No en ese jardín abandonado
donde los cuerpos se transforman en hierba
que no alimenta rebaños y en siemprevivas
que no dan fruto...
allí donde a lo largo de los sombríos senderos
se escuchan vanos suspiros
y se sueñan sueños aun más vanos
de estrecha comunión con almas de difuntos...
sino aquí debajo del manzano
que yo amé y cuidé y podé
con nudosas manos
durante largos, largos años;
¡aquí debajo de las raíces de este manzano de invierno
para entrar en la mutación química y el ciclo de la vida,
dentro del suelo y dentro de la carne del árbol
y dentro de los vivientes epitafios
de las manzanas más rojas!
Edgar Lee Masters
(Traducción de Alberto Girri)
Conrad SieverNot in that wasted garden
Where bodies are drawn into grass
That feeds no flocks, and into evergreens
That bear no fruit—
There where along the shaded walks
Vain sighs are heard,
And vainer dreams are dreamed
Of close communion with departed souls—
But here under the apple tree
I loved and watched and pruned
With gnarled hands
In the long, long years;
Here under the roots of this northern-spy
To move in the chemic change and circle of life,
Into the soil and into the flesh of the tree,
And into the living epitaphs
Of redder apples!
Edgar Lee Masters (Garnett, 1869 - Melrose Park, 1950) Poeta estadounidense. Era hijo de un abogado, y pasó la adolescencia en la zona del Illinois situada entre Petersburg y Lewistown que haría célebre en su obra principal. Luego de haber cursado estudios regulares en el Knox College, siguió la profesión de su padre, que ejerció durante algún tiempo en Lewistown; más tarde, hacia 1892, abrió bufete en Chicago. Su éxito como abogado no le libró de la monotonía de una existencia vulgar y aburrida, en la cual la reacción al puritanismo aparecía bajo veleidades artísticas. La poesía era, en efecto, el único bálsamo de su espíritu de pesimista melancólico y de provinciano aislado y resentido. En la Chicago contemporánea, donde bullían nuevos afanes y el deseo de superar el materialismo reinante, encontró diarios y revistas prontos a publicarle cuanto iba componiendo: textos poéticos, narraciones y, además, obras innovadoras que, a pesar de los esfuerzos realizados por el autor para situarse frente a la realidad, presentaban aún las formas convencionales de la tradición. En 1013, la lectura de la Antología Palatina (texto que le había prestado William Marion Reedy, director del Reedy's Mirror de St. Louis) le inspiró la obra que iba a dar fama a su nombre: la Antología de Spoon River (1915). Este libro pronto pasó a ser el estandarte de una revolución espiritual inspiradora de toda la nueva literatura: la dirigida "contra la aldea" y la mentalidad puritana. En dicha obra Masters recreaba los epitafios grabados en las tumbas del cementerio de una pequeña ciudad del Medio Oeste, escritos en verso libre. Su lectura va revelando, a través de las voces de los muertos, los entresijos de la comunidad en la que vivieron: la hipocresía de unos, las angustias de otros y, en suma, expresa la pérdida de los nobles valores que animaron a los fundadores, ya sea por deliberada traición a ellos o por incapacidad para mantenerlos vivos. Se trata de una crónica mordaz acerca del fracaso, en la que el poeta alcanza un aliento original que no se repetiría en su obra posterior.
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