora también del estudio Soberanía y trasgresión: César Moro. Fundadora y disidente del movimiento Kloaka (1982-1984). Su obra ha sido incluida en importantes antologías. Es traductora de poetas norteamericanos como Allen Ginsberg, Edward Dorn, Sylvia Plath, Diane Wakoski y Ai. Colabora regularmente con ensayos y comentarios críticos en las revistas internacionales.(De la página "Círculo de poesía".)Reside en Nueva York desde 1989.
 


martes, 22 de noviembre de 2022

CAMINO AL BORDE

 


el poder de la luna 
sobre los seres vivientes

la luz de la luna 
ilumina
pequeñas piedrecillas oscuras
y guijarros negros
que brillan con luz propia.

en un momento se unen 
una piedrecilla y un guijarro
generando un brillo intenso
que crea en su seno
un diminuto caracol
que empieza a deslizarse
por la corteza del mundo.

por la mañana
bajo el influjo del sol
serán piedras comunes
confundidas entre muchas otras.

el caracol crece por fuera
algunos pocos 
también crecen por dentro
y al llegar al borde de lo conocido
abandona su caparazón 
para el que vendrá.

muere su cuerpo.
su alma
ya tiene un destino prefijado.



Aldo Luis Novelli (Neuquén, Argenttina,1957)


Pueden LEER la biografía en entrada anterior del autor. 


IMAGEN: Sin créditos.



domingo, 20 de noviembre de 2022

UN MAR EN LA MADRUGADA


 








REPLICANTES ASTRALES (1993)

 

 

Es una niña al borde de la fuente

que le pone pétalos al agua.

Un pétalo, otro pétalo

Un malvón deshojando otro malvón.

Un día lejano, dentro de muchos días

quizás esté sentada en otro sitio y vea

a otra niña que en sucesión interminable

se siente al borde de otra fuente

y ponga otros pétalos

de otros malvones sobre el agua.

Entonces quizá, remotamente, una piedra

se vuelque en su memoria

Algo cambie de sitio y por una rara

ramazón de aire se recuerde

sentada en una fuente lejana

poniendo pétalos al agua

de unos malvones con este mismo olor

de pronto.

 

 

 

IDEA DE LA AVENTURA (1990)

 

II

 

 

Como si fuera un ansia impenetrable

inmensa que quisiera volar todo tu cuerpo

con solo abrir los brazos

porque a veces parece que vas caminando

por un prado por un verde camino caminando

y sientes que te envuelve

         que te llena y empiezas

         a hacerte tan fuerte

         que podrías

                    podrías aflojar este cinto

                    olisquear este aire

                          Enloquecerte

 

 

 

 

 

 

 

V

 

 

aunque vuelvan y vayan

aunque quieran

aunque digan

o inventen

 

 

aunque crean

                   es el trajín

el mismo siempre

es el mismo cansancio

en las mujeres

 

 

 

 

 

La esperanza

 

 

Siempre. Como un punto blanco y arrasante

una luz, de pura esencia necesaria. Incandescente.

Cegada por la luz, la boca abierta

palpita algo en el valle, ruido de agua

Hojas de eucalipto perfumado

Algo de paz se recoge sobre el oro esparcido

Algo, parecido a la misericordia

Queda.

 


DE NADA DE NADIE (2001)

 


Obsesión

 

 

Una piedra en el centro del estanque
al fondo, bajo el agua profunda. Apenas

se movía la superficie traslúcida del agua

la palabra emergía entrecortadamente.

Ascendía para pedir con los brazos en cruz

con el silencio que rodea a los que imploran

la crispación del suplicante. Entonces se

acudía a los preceptos a las mudas recetas en

papel de regalo a las promesas de anillos italianos

para el dedo índice de la mano derecha. Entonces

se invocaban los hijos la elección de la reina la última

navidad que vimos juntos. Los aviones plateados que

cruzan el cielo de la noche como trozos de espejo y

mañana no importa. Lo consumado exhala, la pira que

se agolpa y se sustrae. La palabra piedra suturarla con

las cosas ajenas y con las cotidianas de modo que ya

no pueda verse que ya no tenga peso al fondo del estanque.

El agua en entremedio de peces y migajas

el conocido filo de esa piedra, cortezas

que devuelvan fragor alrededor. Recoger del silencio

el ras, del agua el entremedio, del color

el estanque.

 

 

(Del libro: Un mar en la madrugada,

hiloseditora, 2017)

 

Silvia Guerra (Maldonado, Uruguay,1961)

 

 

 

Pueden LEER la biografía en una entrada anterior de la autora.


IMAGEN: Fotografía de  Andrew Shpatak.


viernes, 18 de noviembre de 2022

EL CUTIS PATRIO (III)

 









Lo que la página encuentra
(Las frases nunca tienen frío)
 
Signos que suelen ser del silencio,
ceden a lo indeciso unas hipótesis.
Puestos a la par de las apariencias
espías apuran el porvenir venido a
célebres brisas, turban costumbres,
cuerpo para pasar al conocimiento,
y uno entre pocos a saberse capaz.
Mira, manca imperfecta por lo que
han sido, borrones, glifos fortuitos.
(Pausa y semanas de prueba pedía
el impío en las linotipias a limpiar
su kif sobre las filas de influencia
sabiendo del haber que le vendría)
Y el significado hecho de pulcros
tamaños, letricas que encarnan el
encarame de algunas cosas, pecas
de conspiración entre el pescuezo
y un as de sol a salvar al albatros.
En la vastedad que las alaba (van
por tal voz) les toca parecerse a lo
que serán: líquidas cuando causan
con la usanza algunas cosas sólidas
muy por encima de las semejanzas
hasta ver en la velocidad lo visible
vibrando y ¡cuánto de veras verán!
Recuerdan que antes tanto fueron,
escritura, trato, caras de monstruo:
son tras lo que serían, maneras por
escapar ahora de la era sin heridas.
Maneras para agrandar las agrestes
regiones que harían de la gramática
con sus gramos camino al mensaje,
atosigan a la ingrata higuera donde
nada de repente crece más sagrado.
 
Un higo; la frase dice: hay un higo.
Hay esto, hay campos para un país.
Como la legua venga, sus gauchos
cincharían del poncho al escuchar
chasquidos en aquello atiborrado de
buen verdugo por la oruga derecha,
y en la mano a no ser que sea igual:
con ella empuña, cubre ubres y cría.
Un país que en la página es palabra.
Debió su atisbo de sábana abotonar
el tono viril, la burla en la carabina
cada vez que una res la haría sonar
para hacer del gaucho un sinónimo.
Gauderios o como el río los arrase,
raspan en pos del rostro distraído
(res non verba, plus ultra tan útil)
y entre estruendos dentro de atrás
secan la paciencia de los paraísos,
la comba dada al limbo voluntario.
Tiemblan como albas en el balcón
y al viento, vienen. Quién lo diría:
salientes se sienten en la realidad.
En el infierno tendrán tanto frío,
en la nieve el habeas del verano.
Resultan fotografías sin historia,
la recta que toca cualquier recato
o candor adorado por encaramar.
Un ave leal, una nación de cielos
leales para ataviar al timbó de los
bosques y la oquedad que debida
iba: por su silencio el ser hablaba
solo, el gato de Angola angora es
al Este tan en lo que suda y queda
pensar que aquí esquilma como la
redonda roncha deshilacha estolas
o testamento, teme todo el tiempo,
la condición desconocida de oír, ¿o
qué si lo incesante fue casualidad?
Decir asombra de más en el ceibal
labrado que la vida abrió torciendo
hacia la tirana cintura con sentidos.
Sombra de abracadabras habrán de
darle alrededor todas las oraciones:
a cuáles de las más bellas en versos
sirven para el oral amor y la muerte.
Con ellas harían lo que nunca llega.
Adivinándolas en dolmen o menos
mal que metáforas y mirada común,
logran a tiempo cautivar la claridad
que diga del comienzo, es perfecto.
Perfecta la voz, la belleza siguiente.
 
 
 
Mansalva, 2009)
 
Eduardo Espina (Montevideo, Uruguay, 1954)
 

Pueden leer la biografía en una de las entradas anteriores del autor.


IMAGEN: Tomada de la revista "Círculo de poesìa"




miércoles, 16 de noviembre de 2022

EL CUTIS PATRIO (II)


 










Poesía eres (también) tú
(Hipo rima con periplo)
 
La página, nebrija para pájaros,
(menos sucede en la indecisión
o amanece el azur a lo sublime)
la página, si por otro Sur asoma
con sortilegios a sentirse elegida,
la página, su ojo estando en paz,
desparejo acertijo de hicocervos
(y un rayo al resplandor oyendo).
Nada hay ni temas para entender.
Ante el tacto, la lentitud detenida
daría su borde al alba de una vez,
un plan de lis por los alrededores
dará más de una razón al silencio.
Claro será el comienzo de conejo
a cercar la suerte con pata propia.
Blanco conejo a quien encuentra,
¿o es azul su sombra en persona?
Sombra de éstas contra el tiempo,
y la más veloz al hacerlo, lo hará.
Mojado de miradas da el destino
por entendido al entendimiento,
deja gotas de esgrimas y alegría.
Ah, y la irreverencia del escriba
mientras las esdrújulas pasan de
moda, enmiendan al mensajero
que por ojear tendrá radar en él.
Por ver su luz permanente, qué decir,
qué resero poner encima.
Encima del oro el orden adorna,
sirve a la raza salvada del deseo.
Sea el olvido la bestia diferente,
el esporádico túnel que lleva al
cazador, a la zona al fin cazada.
Como otra canción a la trampa,
como más al semblante de azor
saliendo de causas casi sinceras.
Como, en el cine de Tarkovsky.
Cine con cielo, lección solitaria.
Por mirar a su rosa hace un rato
los ojos sabían de abril la mitad.
Una toma con el mal iluminado,
visiones entre cumbres y bruma
que obra burlando al taparrabos
cuando no lamentan descubrirlo,
ni al brío descubren. La Historia
al tiritar entre estaturas aturdía a la
lantana lo que al fin la fortuna:
tal mitad muerta atrapaba al azar
y su río real al mundo demuestra,
una situación sin estar sintiéndola.
Cuánta hora de tórax, autoría de
días en pasado hacia los sapos a
poco de pensarlo, cuánta réplica
que por arrobo libra otro drama.
Pero hay que seguir haciéndolo,
hacer al ser contrario al sentido.
Ya la tala lastima las posiciones,
las horas en fila serán estos días,
el premio de preguntar a la vida.
Toca como paga una parte peor.
A la puerta toca cual condición.
El tiempo reparte los recuerdos,
el pasado está aún por suceder.
 
 
(Del libro: El cutis patrio,
Mansalva, 2009)
 
Eduardo Espina (Montevideo, Uruguay, 1954)
 
Pueden leer la biografía en una de las entradas anteriores del autor.
 


IMAGEN: Fotograma de "El sacrificio"  de Andrei Tarkovsky


lunes, 14 de noviembre de 2022

EL CUTIS PATRIO (I)


 










El costo de la vida
(Ningún centavo es tímido ni temido)
 
Las piedras pasan por premio,
alto el talión, la teluria del lar.
Vale el bronce cuanto él sería,
el hastío de estar cada instante.
Soplo de loas en un año plano,
es lo que supo empezar recién.
Los jubones suben avizorando
hasta de las almas hablar y del
verbo que a su voz aborrecían.
Ni qué decir: nada no fue todo
y el dinero es un mal menor (e
igual pasan cosas de ésas que
hasta ayer sabían soñar cerca).
Manejan los ricos un auto
de fe, la pobreza no aparta
la paja del trigal, pasa con ese
éxito que costaría creer.
A tales paisajes juntos, ni la
posibilidad podrá alcanzarlos.
Vuela como ave a cualquiera
aunque la luna quedara lejos.
(Es duración ante una cima y
ésta para quitarla de encima.)
Dura el árbol, la voluntad de
quedarse quieto cambia hoy
de lugares como mañana no.
Algo será más verde por ver
la verdad de las cosas ciertas
hasta cuando serán similares,
algo que pudiera darle al día
otro aprendizaje para atrapar
con los precios sorprendidos.
¡Cuánto cuesta la semejanza,
qué caro será el pensamiento
subiendo hasta donde está!
Mientras tanto, el tiempo
de la respuesta piensa en
seguir a Icaro acariciando
la moneda tibia por nativa.
Sube el ave fiel, un cóndor
duerme más veloz que este.
La altura en tela de juicio:
las alfombras voladoras
están por las nubes y elige
al jilguero alguien de lejos.
A quiénes, ¿por fin creerles?
Ya mirar cuesta un ojo de la
cara pero la caridad también.
(Haz de heces decididas con
que la dura noria perdura por
el perdón de los apercibidos
cambiándole el óbolo a todo.)
Escena de salvedad necesaria:
en el encuentro que atraviesa
el viento caben el color de los
perfumes y la puerta de atrás.
Trae al método donosura, cara
de haber tan mal embalsamado
menos alma cuando dan ganas
cuantas caben: sirve el samsara
a la modalidad, nada por hacer.
Sigue el miedo en la costumbre
y la inmensa mirada termina en
enmienda, manera del aspirante.
Toca el tiempo a la piel dormida,
fechas, esa forma de contar horas.
Al alba devuelve la vida su valor
arrepentido, la brisa abreviada de
los veneros cada vez que viniera.
Diríase, glosa usual de las usuras.
 
(Del libro: El cutis patrio,
Mansalva, 2009)
 
Eduardo Espina (Montevideo, Uruguay, 1954)
 

Pueden leer la biografía en una de las entradas anteriores del autor.
 
 

IMAGEN: Árbol de bambú (Sin créditos).


sábado, 12 de noviembre de 2022

SUFICIENTE MÚSICA



SUFICIENTE MÚSICA


En ocasiones, cuando hacemos un viaje largo
y ya hemos hablado bastante y escuchado
suficiente música y parado dos veces,
una para comer, una para contemplar el paisaje,
caemos en este ritmo de silencio.
Se balancea hacia atrás y hacia adelante entre nosotros
como una cuerda sobre un lago.
Tal vez lo que no decimos sea
lo que nos salva.



TARDE

La luz de la luna se derrama
sin piedad, da igual
cuántos hayan muerto
bajo los árboles.
El río sigue su curso.
Allí siempre reinará
el silencio, da igual
el tiempo que alguien
haya llorado contra
la pared de una casa.
los antebrazos desnudos presionando
las tablas.
Todo termina,
incluidas las penas, incluido el dolor.
Los cisnes se dejan llevar por la corriente.
Las cañas soportan el peso
de sus emplumadas cabezas.
Los guijarros se hacen más pequeños
y lisos bajo las ásperas
corrientes de la noche. Caminamos
largas distancias, cargando
con nuestras maletas, nuestros bultos.
El peso de las ofrendas.
Sabemos que la tierra
desaparece bajo
el mar, las islas son tragadas
igual que peces prehistóricos.
Sabemos que estamos condenados,
perdidos, maldecidos, y sin embargo
la luz nos alcanza, cae
sobre nuestros hombros aun ahora,
aun aquí donde la luna
se oculta para nosotros, aun cuando
las estrellas están tan lejos.



Dorianne Laux 

(De: Poetas norteamericanos
en dos siglos -Volumen II,
Versiones, selección y biografía:
Jonio González, Ediciones 
en danza, 2021)

ENOUGH MUSIC


Sometimes, when we’re on a long drive,
and we’ve talked enough and listened
to enough music and stopped twice,
once to eat, once to see the view,
we fall into this rhythm of silence.
It swings back and forth between us
like a rope over a lake.
Maybe it’s what we don’t say
that saves us.


EVENING

Moonlight pours down
without mercy, no matter
how many have perished
beneath the trees.
The river rolls on.
There will always be
silence, no matter
how long someone
has wept against
the side of a house,
bare forearms pressed
to the shingles.
Everything ends.
Even pain, even sorrow.
The swans drift on.
Reeds bear the weight
of their feathery heads.
Pebbles grow smaller,
smoother beneath night’s
rough currents. We walk
long distances, carting
our bags, our packages.
Burdens or gifts.
We know the land
is disappearing beneath
the sea, islands swallowed
like prehistoric fish.
We know we are doomed,
done for, damned, and still
the light reaches us, falls
on our shoulders even now,
even here where the moon is
hidden from us, even though
the stars are so far away.




Dorianne Laux nació en Augusta, Maine, en 1952. Se educó en el Mills College de Oakland luego de que su familia se trasladara a California. Ha enseñado escritura creativa en las universidades de Oregon y North Carolina, entre otras. Es coautora, con Kim Addonizio, de The Poet's Companion: A Guide to the Pleasures of Writing Poetry (1997). En palabras de Elizabeth Lund: “Es capaz de combinar como pocos sombras y luces, y de no perder la compasión por duro que sea aquello sobre lo que se escribe”. La obra poética de Laux incluye: Awake (1990), What We Carry (1994), finalista del National Book Critics Circle Award; Smoke (2000), Facts About the Moon (2005), finalista del Lenore Marshall Poetry Prize, The Book of Men (2011), que obtuvo el premio Paterson de 2012, The Book of Women (2012) y Only As the Day is Long: New and Selected (2019), finalista del premio Pulitzer 2020.
 



jueves, 10 de noviembre de 2022

CÓMO SERÁ LA ÚLTIMA TARDE


 CÓMO SERÁ LA ÚLTIMA TARDE


Estás sentada al lado de una pequeña ventana salediza
en un café vacío junto al mar.
Anochece, y el dueño se dispone a cerrar,
a pesar de que aún estás inclinada sobre la estufa,
que lentamente va perdiendo calor.
Ahora caminas hacia la orilla
para contemplar los últimos restos de azul en las olas.
Has vivido en casas pequeñas, espacios angostoslas
paredes se estrechaban en torno a tipero
el mar y el cielo también eran tuyos.
No hay nadie alrededor para beber contigo
de la líquida niebla, oscuras profundidades.
Estás sola con el cosmos que gira.
Adiós, amor, lejano, en un lugar cálido.
Aquí la noche no tiene fin, el silencio infinito.



DOMINGO POR LA MAÑANA TEMPRANO

Solía burlarme de mi padre y sus compinches
por levantarse temprano los domingos por la mañana
y beber café en un área de estacionamiento del lugar
pero ahora yo soy uno de esos compinches.
A nadie le importan mis viejas humillaciones
pero ellas continúan arrastrándose por mi sueño
como una ristra de latas vacías que resonaran
detrás de un coche abandonado.
La cosa es así: justo cuando crees
que te has olvidado de aquella muchacha pelirroja
que te dejó varado en un párking
cuarenta años atrás, te despiertas
lo bastante temprano para verla desaparecer
a la vuelta de la esquina de tu sueño
en la motocicleta de otro
rugiendo por la autopista hacia la salida del sol.
Y así, ahora estoy sentado en un café
débilmente iluminado lleno de madrugadores
cuyas ventanas están cubiertas de hollín
y el café es tibio y amargo



Edward Hirsch

(De: Poetas norteamericanos
en dos siglos -Volumen II,
Versiones, selección y biografía:
Jonio González, Ediciones 
en danza, 2021)
WHAT THE LAST EVENING WILL BE LIKE

You're sitting at a small bay window
in an empty café by the sea.
It's nightfall, and the owner is locking up,
though you're still hunched over the radiator,
which is slowly losing warmth.
Now you're walking down to the shore
to watch the last blues fading on the waves.
You've lived in small houses, tight spaces—
the walls around you kept closing in—
but the sea and the sky were also yours.
No one else is around to drink with you
from the watery fog, shadowy depths.
You're alone with the whirling cosmos.
Goodbye, love, far away, in a warm place.
Night is endless here, silence infinite.


EARLY SUNDAY MORNING

I used to mock my father and his chums
for getting up early on Sunday morning
and drinking coffee at a local spot
but now I’m one of those chumps.
No one cares about my old humiliations
but they go on dragging through my sleep
like a string of empty tin cans rattling
behind an abandoned car.
It’s like this: just when you think
you have forgotten that red-haired girl
who left you stranded in a parking lot
forty years ago, you wake up
early enough to see her disappearing
around the corner of your dream
on someone else’s motorcycle
roaring onto the highway at sunrise.
And so now I’m sitting in a dimly lit
café full of early morning risers
where the windows are covered with soot
and the coffee is warm and bitter.



Edward Hirsch nació en Chicago en 1950. Estudió folclore en la Universidad de Pennsylvania y enseñó escritura creativa en la de Huston. Fue editor de varias antologías (Theodore Roethke, poesía irlandesa, polaca, china, rumana, hebrea, etc.), de libros de crítica literaria, y responsable de la columna "Poet's Choice" del Washington Post. Su obra poética incluye For the Sleepwalkers (1981, ganador Lavan Younger Poets y Delmore Schwartz Memorial), Wild Gratitude (1986, premiado con el National Book Critics Circle Award), The Night Parade (1989), Earthly Measures (1994), On Love (1998), Lay Back the Darkness (2003), Special
Orders (2008), The Living Fire: New And Selected Poems (2010) y Gabriel: A Poem (2014). Su poesía, ha escrito el crítico Peter Campion, combina magistralmente lo cotidiano con lo irracional. Vive en Nueva York.