sábado, 28 de febrero de 2009

POSADAS

























Hay muchachas en Posadas

que todavía no conocen el mar
pero que pueden hamacar sus ojos
en las altas y verdes hamacas sin niños
que guarda Encarnación
para tiempos risueños,
del otro lado del río.

Hay muchachas en Posadas
a las que un hombre puede, todavía,
describirles el mar, la ola, la espuma,
pero también la luz de su provincia
y los atardeceres que hacen brillar las ropas
de sus gentes humildes, como glorificándolas.

Hay muchachas en Posadas
a las que un hombre puede confesarles
que sólo allá en Misiones, los últimos minutos
de sol de cada tarde,
una pollera colorada
es colorada verdadera.

Hay muchachas en Posadas
que todavía saben
decir sin prisa y para siempre
al hombre que recién conocen y ya parte:
"Me gustaría que me viera, alguna tarde,
con mi vestido colorado".



Héctor Viel Temperley (Argentina, Buenos Aires, 1933-1987)




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