sábado, 28 de febrero de 2009

POSADAS

























Hay muchachas en Posadas

que todavía no conocen el mar
pero que pueden hamacar sus ojos
en las altas y verdes hamacas sin niños
que guarda Encarnación
para tiempos risueños,
del otro lado del río.

Hay muchachas en Posadas
a las que un hombre puede, todavía,
describirles el mar, la ola, la espuma,
pero también la luz de su provincia
y los atardeceres que hacen brillar las ropas
de sus gentes humildes, como glorificándolas.

Hay muchachas en Posadas
a las que un hombre puede confesarles
que sólo allá en Misiones, los últimos minutos
de sol de cada tarde,
una pollera colorada
es colorada verdadera.

Hay muchachas en Posadas
que todavía saben
decir sin prisa y para siempre
al hombre que recién conocen y ya parte:
"Me gustaría que me viera, alguna tarde,
con mi vestido colorado".



Héctor Viel Temperley (Argentina, Buenos Aires, 1933-1987)




LYRICHES INTERMEZZO















cada vez que me amas

el mundo juega y pone
sobre el mantel del tiempo
criaturas venideras
capas de irreal
y hay despertares blancos
y rincones muertos
donde el sonido no circula
como si todo dijera
algo me falta
y yo
agradecida al mal que me darías
cuando en provecho de nadie
te retires
y ya no pertenezcas
sino al sol de morir



María Negroni (Argentina, Rosario, Santa Fe, 1951)



IMAGEN: Bare, fotografía de Kalle Gustafsson.



viernes, 27 de febrero de 2009

FIN

























Lo que sigue ya lo escribí. Ahora escribo el comienzo.



Entro a un lugar perfectamente vacío
y me doy cuenta de lo duro que debió haber sido para vos
llegar y que yo no esté: me querías.
Eso mismo me pasa ahora a mí.
(Perfectamente vacío, digo
como si hablara un muerto).


No entro: vuelvo.
Hace un minuto estabas acá.
Puse la mesa y la silla en el lugar que me indicaste.
Escribo, y cada vez que levanto la vista
veo lo que dijiste que iba a ver.
Nada por delante, nada firme alrededor
(apenas unos golpes de martillo a lo lejos y,
muy de tanto en tanto, como olas que vienen sin ir,
el metal de la ciudad).


Olas que vienen sin ir, tus ojos debieron verse así.
Te imagino arqueada, perdida, dejándote llevar
de la mano por el amor en la oscuridad.
¿Quién soy? ¿En qué canal actué?
¿Qué fuerza redundante es ésa, capaz de poner al mundo
en el mismo lugar en el que está?


Fuerza redundante que lastima al llanto
(ella me olvida y se va, se olvida, se va):
la copa de la que tomaste no se movió.
¡Tenía que moverse, si es verdad
que estuve en todas partes al mismo tiempo cuando me fui!


Maldito sea el amor que me convierte en tu enemigo.
Maldita la fuerza que te encuentra, que te endereza y que te suelta.
Quiero ser yo el que te de la vida,
pero también el que te mate.
¿Qué vacío no fue alguna vez perfecto,
qué vanidad volvió alguna vez de donde sea,
el llanto, el olvido, los dedos en la copa sobre los labios,
qué clase de idiotez trabaja para mí?


Este es el comienzo.
Tu centro, yo era tu centro, lo que estaba escrito.



Sergio Bizzio



Sergio Bizzio. Escritor argentino, nació en Ramallo, Provincia de Buenos Aires, en 1956. En poesía publicó: Gran salón con piano, 1982; Mínimo Figurado, en 1988, en Ed.Último Reino; Paraguay en Mickey Mickeranno, 1991 y Te desafío a correr como un idiota por el jardín, en Mansalva, 2008. En prosa, publicó: Rabia (Interzona, 2005, Premio Internacional de la Diversidad, España); El divino convertible; En esa época (Premio Emecé) y Era el cielo (Interzona, 2007), entre otras novelas; el volumen de cuentos Chicos (Interzona, 2004); el ensayo El genio Argentino, además de obras de teatro. Es también guionista y director de cine (Animalada, 2001 y No fumar es un vicio como cualquier otro, 2007).




EL REFLEJO DE LAS HOJAS




















Se va la primavera, y veo eso con buenos ojos.

Va de nuevo: la primavera, veo eso
con buenos ojos.
Y estudio
el reflejo de las hojas en ese aro redondo
que cuelga de tu oreja como un diminuto gong
encomillado; traduzco:
las hojas de los libros
por donde pasa también la primavera,
libre del deseo de agradar.


Hay, además (retórica pura),
un cuerpo incapaz de hacerse evidente
al que llamaría "sombra de cada cosa" o "sombra
de cada estilo". ¿Qué es? —Quién sabe...
Pero ella siente que una mano desgarra su vestido.


Lilas y lilas
y todo concluye a su modo.
La forma de la casa avanza
entre flores que se mueven en dirección a la noche
buscando los rostros que tenían
antes de que el mundo fuera hecho.
¿Es divino?


Quizá.
Pero qué raro, entre estos espinillos,
llamarse Bizzio.



Sergio Bizzio (Ramallo, Prov. de Buenos Aires, Argentina, 1956)





CANTO NUPCIAL (TÍTULO PROVISORIO)


me he casado

me he casado conmigo
me he dado el sí
un sí que tardó años en llegar
años de sufrimiento indecibles
de llorar con la lluvia
de encerrarme en la pieza
porque yo -el gran amor de mi existencia-
no me llamaba
no me escribía
no me visitaba
y a veces
cuando juntaba yo el coraje de llamarme
para decirme: hola, ¿estoy bien?
yo me hacía negar
llegué incluso a escribirme en una lista de clavos
a los que no quería conectarme
porque daban la lata
porque me perseguían
porque me acorralaban
porque me reventaban

al final ni disimulaba yo
cuando yo me requería

me daba a entender
finamente
que me tenía podrida

y una vez dejé de llamarme
y dejé de llamarme
y pasó tanto tiempo que me extrañé
entonces dije
¿cuánto hace que no me llamo?
añares
debe de hacer añares
y me llamé y atendí yo y yo no podía creerlo
porque aunque parezca mentira
no había cicatrizado
solo me había ido en sangre
entonces me dije: hola, ¿soy yo?
soy yo, me dije, y añadí:
hace muchísimo que no sabemos nada
yo de mí ni mí de yo

¿quiero venir a casa?

sí dije yo

y volvimos a encontrarnos
con paz

yo me sentía bien junto conmigo
igual que yo
que me sentía bien junto conmigo
y así
de un día para el otro
me casé y me casé
y estoy junto
y ni la muerte puede separarme.



Susana Thénon (Argentina, Buenos Aires, 1935-1991)


LA CINTA


















I

Ahora lo sé.
Lo que nos ataba
era una cinta de seda.

Quién escribe
en una cinta
una historia amorosa?
Ahora es como el rosario
que cae al suelo con estrueno
desde las manos del muerto.


Ahora lo veo.
Esa frágil cinta
era nuestro orden.
Pero cuando la rompiste fue
como haber estado sujetos con cadenas.
Cuántas marcas
en mis manos
que hasta hace un año
tejían alegremente!


II

Es octubre.
Tus pasos
ya no resuenan en el patio
donde -¿no es extraño?-
las plantas que hace un año
plantamos juntos
florecen.

Es octubre
y en la modesta
escenografía de mi casa
los roles que me diste
se mezclaron:
He aqui que Yocasta
teje apacible
-la cabeza gacha -
y la pobre Penélope
-borracha-
trata -iracunda-
de seducir a sus hijos.

(del libro "A capella" 


(Ediciones delanada, 1991)

Estela Figueroa (Argentina, Santa Fe, 1946)




IMAGEN: Fotografía de William Eggleston



jueves, 26 de febrero de 2009

puse tu cerveza en el freezer...



puse tu cerveza en el freezer


y camino descalza en medio del cemento

aturdida por seis líneas de colectivo


te ducharás diez veces

para no cometer el próximo pecado


nadie decide qué es bueno para mí.



Silvia Camerotto (Argentina, Lomas de Zamora, Provincia de Buenos Aires, 1959)





la ficha que dejaste...



a qué temes para poner tu rostro


debajo del espejo?


cerrás la puerta

y se desata la violencia inútil

y cada objeto baila el círculo de las 12 casas


le cortaron las piernas

a la bailarina de la cajita de música

y no hiciste nada


la ficha que dejaste en el tablero

jugará tu miedo después de cerrar la puerta.



Silvia Camerotto (Argentina, Lomas de Zamora, Provincia de Buenos Aires, 1959)




LARTIGAU (*)



























Me despierto. Es muy temprano aún.
Espero el canto del gallo.
Lo escuché en un gradiente de la noche
que parecía lejano. Sin embargo,
tan sonora y minuciosa era su forma de llamado...
pero,
¿llama un gallo? ¿Se dirige a cada uno
o a su comunidad de centinelas?
¿Define en la certeza alguna duda
o llena de incertidumbre el desvelo incipiente?


El silencio parece enrojecer y

su vehemencia borra en la atención todos los límites,
todas las esperanzas.


Se vuelve delicado equilibrio -—el gallo cierto,

el tesoro del amanecer cuando los durmientes niegan
su despertar en la luz.
Pero el canto en la nada nos demora apenas
corno una alegría descartada de la noche.


Se desprendía él, incluso,

del recuerdo transparente de la noche
siempre de día,
siempre bajo el sol impensable


y en primavera o en verano,
retrocediendo en el prestigio
de las otras estaciones: Pringles, Krabbe,
Quiñihual


y en su diseño,
como en algunas flores de nácar,
faltaba ese punto de destello donde
podemos advertir la chispa hiriente
de una promesa demorada.


Lartigau era la Hécate de Virgilio,
(y él pudo ser mi padre). Un agricultor fantasioso
en una época en que la plaga de tucura,
la langosta,
sus mangas implacables
habían dejado en el borde de las espigas ruinosas
una "estructura dentada", metálica,
parecida al poema:


allí la luna decodificaba todo
entre hilos de penumbra; incluso
la Fortuna, apenas,
la injuriosa riqueza de las cosechas abultadas.
El relieve de unas
monedas campestres, rústicas,
que no entraban en ninguna alcancía.


Por la radio se escuchó esa mañana:"...hace 64 años,
en un día como hoy, nacía Gabriela Mistral."


Si algunas veces fue todavía de noche,
la llegada titilaba en el farol del guarda del
ferrocarril,
en los silbatos, rojo y verde
discontínuos,
que aseguraban la aglomeración de
unos "ritmos" en mi memoria:


estación o morada de arribo
donde un éxtasis fugitivo insistía en tomarnos
de los hombros como un ángel.


parecía
que llegábamos,
que sólo yo vislumbraba la silueta
de mi padre y de Charrúa, mi perro,
como signinos de piedra
de un alfabeto ignoto pero cercano,
áspero en la despejada estación de Lartigau.
En el sulky con mi padre en el pescante,
miraba aturdido el trasero del caballo
sabía que levantaría su cola para arrojar
entre ventosidades esas bolas de estiércol resistente
que humeaba,
que probaba el elástico esfínter de seda negra
con ribetes rosados.


...la obscenidad ofrecía
todo el artificio de una bienvenida:


Al borde del camino de tierra, al enredo de
las sensaciones: a las perdices que se alzaban
silbando
de entre los abrojales de septiembre;


al verde otro
de las mieses ya erguidas.




II


Mi padre hablaba;


durante el tiempo que no nos veíamos
solía escribirme cartas donde detallaba
las metamorfosis: caballos,
un peludo, las liebres,
los chajás que ese año no volvieron.
El zorrino que meó a Jesús, el maquinista,
cuando avanzaba en la zorra sobre las vías...


la yegüita amansada


Pero en el camino a la casa
me hablaba de los pájaros,
las cachirlas,
sus nidos de miniatura en las huellas de barro.


¿cómo se salvaban,
esos minúsculos pájaros,
del aplastamiento implacable,
si anidaban justo
sobre la exigida huella,
bajo los cascos de los caballos,
ba|o las ruedas de madera de los carros?


oh,
música embustera que escucho apenas todavía,


¿deletreo una pasión que se llama infancia
o el indestructible miedo?


Cualquiera de las formas aparecidas
no son la apariencia.


Junto a mis sentidos se vierte otra luz,
otra animación
se suspende retenida en un ritmo
descalabrado e impreciso.


Pastores todavía, ángeles intonsos
se miran la barba en los espejos de agua


y una naturaleza mentida,
y unos signos en un mito falso,
y unas reglas en un juego perdido
y un habla restablecida, dichosa:


la del niño que no conoce nada,
que confiesa lo invisible,
que intenta salvar de la noche
los juguetes menos fríos,


los más exigentes.


Sombras que se pueden decir
palpando el borde de un sombrero,
de un abrigo de piel de nutria,
de una moneda mellada.


...cosas quejumbrosas que parecen
perderse en un lugar.
Pero junto a tus sentidos.
Contra tus sentidos.


Contra el limonero florecido,
primera presencia
al llegar finalmente a la casa encendida.
Despierta
aunque no lo estuviera.
Porque adentro de la casa dormía
como una novia y como una hi|a —el rostro
apenas velado
por la pesadilla última.


¿A cuántos despertó, el gallito, esa mañana?


¿Quién se asomó a mirar, sonriendo,
el centro de los azahares, los puntos más fragantes,
casi invisibles,


lupa,
lupa,


lupa de los frutos?




(*) Habitantes: 50. Ubicación: Lartigau es una pequeña localidad que pertenece al partido de Coronel Pringles. Se encuentra a 65 Km de distancia hacia el Sur, a 70 Km de la ciudad balnearia de Monte Hermoso, a 60 Km de Sierra de la Ventana, a 90 Km de Bahía Blanca, a 11 Km de la Ruta 51. Educación: Cuenta con una Escuda Primaria hasta el 7º grado, con 16 alumnos y una maestra. Producción: En esta región existe una importante producción agrícolo-ganadera-. Seguridad: Cuenta con un Destacamento Policial. Ferrocarril: La estación Lartigau formaba parte del ramal del F.C. Mitre que une Gral. Belgrano con Rosario, actualmente desafectado.



Arturo Carrera (Argentina, Pringles, Provincia de Bs.As., 1948)



El poema que publicamos integra el ciclo de la obra "Las cuatro estaciones", y fue tomado de una Separata que forma parte del Nº3, de la revista El niño Stanton, agosto de 2007.



miércoles, 25 de febrero de 2009

EL POEMA COMO IDEA DE LA POESÍA



Que la finalidad

sea provocar el sentimiento
de las palabras,
y alcanzar
el desafío de la expresión,
perseguir objetos
que se ajustan al sentimiento,
hundirse en objetos
hasta la emoción adecuada,
está probado,
y tanto, probado y probado,
como no lo está
el que en esos tránsitos
la tendencia madre sea
por dónde va la inspiración,
«si en frío o en caliente»,
y no lo está
que haya que seguir a Homero
entre las Musas, su rogar que lo asistan,
y a Platón
saludando hermosos versos
más en mediocres pero iluminados
que en sagaces y hábiles exclusivamente
al amparo de sus propias fuerzas,
y a Dante, el reclamar
la intervención de dioses
acaso sin creer en ellos:
O buono Apollo, all'ultimo lavoro
fammi del tuo valor...
Pero tampoco ninguna
terminante prueba hacia lo opuesto,
que el poema
se conduzca en la mente como un
experimento en una ciencia natural,
y que la aptitud
combinatoria de la mente sea
la solo inspiración reconocible.




Alberto Girri (Argentina, Buenos Aires, 1919-1991)




Soneto LXXVI



¿Por qué mis versos se hallan tan desprovistos de formas nuevas, tan rebeldes a toda variación o vivo cambio? ¿Por qué con la época no me siento inclinado a métodos recientemente descubiertos y a extraños atavíos?.

¿Por qué escribo siempre de una sola cosa, en todo instante igual, y envuelvo mis intenciones en una vestidura conocida, bien que cada palabra casi pregona mi nombre, revela su nacimiento e indica su procedencia?
¡Oh! Sabedlo, dulce amor mío, es que escribo siempre de vuestra persona, y que vos y el amor sois mi eterno tema; así, todo mi talento consiste en revestir lo nuevo con palabras viejas y volver a emplear lo que ya he empleado.
Pues lo mismo que el sol es todos los días nuevo y viejo, así mi amor repite siempre lo que ya estaba dicho.




William Shakespeare  (Stratford on Avon, Reino Unido, 1564-id., 1616)

(Traducción: Luis Astrana Marin)


LXXVI

Why is my verse so barren of new pride,
So far from variation or quick change?
Why with the time do I not glance aside
To new-found methods, and to compounds strange?
Why write I still all one, ever the same,
And keep invention in a noted weed,
That every word doth almost tell my name,
Showing their birth, and where they did proceed?
O! know sweet love I always write of you,
And you and love are still my argument;
So all my best is dressing old words new,
Spending again what is already spent:
For as the sun is daily new and old,
So is my love still telling what is told.





Soneto XLIX



Contra ese tiempo, si ese tiempo llega,

cuando muestres tu ceño a mis defectos,
y ya tu amor sumando cuanto ha hecho
rinda cuenta ante lógicas razones;

contra ese tiempo, cuando ajeno pases
y el sol de tu ojo me salude apenas,
cuando el amor, mudado de lo que era,
tras razonable gravedad se escude;

contra ese tiempo aquí bien me resguardo
en el saber de lo que yo merezco,
y guardo, alzando contra mí esta mano,
las legales razones de tu parte.

Fuerza de ley para dejarme tienes
pues para amar no puedo alegar causa.


William Shakespeare  (Stratford on Avon, Reino Unido, 1564-id., 1616)

(Traducción de Alejandro Bekes)

XLIX

Against that time, if ever that time come,
When I shall see thee frown on my defects,
When as thy love hath cast his utmost sum,
Called to that audit by advis'd respects;
Against that time when thou shalt strangely pass,
And scarcely greet me with that sun, thine eye,
When love, converted from the thing it was,
Shall reasons find of settled gravity;
Against that time do I ensconce me here,
Within the knowledge of mine own desert,
And this my hand, against my self uprear,
To guard the lawful reasons on thy part:
To leave poor me thou hast the strength of laws,
Since why to love I can allege no cause.






EL MOTIVO DE LA METÁFORA

















Disfrutas estar bajo los árboles de otoño
porque encuentras todo a medias muerto.
El viento se mueve como un lisiado entre las hojas
y repite palabras sin sentido.

De igual modo eras feliz en primavera,
con los colores a medias de cosas fragmentadas,
el cielo un tanto más brillante, las nubes desleídas,
el pájaro aislado, la luna oscura—

La luna oscura que ilumina un mundo oscuro
de cosas que jamás terminarán de expresarse,
donde tú mismo jamás terminaste de ser tú mismo
y no querías ni tenías que ser.

Desear el regocijo de los cambios;
el motivo de la metáfora para reducir
del peso del mediodía primario,
el ABC de ser,

el rubicundo temple, el martillo
azul y rojo, el sonido intenso—
Acero contra insinuación —el filoso resplandor,
la vital, arrogante, fatal, dominante X.




Wallace Stevens (E.E.U.U., Pennsylvania, 1879-Connecticut, 1955)
(Versión de Marcelo Uribe)



IMAGEN: Árboles de otoño en Connecticut.




DE LA SIMPLE EXISTENCIA




















La palmera al final de la mente

detrás del último pensamiento, crece,
en la distancia de oros brillantes,

un pájaro de plumas de oro
canta en la palmera, sin significado humano,
sin sentimiento humano, una canción extranjera;

entonces comprenderás que no es la razón
la que nos asiste en la felicidad o tristeza de los días.
El pájaro canta, sus plumas resplanden.

La palmera se yergue al borde del vacio.
El viento baila en sus ramas,
las doradas plumas del pájaro caen lentamente,
suspendidas en el aire.



Wallace Stevens (E.E.U.U., Pennsylvania, 1879-Connecticut, 1955)

(Versión de Esteban Moore)




martes, 24 de febrero de 2009

Diario (2)



1º de enero (1915)

¡Qué pequeño diario despreciable! Pero estoy decidida a continuar este año. Despedimos al año viejo y recibimos al año nuevo. Una noche encantadora, azul y dorada. Las campanas de la iglesia repicaban. Salí al jardín, abrí el portón y casi... me voy caminando. J. estaba de pie ante la ventana, exprimiendo una naranja en una taza. La sombra del rosal caía sobre el césped como si fuese un pequeño ramo. La luna y el rocío habían puesto lentejuelas sobre todas las cosas. Pero a las 12 en punto me pareció oír pisadas en el camino, me asusté y corrí hacia la casa. Pero no pasó nadie. J. pensó que me comportaba como una gran niña durante toda esa noche. El fantasma de L. M. corrió por mi corazón, su pelo desplegado, muy pálida, sus ojos oscuros y espantados.
Para este año tengo dos deseos: escribir, ganar dinero. Consideremos. Con dinero podríamos marcharnos como queremos, tener una casa en Londres, ser libres como lo deseamos, y ser independientes y orgullosos con todos... Es sólo la pobreza la que nos mantiene tan unidos. Bien, J. no desea dinero y no lo va a ganar. Yo debo obtenerlo. ¿Cómo? Primero, terminar este libro (*). Ese es un comienzo. ¿Cuándo? A fines de enero. Si lo haces, estás salvada. Si escribiera noche y día podría lograrlo. Si, podría. Siento que la nueva vida se aproxima. Creo, como siempre he creído. Sí, vendrá. Todo andará bien.
2º de enero. (Fragmento)
...Lo más importante que siento últimamente acerca de mí es que estoy envejeciendo. Ya no me siento como una niña, ni siquiera como una joven. Siento realmente que ya he pasado la flor de la edad. A veces, el temor de la muerte es horrible. Me siento tanto más vieja que J., y él lo reconoce, estoy segura. Antes nunca lo hacía, pero ahora con frecuencia me habla como un joven a una mujer mayor. Bien, tal vez eso sea bueno.


(*) "Este libro" alude, creo, a una novela titulada Maata, de la que sólo perduran los dos capítulos iniciales y una sinopsis completa.
(nota de Murry)


Katherine Mansfield




Katherine Mansfield (Kathleen Beauchamp; Wellington, 1888 - Fontainebleau, 1923). Narradora neozelandesa que cultivó la novela corta y el cuento breve, convirtiéndose en una de las autoras más representativas del género. A pesar de pertenecer cronológicamente al grupo constituido por J. Joyce, D. H. Lawrence, E. M. Foster y V. Woolf, quienes liquidaron el conformismo victoriano sobre las pautas trazadas por el Lord Jim de J. Conrad, Mansfield representa un caso aparte en la literatura anglosajona de la época, pues como el ruso A. Chéjov supo captar la sutileza del comportamiento humano. Pasó la mayor parte de su infancia en Yarori, pequeña ciudad situada no lejos de Wellington, y a los catorce años fue enviada a Inglaterra, donde frecuentó el Queen's College de Londres. Luego volvió, en 1906, a Nueva Zelanda. Ya cuando niña empezó a manifestar un talento vivo y la conciencia de una libertad moral que habían de imprimir en su obra narrativa el sello de una profunda originalidad. Después de haber permanecido en el hogar durante dos años, obtuvo de su padre una modesta asignación que le permitió residir de nuevo en Londres, siquiera pobremente. En 1909 contrajo matrimonio con George Bowden, de quien muy pronto se divorciaría, y dos años más tarde publicó su primer libro de narraciones, In a German Pension (1911), revelador de una personalidad compleja y de difícil definición, así como de un estilo original en el que se advierten acusadas influencias de Chejov. Las sucesivas colecciones de cuentos, Felicidad (1921), Garden-Party (1922), La casa de muñecas (1922) y El nido de palomas y otros cuentos (1923), la impusieron rápidamente a la atención de la crítica y del público como uno de los mayores talentos narrativos de la época. En 1918 se unió al célebre crítico inglés John Middleton Murry, que escribiría una de sus más cariñosas biografías (1949); sin embargo, este vínculo resultó asimismo tempestuoso, y conoció frecuentes y prolongadas separaciones.
El DIARIO es una recopilación, a modo de collage, ordenado y publicado por Middleton Murry, luego de la muerte prematura (a los 35 años) de su mujer y como un medio de hacer realidad uno de sus deseos más queridos: la realización de una especie de carnet de apuntes de su vida. Mansfield no sólo escribía en su diario los acontecimientos de su vida, sino que también lo utilizaba como ensayo o esbozo de sus relatos cortos.

ESTADÍA EN LA BALLENA



Como quien fuerza puertas con espadas, enhebra

agujas, planta árboles frondosos
invertidos; opacada por alguien que los mares
aman más que a ti, Irlanda —

viviste por años toda suerte de privaciones.
Las hechiceras te forzaron a extraer
de la paja hilos de oro y oíste a los hombres decir:
«hay un temperamento femenino en directo contraste con


el nuestro que le hace hacer cosas así. Restringida por
herencias de ceguera y nativa
incompetencia, se volverá sensata y deberá ceder.
La experiencia la hará volver atrás;


el agua busca su nivel»:
y tú sonreiste. «Nada más lejos de su nivel que el agua
en movimiento». Tú la has visto, cuando algo le traba
el paso, montar incontrolable.



Marianne Moore (EEUU -Saint Louis- Missouri, 1887 - Nueva York,1972)

(Traducción de María Negroni)



SOJOURN IN THE WHALE


Trying to open locked doors with a sword, threading
the points of needles, planting shade trees
upside down; swallowed by the opaqueness of one whom the seas
love better than they love you, Ireland —

you have lived and lived on every kind of shortage.
You have been compelled by hags to spin
gold thread from straw and have heard men say:
"There is a feminine temperament in direct contrast to ours


which makes her do these things. Circumscribed by a
heritage of blindness and native
incompetence, she will become wise and will be forced to give in.
Compelled by experience, she will turn back;


water seeks its own level":
and you have smiled. "Water in motion is far
from level." You have seen it, when obstacles happened to bar
the path, rise automatically.





SÍNTESIS CARTOGRÁFICA















Los cuatro puntos cardinales

son tres: el norte y el sur.



Vicente Huidobro (Chile, Santiago, 1893- Cartagena, 1948)

lunes, 23 de febrero de 2009

PIDO SILENCIO



Ahora me dejen tranquilo.
Ahora se acostumbren sin mí.

Yo voy a cerrar los ojos

Y sólo quiero cinco cosas,
cinco raices preferidas.

Una es el amor sin fin.

Lo segundo es ver el otoño.
No puedo ser sin que las hojas
vuelen y vuelvan a la tierra.

Lo tercero es el grave invierno,
la lluvia que amé, la caricia
del fuego en el frío silvestre.

En cuarto lugar el verano
redondo como una sandía.

La quinta cosa son tus ojos,
Matilde mía, bienamada,
no quiero dormir sin tus ojos,
no quiero ser sin que me mires:
yo cambio la primavera
por que tú me sigas mirando.

Amigos, eso es cuanto quiero.
Es casi nada y casi todo.

Ahora si quieren se vayan.

He vivido tanto que un día
tendrán que olvidarme por fuerza,
borrándome de la pizarra:
mi corazón fue interminable.

Pero porque pido silencio
no crean que voy a morirme:
me pasa todo lo contrario:
sucede que voy a vivirme.

Sucede que soy y que sigo.

No será, pues, sino que adentro
de mí crecerán cereales,
primero los granos que rompen
la tierra para ver la luz,
pero la madre tierra es oscura:
y dentro de mí soy oscuro:
soy como un pozo en cuyas aguas
la noche deja sus estrellas
y sigue sola por el campo.

Se trata de que tanto he vivido
que quiero vivir otro tanto.

Nunca me sentí tan sonoro,
nunca he tenido tantos besos.

Ahora, como siempre, es temprano.
Vuela la luz con sus abejas.

Déjenme solo con el día.
Pido permiso para nacer.



Pablo Neruda  (Parral, Chile, 1904-Santiago de Chile, 1973)





Si cada día cae...



Si cada día cae

dentro de cada noche
hay un pozo
donde la claridad está encerrada.


Hay que sentarse a la orilla
del pozo de la sombra
y pescar luz caída
con paciencia.




Pablo Neruda  (Parral, Chile, 1904-Santiago de Chile, 1973)





L A RECETA























(Las reglas muy simples:
son nada más que siete.)
1. Se toman los clásicos,
se hace un rollo,
y se las pasa por la máquina de picar.
2. Lo que salió hay que pasar por tamiz.
3. Luego sacarlo al aire libre, para ventilar.
(Cuidado, para que las moscas no ensucien
las "imágenes".)
4. Lo secado se revuelve apenas
(para que algunas letras no se endurezcan)
5. Se seca (para que no se eternice) entero,
y se pasa a un aparato:
el simple pimentero.
6.Luego
se pone debajo del aparato
el papel pegajoso
(para cazar las moscas).
7. Ahora, simplemente,
mueva la manija,
¡y mire, para que las rimas no se acumulen!
(para que "dolor" y el "amor",
la "mía" y el "día"
sigan ordenadamente
una por media.)

Saca el resultado, y...
listo para ser usado:
para leer,
para recitar,
para cantar.

Y para curar a los poetas de la melancólica desocupación,
para que no tengan ganas de manchar el papel,
con el buenísimo Anatoli Vasielevich cortar toda relación (1)
y pasarlos al camarada Semashko, para que traten con él.

(1923)
(1) Anatoli Vasielevich Lunacharski,
comisario de la educación.
Vladimir Maiakovski

(Traducción de Irina Bogdaschevski)



Vladimir Maiakovski. (Bagdadi, Georgia, 1893-Moscú, 1930) Poeta soviético. De origen humilde, su militancia en el Partido Bolchevique le causó numerosos problemas con las autoridades de Moscú, donde su familia se había trasladado. En 1911 se unió a los primeros futuristas y participó en la redacción del primer manifiesto futurista ruso. Su odio visceral al universo burgués y su combativo espíritu revolucionario se reflejan ya en sus primeras obras: La bofetada a gusto del público y la tragedia Vladimir Maiakovski (1913). En 1915 publicó el libro de poemas La nube con pantalón y un año después, La flauta-columna vertebral. Del mismo año que la Revolución Rusa son las premoniciones de El hombre (1917), en la que colaboró redactando eslóganes revolucionarios. A partir de 1923 y hasta 1928 trató de congregar en torno a la revista Lef, fundada por él, a toda la vanguardia artística soviética, a pesar de las críticas crecientes de los estamentos del nuevo orden. Exaltación de la figura de Lenin es el poema V. I. Lenin (1923-1924), y los éxitos de la URSS son cantados por el poeta en obras como Octubre (1927) y ¡Bien! (1927). También criticó el creciente aparato burocrático soviético con comedias como La chinche (1929) y El baño, que estuvieron precedidas en 1922 por Los sedentes. Problemas políticos y personales, agravados por el fracaso de sus obras, podrían ser los motivos que explicarían su suicidio, pese a que no tardó en ser reconocido por su valor literario como el fundador de la poesía soviética.



EL POETA OBRERO



Le gritan al poeta:

"Sería bueno verte trabajar en el taller.
¿Qué son los versos?
¡Vaciedad pura!
Seguro que para trabajar te faltan agallas."

Para nosotros, tal vez,
el trabajo es nuestra ocupación preferida.
Yo también soy una fábrica,
y si no tengo chimeneas,
tal vez,
sea peor para mí, más difícil, más doloroso.
Yo sé,
no gusta la frase hueca.
¡Hachar robles, es hacer algo!
Y nosotros,
¿acaso no somos tallistas?
Pescar,
es cosa por cierto muy respetable.
Sacan la red,
y en la red, merluzas.
Pero el trabajo del poeta es más respetable;
pescamos gente viva y no peces.
Trabajar ante el horno,
es trabajo penoso,
y más aún,
templar en el yunque el hierro candente.
Pero,
¿acaso alguien puede acusarnos de holgazanes?
Nosotros pulimos las almas,
con la gubia del verso.
—¿Quién vale más,
el poeta o el técnico,
que conquista para el mundo,
comodidades y objetos?
¡Ambos!
Motores iguales, son sus corazones.
El alma es el mismo móvil astuto.
Somos iguales,
camaradas de la masa obrera,
proletarios de cuerpo y alma.
¡Solos juntos,
remozaremos el universo,
y con marchas iremos cantando!
Nos cuidaremos del diluvio de las frases huecas.
¡Al grano!
¡El trabajo es vivo y nuevo!
A los oradores vacuos, al molino.
¡Que den vuelta la manija de sus discursos!

(1918)

Vladimir Maiakovski

(Traducción Lila Guerrero)



Vladimir Maiakovski. (Bagdadi, Georgia, 1893-Moscú, 1930) Poeta soviético. De origen humilde, su militancia en el Partido Bolchevique le causó numerosos problemas con las autoridades de Moscú, donde su familia se había trasladado. En 1911 se unió a los primeros futuristas y participó en la redacción del primer manifiesto futurista ruso. Su odio visceral al universo burgués y su combativo espíritu revolucionario se reflejan ya en sus primeras obras: La bofetada a gusto del público y la tragedia Vladimir Maiakovski (1913). En 1915 publicó el libro de poemas La nube con pantalón y un año después, La flauta-columna vertebral. Del mismo año que la Revolución Rusa son las premoniciones de El hombre (1917), en la que colaboró redactando eslóganes revolucionarios. A partir de 1923 y hasta 1928 trató de congregar en torno a la revista Lef, fundada por él, a toda la vanguardia artística soviética, a pesar de las críticas crecientes de los estamentos del nuevo orden. Exaltación de la figura de Lenin es el poema V. I. Lenin (1923-1924), y los éxitos de la URSS son cantados por el poeta en obras como Octubre (1927) y ¡Bien! (1927). También criticó el creciente aparato burocrático soviético con comedias como La chinche (1929) y El baño, que estuvieron precedidas en 1922 por Los sedentes. Problemas políticos y personales, agravados por el fracaso de sus obras, podrían ser los motivos que explicarían su suicidio, pese a que no tardó en ser reconocido por su valor literario como el fundador de la poesía soviética.