miércoles, 6 de noviembre de 2024

VOLCÁN

 



Joyce les temía a los relámpagos,
pero los leones rugieron durante su sepelio
desde el zoológico de Zurich.
¿Era Zurich o Trieste?
No importa. Éstas son leyendas, en tanto
sea leyenda la muerte de Joyce,
o el fuerte rumor de que Conrad
ha muerto, y que Victoria es irónica.
Al borde del nocturno horizonte
desde esta casa de playa en el acantilado,
pueden mirarse ahora, hasta el amanecer,
dos resplandores que llegan —millas mar adentro—
desde las plataformas petroleras;
se asemejan al resplandor de un puro
o al resplandor del volcán
al final de Victoria.
Uno podría abandonar la escritura
por las señales lentamente ardiendo
de lo grandioso, y ser, en cambio,
su ideal lector, reflexivo,
voraz, haciendo que el amor por las obras maestras
sea superior al intento
de repetirlas o superarlas,
y convertirse en el mejor lector del mundo.
Por lo menos esto requiere asombro,
algo que se ha perdido en nuestro tiempo;
demasiada gente que lo ha visto todo,
demasiada gente capaz de predecir,
demasiados que se niegan a penetrar el silencio
de la victoria, la indolencia
que consume hasta la médula,
demasiados que no son otra cosa
que ceniza erguida, como el cigarro,
demasiados que dan por sentado el relámpago.
¡Qué tan común es el relámpago,
qué tan perdidos están los leviatanes
que dejamos de buscar!
Había gigantes en aquellos días.
En aquellos días se hacían buenos puros.
Debo leer con más cuidado.



Derek Walcott (Castries, Santa Lucía, Antillas Menores, 1930- Gros Islet, 2017)

(Versión de Óscar Paúl Castro Montes)

(Tomado del blog "Otra Iglesia es imposible" de Jorge Aucicino)
Volcano
Joyce was afraid of thunder / but lions roared at his funeral / from the Zurich zoo. / Was it Trieste or Zurich? / No matter. These are legends, as much /as the death of Joyce is a legend, /or the strong rumour that Conrad / is dead, and that Victory is ironic. / On the edge of the night-horizon / from this beach house on the cliffs / there are now, till dawn,/ two glares from the miles-out- / at-sea derricks; they are like / the glow of the cigar /and the glow of the volcano /at Victory's end. /One could abandon writing /for the slow-burning signals /of the great, to be, instead,/their ideal reader, ruminative,/ voracious, making the love of masterpieces /superior to attempting /to repeat or outdo them, /and be the greatest reader in the world. /At least it requires awe, /which has been lost to our time; /so many people have seen everything, /so many people can predict, /so many refuse to enter the silence /of victory, the indolence /that burns at the core, /so many are no more than /erect ash, like the cigar,/ so many take thunder for granted. /How common is the lightning, /how lost the leviathans /we no longer look for! /There were giants in those days./ In those days they made good cigars. /I must read more carefully.

Derek Walcott (Castries, Isla de Santa Lucía, 1930 - Gros Islet, 2017)
Poeta y dramaturgo caribeño que funde la tradición cultural antillana con la poesía clásica y moderna en lengua inglesa. Considerado uno de los grandes poetas contemporáneos, recibió en 1992 el premio Nobel. Descendiente de esclavos negros e hijo de un pintor británico blanco, abandonó su isla natal y estudió en la Universidad de West Indies, en Jamaica. De 1959 a 1976 dirigió el Taller de Teatro de Trinidad. Viajó a Estados Unidos en 1981 y se instaló en Boston, donde se relacionó con Joseph Brodsky y Seamus Heaney, y ejerció la docencia en la Universidad de Boston y en la de Harvard. Derek Walcott escribió más de quince libros de poesía y alrededor de treinta piezas de teatro. La mayor parte de su obra aborda las experiencias del pueblo caribeño y reflexiona sobre su herencia: una mezcla de las culturas africana, inglesa y holandesa.




lunes, 4 de noviembre de 2024

Algunos dicen

LXXXIX

Algunos dicen que
una palabra muere
cuando se dice.
Yo digo que cobra vida
justo ese día.

XC

Venerar los días simples
que guían las estaciones,
solo exige recordar
que a ti o a mí
pueden quitarnos
eso nimio llamado inmortalidad.
Investir la existencia
de un aire majestuoso
solo exige recordar
que para el cielo
esa bellota que está allí
es el óvulo de los bosques.

XCI

Es tan poca cosa llorar,
tan breve es suspirar;
y sin embargo, según los oficios,
hombres y mujeres morimos
conforme a esas medidas.

Emily Dickinson, 1830- 1886, Amherst, Massachusetts.

Versión © Silvia Camerotto

(Tomados de su blog: "De sibilas y Pitias")

LXXXIX A word is dead/ When it is said,/ Some say./ I say it just/ Begins to live / That day.

XC To venerate the simple days/ Which lead the seasons by,/ Needs but to remember
That from you or me / They may take the trifle / Termed mortality! // To invest existence with a stately air,/ Needs but to remember /That the acorn there/ Is the egg of forests/ For the upper air!

XCI It’s such a little thing to weep,/ So short a thing to sigh;/ And yet by trades the size of these/ We men and women die!



 

sábado, 2 de noviembre de 2024

MALEZAS

 

RAMA NEGRA, RÍO DE SOMBRAS

Es nada el huerto y el barquero nadie.
Para dejar de ver: el pensamiento.

Me voy tras de una carta que no escribo
o alguien que pasa y sigo con los ojos
por el camino mal iluminado.

Bálsamo de triste distraerme
porque me relevo sin lograrlo:

Diosa del tinglado en la alameda
junco que mora en el río inciertamente
metáfora del opio en equilibrio.

Empero la verdad, siempre entreabierta,
todo lo recrea sin delirio.

“No hay un mañana” susurra la mañana
y acontece, relámpago yacente
sobre el porvenir y la evidencia.

Aguardo conmovida en esta casa
trepar de lo falso al infinito
por el mismo peldaño de ir al cuarto

frente a los árboles de la coronación
que mansamente el sol posa en las ramas.



DESNUDO DE MUJER

La raja especular
media luna debajo.
Por arriba
al sexo lo silencia
el valor decapitado del que arriesga
jugar al sexo opuesto
en el dibujo.

Tomados de Poetas argentinas 
(1940-1960), Ed. del Dock 

Mirtha Defilpo 


Mirtha Defilpo (Córdoba, Argentina, 1944-Buenos Aires, id., 2011) poeta, letrista, cantante. Esposa de Litto Nebbia, autora de varias de sus letras.Compositora, grabó un solo disco: "Canciones para perdedores" (1976).En su obra poética, de un tono realista, figuran los libros Después de Darwin (1983), Malezas (1985), los dos de la editorial Ultimo Reino, y Matices (1991). Algunos de sus poemas, como “Lo inasible” están publicados en 200 años de poesía argentina, la antología que editó Alfaguara con selección y prólogo de Jorge Monteleone.






jueves, 31 de octubre de 2024

MI DÍA

Muy buen día he tenido,
materialmente hablando,
comí: leche y manteca
pan y carne.
Escribí un verso,
un verso que me hizo bien,
decía de un árbol con las venas abiertas
que refrescaba y purificaba el aire.
Besé los senos de una mujer
y luego de tenerla
la seguí amando.
Después con amigos hermanos
conversamos de historia
de lo difícil que es comprender
de lo hermoso que es comprender.
Y como siempre caminé mucho
acompañado y solo
caminé mucho.
Fue un verdadero día aprovechado.

(1959)
Luis Luchi


Luis Luchi (seudónimo de Luis Yanischevsky Lerer) nació en Buenos Aires en 1921 en Villa Crespo y creció en Parque Chas. Integrante de los grupos "El matadero" y "Gente de Buenos Aires", su nombre no figura, por su voluntad de permanecer al margen de cualquier manifestación de la cultura oficial, en ninguna de las más importantes antologías de poesía argentina. Su obra incluye los siguientes poemarios: El obelisco y otros poemas (1959); El ocio creador (1960); Poema de las calles transversales (1964); La vida en serio (1964); Vida de poeta (1966); El muerto que habla /Poemas cortos de genio (1970); Ave de paso (1973); Los rostros (1973); Poemas 1946-1955 (1975); La pasión sin Mateo (1976); ¡Gracias Gutemberg! (1980); Resumen del futuro (1984); Antología poética (1986); Fuera del margen (1992); Mishiadura en las dos ciudades (1993); Jardín zoológico (1995); Contestarse a sí mismo en el canto (1997); Poemas y pinturas (1999); Amores y poemas en Parque Chas (2001). Asimismo, intervino en los discos Tango de música a lo lejos (1966), con música de Eduardo Rovira; Antología por mí (1969); A medio hacer todavía (1982) y Todos se dan vuelta y miran (1999), los dos últimos con música de Jorge Sarraute.Y la recopilación de su obra completa en dos tomos: Ya veremos qué hacer con los crepúsculos (2021), edición de la Biblioteca Nacional Mariano Moreno.  Exilado en Barcelona desde 1976, murió en esta ciudad en 2000. En vida nunca obtuvo más premio y reconocimiento que el de sus lectores e innumerables amigos.





martes, 29 de octubre de 2024

Bailarina de striptease



Traductor de un vicio 
puedo ver sus movimientos 
en la oscuridad 

femenino felino agachado 
presiento un baile de trasluz 
un baile de acecho 


voy a bajar la luz
digo 
para que se desnude bailando 

es una obviedad 
dice 
en el baile siempre se está desnuda 


Daniel Muxica


Alberto Daniel Rodríguez Mujica, más conocido como Daniel Muxica,​ (Valentín Alsina, 1950 - Buenos Aires, 2009) fue un poeta, escritor y narrador argentino. Gran parte de sus obras han sido traducidas al inglés, francés, alemán y portugués. En 1976 publica su primer libro de poesía, Hermanecer. En el año 1988 se estrenó su obra teatral Los ángeles organizados. En 1995 publicó su antología La erótica argentina. En 2002 fundó la revista de poesía Los rollos del mal muerto, que dirigió hasta la fecha de su muerte. En 2005, fue publicada El vientre convexo, su primera novela (Ed. Sudamericana); y en 2009 Las maravillas del doctor Tulp, (Random House Mondadori). Participó en varias revistas y secciones culturales de publicaciones de Argentina y Latinoamérica, como Crisis, La opinión, Clarín, La Prensa, Diario de Poesía y Hablar de Poesía.




 

domingo, 27 de octubre de 2024

LA FUERZA DEL NO HACER



No hacer nada requiere fortaleza,
los débiles sucumben sin trabajo,
lo inventan si escasea, no pueden con el ocio.
Por el contrario el que no hace nada resiste
todas las tentaciones que atañen al trabajo.
Entonces es llevado al borde del barranco
tal como Cristo: arrójate, tómalo todo, adórame.
Y en su desierto del no hacer
persiste adusto y pobre,
cultiva la gran fuerza del que sabe
cuál es su sitio y su destino entre los hombres.
No hacer nada requiere fortaleza,
su origen es el don y a su conocimiento
sólo acceden aquellos para el cual son llamados.


Roberto Malatesta, Santa Fe, Argentina, 1961


Pueden LEER biografía y más poemas en entradas anteriores del autor.






 

viernes, 25 de octubre de 2024

EL CANSANCIO NACIONAL


EL CANSANCIO NACIONAL no se puede 
explicar con palabras. Dejar que el sopor de la tarde se aquiete.
Dejar que la música aminore. Ver pasar el cadáver de 
uno mismo. Decir la palabra abedul como un sorbo de té. 
Palpar la madera de la mesa que una vez fue árbol. Que 
la sentencia venga como un río. Como un río de los de 
antes.



Y PENSAR QUE ESTE OLOR VIENE DE LOS GENITALES del
almizclero y que ahora se mezcla con el agua de tu sexo 
como si el incienso y el cielo raso fueran uno solo.
Un humo que delira y jadea.
Que jadea y delira.
Delira. Jadea.



HACER CAMA. Voltear el reloj. Derrota del mes, la 
semana, la jomada laboral. Acompañados de los fieles 
libros. Tapiar con corcho puertas y ventanas. No 
escuchar cuando Marcel venga a tomar el Té de las 
cinco. Hacer cama. Quedarnos así, indeterminados. 
Hacernos el dormido para ver el homenaje que no nos 
hacen. Dormir la totalidad. Hacer cama hasta que la 
vida nos despierte.



SOBRE UNA ESTERILLA de esparto mi padre colocaba 
hojas de tabaco y de vez en vez las rociaba con agua.
El asma le visitó con harta frecuencia. De esas cosas 
hablamos una vez en un hospital mientras yo le colocaba 
esferas azules a sus pies. Esas esterillas ya no se hacen, 
me dijo. De estas cosas me acuerdo ahora que camino, 
como Jesús, no sobre las aguas, pero sí con sandalias de 
esparto. Sin fumar. Sin asma. Sin rencor.



UNA HEBRA de azafrán encima de la mesa recuerda
que terminó la navidad.
Pongo la vajilla en la salida de aIre y salgo a la calle. 
Mínimos gestos que me regala el fin de año.



RETAHÍLA DE MUJERES RUBIAS de mujeres rubias. 
Como una Cadena Internacional de Postales. Una ringlera de mujeres 
parecidas a mi mujer. Una sarta de mujeres de Botero 
que no caben en la habitación. Serie de Dalí: Mujer 
y reloj. Mujer y esperma. Un conjunto sonoro y menstrual 
a las puertas del cielo. Sucesión de nalgas. Acervo & 
Boceto en la noche del solo.



MI HERMANA DANZABA SOBRE LA HARINA. Pesaba el molino 
y la piedra de triturar los granos.
En las sucedidas tardes nos sentábamos. Las mazorcas 
llegaban con la delicadeza de un canto.
Como si fuera un pastel de hojaldre eran las obleas.
Finas láminas al centro de la mesa. Encima de ellas 
mi hermana. La danzarina. La que ya no está.



ATERIDOS POR EL FRÍO DE LOS AÑOS los ancianos de mi 
edificio salen a tomar el sol. Dicen que añoran cuando 
nevaba en nuestro país y las barredoras despertaban 
al vecindario con el zumbido de sus paletas. Pero eso 
fue hace tiempo. Cuando teníamos nieve y los ancianos 
de ahora eran unos muchachos que se querían comer 
el mundo y las frutas de estación. Frente a estas 
realidades yo me quedo mudo. Sin nieve. Sin manzana. 
Sin palabras.

(Del libro homónimo,
Editorial Oriente, 2019,
Gentileza de Fernando Belottini)
Reynaldo García Blanco (Sancti Spiritus, Cuba, 1962)


Pueden LEER la biografía y más poemas en entrada anterior del autor.







 

miércoles, 23 de octubre de 2024

AÑOS DE SOLEDAD -Piazzolla-Mulligan


Me lee una carta, una muerte
que habla de otra muerte, una
suerte de poder decir ese amor
del autor de la carta que él me lee. La lija
-áspera de la pez - frota
la palabra que nada en la derrota
que glorifica
la palabra derrota. La lija
en su papel de lija, pule el metal. Lo brilla.
Lo atalaja. No lo ablanda
su ardor sino ese amor otro
que dice el autor
de la carta que él me lee. Y
se llueven las lágrimas, se atormentan
los ojos, las mejillas de los dos
en la noche que aún mora en mí. (Amor
mío, de vos todo viene y se va
cuando aclara
y la música cesa.) En la ventana
el sol cruza la reja, atraviesa el cristal
como la hija que muere en la carta
mientras su padre la vive en
la carta que escribió. La vida dada
de los dos, la victoria ganada en
la pérdida. La medida de la vida
cuando no hay vara que la mida. Cuando
el miedo a la palabra muerte, fenece.
Y la palabra miedo se muere
en la carta que él me lee.

para Bonzo


Concepción Bertone (Rosario, Argentina, 1947)


Biografía en primera persona:

Nací en Rosario el 23 de abril de 1947. Mi abuelo italiano y mi padre eran obreros de la construcción. Mi nombre verdadero es Concepción del Carmen Aversa, pero cuando comencé a publicar lo hice con mi apellido de casada, quizá porque era muy joven. No me arrepiento ya que es el apellido de mis dos hijos varones y de mis tres nietos, también varones. Hice estudios de Perito Mercantil en el colegio General Urquiza, pero antes de recibirme comencé a trabajar, porque lo necesitaba. Luego reanudé mis estudios y me recibí de Bachiller Nacional. Entré a Humanidades y Artes en 1978, y me fui de la Universidad porque no soporté estudiar con un fusil en la espalda. Entré a La Alianza Francesa de Rosario, y estudié allí algunos años, sin recibirme. Publiqué cuatro libros de poemas, De la piel hacia adentro, Ediciones del autor, 1973; El vuelo inmóvil, Ediciones La Cachimba, 1983; Citas, Ediciones bajo la luna, 1993; Aria Da Capo, Ediciones del Dock y Revista La Guacha, 2006. Realicé Las Cuarenta, antología que reúne a tres generaciones de poetas mujeres vivas, de la provincia de Santa fe, que pronto será publicada. Mi poesía está antologada en el país y en el exterior, y traducida a varios idiomas.

Pueden LEER más poemas en entrada anterior de la autora.


 

viernes, 18 de octubre de 2024

UN MILLÓN DE VERANOS (II)


(De "Os" (2008)

LA VIDA NUEVA

Sólo quien no vive en el tiempo, 
y vive en el presente, es feliz.
Ludwig Wittgenstein
Si fuera hombre usaría
la navaja de mi abuelo para afeitarme —
rozaría lentamente el hueco del mentón,
trazaría los ángulos del rostro con precisión de esteta.
Ha de ser un magnífico ejercicio de conciencia y de pulso 
mirarse cada día al espejo, 
navaja en mano.



Una tormenta cuya inminencia asoma 
en el menor detalle.
El hombre cree desaparecer
como dicen le ocurriera al pintor Wu Daozi
en la bruma del paisaje que acababa de pintar
un paisaje cargado de tinta espesa
como si sobre él avanzara
la furia de una especie que, letárgica,
despertara de golpe desde su oscuro limbo
para darse a la luz.



(de: "Poemas de Borneo"-2018)

SELVA SIN LUNA

1.

Los chinos dicen que la luna no entra en la selva, 
que la jungla es sin luna hasta que promedia el mes.
La noche oscura envuelve el aire caliente — roza y quiebra las ramas. 
Ausente el cielo por ausencia de la luna.
¿Dónde estará el poeta que escribía mientras cocinaba?
Dios te ha dado ya cincuenta años en este mundo.
¿No es privilegio suficiente?
¿Haber compartido el sol y la sal, 
el verano, el veneno?
¿Todas las lluvias?
¿Esta selva?


2.

En la selva de Borneo no hay luna. No la veré.
No la veremos. Ella vendrá cuando nos hayamos ido.
Pero ¿quiénes somos? ¿qué?
La lluvia traza su rastro en los senderos
siempre húmedos, tapados de hojas blandas que se pudren —
curvas, planas, perfectas.
Nosotras ¿quiénes somos? ¿qué?
Un parpadeo en la noche de un dios.
Un animal que corre entre la bruma.
El canto de los otros, que desconocemos.
El silencio después: 
cruce de espadas. 
Todo se queda aquí. 
Todo respira.



POEMAS DE JAPÓN (2018)

HAGAKI

Escribir postales en las hojas del cerezo que protege el salón del trono,
a la izquierda del palacio imperial. Los pétalos del sakura
como copos de nieve caen, flotan, fluctúan, navegan, cruzan mundos,
emisarios del cielo y de la tierra
entre la rama y el aire
rozan las pequeñas piedras del camino,
acompañan el agua del río
que fluye constante, atrapado en un canal.
Dos más dos más dos más dos: al infinito.
Así. En la caligrafía que podría trazar un pincel 
—o un maestro— de Nara. En el delicado rodar 
de una bicicleta sobre la arena.
Así. Dos más dos más dos más dos 
vamos trazando sonidos como letras.
Recorremos el mundo, que es ancho pero no ajeno, 
con la frescura espontánea, la inocente juventud 
del primer verano.

(Del libro "Un millón de
veranos", Miño y Dávila Edit.
2023)
Teresa Arijón (Buenos Aires, Argentina)


Pueden LEER biografía y más poemas en entradas anteriores de la autora.



jueves, 17 de octubre de 2024

UN MILLÓN DE VERANOS


(De "Ballad of the broken heart y otros poemas -2007-2023)

BALLAD OF THE BROKEN HEART

me quiere como a un ornitorrinco,
como a una cría de hurón perdida en la nieve
y no obstante animosa.
me quiere como a su propio olvido,
al dejo de su cabeza apoyada contra la ventanilla del auto
cualquier noche, de regreso a casa.
me quiere como al sapo que no besa
por temor a transformarlo en príncipe;
como a la abeja reina quieren las obreras
y los zánganos; allí donde simbólica y alternativamente
nos van poniendo
la fábula, la propia porfía o la casualidad, 
me quiere con cuentagotas, cuando quiere; 
como un torrente salvaje 
que todo lo arrasaría 
pero no.
me quiere en el pasto, entre las flores, 
las mañanas de lluvia, 
y las noches.
dice que quiere calentarme la espalda 
como un sol de media tarde, 
me quiere en la leyenda, en una pintura 
de mi culo que guarda en su agenda; 
me quiere como yo quiero a una gata 
mansa y misteriosa, que es la suya
—una gata que jamás araña pero tiene
corazón de león para sus guerras—.
me quiere como a un vaso de agua a medianoche,
entre la fatalidad y el descuido;
como a lo que ya no espera me quiere.
y por eso me abandona.



donde el níspero da flor 
y fruto
en las vísperas 
de un mañana 
de frondoso follaje 
áspero, cruel 
como el pasaje 
que nadie 
nadie
transita a medianoche 

quién entra?

quién toca las campanas cuando 
amanece
en la iglesia vecina 
y los perros 
ladran
porque han ladrado antes a la luna
y ahora el sol convoca
con su aire azul, sus vibraciones?

quién canta?

cuál es la voz que en la mañana 
imanta y toca el cielo 
en pleno vuelo?

como antes los pájaros


ARS POÉTICA (2001)

Que el poema sea, como en el sutra, revelación de lo evidente: 
“no hay luna en el agua; la luna que se ve reflejada 
es creada por el agua”.
Como los budistas contemplan los mundos: llama vacilante, 
sombra, eco, espantapájaros.
Como el espejo reluciente del zen, 
que en ningún lugar resplandece.
Como el puente del koan, que fluye donde el agua no fluye. 
Como el canto de las ranas y la luz de la luciérnaga.
Como la lluvia, como las primeras marcas 
de las gotas en la tierra seca.
Como la hiedra falsamente infinita que desemboca en el 
castillo del ogro. Como la ogresa medieval que amamanta 
al lobo. Como el lobo feroz que lleva su corazón de tela 
cosido en el pecho.
Como el regalo en la tradición japonesa — la caja que puede 
contenerlo todo, es decir nada — “suspendido entre dos 
desapariciones” (la de quien lee, la de quien escribe).


ARS POÉTICA (2018)

El poema no es un relato, una larga 
y pausada, pensada letanía 
como remos que agitan 
el agua para narrar una historia.
El poema es el remo, el agua, la luz.

(Del libro "Un millón de
veranos", Miño y Dávila Edit.
2023)

Teresa Arijón (Buenos Aires, Argentina)


Pueden LEER biografía y más poemas en entradas anteriores de la autora.


 

lunes, 14 de octubre de 2024

LA LOCURA ES UN BIEN DE FAMILIA (II)


Fragmentos


Durante sus últimos meses de vida acompañé a papá desde casa escuchando exclusivamente jazz. Con su muerte dejé de escuchar música. Recién hoy, dos años después, pongo un disco: Schubert y Schumann por Martha y Mischa. Desde el primer acorde, misteriosamente todo se transforma en un homenaje a mamá. Veo la imagen de ellos viejitos escuchando música en la sala, reclinados en el sofá con los ojos cerrados, papá gesticulando con los brazos, mamá meciendo el cuerpo con los movimientos del piano, la pianista. Eran sesiones largas que abarcaban obras completas. Se turnaban para elegir compositor, director, orquesta, solista, comparaban versiones, de pronto decidían cambiar de estilo. No tenían prejuicios. De los inuit a Debussy y los tambores africanos, del gamelán a Bartók y Brahms, de Fricsay y Shankar al canto de las ballenas.



Los sábados a la tarde, después de dar clase en el conservatorio, compartíamos nuestro momento de la semana: papá me cocinaba y de postre me llevaba de la mano al living, ponía un disco y se recostaba en el sillón al lado mío. Cerrá los ojos. Me guiaba por la melodía de los solos y las partes orquestales, las apariciones de los vientos, las cuerdas y la percusión, anticipaba las pausas con un dedo en alto, firme. La afinación es esencial. Y el manejo del tempo. Me enseñaba a distinguir los timbres y los colores de las voces, los contrapuntos, las alturas e intensidades del sonido. ¿Escuchás la espacialidad? Ahora. Prestá atención. Es como sumergirse en las profundidades del océano, donde viven las ballenas. Me decía: el secreto está en el oído, adentro del oído.



Durante los diez meses de noviazgo, aparte de los fines de semana juntos, mantuvieron una correspondencia frecuente en la que él le manifestaba el desasosiego de perseguir el sentido total de la música y no conseguir abarcarlo. Las cartas que encontré cuando vacié la casa familiar son dramáticas. El repite sin cesar, incluso a veces las subraya, las palabras tormento, desesperación, agobio y ella, a vuelta de correo, intenta consolarlo. Yo veía su pasión, me dijo una vez, su pasión por la música y también su soledad. Nunca había visto una pasión tan grande. Creo que es eso lo que me atrajo de él. Pensé que podía ayudarlo. O al menos, acompañarlo. Así fue. En 1964 él se mudó a París y se hospedó en el Pabellón Argentino de la Ciudad Universitaria, dos pisos más abajo de la habitación que ella compartía con una arpista rusa. Fascinado por el espectro de posibilidades que se abría ante sus ojos y gracias a una nueva beca, abandonó la carrera de director de orquesta y comenzó a colaborar con Pierre Schaeffer, creador de la música concreta, la primera escuela electroacústica, sumándose al Groupe de Recherches Musicales. Estaba entusiasmado. Música experimental. Un nuevo lenguaje. No hablaba de otra cosa. Ella progresaba en sus estudios de piano pero el dinero no le alcanzaba, necesitaba trabajo. Preguntando, él se enteró de que en el GRM buscaban un editor de sonido. Ella no sabía nada del tema, pero aprendió el oficio en menos de una semana. Él tomaba muestras con un grabador portátil de cinta abierta dentro y fuera del estudio y ella las editaba cortando y pegando: en línea vertical, interrupción; en diagonal, fundido de entrada o salida; fragmentos superpuestos; volumen; planos; efectos. Descubrieron el ruidismo, el atonalismo, el dodecafonismo, el expresionismo radical de Schónberg, Pierrot Lunaire, y a Antón Webern, adorado por él hasta el final.
 
(Del libro homónimo;
Random house, 2023)
Bárbara Belloc




Bárbara Belloc nació en Buenos Aires en 1968. Es poeta, editora y traductora literaria. Publicó nueve libros de poesía —entre ellos El sonido (2023) y Canódromo (2015)— y el ensayo Tribus porteñas. Conejillos de Indias y blancos ratones: un breviario de zoología urbana (1998). Dirige, junto con Teresa Arijón, la colección Nomadismos (ensayo y pensamiento de artistas iberoamericanos), con sede en Buenos Aires, Río de Janeiro y Cuenca. Es coeditora del proyecto pato-en-la-cara: una serie de catorce títulos escogidos que abarcan traducciones originales del portugués y del griego clásico, tragedia antigua y contemporánea, poesía y diario de artista. Realizó numerosas colaboraciones con escritores, artistas visuales y músicos argentinos y extranjeros. Sus poemas fueron traducidos y reunidos en antologías de Argentina, Chile, Colombia, México, Italia, Alemania, Eslovenia, Estados Unidos, Canadá y China.

Pueden LEER más poemas en entradas anteriores de la autora.