La palabra entró en el corazón de Adán y
despertó
los elementos.
Adán era como la primavera. Sin importar
dónde
hablara o dónde pusiera su mirada, Adán
creaba.
Y no era por tanto necesaria la presencia
de
Eva como
concubina sino para endulzar el
lenguaje de
Adán y transformarlo en poesía.
Pero entre ellos entró la discontinuidad
del
demonio, con ínfulas de soberano y
creador a
su vez.
Así el pecado entró en el alma de la
mujer y
originó la duda.
La duda, hija de Satanás y enemiga de la
fe, sitúa
al hombre en la inútil tortuosidad del
pensamiento.
Y entonces la mujer pierde su semblante
angelical y
se convierte en el tormento de Adán.
(de: La
carne de los ángeles,Vaso roto,
2009)
Alda Merini
(Milán, Italia, 1931-2009)
(Traducción:
Jeannette L. Clariond)
La parola entrò nel cuore di Adamo e
sollevò gli elementi.
Adamo era come la primavera. Ovunque
parlasse e
indirizzasse lo sguardo Adamo
generava.
E non era quindi necessaria la presenza di
Eva come concubina se non per addolcire
l’eloquio di Adamo e
renderlo poesia.
Ma tra i due entrò la discontinuità del
demone, che voleva
atteggiarsi a sovrano e
creatore a sua volta.
Così il peccato entrò nell’animo della
donna
e sollevò il dubbio.
Il dubbio, figlio di Satana e nemico della
fede, pone l’uomo
nell’inutile tortuosità del
pensiero.
Ed ecco che la donna perde i suoi
connotati
angelici e diventa il
tormento di Adamo.
IMAGEN: Fotograma de "Las alas del deseo", film de Wim Wenders.
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