martes, 30 de abril de 2013

Mundo natural








































Animales cansados. Luciérnaga destruida. Bichuelo fijado en el orillo del sombrero. Revoloteo de almas en un desván. No podemos asir las almas. Es imposible que giren y el Beso... un Beso muy fuerte que respire agua/vaho. Las almas oscuras viven en el rostro desgastado por el reflejo de las paredes y el silabeante sonido de los llaveros que dan saltos. Llevan detrás de su sombra el boceto de un primer Amor. Almas como isla medrosa que boquea. Entre los yuyos, las almas sorben del cuello de los insectos la interminable serenidad y así logran cierto volumen frente al espejo.




Hay seres que nada los asombra. Como si arrastraran una memoria de otra vida. Peor aún. Otros logran alejarse de sus vidas unas horas sin saberlo. Regresan con un recuerdo borroso de lo visto. Ellos son los sensibles. Con el tiempo se transmutan en locos o deambuladores que alimentan ocas salvajes en un cuarto de pensión. Fijan sus ojos en una página en blanco, convencidos de vislumbrar ese futuro ya percibido. A este oficio o riesgo fallido se lo conoce con el nombre de Poesía.



Detente. Pregunta quién desea tomar tus cabellos, saltar tu tapia. Soñar y volver a crear. Hay una divinidad jugando que ofrece un pezón inagotable. ¿A quien reclamar la juventud cuando el Amor exige todo el tiempo? Agitarse. Qué importa si es asfixia u opresión, llevarse un gesto favorable. Brevedad, tu Cielo es inmenso. La Luz, único viajero en tomar lo más desafortunado: el cuerpo. Continuar. La acción se diluye como una trenza de cenizas. Siempre creer que Amar develará el secreto de un rostro. El Amor va detrás de la parte que el mundo ignora. Quien no ignore una parte suya no obtendrá Amor. ¿Quién que haya abandonado el mundo quiere volver a él? ¿Quién al morir no se llevó el Amor? Con un sonido de alhajas da comienzo el amanecer y su continua búsqueda del misterio que reside, imperceptible, mutando de escalofrío a anillo de oro bajo la arena. Por favor pregunta: ¿por qué el Amor, ese insignificante, ante dos cuerpos frágiles, se transforma en monstruo? Tal vez entiendas que la estrategia para algunos, sea despreciar el Amor, para que les dé su apoyo.




Samuel Bossini





Samuel Bossini,poeta argentino, nacido en Santiago del Estero, en 1957. Publicó con el seudónimo de Pablo Narral los libros de poemas El sonido y la furia, Para una fiesta nocturna y Oscura tierra. Dirigió la revista Caballo de lata y coodirigió la revista El jabalí desde su fundación hasta el año 2001. Integró el Consejo de Redacción de Último Reino. Desde 2001 hasta la actualidad dirige Malvario revista de literatura y arte. Fue invitado a distintos festivales y congresos de poesía en Argentina y en el exterior. En el Centro Cultural España Buenos Aires (antes llamado ICI) presentó, junto al poeta José Tono Martínez, a los escritores: Marosa Di giorgio, Gonzalo Rojas, Eugenio Montejo, Antonio Cisneros, Carlos Edmundo de Ory. Textos y poemas suyos son publicados en revistas nacionales y extranjeras.Los poemas que presentamos pertenecen al libro "Mundo natural", Ediciones Malvario, 2012.






domingo, 28 de abril de 2013

CANTOS PARA DAFNE FLORECIDA








































Conoce ¡Oh Dafne! al fin, este amor sin reposo,
esta raíz ardiendo donde nacen las verdes espesuras conmovidas.
No te apiaden sus ojos de adolescente ciego riendo en la llanura,
ni bajo la venerable luz de las encinas sin memoria
tiemble tu voz por sus débiles manos de niño dulce y desdichado.
Conócelo en su noche; en las lentas poblaciones del sueño
cruzadas por arcángeles sin gracia,
por fatigados animales fríos o tenaces ráfagas de sed.
¡Ah! Es el enamorado de sí mismo

quemándose entre maravillosas espadas
por querer ser ceniza, algo que se termina.
Es el amor sediento entre un sueño de fuentes verdes en el estío
junto a la paz de un rey de lentísima piedra que en otros tiempos, ya,
vigilaba el destino del ciprés. Es ese llanto seco que no alumbra 
los ojos del amante marchito ni convoca las joyas ilustres de sus lágrimas; 
es el grito sin eco donde descansar luego y es también la soledad de llanuras
quemadas sin reposo; esa triste hermosura de los imperios castigados
con invasiones  ardientes y leopardos de oro y lluvias de ceniza.

Búscalo detenido junto a los mediodías fugaces de las rosas.
Es también el amor, el nuevo amor, el pausado enemigo
que en los últimos días cuando aún sonreíamos
anunciaba en verdores el floreciente llanto.
¡Oh, las violetas de entonces y los besos que oscurecían tus débiles rodillas
en nuestra soledad inmemorial y triste de ya ausentes!
¡Y la callada y victoriosa hiedra
creciendo  con nosotros  hacia donde ya  nada  y nadie esperarían!

¡Ah! Pero tú aún sonríes y amas la graciosa retama y te cubres 
de hojas brillantes y de suaves amores. A veces un sonido  lejano  
de  oro muerto,  temblando entre las frondas,
te lleva hasta otro sueño de vírgenes orillas y de tallos recientes.
Y ves correr mis lágrimas de doncel que se muere con un laúd 
de frío en las manos mojadas. Pronto despiertas, Dafne, en tu orilla
impasible mientras los adolescentes se queman, enlazados, 
en el esbelto fuego de sus hermosos brazos moribundos.

¡Ah, Dafne, Dafne! No conoces el duro vendaval, el terrible e inmóvil rumor
de la mano en el pelo áspero y tibio en la media noche;
ese pálido viento de las madrugadas atroces y celestes! 
Tú no conoces las oscuras memorias donde el grito no suena,
donde el sollozo no tiene pecho donde estar, ni el amor 
labios donde morir de amor o felicidad, su enemiga, su amante...

Tú no conoces nada;
ni el rumor repetido de la ausente arboleda,
ni la luz de los falsos rosales venturosos,
ni siquiera esta voz con que digo: ¡Te quiero!
jAh, si sólo fuera la tarea impar de olvidar el amor!
¡Si sólo fuera lo sencillo de quemar la arboleda y no
de sustentarla sangre con sangre unidas y en soledad eterna!

Así pasan los días arrastrando sus deplorables flores resignadas,
sus arpas sin arcángeles, sus rasos taciturnos. 
Aureolas cenicientas de la fiesta olvidada se hunden en los tesoros de niebla
del espejo y cada día tristemente se parece a otro día que ya hemos llorado.

Llega el reposo, a veces, desde la gris  llanura donde
muere el amor y  entonces los  cansados sillones empiezan a olvidarse despacio
en las pálidas fundas de frío lienzo endurecido. Las cintas se deshacen en los
cofres de marfil fatigado y la noble madera se destruye minuciosa y dorada.

Nadie enciende tampoco el candelabro de plata en las noches de lluvia y
corredores 
y las antiguas palabras ya no maldicen a los amargos varones de la casa.
Así, un día la púrpura roída de un cortinado cae
entre oro polvoriento y delgadas arañas;
y los mohosos ornamentos se deslizan por las paredes en la noche
con un rumor de pasos, de servidores muertos, en las alcobas clausuradas.
Es el tiempo de morir. Sonreímos. Ya la hiedra mal¬dita se ha secado.

¡Ah, pero no, Dafne, Dafne!
El fuego está creciendo en la raíz inmemorial de las piedras
y se alza el rumor de las fuentes que te buscan sin cauce. 
Hacia ti van los ríos como ciervos de espumas y delirio. 
Las arenas desatan su sed entre tus labios inmortales y en una soledad 
de arpas iluminadas un ángel nos castiga con su rama de fuego. 
¡Ah cómo nos engañamos, criaturas de sueño!


¡Cómo decimos mirando el aire nuevo, el agua en flor
y el conmovido junco: "He aquí la profecía cumplida. 
¡Los reinos de la dicha que llegan"!

No. Tú no sabes nada, nada ¡Oh Dafne florecida!
No sabes cómo hiere este amor que retorna,
cómo es de apasionada su solitaria tierra,
no sabes como, pronto, el llanto es nuestro hijo pródigo.
No. Nunca sabrás nada en tu gracia de venablo y de fuente.
Nunca sabrás como el amor llega a ser una incesante
hiedra apagada y sedienta; como  llega a ser la interminable  soledad de  esos
dos que se quieren y que no tienen brazos con que enlazar su floreciente tierra,
ni ojos con que dormir en su pureza pálida de amantes. No. Nunca sabrás
nada. Nada. Ni aunque en la paciente madrugada el caballero ciego 
encienda el candelabro tantos años caído,
en la ventana frente al mar indescifrable y sus  pálidas manos se parezcan
tanto a otra  antigua y perezosa hiedra;
ni aunque me sientas por la noche, enloquecido, buscarte por los mares vacíos;
o aunque mi triste boca de varón en sollozos
te pregunte tímidamente por el antiguo jaramago o el álamo de entonces,
tú nunca sabrás nada, oh, Dafne en flor, hija del agua amarga.
Estas son mis palabras. Las borrarán tus fuentes naciendo en el estío.

Llegará un día acaso en que en la noche sin amparo pasees desvelada 
y culpable con tu cuerpo vestido de frío por las alcobas donde la dura sed 
no reposa. O que vestida acaso con trajes de hermoso luto, entre las frías
dalias insomnes bajo la luna, preguntes por el maligno amor que no secó 
las verdes raíces de tus ríos. Querrás reconocer entonces los retratos que
midieron
la muerte en olvidados cofres,
alzar el candelabro caído entre las manos de la lluvia, volver a levantar 
el cielo de las arpas en el salón iluminado, pero no tendrás manos, ni ojos,
ni memoria, ni este  rumor de adolescente  herido sangrando entre
la hierba.

Y querrás preguntarme atormentada, ¡oh Dafne, Dafne! porqué el amor se yergue
hasta ser azucena purísima en su gracia
y porqué luego, lentamente el amor se desnuda para ser una espada de
ceniza y de frío. 
Y entonces no estaré para decirte: ¡Mira! 
Y mostrarte la llanura de silencio, el olvido.



Alfonso Sola González (Argentina,  Paraná, 1917-Mendoza, 1975)




IMAGEN: Elmito de Dafne y Apolo, pintura de XAVIER VALDERAS.



RESUMEN del mito: La serpiente Pitón, en la mitología griega, era un monstruo de cien cabezas y cien bocas que vomitaban fuego; era el terror de la campiña de Tesalia porque arrasaba a hombres y animales. Cuenta Ovidio que Apolo, orgulloso por haberle dado muerte, osó desafiar a Cupido, hijo de Venus y de Marte. Este, para castigar tal osadía, tomó dos flechas de su aljaba. Una tenía la punta de oro e infundía amor; la otra era de plomo e inspiraba desdén. Cupido dirigió la primera hacia Apolo, y disparó la segunda a Dafne, hija del río Peneo y de la Tierra. Una violenta pasión por la hermosa ninfa se apoderó entonces de Apolo. Sin embargo ella, herida por la flecha del desprecio, huyó rápidamente tratando de esconderse. Apolo corrió en busca de Dafne, pero ésta, al verse perdida, solicitó la ayuda de su padre. Tan pronto como cesaron sus gritos de socorro, una corteza suave le encerró el pecho, sus cabellos se transformaron en hojas verdes, los brazos en ramas, los pies se fijaron en el suelo y la ninfa quedó transformada en laurel. Apolo, no dispuesto aún a darse por vencido, abrazó el árbol y lo cubrió de ardientes besos, pero incluso las ramas retrocedían asustadas de sus labios. Juró el dios Apolo: “Si no puedes ser mi amante me serás consagrada eternamente. Tus hojas serán siempre verdes y con ellas me coronaré”. Desde entonces, el laurel es el símbolo de Apolo y con él se galardona a los vencedores, artistas y poetas.





viernes, 26 de abril de 2013

De la última muerte


I

Esta constante y confusa música,
una melodía
en su hebra de polvo y relámpagos.
                     Yo regresaba, 
el brazo ardiente, la mirada aturdida,
                     su piel retumbaba joven, mordida, desnuda.
                                            Recuerdas, sí 
acaso mañana o pasado mañana: hay tantas cosas por hacer
                                         que uno no sabe, 
que el tiempo se va, que ya no sé.
                              Pero más allá, en el ocaso alto
donde un ala de fuego o un sueño hecho de piedras, de 
exorcismos, de un oro apagado y mudo 
           Oh altiva Oh desnuda
                         envuelta en fiebres remotas:
                                                     FUENTE
de remordimiento de un color azul suicida, azul de bestias, de 

aguas que se rompen en cenizas no saciadas.
                     Sí, tal vez mañana o pasado mañana...
                                 Yo recuerdo una música 
el opaco temblor de la vida: su voz en el teléfono.
                                    Y más allá, la última, 
la única palabra: adiós
                      amor mío
                               adiós


II


                                Y ojos de piedra 
invitando a llanuras donde crece
                              el color de sus ojos
                                   antiguos de aire y locura. 
Más blanca que el grito, más tierna que el golpe de alegrías no
                                                       nacidas 
más viva que el mar.
                    Amor, yo grité.
                                  Ah soledad púrpura
                                         Ah rocío salvaje 
arrasado por pétalos que tiemblan
                        como si la tierra fuera un sueño 
traspasado por el HÁLITO de la última muerte.
                                 Así el amor florecerá 
en tierras quemadas por el borde lívido, 
                por el astillado silencio
        
                    donde canta la noche.




Mario Morales (Pehuajó, 1936 — Ciudad de Buenos Aires, 1987) 





miércoles, 24 de abril de 2013

LA ENEMIGA DE LA FAMILIA





















Yo era propensa, dictaminó mi parentela no
deseada, a: la gula, la vagancia, la lascivia,
el sueño, el dibujo, la música, las palabras
escritas.
era, por lo tanto, la enemiga de la
familia.




YA PASÓ EL ESPLENDOR MESURADO


Ya pasó el esplendor mesurado 
de nuestras conversaciones.

Ahora quedan,
apenas,
los llamados silenciosos
de los discos enfundados.

Le hubiéramos hecho caso a Móntale: 
"La ciencia del corazón todavía 
no se ha inventado, y cada uno 
la hace como quiere".

Haberle hecho caso al alarmante,
sangriento rojo de las flores
de aquel caserón.
Haber atendido la mirada
del viejo vagabundo,
testigo de nuestras primeras sonrisas.



Kato Molinari





Kato Molinari: nació en Alta Gracia (Córdoba, Argentina) . Egresó de la UNC con el título de licenciada en letras. Es traductora, narradora y poeta. Sus libros de poesía editados son “Por boca de quién” (Losada, 1972); “Miradas y peregrinaciones” (La lámpara errante, 1982); “Noche de las cosas, mitad del mundo” (Ediciones Midi le juste, 1986); “Las simias” (Ediciones Ocruixaves, 1986); “Umbral” (Ediciones Sucesivas, 1989); “Un Jerónimo der duda” (Alicia Gallegos, 1996) y “Una hormiga, un halcón” (Ediciones Ultimo Reino, 2004).En 2011,la Editorial de la Biblioteca Nacional, publicó su obra reunida: "Antología (1972-2004), de donde fueron tomados los poemas que publicamos.



lunes, 22 de abril de 2013

Informe para un simposio



Les propongo un pequeño tratado
sobre la autonomía de la vista. La vista es autónoma
debido a lo dependiente del objeto
de nuestra atención, sin remedio aquel
externamente dispuesto; el ojo nunca se ve a sí mismo.
El ojo, entornado, navega tras la nave,
levanta el vuelo tras el gorrión desde la rama,
se envuelve en la nube de la escena en sueños,
como una estrella; sin verse a sí mismo, sin embargo, nunca.
Precisemos esta idea, tomemos a una bella dama.
A determinada edad ustedes no observan a las damas,
perdida la esperanza de cubrirlas, sin un pragmático
interés. Pero, a pesar de ello, el ojo,
como un televisor sin apagar
en un píso vacío, sigue emitiendo la imagen.
Y uno se pregunta: ¿para qué?
Siguen a lo dicho varias tesis del capítulo dedicado a lo bello.
La vista es un medio de adaptación
del organismo a un medio adverso. Incluso cuando
se haya acoplado por completo a él, dicho medio sigue siendo
absolutamente hostil. Y la hostilidad del medio crece
en la misma medida en que permanezcáis en él;
y se aguza la vista. Lo bello no amenaza
a nada. Lo bello no esconde
peligro alguno. La estatua de Apolo
no muerde. La sábana, tampoco.
Y os lanzáis tras el fru-fru de una falda
en búsqueda del mármol. El gusto estético
es en esencia copia del instinto de conservación
y es más seguro que la ética. Lo monstruoso
cuesta más el convertirlo en bello, que destrozar
lo hermoso. Necesitamos a un zapador
para desactivar lo peligroso.
Estos empeños merecen un aplauso
y ofrecerles todo género de apoyo.
Pero, separado del cuerpo, el ojo
antes preferirá instalarse en algún lugar
de Italia, de Holanda, o de Suecia.



Joseph Brodsky




(Traducción: Ricardo San Vicente)





Joseph o Iosif Alexándrovich Brodsky; Leningrado, 1940 - Nueva York, 1996. Poeta y ensayista ruso. Se lo considera uno de los poetas más importantes de la lengua rusa de la segunda mitad del siglo XX. La erudición legendaria de Brodsky, el autoaprendizaje al que se sometió durante toda su vida y sus inspirados diálogos con las "sombras poéticas" de su propia cultura y de la universal, van unidos a una energía desbordante, una pródiga inventiva prosódica y estrófica, así como a su excelencia de estilo y su generosidad de espíritu. Este autor se convirtió, al igual que Ajmátova, su "madrina poética" y descubridora, en memoria cultural de su generación y, por azares del destino, en el más grande regalo que hizo Rusia a Occidente. Gracias a él, los poetas soviéticos aprendieron a ser otra vez "rusos", cosmopolitas, genuinamente modernos y, de alguna manera, hasta postmodernos. Sus interlocutores poéticos (Homero, Virgilio, Horacio, Dante, T. S. Eliot, W. H. Auden), se encuentran entre lo más distinguido de la tradición occidental, eso que él llamaba la "sociedad de los poetas muertos". Su habilidad para construir poemas líricos dotados de una precisa polifonía no tiene paralelo entre los creadores de su generación y constituye uno de los aciertos más relevantes de su obra. De su trabajo inicial cabe destacar los libros Versos y poemas (1965) y Parada en el desierto (1970), que aparecieron  publicados por primera vez en Nueva York. Privado de reconocimiento en su país y tras ser condenado a trabajos forzados acusado de "parasitismo social", se vio obligado a emigrar de Rusia en 1972. Tras una corta temporada en Europa, se trasladó a Estados Unidos, cuya ciudadanía adquirió en 1977 y donde compaginó su labor poética con clases de literatura en diversas universidades norteamericanas. En 1980 publicó su libro de poemas A part of Speech; en 1986, una colección de sus ensayos, Less Than One; y en 1988, To Urania: Selected Poems 1965-1985. En 1987 recibió el premio Nobel de Literatura y hasta 1992 fue poeta laureado de los Estados Unidos.







sábado, 20 de abril de 2013

Juega el juego



Arriesga tu trabajo aún más.
No seas el personaje principal.
Busca el enfrentamiento
pero no seas premeditado.
Evita las segundas intenciones.
No ocultes nada.
Sé suave y a la vez sé fuerte.
Sé astuto, permítete la lucha pero
desprecia la victoria.
No observes, no compruebes
pero permanece listo para las señales.
Déjate conmover.
Muestra tus ojos, hazle 
señales profundas a los otros 
date espacio y
considera a cada uno en su propia imagen.
Decide sólo cuando estés entusiasmado.
Fracasa en silencio.
Ten tiempo para todos y déjate desviar
por caminos inciertos.
Tómate vacaciones, aunque no lo sean.
No dejes de escuchar 
a ningún árbol o agua.
Entra adonde quiera tu corazón
Y regálate el sol.
Olvida tu nacionalidad
Fortalece los lazos con los desconocidos
Hazte a un lado ante lo superfluo.
Sílbale al drama del destino
Ignora la desgracia
Ríete hasta trizar el conflicto
MUÉVETE EN TUS PROPIOS COLORES
Hasta que estés en lo cierto y
el susurro de las hojas sea dulce.
Ve por las aldeas.
Yo te seguiré.



Peter Handke


(Versión: Marina Kohon y Andrés Rimondi)




SPIELE DAS SPIEL.
Gefährde die Arbeit noch mehr.
Sei nicht die Hauptperson.
Such die Gegenüberstellung.
Aber sei absichtslos.
Vermeide die Hintergedanken.
Verschweige nichts.
Sei weich und stark.
Sie schlau, laß dich ein und verachte den Sieg.
Beobachte nicht, prüfe nicht,
sondern bleib geistesgegenwärtig bereit für die Zeichen.
Sei erschütterbar.
Zeig deine Augen,
wink die anderen ins Tiefe,
sorge für den Raum und
betrachte einen jeden in seinem Bild.
Entscheide nur begeistert.
Scheitere ruhig.
Vor allem hab Zeit und nimm Umwege.
Laß dich ablenken.
Mach sozusagen Urlaub.
Überhör keinen Baum und kein Wasser.
Vergiß die Angehörigen,
bestärke die Unbekannten,
bück dich nach Nebensachen,
weich aus in die Menschenleere,
pfeif auf das Schicksalsdrama,
mißachte das Unglück,
zerlach den Konflikt.
BEWEG DICH IN DEINEN EIGENFARBEN;
bis du im Recht bist und
das Rauschen der Blätter süß wird.
Geh über die Dörfer.
Ich komme dir nac






Peter Handke. Poeta, dramaturgo, novelista, guionista y director de cine austriaco nacido en Griffen. Estudió Derecho en la Universidad de Graz de 1961 a 1965. Empezó escribiendo al mismo tiempo novelas, obras de teatro, poesía y prosa, con el ánimo de distanciarse de las convenciones literarias establecidas y de tomar contacto con la -Heile Natur-, o mundo interior, un concepto que él deriva de Goethe. A su obra se la considera representativa del estilo de la Neue Subjektivität (Nueva Subjetividad). En 1966, publicó su primera novela Los abejorros y estrenó tres obras de teatro, entre las que se encontraba Insultos al público, una controvertida obra de anti-teatro en la que cuatro actores discuten con el público. Su primera colección de poemas, El mundo interior del mundo exterior del mundo interior, apareció en 1969. A partir de su narración detectivesca El miedo del portero al penalty (1972), escribió en colaboración con Wim Wenders el guión para la película que este último dirigió; una colaboración que se repitió en el film Cielo sobre Berlín (1987). Realizó algunas películas como La mujer zurda (1977), a partir de un cuento suyo. Entre sus obras de teatro se encuentra Kaspar (1968), basada en la historia de Kaspar Hauser. Sus numerosas obras en diversos medios de comunicación han sido por igual elogiadas y severamente criticadas por su relación con la naturaleza y los efectos del lenguaje, su frecuente dependencia de elementos autobiográficos y su uso de técnicas poco convencionales. Entre sus novelas más recientes destacan, Cuando desear todavía era útil (1974), El chino del dolor (1983), La repetición (1986), El juego de las preguntas, La tarde de un escritor (1993) y El año que pasé en la bahía de nadie (1999). 


jueves, 18 de abril de 2013

La Caja P

























Leyendo entre líneas

This material requires reading dots,
brackets, uncertain letters, gaps, and emendations.
—Diane Rayor
Como un poema lírico griego arcaico,
hay personas fragmentarias.

Se las lee entre líneas, despacio, con cuidado
de no pasar por alto
un espíritu suave que sople al principio.

“Me parece igual a los dioses
aquel que se ha sentado frente a ti”.

Una coma inexistente, una modulación
temporal (primavera tan lejos)
(hace tanto tiempo)…

La persona está fragmentada, hecha astillas
o hecha estrellas, como la noche,
como un espejo roto. Y quién es el experto
que pueda leer el texto.

Quién puede leerte.



Otro incidente cotidiano

De pronto, debo salir corriendo como loco
escaleras abajo hacia la calle,
de a saltos porque el aire
se ha terminado en mi habitación.

Cómo sucede. Por ejemplo, estoy leyendo
un poema sobre jazmines
o preparando té de Ceilán, encendiendo un sahumerio
y de súbito.

Casi imperceptible una sofocación de las palabras,
una ebullición del agua,
tiemblan la luz, el humo, los perfumes.

Entonces sé que debo apurarme.
Una vez abajo, con alivio doy gracias.
De nuevo vivo, prometo adoración
a las distancias.



Alquimia

Lo cotidiano ha de ser el centro del éxtasis.
—Arturo Carrera, Ensayos murmurados


Pero qué difícil es. Uno se pregunta qué elementos y qué procesos serán necesarios para que lo que sucede, normalmente en un día, lo que no sucede, normalmente en el estado de entresueño, las rutinas que a nadie le llaman la atención, el accidente planeado, el error musical, se hagan palabras. O se hagan acto. Ciertamente esta mano es necesaria. Para la transcripción. Ciertamente el pensamiento es indispensable. Pero uno sospecha algo más. Uno nunca está seguro. Uno se pregunta.




Fabián O. Iriarte (Laprida, Provincia de Buenos Aires, 1963)





IMAGEN: Compendio de símbolos claves de la alquimia.




martes, 16 de abril de 2013

Vos






















Nacido del mar, tengo inclinaciones hacia el mar; soy 

una isla en esta tierra, arrastrado de aquí para allá, marea
                                                        /que va y viene
los sentidos desplazándose como lo hacen las arenas, el
                                                  alma 
a la deriva. Prisionero del tiempo, y vos, mi amor,

sos la eternidad, la corriente en mis profundidades, 
mi prometida ribera. Y cuando me alejo de vos,

llevando mis palabras hacia lugares secos y sofisticados, 
una fuerza me arrastra hacia vos, dulce desesperación,
                             esta tormenta submarina.




John F. Deane

(Traducción: Esteban Moore)

You

I am sea born, and sea-inclined; islanded
on this earth, dragged each-wich-way, and tidal;

senses shifting as the sands shift, my soul

flotsam. Prisoned in time, and you, love,

are eternity, you are the current in my depths,
my promised shore. And when I part from you

taking my words to dry, sophisticated places, I am
tugged towards you, sweet desperation, this underwater storm.







John F. Deane. Poeta irlandés. Nació en la Isla de Achill en 1943 y ahora vive en Dublín, donde edita The Dedalus Press. En 1979 fundó Poesía Irlanda, la sociedad de poesía nacional, y su diario The Poetry Ireland Review. Ha publicado varias colecciones de poesía, siendo la más reciente Caminando en el Agua, 1994 y Cristo, 1997. Una colección de su poesía en francés ha sido publicada en Lyon y una más avanzada está por aparecer en Luxemburgo en 1998, con dibujos de Tony O’Malley. Su trabajo en ficción ha sido publicado por Poolbeg y Wolfhound. En 1996 fue escogido Secretario General de la Academia Europea de Poesía con oficinas en Luxemburgo. Ha ofrecido lecturas en muchos países, y fue el representante irlandés en las Lecturas Olímpicas de Poesía en Atenas, Georgia en el verano de 1996. Fue invitado especial en el Festival de Primavera en Praga. Ha sido galardonado con el Premio O’Shaughnessy para Poesía en 1998, del Centro para Estudios Irlandeses, St. Paul, Minnesota. Sus poemas han sido traducidos al italiano, francés, danés, serbo-croata, búlgaro, español y alemán. Publicaciones. Libros de poemas : Stalking After Time (1977), High Sacrifice (1981), Winter in Meath (1984), “Road with Cypress and Star” (1988), The Stylized City (1991), Far Country (1992), Walking on Water (1994, 1995), Christ, with Urban Fox (1997), L´ombre du Photographe (1996). Narrativa : Free Range (1994), One Man´s Place (1994), Flightlines (1996). Traductor de Marin Sorescu, Thomas Tranströmer y Jacques Rancourt.






domingo, 14 de abril de 2013

Dulce bailarina





La muchacha llega bailando ahí,

sobre el mullido terreno sembrado de hojas,
con pasto recién cortado del jardín.
Escapada de su amarga juventud,
escapada de su propia multitud,
o de su íntimo nubarrón.
¡Ah, bailarina, ah, dulce bailarina!

Si hombres extraños desde la casa llegan
para arrastrarla afuera, no digas
que ella es feliz porque está loca;
desvíalos con suavidad;
déjala terminar su danza,   
déjala terminar su danza.
¡Ah, bailarina, ah, dulce bailarina!



W.B. Yeats



(Traducción: Delia Pasini)

Sweet Dancer

The girl goes dancing there
On the leaf-sown, new-mown, smooth
Grass plot of the garden;
Escaped from bitter youth,
Escaped out of her crowd,
Or out of her black cloud.
Ah, dancer, ah, sweet dancer!

If strange men come from the house 
To lead her away, do not say 
That she is happy being crazy; 
Lead them gently astray; 
Let her finish her dance, 
Let her finish her dance. 
Ah, dancer ah, sweet dancer!






William Butler Yeats(Dublín, 1865 - Roquebrune-Cap-Martin, Francia, 1939). Poeta y dramaturgo irlandés. Creador del estilo celta crepuscular, fue sin duda el máximo representante del renacimiento de la literatura irlandesa moderna, y uno de los autores más destacados del siglo XX. Recibió el Premio Nobel de literatura en 1923. El mayor logro de Yeats fue independizar la cultura irlandesa de los moldes ingleses, tanto en la temática como en la expresión. La poesía de Yeats suele estar inspirada en el paisaje, los ambientes y los mitos de la cultura tradicional irlandesa, especialmente en las leyendas de origen celta, con una constante preocupación por la musicalidad del verso. Hijo del pintor John Butler Yeats y miembro de una antigua familia irlandesa protestante, estudió pintura en Londres y en Dublín. Pasó largas temporadas en el condado de Sligo, que le inspiró un enorme interés por las tradiciones populares irlandesas. En 1887, se trasladó, junto con su familia, a Londres, y allí descubrió el hinduismo, la teosofía y el ocultismo, interesándose por la magia, el movimiento rosacruz y el espiritualismo. Se relacionó con el grupo de escritores decadentes, reunidos en torno al Yellow Book. Escribió poemas líricos y simbólicos sobre temas paganos irlandeses, como El peregrinaje de Oisin (1889), La isla del lago de Innisfree (1893) y el Libro de poemas irlandeses (1895), en un tono romántico y melancólico que él creía característico de los celtas. Escribió también El crepúsculo celta (1893), La rosa secreta (1897) y El viento entre los juncos (1899), basados en leyendas irlandesas.



viernes, 12 de abril de 2013

Al amanecer





























Cuánta persistencia, cómo necesitamos durabilidad.
El cielo antes de la salida del sol está empapado de luz.
Un color rosado tiñe edificios, puentes, y el Sena.
Estuve aquí cuando ella, con quien camino, no había nacido aún
Y las ciudades sobre una distante llanura estaban intactas
Antes de elevarse por el aire con el polvo de ladrillo sepulcral
Y la gente que vivía allí no lo sabía.
Para mí, sólo este momento al amanecer es real.
Las vidas pasadas son como mi propia vida anterior, inciertas.
Lanzo un hechizo a la ciudad pidiéndole que dure.




Significado

–Cuando muera, voy a ver el revés del mundo.
El otro lado, más allá de pájaro, montaña, puesta de sol.
El significado verdadero, listo para ser descifrado.
Lo que nunca sumó va a sumar,
Lo que fue incomprensible será comprendido.
–¿Y si no hay revés del mundo?
¿Si un zorzal en la rama no es un signo,
Sino sólo un zorzal en la rama? ¿Si noche y día
No tienen sentido persiguiéndose
Y no hay nada en esta tierra excepto esta tierra?
–Aunque así sea, permanecerá
Una palabra despertada por labios que perecen,
Un mensajero incansable que corre y corre
A través de campos interestelares, de galaxias vertiginosas.
Y llama, protesta, grita.



Después

Convicciones, creencias, opiniones,
certezas, principios,
reglas y hábitos me han abandonado.
Desperté desnudo en el borde de una civilización
que me pareció cómica e incomprensible.
Los salones abovedados de la academia postjesuítica
donde había tomado mis clases
no estarían contentos conmigo.
Aunque conservo algunas oraciones en latín.
El río fluye a través de un bosque de roble y pino.
Estoy de pie con el pasto hasta la cintura,
Respirando en el aroma salvaje de flores amarillas.
Arriba, nubes blancas. Como es normal en mi región,
una abundancia de nubes blancas.

Junto al río Wilia, 1999



Czeslaw Milosz 

(Versión del inglés: Carmen Iriondo y Rafael Felipe Oteriño)





Czeslaw Milosz (Szetejnic, 1911 - Cracovia, 2004) Escritor polaco, uno de los mayores del siglo XX, de gran influjo en su país y fuera de él, que obtuvo el premio Nobel en 1980. Estudió derecho en la Universidad de Vilna, y a los veinte años participó en la creación del grupo Vanguardia de Vilna, de marcado carácter catastrofista y partidario de la estética del absurdo, al tiempo que trabajaba como redactor literario en la radio. A ese período pertenecen Poema del tiempo congelado (1933) y Tres inviernos (1936). Pasó la guerra entre Vilna y Varsovia, trabajando en bibliotecas y sin tomar parte en las actividades bélicas, aunque sí escribió poesía de tono patriótico que publicó con seudónimo. Finalizada la contienda, aceptó el puesto de agregado cultural en la embajada de Washington (1945) y más tarde en la de París (1951), ciudad en la que se exilió ese mismo año; allí apareció El pensamiento cautivo (1953), libro que pretende explicar al mundo las condiciones en las que se desarrolló la creación en la Polonia comunista y que tuvo gran repercusión internacional. En 1960 se trasladó a Berkeley, donde fijó definitivamente su residencia e impartió clases de literatura polaca en la Universidad de California. La concesión del Nobel representó el reconocimiento internacional de su obra, pero también de la muy abundante literatura polaca del exilio. La obra literaria de Czeslaw Milosz se extiende al ámbito del ensayo y la novela, pero es sobre todo la poesía el género en el que destaca su genio y con el que ejerce una influencia mayor en la literatura polaca, al tiempo que expresa para el mundo su vivencia del duro y contradictorio período que le ha tocado vivir. Durante el período de residencia en París escribió y publicó dos entregas poéticas, Luz del día (1953) y El rey Popiel y otros poemas (1962), que tendrían continuación en su período norteamericano con Pepito encantado (1964), Ciudad sin nombre (1969), Donde el sol sale y se oculta (1974), Himno sobre la perla (1983), Crónicas (1987), Poemas (1987) y Regiones lejanas (1991). Su poesía, como toda su obra literaria, es la de un escritor que es testigo de su tiempo, y esto le convierte en un paradigma de una época, de alguien situado al margen de conmociones y aventuras, que no tiene, por tanto, avatar ninguno que contar acerca de su propia vida, sino que expresa precisamente, sin aspavientos, la existencia del hombre característico del siglo XX, el ser anónimo de las grandes ciudades, carente de heroicidad, que sobrevive, produce, se reproduce y en todo ello encuentra suficiente razón para la existencia, integrando religión y ser social, patriotismo y esperanzada confianza en el ser humano. 
MÁS POEMAS, aquí.




miércoles, 10 de abril de 2013

CARTA D'UN MONDE PARALLÉLE





















ELLE


Elle partió ayer. Lo sé porque dejó tras de sí,
fragmentos de tiempo asimétricos y desordenados
que hoy no supe como volver a pegar.
Con los pedazos menos astillados
construyo pájaros con escamas en la cola
y piedras de utilería en los ojos.
Después, les abro las compuertas de los relojes
y los dejo que naden su nada
en el espacio.

Ahora mismo son las tres de la mañana, 
hay silencio de tumba y peso en el aire. 
Salto de la cama como un imán movido 
por irresistibles fuerzas extrañas 
y corro hacia el centro de la habitación.

Entonces giro, giro y giro, 
como un sufí alocado. 
Entonces río, río y río, 
sín motivo.

Monto una vigilia desesperada
de sonámbula entre paréntesis
y te espero, cual Endimión contemplando a Selene
como hacen todos los enamorados.

Espero allí, aún, sentada a la orilla del sueño 
a que llegue tu espejo de espuma 
y me bese sin besar.

La caricia invisible que me basta 
para reinventar el resto de tu cuerpo.

Condenada yo a volver a caer y olvidar 
el momento de ti recien(te) llegada. 
Condenada tú a volar y desconocer 
el lugar de mí(i) 
incipiente (mente) partida.

Y así paso sin pasar
la noche, a vela.
Entrañándote, re-vuelta al centro
de mis extrañas.
Remembrándonos en una metonimia imposible
que intenta decir/te-me-nos total.

"Voy a atar tu cuerpo a un árbol", 
me dijiste ayer antes de tu partida, 
"con el mismo cordón de plata que uso 
para atar tu cuerpo al mío".

Y habrás de aprender a volar almor
como piedra que la noche transmuta en pluma.
Y habrás de aprender a caer sin miedo
a retornar a tierra
corno hacen las hojas
en silencio.

Desde la Tierra
la Cruz del Sur, sólo se ve desde el sur
y Casiopea sólo sobre el horizonte norte.
Pero a donde vamos Almor,
no hay norte ni sur
sólo cielo".




Claudia Sbolci



Claudia Sbolci nació en 1973 en Córdoba, Argentina. Es estudiante de Letras, bioquímica y docente en la Universidad Nacional de Córdoba. Participó en el grupo de narradores orales “Venique te cuento” y del grupo de poesía experimental “Destino de Cajón” coordinado por Carlos Scocco. Poeta invitada en la plaqueta “Maquinita de poesía” editada por el grupo “Pan Comido”.