viernes, 30 de mayo de 2025

De: Luoghi Comune 2 (Wilcock)



3.

Tal vez el alma es divina, pero no es indispensable,
como el cuerpo, en el que mora y que es su ocasión.
Desde la primera infancia ese cuerpo es la prisión
del alma que fermenta como una masa maleable,
para finalmente endurecerse en las formas más raras,
desde pájaro melodioso hasta las peores iguanas;
pero siempre incomodísima pues no logra escapar
de un cuerpo inadecuado y siempre menos fuerte,
que provoca desordenes difíciles de curar,
las complicadas neurosis que aceleran la muerte.

6.

A pesar de los triunfos de las ciencias aplicadas
el mejor instrumento para ver el universo
sigue siendo la lámpara penetrante del verso,
la música, la voz de gargantas privilegiadas,
o en una penumbra con velas de tarde en tarde
el púlpito cosmatesco de diorita incrustada;
cualquier luz que nos muestre una idea que arde,
antorchas muy sencillas o espléndidos candelabros,
monasterios carpáticos en bosques centenarios,
o runas en Islandia de los príncipes bruscos,
falos de ámbar en el bosque, sarcófagos etruscos.
A la luz de esas luces el hombre se mueve más seguro,
ve los atardeceres, ve las orillas del mar,
y pronuncia palabras cuyos sentidos oscuros
finalmente se le comienzan a revelar.

7.

Para el hombre llegado a cierta edad,
el uso de esas luces deviene necesidad.
De jóvenes, nadie nos preparaba para esto,
que, además, no fue predicho por ninguna teoría:
ni un desfile triunfal, ni un banquete modesto,
sino más bien un funeral de cuarta categoría,
con un telón de fondo pintado por diletantes,
entre los fieles tremolantes.
Por tanto, debemos buscar escenografía mejor.
y en la oscuridad del caos quedar iluminados
por el anillo de bronce con su perfil de señor,
o la tumba con escenas de picnic o de amor,
o el auriga con caballos de mar azotados,
entre ancianos que tocan la flauta nostálgicamente;
cualquier cosa alejada de la luz de la mente
del tiempo giratorio, del espacio fluyente.

8.

La idea que nos hacemos del espacio no es distinta
de la idea que se hace la mayor parte de la gente,
pero es mental puramente y se extingue con la mente,
por ejemplo bajo la acción de excitaciones violentas.
El hombre sabe moverse solo, orientarse topográficamente,
y encontrarse con sus semejantes en lugares determinados,
usando la razón y los sentidos combinados;
así traza laberintos sobre la faz de la tierra
y superpone sus pasos a los de sus antepasados
que como él buscaban hembras, alimento y a veces guerra.

10.

Treinta siglos después del viaje de Odiseo,
los turistas recorren las grutas del Circeo,
sin encontrar trazas de la hechicera histérica
ni un resto asignable a la era prehomérica.
Y no sirve explicar que la isla no es tal,
sino un monte del Lacio en la costa occidental,
y que en suma buscar la huella del hada
es un modo como otro de pasar la jornada,
porque el tiempo como un glaciar arrastra sin piedad
los lugares y los transfiere a otra localidad.


Juan Rodolfo Wilcock (Buenos Aires, 1919-Lubriano di Bagnoregio, 
Viterbo, 1978), 
"Luoghi comuni", Poesie, Adelphi Edizioni, Milán, 1993
                                            
Versiones: Jorge Aulicino 

Poemas y fotografía y traducciones 
tomados del blog de Jorge Aulicino:

Imagen: Fotograma de Un'ora con Rodolfo Wilcock, 1973 
Il racconto del Giorno/RAI/YouTube (VER entrevista al autor)


Luoghi comuni

3.
Forse l'anima è divina, ma non è indispensabile / quanto il corpo in cui dimora 
e ch'è la sua cagione. / Dalla prima infanzia in poi questo corpo è la prigione / 
dell'anima che fermenta como una massa malleabile / per finalmente impietrirsi 
nelle forme più strane, / dall'uccello melodico fino alle peggiori iguane; / me 
sempre scomodissima perchè non riesce a uscire / da un corpo inadeguato 
e sempre meno forte, / il che provoca disordini difficili da guarire, / le 
complicate nevrosi che accelerano la morte.

6.
Nonostante i trionfi della scienza applicata / gli strumenti migliori per osservare 
l'universo / sono ancora la penetrante lampada del verso, / la musica, la voce 
di una gola privilegiata, / oppure nella penombra delle candele sparse 
/ il pulpito cosmatesco di dioriti incrostata; / qualsiasi luce indicante dove 
un pensiero arse, / semplici torce o splendidi lampadari, / monasteri carpatici 
tra i boschi secolari, 
/ rune d'Islanda con principi bruschi, / falli d'ambra nella foresta, sarcofaghi 
etruschi./ Alla luce di questi lumi l'uomo si muove più sicuro, / vede i tramonti, 
vede le rive del mare, / e pronuncia parole il cui senso oscuro / gli si comincia 
infine a rivelare.

7.
Per l'uomo arrivato a una certa età / l'uso di questi lumi diventa necessità.
/ da giovani non ci avevano detto di prepararci a questo, / che d'altronde non 
era previsto da nessuna teoria: / non una sfilata trionfale, nemmeno un convito 
modesto, / bensì un funerale di quarta categoria / davanti a qualche fondale 
dipinto da dilettanti / fra i praticabili tremolanti. / Dobbiamo pertanto cercare 
una scenografia migliore / e nel buio del caos lasciarci illuminare / dall'anello 
di bronzo col suo profilo di signore, / dalla tomba con scene di picnic o di 
amore, / o l'auriga che fustiga i cavalli del mare / fra vegliardi che suonano 
il flauto nostalgicamente; / qualunque cosa sottratta dal lume della mente / 
al tempo rotatorio, allo spazio fluente.

8.
L'idea che ci facciamo dello spazio non differisce / dall'idea che se ne fa la 
maggioranza della gente, / ma è puramente mentale e con la mente sparisce 
/ per esempio sotto l'azione delle eccitazioni violente. / L'uomo sa muoversi 
da solo, orientarsi topograficamente, / e trovarsi con i suoi simili in luoghi 
determinati, / adoperando la ragione e i sensi combinati; / così traccia labirinti 
sulla faccia della terra / e sovrapopone i suoi passi a quelli dei suoi antenati / 
che come lui cercavano femmine, cibo y talvolta guerra.

10.
Trenta secoli dopo il viaggio di Odisseo / i turisti percorrono le grotte del Circeo
 / senza trovarvi traccia della fattucchiera isterica / né un relitto assegnabile 
all'età preomerica. / E non serve spiegare che l'isola non è tale / bensì un monte
isolato sulla costa laziale, / e che tutto sommato cercare l'orma della fata / è 
un modo come un altro di passare la giornata, / poiché il tempo come un 
ghiacciaio trascina senza pietà / i luoghi e li trasferisce in altre località.



 

martes, 27 de mayo de 2025

De: POESÍA COMPLETA (Pavese)


Trabajar cansa


Cruzar una calle para escapar de casa 
lo hace sólo un muchacho, pero este hombre que vaga 
todo el día por la calle ya no es más un muchacho 
y no escapa de casa.
                  Hay en verano
siestas en que hasta las plazas quedan vacías, tendidas 
bajo el sol que está por caer, y este hombre, que llega 
por una avenida de inútiles plantas, se detiene.
¿Vale la pena estar solo, para estar siempre más solo? 
Solamente vagar, las plazas y las calles 
están vacías. Hace falta parar a una mujer 
y hablarle y pedirle vivir juntos.
De otro modo, uno habla solo. Es por esto que a veces 
hay un borracho nocturno que comienza a parlotear 
y cuenta los proyectos de toda la vida.

No es cierto que esperando en la plaza desierta 
se encuentra a alguno, pero el que recorre las calles 
se para cada tanto. Si fueran dos, 
aun andando por la calle, la casa estaría 
donde estuviese esa mujer y valdría la pena.
A la noche, la plaza vuelve a estar desierta
y este hombre que pasa no ve las casas
tras las inútiles luces, no levanta ya los ojos:
siente sólo el empedrado que hicieron otros hombres,
de manos endurecidas como las suyas.
No es justo quedar en la plaza desierta.
Vendrá ciertamente aquella mujer por la calle 
que, si uno le pide, querrá dar una mano en la casa.



La noche

Pero la noche ventosa, la límpida noche 
que el recuerdo rozaba solamente, es remota, 
es un recuerdo. Perdura una calma atónita, 
hecha, también ella, de hojas y de nada. No queda 
de aquel tiempo de más allá del recuerdo más que un vago 
recordar.
        A veces regresa en el día, 
en la inmóvil luz del día de verano, 
aquel remoto estupor.

          Por la vacía ventana 
el chico miraba la noche sobre las colinas 
frescas y negras, y se admiraba de encontrarlas muertas: 
vaga y límpida inmovilidad. Entre las hojas 
que retrocedían en la oscuridad, aparecían las colinas 
donde todas las cosas del día, los declives 
y las plantas y las viñas, eran nítidas y muertas, 
y la vida era otra, de viento, de cielo, 
y de hojas y de nada.
           A veces regresa
en la inmóvil calma del día el recuerdo 
de aquel vivir absorto, en la luz atónita.



Gente fuera de lugar

      Demasiado mar. Ya hemos visto suficiente mar.
Al atardecer, cuando el agua se extiende pálida
y esfumada en la nada, el amigo la mira
y yo miro al amigo y no habla ninguno.
A la noche terminamos recluidos en el fondo de una taberna,
aislados en el humo, y bebemos. El amigo tiene sus sueños
(son un poco monótonos los sueños junto al rumor del mar),
donde el agua es no más que el espejo, entre una isla y otra,
de colinas, jaspeadas de flores salvajes y cascadas.
Su vino es así. Se contempla, mirando el vaso,
alzando colinas de verde sobre el mar plano.
Las colinas me van; y lo dejo hablar del mar
porque es un agua tan clara que muestra hasta las piedras.

Veo solo colinas y me colman el cielo y la tierra
con las líneas firmes de los flancos, lejanas o cercanas.
Sólo que las mías son ásperas y estriadas de viñas
fatigosas en el suelo quemado. El amigo las acepta
y las quiere vestir de flores y de frutos salvajes
para descubrirles riendo muchachas más desnudas que los frutos.
No es preciso: en mis sueños más ásperos no falta una sonrisa.
Si mañana temprano nos ponemos en camino
hacia aquellas colinas, podremos encontrar por las viñas
alguna oscura muchacha, quemada por el sol,
y, dándole charla, comerle un poco de uva.



Tienes rostro de piedra esculpida,

sangre de tierra dura,
has venido del mar.
Todo recibes y escrutas
y rechazas de ti
como el mar. En el corazón
tienes silencio, palabras
engullidas. Eres oscura.
Para ti el alba es silencio.

Y eres como las voces
de la tierra —el golpe
del balde en el pozo,
la canción del fuego,
el ruido sordo de una manzana;
las palabras resignadas
y oscuras en los umbrales,
el grito del nene —las cosas
que no suceden nunca.
Tú no cambias. Eres oscura.

Eres la bodega cerrada,
con piso de tierra
donde entró una vez
descalzo el chico
y que recuerda siempre.
Eres la habitación oscura
que se recuerda siempre,
como el patio antiguo
en que se abría el alba.



  Luces mudas alhajan de noche
los collares, en las avenidas, de las farolas.

      La larga, macerante soledad
del día vil entre las altísimas casas
se reaviva con toda mi sangre
y se pega a mis ojos hasta el cielo.
Luces blancas, en las avenidas de vértigo,
se extienden lejos, sin un sonido,
sin un ser vivo.
      Estoy solo en medio del universo
de todas estas luces.
Por todos lados sube en las avenidas 
el polvo azulino.
Los recuerdos más viles
callan por un momento.
Y el cielo deslumbrado, desaparece.

      Mañana, bajo el suicidio del sol,
retomará la vida solitaria.

(Del libro "Poesía completa",
Barnacle, 2025,
Gentileza de Alberto Cisnero)

Cesare Pavese (Italia, San Stefano Belbo, 1908-Turín, 1950)


(Traducción: Jorge Aulicino)
LAVORARE STANCA


Traversare una strada per scappare di casa 
lo fa solo un ragazzo, ma quest'uomo che gira 
tutto il giorno le strade, non è più un ragazzo 
e non scappa di casa.
                    Ci sono d'estate
pomeriggi chefino le piazze son vuote, distese 
sotto il sole che sta per calare, e quest'uomo, che giunge 
per un viale d'inutili piante, siferma.
Val la pena esser solo, per essere sempre più solo? 
Solamente girarle, le piazze e le strade 
sono vuote. Bisogna fermare una donna 
e parlarle e deciderla a vivere insieme.
Altrimenti, uno parla da solo. è questo che a volte 
c'è lo sbronzo notturno che attacca discorsi 
e racconta iprogetti di tutta la vita.

Non è certo attendendo nella piazza deserta 
che s'incontra qualcuno, ma chi gira le strade 
si sofferma ogni tanto. Se fossero in due, 
anche andando per strada, la casa sarebbe 
dove c’è quella donna e varrebbe la pena.
Nella notte la piazza ritorna deserta 
e quest'uomo, che passa, non vede le case 
tra le inutili luci, non leva più gli occhi: 
sente solo il selciato, che han fatto altri uomini 
dalle mani indurite, come sono le sue.
Non è giusto restare sulla piazza deserta.
Ci sarà certamente quella donna per strada 
che, pregata, vorrebbe dar mano alla casa.



LA NOTTE

Ma la notte ventosa, la limpida notte 
che il ricordo sfiorava soltanto, è remota
è un ricordo. Perdura una calma stupita 
fatta anchessa di foglie e di nulla. Non resta 
di quel tempo di là dai ricordi, che un vago
ricordare.
       Talvolta ritorna nel giorno 
nell immobile luce del giorno d'estate 
quel remoto stupore.

              Por la vuota finestra
il bambino guardava la notte sui colli 
freschi e neri, e stupiva di trovarli ammassati:
vaga e limpida immobilità. Fra le foglie 
che stormivano al buio, apparivano i colli 
dove tutte le cose del giorno, le coste 
e le piante e le vigne, eran nitide e morte 
e la vita era unàltra, di vento, di cielo, 
e di foglie e di nulla.

              Talvolta ritorna
nell immobile calma del giorno il ricordo 
di quel vivere assorto, nella luce stupita.



GENTE SPAESATA

     Troppo mare. Ne abbiamo veduto abbastanza di mare.
Alla sera, che l’acqua si stende slavata
e sfumata nel nulla, l’amico la fissa
e io fisso l’amico e non parla nessuno.
Nottetempo finiamo a rinchiuderci in fondo a una tampa,
isolati nel fumo, e beviamo. L’amico ha i suoi sogni
( sono un poco monotoni i sogni allo scroscio del mare )
dove l’acqua non è che lo specchio, tra un’isola e l’altra,
di colline, screziate di fiori selvaggi e cascate.
Il suo vino è cosí. Si contempla, guardando il bicchiere,
a innalzare colline di verde sul piano del mare.
Le colline mi vanno; e lo lascio parlare del mare
perché è un’acqua ben chiara, che mostra persino le pietre.

Vedo solo colline e mi riempiono il cielo e la terra
con le linee sicure dei fianchi, lontane o vicine.
Solamente, le mie sono scabre, e striate di vigne
faticose sul suolo bruciato. L’amico le accetta
e le vuole vestire di fiori e di frutti selvaggi
per scoprirvi ridendo ragazze piú nude dei frutti.
Non occorre: ai miei sogni piú scabri non manca un sorriso.
Se domani sul presto saremo in cammino
verso quelle colline, potremo incontrar per le vigne
qualche scura ragazza, annerita di sole,
e, attaccando discorso, mangiarle un po’ d’uva.



Hai viso di pietra scolpita,
sangue di terra dura,
sei venuta dal mare.
Tutto accogli e scruti
e respingi da te
come il mare. Nel cuore
hai silenzio, hai parole
inghiottite. Sei buia.
Per te l’alba è silenzio.

E sei come le voci
della terra l’urto
della secchia nel pozzo,
la canzone del fuoco,
il tonfo di una mela;
le parole rassegnate
e cupe sulle soglie,
il grido del bimbo —le cose
che non passano mai.
Tu non muti. Sei buia.

Sei la cantina chiusa,
dal battuto di terra,
dov’è entrato una volta
ch’era scalzo il bambino,
e ci ripensa sempre.
Sei la camera buia
cui si ripensa sempre,
come al cortile antico
dove s’apriva l’alba.



  Luci mute ingioiellano la notte
le collane, nei viali, dei lampioni.

     La lunga macerante solitudine
del giorno vile tra le case altissime
si riaccende di tutto il mio sangue
e mi s’aderge agli occhi fino al cielo.
Luci bianche, nei viali di vertigine,
si snodano lontano e senza un suono,
senza un essere vivo.
     Io sono solo in mezzo all’universo
di tutte queste luci.
Da ogni parte mi s’aprono nei viali 
le polveri azzurrine.
I ricordi vilissimi
tacciono per un attimo.
Ed il cielo è abbagliato, scomparso.

     Domani, sotto il suicidio del sole,
riprenderà la vita solitaria.



Pueden LEER la biografía, más poemas y textos 
en entradas anteriores del autor.



sábado, 24 de mayo de 2025

INFIERNO


 CANTO VIII


Digo, continuando, que mucho antes 
que llegásemos al pie de la alta torre, 
nuestros ojos se dirigieron a la cima

por dos llamitas que pudimos ver, 
y otra que de lejos hacía señas 
tanto que apenas podía verla el ojo.

Y me volví al mar de todo juicio: (1)
dije: “Esto, ¿qué dice? ¿Y qué responde 
ese otro fuego? ¿Y quiénes lo hacen?”

Y él a mí: “Sobre las ondas sucias, 
ya vislumbrar puedes lo que espera,
si no lo esconde el humo de la ciénaga.”

Cuerda no arrojó nunca su saeta 
que por el aire corriera tan ligera 
como yo vi una nave pequeñita

venir hacia nosotros por el agua negra, 
bajo el gobierno de un galeoto 
que gritaba:“¡Llegaste, alma perversa!”

"Flegias, Flegïas, gritas en vano” (2)
dijo mi señor, “no nos detendrás 
esta vez, sino pasando el lodo.”

Como el que un gran engaño escucha 
que se le hizo, y por tal se apena, 
tal hizo Flegias, con la ira dominada.

Mi duca descendió a la barca, 
y luego me hizo entrar detrás de él: 
y sólo cuando entré pareció cargada.(3)

Apenas con el duca estuve en el leño, 
se encaminó segando la antigua proa 
el agua, más de lo que suele con los otros.

Mientras recorríamos la muerta acequia, 
ante nosotros se alzó uno lleno de barro 
y dijo: “¿Por qué llegas antes de tu hora?”

Y yo a él: “Si yo llego, no me quedo;
¿mas quién eres tú, y quién te hizo feo? 
“Ves que soy uno que llora”, contestó.

Y yo a él: “Con tu llanto y con tu luto, 
quédate allí, espíritu maldito,
que te conozco, aun lleno de lodo.”

Entonces tendió la mano a nosotros; 
pero el maestro prudente lo empujó, 
diciendo:“¡Vuelve con los otros perros!”

Me ciñó entonces el cuello con los brazos, 
me besó el rostro y dijo:“¡Alma desdeñosa, 
bendita aquella que encinta te llevó!

“Este fue en el mundo persona orgullosa; 
bondad no hay que adorne su memoria: 
por eso aquí colérica es su sombra.

“¡Cuántos se tienen por grandes reyes arriba, 
y aquí estarán como puercos en el barro, 
dejando tras de sí horrible infamia!”

Y yo: “Maestro, en este caldo 
sería deseoso de verlo sumergirse 
en tanto atravesamos el pantano.”

Y él a mí: “Antes que la otra playa 
ante ti se deje ver, serás saciado: 
bueno será si de tal querer te gozas.”

Poco después vimos el tormento 
que de él hicieron las fangosas gentes, 
y a Dios por eso alabo y agradezco.

Todos gritaban:“¡A Filipo Argenti!”;(4) 
y el florentino, espíritu colérico, 
contra sí mismo se volvía con los dientes.

Allí lo dejamos, más de él no narro: 
pero en los oídos me golpeó un lamento, 
por lo que miré adelante fijamente.

"Ahora, hijo”, comenzó el maestro, 
se acerca la ciudad llamada Dite, 
con gran turba, con habitantes graves.”

Y yo: “Maestro, sus mezquitas 
allá en el valle ciertamente veo, 
rojas, como si salidas fueran

del fuego.” Me dijo: “El fuego eterno 
que les arde dentro las muestra rojas, 
como tú ves en este bajo infierno.”

Llegamos pues a las altas fosas 
que vallan esa tierra desolada; 
de fierro me parecieron las murallas.

No sin primero dar una gran vuelta, 
llegamos a sitio donde el barquero fuerte 
“¡Salgan!”, gritó,“aquí, la entrada.”

Yo vi a más de mil sobre las puertas 
llovidos del cielo, que rabiosamente 
decían: “¿Quién es el que sin muerte

va por el reino de la muerta gente?”
Y mi sabio maestro hizo seña 
de querer hablar secretamente.

Contuvieron un poco su desprecio 
y dijeron: “Ven tú solo; que se vaya 
quien audazmente entró a este reino.

Solo regrese por la loca senda: 
pruebe, si sabe; tú te quedarás, 
que lo escoltaste en la comarca yerta.”

Piensa, lector, cómo me desconsolé 
al son de las palabras malditas, 
que creí que jamás podría regresar.

“¡Oh querido duca, que más de siete 
veces me has protegido y liberado 
de alto peligro que en contra de mí fue,

“así deshecho”, dije,“no me dejes, 
y si pasar más allá nos es negado, 
reencontremos juntos nuestro rastro.”

Y aquel señor que me había guiado, 
me dijo: “No temas, que nuestro paso 
no detendrán; por alguien nos fue dado.

“Aquí me esperas, y el espíritu agotado 
conforta y alimenta de esperanza buena, 
que no te dejaré en el mundo bajo”.

Y así se va, y me abandona
el dulce padre, y quedo en quizás, 
y el no y el sí en la cabeza chocan.

Oír no pude lo que les propuso; 
mas no estuvo allá mucho con ellos, 
que todos hacia dentro se volvieron.

Cerraron las puertas los adversarios (5)
en el pecho a mi señor, que quedó fuera, 
y volvió hacia mí con pasos tardos.

Los ojos en la tierra y vacías las mejillas 
de todo atrevimiento, decía entre suspiros: 
“¡Quién me ha negado las dolientes casas!”

Y me dijo: “Tú, porque me he airado, 
no te asustes, que venceré en la prueba 
aun cuando preparen la defensa adentro.

“Esta insolencia en ellos no es nueva; 
la usaron ya en menos secreta puerta, 
la que aún sin cerrojos se conserva.

“Sobre ella leíste la escritura muerta:(6) 
y ya baja el sendero desde ella, 
pasando por los cercos, sin escolta,


aquél que nos fiará la tierra abierta”.


(Del libro LA DIVINA COMEDIA,
Edhasa, 2015)
Dante Alighieri

(Traducción y notas de Jorge Aulicino)


CANTO VIII

Io dico, seguitando, ch’assai prima 
che noi fossimo al piè de l’alta torre,
li occhi nostri n’andar suso a la cima

per due fiammette che i vedemmo porre, 
e un’altra da lungi render cenno, 
tanto ch’a pena il potea l’occhio tórre.

E io mi volsi al mar di tutto ’l senno; 
dissi: «Questo che dice? e che risponde 
quell’ altro foco? e chi son quei che ’l fenno?».

Ed elli a me: «Su per le sucide onde 
già scorgere puoi quello che s’aspetta, 
se ’1 fummo del pantan noi ti nasconde».

Corda non pinse mai da sé saetta 
che sì corresse via per l’aere snella, 
com’ io vidi una nave piccioletta

venir per l’acqua verso noi in quella, 
sotto ’1 governo d’un sol galeoto, 
che gridava: «Or se’ giunta, anima fella!».

«Flegiàs, Flegi'às, tu gridi a vóto», 
disse lo mio segnore, «a questa volta: 
più non ci avrai che sol passando il loto».

Qual è colui che grande inganno ascolta 
che li sia fatto, e poi se ne rammarca, 
fecesi Flegi'às ne l’ira accolta.

Lo duca mio discese ne la barca, 
e poi mi fece intrare appresso lui; 
e sol quand’ io fui dentro parve carca.

Tosto che ’l duca e io nel legno fui, 
segando se ne va l’antica prora 
de l’acqua più che non suol con altrui.

Mentre noi corravam la morta gora, 
dinanzi mi si fece un pien di fango, 
e disse: «Chi se’ tu che vieni anzi ora?».

E io a lui: «S’i’ vegno, non rimango; 
ma tu chi se’, che sì se’ fatto brutto?». 
Rispuose: «Vedi che son un che piango».

E io a lui: «Con piangere e con lutto,
spirito maladetto, ti rimani;
ch’i’ ti conosco, ancor sie lordo tutto».

Allor distese al legno ambo le mani; 
per che ’1 maestro accorto lo sospinse, 
dicendo: «Via costà con li altri cani!».

Lo collo poi con le braccia mi cinse; 
basciommi'l volto e disse: «Alma sdegnosa, 
benedetta colei che ’n te s’incinse!

Quei fu al mondo persona orgogliosa; 
bontà non è che sua memoria fregi: 
così s’è l’ombra sua qui furiosa.

Quanti si tegnon or là sù gran regi 
che qui staranno come porci in brago, 
di sé lasciando orribili dispregi!».

E io: «Maestro, molto sarei vago 
di vederlo attuffare in questa broda 
prima che noi uscissimo del lago».

Ed elli a me: «Avante che la proda 
ti si lasci veder, tu sarai sazio: 
di tal disïo convien che tu goda».

Dopo ciò poco vid’io quello strazio 
far di costui a le fangose genti, 
che Dio ancor ne lodo e ne ringrazio.

Tutti gridavano: «A Filippo Argenti!»; 
e ’1 fiorentino spirito bizzarro 
in sé medesmo si volvea co’ denti.

Quivi il lasciammo, che più non ne narro; 
ma ne l' orecchie mi percosse un duolo, 
per ch'io avante l’occhio intento sbarro.

Lo buon maestro disse: «Ornai, figliuolo, 
s’appressa la città c’ha nome Dite, 
coi gravi cittadin, col grande stuolo».

E io: «Maestro, già le sue meschite 
là entro certe ne la valle cerno, 
vermiglie come se di foco uscite

fossero». Ed ei mi disse: «Il foco etterno 
ch’entro l’affoca le dimostra rosse, 
come tu vedi in questo basso inferno».

Noi pur giugnemmo dentro a l’alte fosse 
che vallan quella terra sconsolata: 
le mura mi parean che ferro fosse.

Non sanza prima far grande aggirata, 
venimmo in parte dove il nocchier forte 
«Usciteci», gridò: «qui è l’intrata».

Io vidi più di mille in su le porte 
da del piovuti, che stizzosamente 
dicean: «Chi è costui che sanza morte

va per lo regno de la morta gente?».
E ’l savio mio maestro fece segno 
di voler lor parlar segretamente.

Allor chiusero un poco il gran disdegno 
e disser: «Vien tu solo, e quei sen vada 
che sì ardito intrò per questo regno.

Sol si ritorni per la folle strada: 
pruovi, se sa; ché tu qui rimarrai, 
che li ha’ iscorta sì buia contrada».

Pensa, lettor, se io mi sconfortai 
nel suon de le parole maladette, 
ché non credetti ritornarci mai.

«O caro duca mio, che più di sette 
volte m’hai sicurtà renduta e tratto 
d' alto periglio che ’ncontra mi stette,

non mi lasciar», diss’ io, «così disfatto; 
e se ’1 passar più oltre ci è negato, 
ritroviam l'orme nostre insieme ratto».

E quel segnor che lì m’avea menato, 
mi disse: «Non temer; ché ’l nostro passo 
non ci può tórre alcun: da tal n’è dato.

Ma qui m’attendi, e lo spirito lasso 
conforta e ciba di speranza buona, 
ch’i’ non ti lascerò nel mondo basso».

Così sen va, e quivi m’abbandona 
lo dolce padre, e io rimagno in forse, 
che sì e no nel capo mi tenciona.

Udir non potti quello ch’a lor porse; 
ma ei non stette là con essi guari, 
che ciascun dentro a pruova si ricorse.

Chiuser le porte que’ nostri avversari 
nel petto al mio segnor, che fuor rimase 
e rivolsesi a me con passi rari.

Li occhi a la terra e le ciglia avea rase 
d’ogne baldanza, e dicea ne’ sospiri:
«Chi m’ha negate le dolenti case!».

E a me disse: «Tu, perch’ io m’adiri, 
non sbigottir, ch’io vincerò la prova, 
qual ch’a la difension dentro s’aggiri.

Questa lor tracotanza non è nova; 
che già l’usaro a men segreta porta, 
la qual sanza serrarne ancor si trova.

Sovr’ essa vedestù la scritta morta: 
e già di qua da lei discende l’erta, 
passando per li cerchi sanza scorta,


tal che per lui ne fia la terra aperta».


Notas al Canto VIII

1 Se refiere a Virgilio.

2 Flegias, rey de los Lapitas, hijo de Marte, destruyó el templo de Apolo en un acceso de ira y Apolo lo flechó hasta matarlo.Transporta a los coléricos.

3 Se anota que esto sucede porque Dante es el único ser vivo que tripula la barca.

4 Un poderoso de Florencia, famoso por su cólera brutal.

5 Los demonios, puesto que el diablo es llamado el Adversario en los Evangelios.

6 Alude a la inscripción del Canto Tercero, la que finaliza con el célebre verso lasciatc ogtti spcranza, voi ch’entrate. La puerta está aún sin cerrojos pues, en opinión de algunos comentaristas, los rompió Cristo al bajar al Hades. Desde allí viene en ayuda, declara Virgilio, un enviado del Cielo.



Dante Alighieri nació en Florencia, en mayo de 1265. En 1274, cuando apenas contaba nueve años, se enamoró de una coetánea suya, Beatriz. En su juventud estudió gramática, dialéctica, retórica, Filosofía, aritmética, geometría, música y astronomía. Frecuentó la ya célebre Universidad de Bolonia, y en su formación cultural influyó Brunetto Latini.Beatriz murió en 1290, cuando apenas tenía veinticinco años. Dante, luego de una extraordinaria visión, decidió decir de ella “aquello que nunca se dijo de mujer alguna”. Cumplió en efecto esa promesa escribiendo para ella La Divina Comedia. Entre otras obras, además escribió el poemario La vida nueva, El convivio (obra de carácter filosófico), De Vulgari Eloquentia (sobre la lengua italiana) y De Monarchia (que refleja sus ideas políticas).Tras un largo exilio por razones políticas, que lo privó de volver a Florencia, murió en Ravena en 1321.


IMAGEN: Dante por el artista plástico Carlos Alonso.


Pueden LEER más Cantos,  y biografía completa en entradas anteriores del autor.



viernes, 23 de mayo de 2025

CUANDO COMPRO CUADROS


 o —mejor dicho—
cuando contemplo aquello de lo que me puedo imaginar dueña, 
prefiero lo que podría darme placer en cualquier momento: 
la sátira sobre la curiosidad en la que sólo es discernible 
la fuerza anímica;
o, justo lo contrario, la antigüedad, la sombrerera con adornos
                                medievales,
en la que se ven sabuesos con cinturas que se estrechan como la
                                del reloj de arena,
ciervos, aves y gente sentada.
Puede ser simplemente una losa, tal vez la biografía literal
(con letras espaciadas, sobre una especie de pergamino),
una alcachofa con seis tonos azules, el tripartito jeroglífico con patas
                                de agachadiza,
la cerca de plata que protege la tumba de Adán o Miguel cogiendo a
                                Adán por la muñeca.
El énfasis intelectual demasiado estricto sobre tal o cual cualidad
                                merma el placer.
No debe pretender desarmar nada; ni tampoco debe honrarse a la
                               ligera el éxito generalizado, 
aquello que es grande porque otra cosa es pequeña.
En conclusión: sea lo que fuere,
debe estar “iluminado por miradas penetrantes en la vida de las cosas”, 
debe reconocer las fuerzas espirituales que lo crearon.



LA JARDINERÍA ARRIESGADA

Si el amarillo presagia infidelidad, 
    yo soy infiel.
      No puedo tolerar que una rosa amarilla traiga mala suerte 
      porque los libros digan que el amarillo es de mal agüero, 
      que el blanco promete bien.
Sin embargo, vuestra propiedad personal, 
    el sentido de intimidad,
       en verdad debería desaprobar 
       los oídos ofendidos, sin necesidad de tolerar 
el descaro.


(Del libro "Poesía reunida
-1915-1951-,Hiperión,1996)

Marianne Moore (EEUU -Saint Louis- Missouri, 1887 - Nueva York,1972)


(Traducción de Lidia Taillefer de Haya)



WHEN I BUT PICTURES

or what is closer to the truth,
when I look at that of which 1 may regard myself as the imaginary
                           possessor,
I fix upon what would give me pleasure in my average moments: 
the satire upon curiosity in which no more is discernible 
than the intensity of the mood;
or quite the opposite—the old thing, the medieval decorated hat-hox, 
in which there are hounds with ivaists diminishing like the waist of
                          the hour-glass,
and deer and birds and seated people;
it may he no more than a square of parquetry; the literal biography
                                        perhaps,
in letters standing well apart upon a parch merit-like expanse; 
an artichoke in six varieties of blue; the snipe-legged hieroglyphic
                          in three parts;
the silver fence protecting Adam’s grave, or Michael taking Adam by
                                       the wrist.
Too stern an intellectual emphasis upon this quality or that detracts
                          from one’s enjoyment.
It must not wish to disarm anything; nor may the approved triumph
                                       easily be honored—
that which is great because something else is small.
It comes to this: of whatever sort it is,
it must be “lit with piercing glances into the life of things”;
it must acknowledge the spiritual forces which have made it.




INJUDICIOUS GARDENING

If yellow betokens infidelity,
     I am an infidel.
        I could not bear a yellow rose ill will 
        because books said that yellow boded ill, 
  white promised well.
However, your particular possession, 
   the sense of privacy,
       indeed might deprecate
       offended ears, and need not tolerate 
effrontery.

Pueden LEER la biografía y más poemas y textos en entradas anteriores.




martes, 20 de mayo de 2025

CANTOS


 CANTO XLIX


A los siete lagos, y compuestos por nadie estos versos:
Lluvia; rio vacío; una travesía,
Fuego de nube congelada, lluvia torrentosa en el crepúsculo, 
Un solo farol bajo el techo de la cabaña.
Las cañas pesan; se vencen; 
y el bambuzal habla como gimiendo.
Luna de otoño; los cerros se elevan en torno a los lagos 
contra el ocaso
El anochecer es como cortina de nube,
un borrón por encima de los pliegues del agua, y a su través
largas picas filosas del canelo,
una melodía fría entre las cañas.
Detrás de la colina la campana del monje 
portada por el viento.
La vela pasó por aquí en abril, quizá vuelva en octubre. 
Barco se esfuma en plata, lentamente;
Sola la resolana sobre el río.
Donde la bandera color vino atrapa la caída del sol 
Escuetas chimeneas humean a contraluz
Llega entonces un arrebato de nieve sobre el río 
El mundo se cubre de jade 
El botecito flota como un farol,
El agua que corre se cuaja como de frío. Y en San Yin 
son gentes de ocio y de buena vida 
Gansos salvajes se abalanzan hacia el banco de arena, 
Nubes se juntan alrededor del hueco de la ventana 
Aguas abiertas, los gansos se alinean con el otoño 
Grajos alborotan los faroles de los pescadores,
Una luz se mueve en el horizonte norte;
donde los niños pequeños van a mariscar entre las piedras.
En mil setecientos vino Tsing por estos lagos de los cerros.
Una luz se mueve en el horizonte sur.
¿Debe el Estado contraer deudas al crear riqueza?
Eso es una infamia, eso es Gerión.
Este canal aún conduce a TenShi
Aunque el viejo rey lo hizo excavar para su placer

K E I MEN   RAN KEI
K I U MAN   MAN KEI
JITSU GETSU  K0      KWA
TAN      FUKU   TAN KAI

Sale el sol, trabaja
se pone el sol, a descansar
cava el pozo y bebe del agua
labra el campo, come del cereal
Poder ¿imperial? Y eso a nosotros ¿qué?
La cuarta, la dimensión de la quietud.
Y el poder sobre las bestias salvajes.




CANTO LXXXI

Zeus se arrellana en el regazo de Ceres 
Taishan es atendido de amores
              bajo Citerea, antes del amanecer 
y dijo él: «Hay aquí mucho catolicismo (lo pronunció
                                           catoliGismo)
           y muy poca reliHión» 
y dijo: «Kings will, I think, disappear»
(Yo creo que los reyes desaparecen)
Ése fue el Padre José Elizondo
              en 1906 y en 1917 
o alrededor de 1917
          Dolores decía: «Come pan, niño» eat bread, 
             me lad
Sargent la había pintado
           antes de descender 
(es decir, si es que descendió)
          pero en esos días realizaba bocetos, 
impresiones de los Velázquez del Museo del Prado 
y los libros costaban una peseta,
         los candelabros de bronce en proporción, 
el viento venía de los pantanos 
y el frío mortal de las montañas.
Y más tarde Bowers escribiría: «Pero tanto odio, 
         nunca pude imaginar tanto odio» 
y los rojos de Londres no delatarían a sus amigos 
        (es decir, amigos de Franco 
que trabajaban en Londres) y en el Alcázar 
cuarenta años ha, decían: «Vuelve a la estación para comer 
y puedes dormir aquí por una peseta»
        los cencerros de las cabras tintineaban toda la 
        noche
       y la posadera se reía: ¡Eso es luto, ja! 
mi marido está muerto 
cuando me dio papel para escribir 
con un borde negro de media pulgada o más, 
digamos 5/8avos, de la locanda 
«A todos los extranjeros los llamamos franchutes» 
y el huevo se rompió en el bolsillo de Cabránez, 
        y así hizo historia. Basil dice
que aporrearon los tambores por tres días 
hasta reventar todos los parches
       (sencilla fiesta de pueblo) 
y en cuanto a su vida en las Canarias... 
el Reverendo observó que la danza portugansa local 
la bailaban los mismos bailarines en las diversas localidades 
       a modo de bienvenida política... 
la técnica de la manifestación
       Cole la estudió (no G.D.H., Horace) 
«Descubrirás», dijo el viejo André Spire, que todos 
los hombres de ese directorio (Crédit Agricole) 
tienen un cuñado
       «Tú el uno, yo los pocos» 
       decía John Adams 
hablando de temores abstractos
        a su volátil amigo Mr. Jefferson.
(romper el pentámetro, ése fue el primer batacazo) 
o como dice Jo Bard:
si es un panadero y una conserje visiblemente
        son La Rochefoucauld y de Maintenon 
        audiblemente 
«Te cavero la budella»
        «La corata a te»
En menos de una era geológica
        dijo Henry Mencken
«Algun@s cocinan, algun@s no cocinan
        hay cosas que no se pueden alterar»
’’Iugx ’emòn potí dwma aòn andra 
Lo que cuenta es el nivel cultural
       gracias a Benin por esta mesa hecha de cajas de 
       embalaje
       «No le digá’ a naide que yo la hice»
       de una máscara tan exquisita como cualquiera de 
       las de Fráncfort 
«Te va levanté’ del suelo»
       Leve como la rama de Kuanon 
Y en un primer momento decepcionado con lo destartalado 
las dársenas peladas y precarias, pero entonces vio las 
altas ruedas de las calesas 
       y se reconcilió,
George Santayana al llegar al puerto de Boston 
y conservó hasta el final de su vida ese leve ceceo 
propio del español
       como una gracia casi imperceptible 
como Muss conservó la v por u propia de la Romagna 
y decía que la aflicción era un acto pleno
       repetido para cada nueva condolencia 
ascendiendo hasta un clímax.
y George Horace dijo que él «conseguiría a Beveridge» (el 
      senador)
Beveridge no quería hablar ni escribir para los periódicos 
pero George lo enganchó, montando campamento en su hotel 
y asediándolo cada almuerzo desayuno y cena 
      tres artículos
y mi viejo siguió segando el maíz
      mientras George le estaba contando, 
después de atravesar el baldío
      donde a veces se veía un conejo silvestre 
o uno que quizás apenas se escapó 
      aoi!
      una hoja en la corriente
         junto a mis rejas ninguna Altea
         Mas
         Antes de que la estación muriera de frío 
         Alzado al hombro de un céfiro 
         Ascendí por el áureo cielo
            Lawes y Jenkins tu sueño velen 
            Dolmetsch siempre sea tu huésped,
         ¿Ha temperado la madera de la viola
         para enfatizar tanto lo grave como lo agudo?
         ¿Nos ha curvado la comba del laúd?
              Lawes y Jenkins tu sueño velen 
              Dolmetsch siempre sea tu huésped 
         ¿Habéis compuesto un aire tan leve 
         Para que desde la raíz la hoja se eleve?
         ¿Habéis encontrado     nube tan ligera 
         Que niebla ni sombra pareciera?
         Resolvedme, pues, decidme de verdad 
         Si Waller cantó o Dowland tocó
         Ambos tus ojos de pronto me habéis de abatir 
         Puesto que su fermosura no puedo sufrir
Y durante 180 años casi nada.
Ed ascoltando al leggier mormorio
       vino a mi tienda una nueva sutileza de ojos, 
fuese del espíritu o de hipóstasis,
       pero lo que esconde la venda 
o en el carnaval
         y ni un par manifestó enojo 
         Vi tan sólo los ojos y la postura entre los ojos, 
color, diástasis,
         por descuido o inadvertencia de que no tenía todo el 
espacio de la tienda 
ni había lugar para el pleno Eiótóc; 
traspasar, penetrar
         haciendo sombra apenas más allá de las otras luces 
         el claro cielo
         el mar de noche
         el verde de la laguna de montaña 
         resplandecía desde esos ojos sin máscara en el 
espacio de la media máscara 
Lo que amas de verdad perdura,
         el resto es basura
Lo que amas de verdad no te será arrebatado 
Lo que amas de verdad es tu auténtica heredad 
¿Mundo de quién, el mío o el de ellos 
         o acaso el de nadie?
Primero vino el visible, y luego así el palpable
         Elíseo, aunque fuese en los recintos del infierno, 
Lo que amas de verdad es tu auténtica heredad 
Lo que amas de verdad no te será arrebatado
La hormiga es un centauro en su mundo de dragón.
Doblega tu vanidad, no es el hombre
El que ha hecho el coraje, hecho el orden o la gracia,
        Doblega tu vanidad, doblega, digo.
Aprende del mundo verde cuál puede ser tu lugar 
en la escala de invención y el verdadero arte,
Doblega tu vanidad,
        Paquin, ¡doblégala!
El casco verde ha superado tu elegancia.
«Domínate a ti mismo, y los otros te soportarán»
        Doblega tu vanidad 
Eres un perro apedreado en el granizo 
Urraca hinchada bajo un sol errático 
Mitad negra mitad blanca 
y ni distingues el ala de la cola 
Doblega tu vanidad
        Mezquinos tus odios, 
nutridos en falsedad,
        Doblega tu vanidad
Avido de destruir, avaro en tu caridad.
Doblega tu vanidad,
        que la doblegues te dije.

Pero haber hecho en lugar de no hacer 
       esto no es vanidad Haber golpeado, con decencia,
Para que un Blunt abriera la puerta
       Haber recogido del aire una tradición viviente 
o de un magnífico ojo antiguo la llama invicta 
Esto no es vanidad.
       Aquí el error está en lo que no se ha hecho, 
en la timidez que trepidó...

(Del libro homónimo,
Editorial Sexto piso,
España, 2018,
Edición no bilingüe)

Ezra Pound (Hailey, E.E.U.U., 1885- Venecia, Italia, 1972)


(Traducción de Jan De Jager)

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