martes, 30 de noviembre de 2021

HARAKIRI (2004)


 








el cáncer
la muerte no sería tan mala
si se pudiera traer a casa
si no hubiera que levantarse
si no hubiera que salir de la cama
si no hubiera que subirse a una ambulancia
si no hubiera que vivir en un hospital
si no hubiera que vivir entre desconocidos
si no hubiera que prescindir de las frazadas
del color de las frazadas de la casa
de la temperatura del color de las frazadas de la
casa
 
morir no sería tan malo si todo pasara en la casa
y con los de la casa
si uno tuviera la suerte de tener una casa
 
lo peor del cáncer y de la muerte es la burocracia
y el ajetreo de los cambios de ropa y el frío de los
pasillos y el frío de las miradas de los extraños
 
(de los que no sufren porque tú sufres
de los que no sufren porque tú vas a morir)
 
y la indiferencia de las calles y de los muros de las
calles y la indiferencia mortal del hospital y de todo
lo que lame y cubre por dentro a un hospital
 
morir no sería tan malo
sufrir no sería tan malo
si se sufriera en la casa
si se supiera que nada ni nadie nos sacara
-en caso de morir o sufrir-
de la casa
 


 
UNA BILLETERA DE CUERO
 
es increíble que vayamos a morir
 
en la tierra teníamos billeteras ropa
y un estilo para sacar las tarjetas de crédito
en el supermercado en Falabella en Almacenes
París
 
y
la manera
despreocupada
para subir y bajar
de los automóviles
 
y
las maneras
de mirar despreocupadas
y despreocupados
 
y
las
maneras
despreocupadas
de ponernos un pañuelo
de niebla o seda al cuello
y
las
maneras
despreocupadas
de pasarse la mano
por una cabellera larga
luenga rica y deliciosa de una
mujer de clase media
 
teníamos
ropa que preferíamos
 
ropa
que preferíamos
ver en las revistas
 
maneras de mirar por
las ventanas de
los automóviles
japoneses
 
todo
un clóset
con enaguas
con abrigos con
zapatos
 
acumulación
de conocimiento
acumulación
de libros ideas
entradas y salidas
 
maneras de ser
tics costumbres
elegancias vicios
 
todo
esto hace
increíble que
vayamos a morir
 
Que todo esto vaya
a desaparecer
 
que toda
esta perspicacia de la costumbre
y del alma y del corazón vaya a desaparecer
 
que toda nuestra mirada inconsciente
vaya a desaparecer
 
que toda nuestra parafernalia
que nuestra suave cáscara
que nuestra elegancia
que nuestra billetera de cuero vaya a desaparecer
 
que nuestra mano
experta en nuestra billetera de cuero
se vaya a perder
subiendo la muerte por el brazo
bajándonos por la mano
callándonos el corazón
 
 
MENDIGO SEXUAL
 
una ayudita por favor
una tetita
una zorrita un culito
una corridita de mano
 
lo que sea
 
una ayudita
por el amor de dios
 (De: Poesía reunida,
Ediciones Universidad Diego Portales,
2020)
 
 Claudio Bertoni (Santiago de Chile, 1946)
 
 
Pueden leer la biografía en una entrada anterior del autor (Nota del administrador)


IMAGEN: Célula de cáncer de próstata en una imagen de escáner coloreada. 


domingo, 28 de noviembre de 2021

JÓVENES BUENAS MOZAS (2002)


 












OTRO POEMA
 
hay
culos ricos pero
hay culos magníficos
también
 
ese
culo
que ahora cruza Mac Iver
delante mío es
un culo rico
 
pero el
que tuve
que abandonar
en Moneda frente
al Barón Rojo era un
culo magnífico
 
(lo
tuve
que abandonar
por razones que
cuenta otro poema)
 
 

LLEGARON LOS VECINOS
A VERANEAR OTRA VEZ
 
y
llegó
la Fabiola
otra vez
 
-si
eso fuera
posible—
más
bonita
todavía
 
y
su potito
 
-si
eso
fuera
posible
también-
 
más
redondito
todavía
 
(lo
que
uno
ama
 
-la
verdad
sea dicha-
 
es
la geometría)
 
 
hay
mujeres
tan hermosas
que su cuerpo
las destroza
 


 
INFINITA
 
la infinita
incesante
agotadora
insaciable
autoridad
de la mujer


PARA UN AMIGO QUE ME DIJO USAS DEMASIADOS DIMINUTIVOS
 
es que
si no usamos
el diminutivo ahora
que estamos vivitos y coleando unos
y vivitos y culiando los más afortunados
 
si no lo usamos como un signo de admiración
de parsimonia de suavidad y de pasión frustrada
y súper requetecontra sublimada
 
si no lo usamos como un doblez nuestro
como una concomitancia
como una genuflexión
como un trozo de tiza triste siena y gastada
 
-si no lo usamos ahora-
 
¿¡cuándol?
 
 (De: Poesía reunida,
Ediciones Universidad Diego Portales,
2020)
 
 Claudio Bertoni (Santiago de Chile, 1946)
 
 
Pueden leer la biografía en una entrada anterior del autor (Nota del administrador)

IMAGEN: Fotografía de C.B. "Musas al desnudo".



viernes, 26 de noviembre de 2021

NI YO (1996)

 











NOSTALGIA


no quiero una nostalgia abstracta
no quiero una nostalgia imprecisa
no quiero una nostalgia general
no quiero una nostalgia universal
no quiero una nostalgia indiscriminada
 
no quiero sentarme a enumerar recuerdos
como si soñara despierto en una cervecería
sin decir de dónde vengo
cuántos años tengo
ni qué es lo que pretendo
 


 
EL RESPLANDOR

La
verdad
existe
pero se desplaza. La
verdad por otra
parte no es un objeto,
es una relación. Es como
un resplandor que se desplaza
sobre los objetos, sobre la geografía,
sobre la columna vertebral
de las cosas.
Y es la relación de las hebras en
un tejido la que produce el resplandor.



ENRIQUE LIHN:


no sé qué mierda
estoy haciendo aquí.

ni yo.


(De: Poesía reunida,
Ediciones Universidad Diego Portales,
2020)
Claudio Bertoni (Santiago de Chile, 1946)
 
 
Pueden leer la biografía en una entrada anterior del autor (Nota del administrador)

IMAGEN: Jacques Bedel - "El llano en llamas ".



miércoles, 24 de noviembre de 2021

EL CANSADOR INTRABAJABLE II (1986)


 









CECILIA


Cuando te abrazo
y tarareas sin darte cuenta
una canción que se transforma con el tiempo
en una línea melódica simple y monótona
que sube y baja de a poco
suavemente como el ruedo de una duna
y no te das cuenta del cambio
y no te das cuenta de lo que cantas
y no te acuerdas de lo que gimes
yo al contrario
escucho minuciosamente tu lamento
y lo sigo garganta adentro
pulmones adentro
y corazón adentro
y lo veo saliendo fino
entre las grietas de tu cerebro
como una vertiente de agua
llevando arena y arcillas
y cada instante que pasa
y cada milímetro de música que cantas
veo que nace de ti
y de tu conciencia
de la inteligencia de tus manos
de tus brazos
de tus glándulas
y no es casualidad en absoluto
y no es banal en absoluto
y no es sinsentido en absoluto
y no se pierde en absoluto
y sobre todo
no es como un pie o una mano
a los que nadie mira nunca
al contrario
es como un brazo
al que la piel cela
y guarda siempre
 
Londres
8/73
 

FLAQUITA

Eres la estufa
más poderosa
de la tierra
Estás
en Barcelona
 
-a 18 mil kms
de distancia—
 
Y todavía
me calientas
(De: Poesía reunida,
Ediciones Universidad Diego Portales,
2020)
 Claudio Bertoni (Santiago de Chile, 1946)
 
 
Pueden leer la biografía en una entrada anterior del autor (Nota del administrador) 


IMAGEN: Fotografía de C.B.: "Musas al desnudo".





lunes, 22 de noviembre de 2021

EL TRABAJADOR INTRABAJABLE (1973)


 










FEA
 
Tengo
diecisiete años
y soy muy desgraciada
porque tuve la mala suerte
de nacer fea en un mundo donde
la belleza se aprecia y valoriza más
que la bondad o la inteligencia y donde
una persona como yo no tiene ocasión de
encontrar amor y hacer una vida normal nadie
me invita casi no tengo amigos nunca he pololeado
a este paso voy a convertirme en un hongo solitario
y amargado mis complejos me hacen estar a la defensiva
sin embargo no soy tonta mi fealdad no es monstruosa soy
gorda con mal cutis sin ningún rasgo sobresaliente pero tampoco
soy deforme ¿hay esperanza para mí?
 
1972


 EL APLAZAMIENTO
 
Los codos apoyados en la almohada
los hombros casi tocándome las orejas
a las tres de la madrugada
sentado en cama contemplando
la contundencia de los libros
en el estante
 
1969

(De: Poesía reunida,
Ediciones Universidad Diego Portales,
2020)

Claudio Bertoni (Santiago de Chile, 1946)

 
 
Pueden leer la biografía en una entrada anterior del autor (Nota del administrador)


IMAGEN: Ana María Orozco, la actriz de "Betty, la fea",telenovela colombiana (1999). 



sábado, 20 de noviembre de 2021

PARA SER LIBRES SIN LIBROS / LECTORES Y LADRONES

 











 

    Lugar común del lugar común:  leer nos hará libres. Es probable. Pero si leer nos hará libres, acumular libros nos hará esclavos. De acuerdo, una cosa no lleva indefectiblemente a la otra, pero convengamos en que suele ocurrir que quien ama leer acumula libros. No es algo que ocurre indefectiblemente, pero ocurre a menudo. Y la acumulación de libros es algo que carece de sentido, o que en realidad tiene solo sentido decorativo. Los acumuladores de libros nos reímos de quienes compran libros por metro y por color para decoración de interiores y en realidad nosotros no somos tan distintos: nuestros libros decoran el espacio en que vivimos, no tienen otra utilidad que decorar. Deberíamos reírnos menos.
   Por otro lado se impone una evidencia: los mejores no requieren de una biblioteca que les cubra las espaldas: cuando Wilcock murió de un ataque cardíaco en su casa de Lubriano, encontraron que en la biblioteca había solamente diez libros: los necesarios. Godard posee una biblioteca, sí, pero de dimensiones humanas (en uno de sus films se ocupa de mostrarla). Faulkner no solo contaba con pocos libros, también leía poco. Tal vez mintiera, pero él aseguraba que todo lo que había leído era la Biblia y algunos libros de Chejov. Al parecer, en algún momento de su vida, alguien le sugirió que leyera a Georges Simenon, y Faulkner le hizo caso y lo encontró muy parecido a Chejov. En la casa de Saint-John Perse no había libros. El poeta los odiaba enormemente. 
   Un periodista que había ido a la casa del Premio Nobel de Literatura 1960 se percató de inmediato de eso. Atravesó las habitaciones con la esperanza de encontrarlos en la siguiente, pero nada: en la casa de Saint-John Perse no había libros. De modo que fue lo primero que quiso saber cuando estuvo frente a él. La explicación del poeta lo dejó satisfecho, y sigue dejando satisfecho a todo el que leyéndola lo escucha, y que involucra a un padre diplomático amante de los libros, una mudanza ultramarina a fines del siglo XIX, unos containers de madera en donde viajaba la inmensa biblioteca y la llegada de esos containers a destino, la tarea de abrir uno para sacar a relucir parte del esperado tesoro y el hallazgo de una masa informe de papel maché: un container, al momento de cargarlo, había caído al agua y los operarios habían decidido sacarlo y ponerlo a secar en cubierta. Dice Saint-John Perse que ver la cara de su padre en ese momento hizo que odiara para siempre los libros.
   Los libros como objetos acumulables, se entiende. No es posible odiar al libro como herramienta, como vehículo, como soporte de palabras, historias, etc. ¿Por qué acumulamos libros? No tienen nada para decirnos, porque lo que tenían que decir ya lo dijeron. ¿Para hacerlo hablar otra vez, como uno de esos juguetes a los que podíamos dar cuerda? Hasta ellos, llegados a determinado punto, nos aburrían con su repetición. ¿Un libro nunca termina de decir lo que tiene que decir? Creo que Italo Calvino definía así a un clásico. De acuerdo, démosle la razón a Calvino. Si un clásico es un libro que nunca termina de decir lo que tiene que decir, ¿por qué no acumulamos solamente clásicos? Eso podría tener un poco más de sentido.
   ¿No será eso ahora que lo pienso? ¿Y si una biblioteca debiera ser eso, la acumulación restringida a aquellas obras que, llegado el caso, pueden volver a decirnos algo? ¿Cuántos clásicos tenemos en nuestras bibliotecas? Miremos, sumemos. Esos serán los únicos libros que deberíamos quedarnos. Sin esos muebles repletos de objetos decorativos tal vez logremos ser libres de verdad. 


 
Guillermo Piro, columna del Suplemento Perfil  Literatura -1-8-2021


LECTORES Y LADRONES

 

Se compran libros porque se tiene la ilusión de una vida eterna por delante. Más libros se tienen, más hará falta vivir. Es por eso que muchos compran libros que saben que no van a leer: la compra del libro crea la ilusión de haber comprado también el tiempo necesario para leerlo. Y como muchos requieren solo el tiempo, ¿qué necesidad tendrían en leer? Leer es para los que tienen toda una vida por delante. 
 Al mismo tiempo, leer anula el paso del tiempo. Es verdad, en ciertos casos en vez de anularlo lo exacerban, haciendo que corra lentamente. Eso es señal de varias cosas, a saber: que el libro en cuestión nos aburre, o que lo que leemos no es lo suficientemente atrapante como para alejar de nuestra cabeza los problemas que nos aquejan. En ese caso lo mejor es abandonar la lectura y entregarse a los problemas. Alimentarse de ellos, rumiarlos, regurgitarlos y volver a rumiarlos, como hacen nuestros parientes cercanos las vacas.
Del mismo modo que leer puede poner de manifiesto la magnitud de nuestros problemas, pueden liberarnos de ellos, haciendo de coartada. Un amigo viaja en colectivo; lo hace de pie, apretujado, porque en aquel entonces todavía se viajaba apretujado en los colectivos. De pronto hay revuelo, ruidos: alguien a los gritos asegura que le acaban de robar la billetera del bolsillo, y por alguna razón difícil de entender las sospechas recaen sobre mi amigo. Las acusaciones se elevan en una curva inusual que terminan en él, y él, a su vez, lanza defensas que en curvas equivalentes no van a caer en ningún lado: nadie lo escucha. Hasta que alguien descubre algo y lo hace saber: mi amigo lleva un libro en la mano. Cuando se desató el revuelo él estaba leyendo. Instantáneamente queda fuera de toda sospecha. Nadie le pide disculpas, simplemente a partir de entonces es ignorado por completo, tratado como una aparición, un cuerpo sin alma o un alma sin cuerpo, da igual.
Hace poco una fotografía se viralizaba en las redes sociales. En una calle de Bagdad, altas pilas de libros contra las paredes. El texto, con más o menos variantes, dice así: “Los libreros de Bagdad suelen dejar los libros en la calle de noche cuando cierran porque dicen que un lector no roba y un ladrón no lee”. Gran confusión, aun proviniendo de un librero iraquí. Tal vez, como ocurre a menudo en las redes, el texto es una invención sin ningún asidero en la realidad, pero a los efectos que nos interesan la cosa carece de importancia, porque lo cierto es que mucha gente toma tal afirmación por verdadera. 
Un lector no roba y un ladrón no lee. Tal vez la segunda parte de la sentencia es verdadera, pero la primera es visiblemente falsa: los lectores roban. O pueden robar. Y en eso su moral no es tan distinta de la de los ladrones que no leen. Cuando era librero tuve ocasión de ver a muchos lectores robando libros. Entonces y ahora carecía de la capacidad de discernir y diferenciar al cleptómano del necesitado, cosas ambas que al librero, llegado el caso, importan muy poco. Un ladrón es un ladrón, se dice el librero a sí mismo, estalinianamente. Que las razones que llevan a un lector a robar las averigüe otro. 
Lo que diferencia a un lector de alguien que no lee no es la tendencia a evitar el robo del objeto deseado sino la capacidad de pedir perdón cuando es atrapado. Es algo de lo que fui testigo muchas veces en mis años de librero. Que sirva de lección a los iraquíes.

 

Guillermo Piro, Columna de Perfil /Literatura de, 22-08-2021

 




jueves, 18 de noviembre de 2021

A TUS PIES


 













POR MÉMOIRE
 
No me toques
este recuerdo.
No preguntes al respecto
que me vuelvo madre-leona
o piedra-viga lívida
erecta
en el césped
 muy bien cortado.
Estos son los rostros de mi furia.
Bajo la ventana mojada
pasan paraguas
en la horizontal,
como en Cherburgo,
pero no era este
el nombre.
Nostalgia en pedazos,
estación de vidrio.
Agua.
Las cartas
no mienten
jamás:
vendrá a verte de nuevo
un hombre de otro continente.
No me toques,
fue mi cortante respuesta
sin palabras
que se digan
al oído
en un murmullo.
Y no quiso saber más
la otra, que soy yo,
en el espejo de enfrente.
Ella instruyó:
deja la nostalgia en reposo
(en estación de aguas)
cuidando
de ese objeto claro
y sin nombre.      



Guantes de cabritilla
 
 
Digamos que un día notaras que tu
único gran amor era una falacia, un
                                          estremecimiento
sin razón Digamos que notaras que un
40 % de alcohol apenas te garantizaba emoción
concentrada como sopa Knorr, arriesgando
una llamada internacional que da margen a sudores
contrariando al I Ching que manda a que me
calle, o diga poco, o por lo menos, respete ese
silencio.

(De: Antología poética,
Ed. Planeta venezolana,
1989)
 Ana Cristina Cesar (Brasil:Río de Janeiro, 1952-Id.1983)
(Traducción: Alicia Torres)

 

POUR MÉMORIE


Não me toques
nesta lembrança.
Não perguntes a respeito
que viro mãe-leoa
ou Pedra- lage lívida
ereta
na grama
moito bem-feita.
estas são as faces da minha fúria,
sob a janela molhada
passam guarda-chuvas
na horizontal,
como em Cherbourg,  
mas não era este
o nome.
Saudade em pedaços,
estação de vidro.
Agua.
As cartas não mentem
jamais:
virá ver-te outra vez
um homem de outro continente.
não  me toques,
foi minha cortante resposta
sem palavras
que se digam
dentro do ouvido
num murmúrio.
E mais não quer saber
a outra, que sou eu,
o espelho em frente.
Ella instrui:
deixa a saudade em repouso
(em estação de águas)
tomando conta
desse objeto claro
e sem nome.
 
 

Luvas de Pellica

Digamos que um dia você percebesse que o seu
 
único grande amor era uma falácia, um arrepio
sem razão. Digamos que você percebesse que
40% de álcool apenas te garantiam emoção
concentrada como sopa Knorr, arriscando o
telefonema internacional que dá margeens a
                                                                /suores
contrariando o I Ching que manda que eu me
cale, ou diga pouco, ou pelo menos respeite esse
silêncio.
 

 
Ana Cristina Cesar nació y creció en Rio de Janeiro, Zona Sur en 1952. Hacia 1968 pasó un año en Londres co­menzando así sus viajes. De vuelta en Brasil dio clases, tradujo y escribió para revistas y periódicos alternativos. En el 76 aparecen poemas suyos integrando la antología “26 poetas hoy” de Heloisa Buarque de Holanda. Publicó un trabajo de investigación sobre literatura y cine, hizo un maestrado en comunicación y lanzó sus primeros libros en ediciones independientes (Escenas de Abril y Correspon­dencia Completa). Luego, de vuelta a Inglaterra, obtuvo un Master of Arts en teoría y practica de la traducción li teraria en la Universidad de Essex. Allí publico Guantes de Cabritilla. Regresa a Río en 1981 y trabaja en periodis­mo en televisión, contratada por la Red Globo. Al ano si­guiente la Editora Brasiliense publica A tus pies, volumen que reúne poemas inéditos y sus publicaciones anteriores. Se suicidó el 29 de octubre de 1983. En 1985 aparece el libro Inéditos y Dispersos, una co­lección de poesía/prosa de Ana Cristina organizada por su amigo el poeta Armando Freitas Filho. Posteriormente se ha publicado en Brasil Escritos de Inglaterra, un libro que recoge los trabajos relativos a te­oría de la traducción literaria que Ana Cristina escribió durante su permanencia en Inglaterra.
 



martes, 16 de noviembre de 2021

NOSOTROS


 



















Yo estaba envuelta en piel
negra y blanca y
tú me deshiciste y entonces
me colocaste en luz dorada
y entonces me coronaste,
mientras la nieve cala
tras la puerta como dardos diagonales.
Mientras una nieve de diez pulgadas
caía como estrellas
en pequeños fragmentos de calcio,
estábamos en nuestros propios cuerpos
(ese cuarto que nos enterrará)
y tú estabas en mi cuerpo
(ese cuarto que nos sobrevivirá)
y al principio te froté
los pies secándolos con una toalla
porque yo era tu esclava
y entonces me llamaste princesa.
¡Princesa!
Oh entonces
me puse de pie en mi piel dorada
y me deshice de los Salmos
y me deshice de la ropa
y tú desataste la brida
y tú desataste tas riendas
y yo desabroché los botones,
y deshice los huesos, los equívocos,
las postales de Nueva Inglaterra,
las noches de enero pasadas las diez
y nos erguimos como trigo,
hectárea tras hectárea de oro,
y cosechamos,
cosechamos.
 
 
Anne Sexton
 (E.E.U.U., Massachusetts -1928 -1974)
(Traducción: Ben Clarck)
 


Pueden leer la biografía en una entrada anterior de la autora (Nota del administrador)