lunes, 8 de diciembre de 2025

SANGRÍA


Quieren que intentes ser
como ellos para que sepas
que nunca vas a ser uno
de ellos, quieren que creas
que sos igual a ellos, te quieren
sentado a su mesa
quieren que quieras estar
sentado a esa mesa, te acercan
un pastillero de plata maciza
con forma de calavera para que
te empolves, esperando que muera
la conversación, esperando la muerte
definitiva de la conversación, esperando
que nadie converse, hacen señas
para que te traigan un trago
lo que tengas ganas de tomar; de algún
modo esa es la señal de la saña, hay bebidas
blancas, doradas o la opción de mezclar
jarabe negro con un jarabe
negro que aligera la irrigación de la sangre
para que irradies ideas algo idas que puedan
ser usadas por ellos como propias o llegado
el caso en tu contra.
 
Alguien quiere huevos rancheros
piden huevos rancheros, alguien quiere cigarritos
dominicanos, traen cigarritos dominicanos, agua
filtrada en una botella de Bulleit, pepinillos deca
pitados en una tabla de madera, ¿la mente
es un lugar común?, la mente es un lugar común
el sol se hunde rápido a las seis de la tarde
obtura el sentido que pudo haber tenido el día
dando paso a trece horas de oscuridad, en esa repentina
falta de luz es difícil calcular si estuviste
abusando de su hospitalidad, si es el momento indicado
de levantarse de la mesa, en algún punto esa
es la gracia: quieren entretenerte
un rato a su lado
para que entiendas de a poco
en la semipenumbra que ahí nadie
está de tu lado.
 
 


El que se quiere matar
no es que crea
que no tiene futuro
 
proyecta el futuro en exceso
hasta volverlo
mercancía de su muerte
 materia que mataría
en mente tiene
demasiados proyectos
que se condensan
en un solo proyecto
inmediato
 
su único fin
es proveerse un final
 
reducir todo a nada
para que
con un apagón definitivo
eso sea todo.
 
 
 
 
Nadie toma sangría en este lugar
aunque algunos italianos
en sangriento sacrilegio
le ponían durazno al vino tinto; acá
se toma jarabe negro mezclado
con otro jarabe negro
 
este vaso con hielo no es más
que una aproximación
a la sangría así como la sangría
se puede entender
como una aproximación
a la sangre
 
dicho de otro modo
si el vino representa
la sangre
 
la sangría viene a ser
tu sangre fría.
 
 
  
Todo sistema comienza
             estafándose a sí mismo
para así poder idear la manera
más eficaz de estafar a los demás
hasta que los demás sientan
el ansia por estafar como el modo
más natural de estar en el mundo.
 

  


Los que más creen
que una convulsión descomunal
tarde o temprano sucederá
son los que se quedaron
con casi todo por medios que nunca
pueden ser sino
una estafa, por eso
están siempre al borde del pánico
cuando se supone que no les falta nada
como para ponerse tan nerviosos
ante la más mínima amenaza; en sus mentes
repasan sin cesar
los planos del refugio de cemento
que saben deben mandar
a construir para resguardarse
cuando el hacha de los hechos
y la revuelta definitiva llegue
hasta sus tranqueras
con demandas innegociables
después de cantar
consignas
con el armamento en alto.
 
 
 (Del libro homónimo,
Ed.Rapallo, 2023)
 
Martín Gambarotta
 
 
 
Martín Gambarotta (Buenos Aires, 1968) Publicó: Punctum (1996), Seudo (2000), Relapso+Angola (2005) y la plaqueta Para un plan primavera (2011). Refrito, una especie de (anti) antología personal, se publicó en Chile en 2007. Existen cinco ediciones distintas de Punctum.
 


 

sábado, 6 de diciembre de 2025

MORIR ES OTRA CALLE

 


"De tanto vivir frente al cementerio
no me asusta la muerte ni su misterio"
               Alfredo Zitarrosa

I

 El relincho de los caballos trajo la voz del abuelo

                                  / en otro amanecer.

Afuera pasta una ilusión que no ha dormido.

Es pasto el pensamiento de la especie.

Tu amor duró una noche y se ausentó en la luna.

No quiero reescribir esta historia mil veces.

No quiero tu cansancio entre las flores.

Este es el primer poema,

el que traza el error de la existencia.

Hay algo que se escribe tierra adentro.

Lo que habitó en tus ojos. Ya no quiero llorar

me basta con tus manos. Tus caricias.

Es tu acento otoñal el que devuelve el fuego.

Tus ganas de dormir sobre la geografía del acento.

Madre devuélveme la luz, estoy herido.

Ya no sé cómo hacer para dormir en tu misterio.

 

III

 

Cuando te fuiste de verdad, cuando cerraste la puerta

no pude comprenderlo.

Era la primavera más triste de mi vida.

No pude darte amor.

No pude hacerlo.

La pena se inmoló con el abismo

y el abismo fue sueño verdadero.

Dios no sabe del viento pero guarda tu imagen.

 

VI

Quítame este dolor que me acompaña, llévame al cielo.

No me dejes caer sin avisar

porque peor que la muerte es el olvido.

Buscaba tus palabras mi Dios pero no las oía,

                       / solo fingía escucharte.

Dame de tus palabras el claro amanecer de las gaviotas.

No quiero despedirme entre tus ojos.

 

 

VII

El día que llegaste todo fue algarabía

un antiguo rumor cruzaba el cielo.

El otoño bordaba tu silencio

y cada estrella daba su veredicto.

Señor quiero decirte ahora que he sido una mentira.

Un paquete con años

que los años borraron.

 

XII

Indagar entre escombros. Dejar caer la luz.

Indagar entre fuego y caída.

Dar cuenta de los días.

Nadie sabe del todo a dónde vamos.

Dónde se oculta el cielo y el final.

El infierno y el paraíso están acá, adentro.

Dejar caer la luz. Dar el silencio.

 

XIV

 

Dejar caer los hombros sobre el polvo.

Buscar los días en los días perdidos.

Morir sin la razón de los que mueren.

Dar el centro del fruto como el árbol.

Salir simplemente salir, atravesar las calles.

Desmerecer la idea. Describir otra imagen.

Lo que se lleva el fuego.

Morir es una calle.

 

XV

El sueño verdadero el que traza una línea

Y se deja llevar inútilmente, el que maldice el horizonte

Y lo reclama para salir de vos, para encontrarte.

Te pido que me llames esta noche.

Que me des tu señal aunque sea tarde.

Necesito de vos. No sé cómo decirlo.

Quiero morir el día. Quiero nombrar la noche.

 

(Del libro homónimo,
Ediciones del Clé,2024,
Envío del autor.)
Martín Carlomagno



Martín Carlomagno nació en Concepción del Uruguay, Entre Ríos, en 1978. Actualmente reside en Paraná, Entre Ríos. Ha publicado los siguientes libros de poemas: Escombros (Edición del autor) 1999; Ruinas del Paraíso (Ediciones del Clé) 2002-; Confesión del visitante (Ediciones ríos al mar) 2003; Lo que no fue es Resplandor (Tráfico de arte) 2005; Isla que mira hacia un diván (Cuadernos del Señalero) 2006; Apuntes sobre el cielo de abril (Tráfico de Arte) 2007;La inocencia y el viento (Ediciones del Clé) 2014; Postal del desamparo (Ediciones en danza) 2018; Haiga Réquiem (Ediciones en danza) 2020; De cuando la nostalgia (Ediciones en danza) 2022; Despertar entre hojas (Ediciones del Clé) 2023 y Morir es otra calle (Ediciones del Clé) 2024.


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jueves, 4 de diciembre de 2025

CUADERNO ABIERTO

 



Marina

El grito de la gaviota,
en la medianoche de invierno,
eriza la atención
sonámbula,

                    y el ojo ve
de súbito, su hora: acantilado, espina.
(Y sombra,

en la memoria -que te pierde, como
un mar sus islas.)



Allá en el fondo,
como una madre o una muerte,
la montaña nevada;
y a su lado,
las hojas nuevas de los árboles, labios
de balbuceo y aleluya...

Sube,
hablando a solas,
despidiéndose.


Alejandro Nicotra (Argentina, Córdoba, Sampacho, 1931,2024)

Pueden LEER más poemas y biografía en entradas anteriores.




martes, 2 de diciembre de 2025

MUCHOS POEMAS


Piedras

Había unas piedras
grandes y bestias
en un camino
en la montaña
las piedras son tan duras
que no necesitan piel
aunque el agua les imprime
una piel suave
y el viento
cierta piel de gallina
a la sombra son frías
y son calientes al sol
hay una con forma de zapato
o de cabeza de perro
y otra con forma de sapo
que es una de las formas más comunes
entre las piedras
un árbol creció sobre una piedra
se adhirió a ella
tomó su exacta forma
la raíz no podía penetrar
como en la tierra
era un árbol que vivía de la lluvia
o del aire
o del amor a su piedra.



Fronda

Hay plantas
que ponen toda su fuerza
en la raíz
otras en dar hojas
o crecer para arriba
yo sería de las que se van en hojas
muy desarrollada a simple vista
pero cualquier vientito y chau.



Vestidos

Creo que el vestido 
es la mejor vestimenta 
para el espíritu 
y más si es liviano 
largo 
lánguido 
hay vestidos 
que son espíritus 
ellos mismos.



Romántico

Alguien arrojó una flor
a los pies del banco
en el que me iba a sentar yo
me tiro en el banco
iguales las dos
arrojadas
por un sueño de amor.



Cuerpo humano

Con una piel 
más suave 
que cualquier tela 
desnuda 
al aire
la belleza animal 
la diferencia 
en la igualdad 
lo que por siglos 
se intentó tapar 
esta perfecta 
simplicidad.



Sinfonía

Sinfonía de la naturaleza 
¿bajo qué música vivimos? 
bajo la música de los que cantan 
y de los que hacen sonidos 
al moverse
los que no se mueven ni cantan 
hacen la base 
con sus latidos.



Arroyo

Camino por al lado del arroyo y pienso 
que quisiera ser como él 
tener una vida 
siempre igual
aunque con sus variaciones 
puede ser correntoso 
o estancado 
un hilito de agua 
y siempre es el mismo 
con la misma elegancia 
con la misma seguridad 
hay gente así.



Si alguien te lleva de la mano

Si alguien te lleva de la mano 
te das cuenta
de que la mano tiene corazón
dos manos juntas
se entienden más
que todas las personas
que todos los seres
están juntas
completamente
si alguien te lleva de la mano
solo la mano vive
el resto del cuerpo
está desmayado
la mente duerme
y vas
como un barrilete
a cualquier lugar
que siempre te sorprende.


(Del libro homónimo,
Edic.Neutrinos, 2021)

Roberta Iannamico



Roberta Iannamico nació en Bahía Blanca en 1972. Actualmente vive en Villa Ventana, provincia de Buenos Aires. Publicó los libros de poesía El zorro gris y el zorro blanco, el zorro colorado (vox, 1998), Mamushkas (vox, 2000), El collar de fideos (vox, 2001), Tendal (del Diego, 2011), Celeste perfecto (Crudo, 2003), Dantesco (vox, 2006), Muchos poemas (Voy a salir y si me hiere un rayo, 2008; Neutrinos, 2017), La medialuna (Belleza y Felicidad, 2010), El día nuevo (autoedición, 2013), Nomeolvides (vox, 2015) y Qué lindo (Zindo y Gafuri, 2015). Es autora de libros de literatura infantil, adaptaciones de cuentos clásicos infantiles y textos escolares para docentes y alumnos de escuela primaria. Es cantautora y coordina talleres de poesía y de composición de canciones para niños y adultos. Codirige la Editorial Maravilla.


Fotografía: Perfil del Face de la autora. 

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domingo, 30 de noviembre de 2025

PARA EL LADO DE LAS COSAS SAGRADAS (2009)


Leíamos en la Biblia



Cuando te toca el agua (los dedos o los labios) te convertís en agua.
Cuando te toca la sopa (los labios o el pecho, con su talón al rojo)
te convertís en pan (un pan negro
lleno de hormigas
que van hacia el desierto...).


*

Pisá el agua y andá en patas por su ribera, 
recogiendo flores para los demás.

*

Mirá la piedra de donde fuiste cortado.
Mirá la caverna de la fosa de donde fuiste arrancado. 
El desierto como paraíso, 
y la soledad como huerto.

Bailando en las brasas, 
bailando en las brasas,

pero pisando el agua, 
apoyando la planta entera 
para grabar su orden líquido 
en la raíz.


*
El silencio de un mundo sin crear.
Nuestra vida es humilde porque existe el azar. 
El dolor es puro,
para el lado de las cosas sagradas.



APARICIÓN

(Fragmentos)



La música abollada de la campana.

Una sombra de laurel en cada plato, Ceferino.

¡Ceferino! Tu madre es un cordero en un pozo a la que dejaste agonizar
en el parto.

¡Ceferino! Tu madre tiene un cuello de cristal en el útero.

La hoja de laurel que dejo junto al plato tiene el peso de un bosque, frío, la luz. Es una huella donde apoyar la mirada para que no te quedes mirando el plato vacío. Eso es lo que había para vos. Un pan viejo, un vaso de agua. Un poco de miel. Té en la noche. Y el peso del olvido sobre lo que queda de tus huesos. El arca rota de la memoria con una deriva perfecta: la de hundirse...

Yo tengo el duro ejercicio de recordar tu nombre. De soplarlo al oído, en la noche. La brisa del sueño es áspera, tiene murmullos de viejas antiguas que te desearon con ardor silencioso. Esa brisa también recoge de mi boca tu nombre y lo esparce. Te encontré en el centro del silencio, en
un ayuno.

Tenías el peso de unas plumas apenas. Descansabas hacía mucho. Tus
huevos se habían ahuecado, y habían formado dos colmenas de miel. ¡Eso! ¡Llenas de abejas!


*  

Esta es la historia 
de la aparición

de un Cristo loco,
(sueño y horror!!)

eran las navidades,
las navidades en San Miguel,

apareció una sombra 
por los platos,

bajo el agua tibia 
de los caldos y del vino, 
del agua (Ceferino) 
y de los huesos.


*

Una mala memoria está escrita con alaridos.


*

Este Cristo,
cuando mi padre lo entraba, 
dijo: poneme un nombre nuevo.

Y se desplomó.

De sueño.

De agonía.

Y le puso Ceferino.

Y ya era Ceferino.

Pero esa noche alcanzó a soñar unos segundos. Y fue muy leve.

Soñó que era una pluma...
Cayendo 
por un hueco.
Una pluma 
de pichón
por el hueco del ascensor.
El hueco de un ascensor soñado en la casa del campo, en el eco de una lejanía: las civilizaciones chocando en el aire. El rugido de dos leones chocando en el aire. Los cristianos contra el muro. El rugido contra el muro. Dijo: “si todo explota yo salvo las campanas”.



¿Quién lava su pelo en el río?

(¿O lava al río con sus pies?)

Aguas mansas
que llegan secas a sus pies,
y se mojan en la tarde,
al pie de un sauce, recobran el agua
del llorón. Así son las aguas
del diluvio, preservan el calor, el vapor amargo
en la superficie, un bracito
del Paraná por el curso del arroyo
hasta San Miguel,
donde está extendido su callo
de mortaja. En una casa blanca.

*

La fuerza
del roble que no pueden voltear

La fe de un paraíso talado, de un sauce llorón talado, 
de un quebracho talado,

las raíces rotas:
las alas rotas del hornero,

la tierra en su ancho talón


*

A los tres días todo parecía natural, Ceferino. Apareciste.

Ningún nombre se sostiene en el tiempo, pronto te llamarán Sixto, Juan, pensé.

Rozarse los bordes hacia el imán de la boca que Nombra.

La respiración de Ceferino proviene de su mirada: vio todo.

Vio bajo el agua.

Vio entre el fuego.

Oyó también los gemidos, los llantos y el placer.


*

Porque todo se imantó, 
y las colillas mismas del sueño 
rajaron hacia La Fuerza.

Estaba soñando, y la cola del sueño espantaba las moscas. Y mi hermano Pedro esa noche se transformaba en mesa. Porque la llegada de Ceferino produjo una secuencia de cambios, algunos casi imperceptibles. ¿Cómo se transforma en mesa? Primero se transforma su carne en pan, en la misma cama donde duerme. Ahí mismo se va llenando de moscas. Lo llevan a la mesa. Y el espíritu de mi hermano queda en la mesa. En la mesa donde Ceferino parte y multiplica los panes para el resto queda fundido su espíritu. Y ponen una Biblia sobre esa mesa.

(Del libro: Poesía mundial,
1998-2018-.Edic.Neutrinos,
2025)

Martín Rodríguez 


Martín Rodríguez nació en Buenos Aires en 1978. Publicó los libros de poesía Agua negra (Siesta, 1998; Gog y Magog, 2008), Natatorio (Siesta, 2001), El conejo (Del Diego, 2001), Lampiño (Siesta, 2004; Primer Premio del Fondo Nacional de las Artes, 2003), Maternidad Sardá (Vox, 2005), Paniagua (Gog y Magog, 2005), Vapor (Vox, 2007),Para el lado de las cosas sagradas (El niño Stanton, 2009), Paraguay (Vox, 2012), Ministerio de Desarrollo Social (Determinado Rumor, 2012; Mansalva, 2018) y Balada para una prisionera (Caleta Olivia, 2023). Publicó el libro de ensayos políticos Orden y progresismo: Los años kirchneristas (Siglo XXI, 2014). Es coautor de La grieta desnuda: El macrismo y su época (Capital Intelectual, 2019) y compilador de ¿Qué hacemos con Menem? Los noventa veinte años después (Siglo XXI, 2021), ambos junto a Pablo Touzon, con quien también fundó la revista Panamá en el año 2013. Poesía mundial reúne veinte años de poemas publicados entre 1998 y 2018.

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viernes, 28 de noviembre de 2025

UNIDAD LLUVIOSA




Entre dos filas de álamos
la lluvia sobre la carretera gris
es una desolación personal en este valle
y la ley invencible que la aplasta
hacia los cerros boscosos
define mi secreta unidad con el paisaje.
El espacio lluvioso reúne lo distinto,
se adhiere a mí
y prueba la consistencia de su verde mojado
en mi ambulante presencia terrestre.
Ahora silba un zorzal entre las hojas:
confirma que la vida es una complicidad 
que también incluye la devastación
y porque estoy de pie
canta para integrar a todo lo que respira
este jadeo disociador al borde de la carretera.



Teólogo en la ventana

Este cerrado dolor de cabeza
causado por la presión del mundo visible
reclama un significado.
Pero la visión de la calle desde mi ventana
solo ofrece alternativas a una apariencia dislocada
hecha de fragmentos trémulos, colores dudosos
y un sufrimiento de cosa oscuramente mezclada consigo misma.
¿Qué materia desean los ojos y que no pueden ver?
No esta especie de traición a lo largo del pavimento,
la naturaleza criminal que revelan los automóviles,
el taciturno rumor de los objetos manufacturados,
la vacilante verdad de la muchedumbre hacia el ocaso,
los asuntos de esta terrible sociedad que se aplasta al planeta.
¿Cuál es la relación de esta escena con el otro orden?
La divinidad está aquí por delegación sombría.
Hay un millón de ventanas y cada una padece
su teólogo fracasado ante la única realidad posible
con su correspondiente dolor de cabeza al anochecer.


Joaquín Giannuzzi (Buenos Aires, 1924-Salta, Argentina, 2004)-Obra completa, Ediciones del Dock, Buenos Aires, 2014.

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miércoles, 26 de noviembre de 2025

De: LAS INTEMPERIES DEL MAR (2017)

 


Y ahora todavía al apoyarte 
en los anchos omóplatos del sueño 
incluso si te arrojan 
al pecho adormecido del océano 
buscas esquinas en las que lo negro 
se ha desgastado y no resiste.

Giorgos Seferis


1

Sopla el viento y trae
             los nombres de las islas.

Hay una voz que repite en mi cabeza:

Las otras capillas son:
la de San Salvador, que pertenece a la orden de los Zapateros; 
la de la Señora de la Piedad, en el Terreno de la Aduana; 
la de San Eloy; la del Espíritu Santo; la de San Ovidio

Ahora entro en un túnel cavado en la piedra.

la de los Huesos; la de San Juan Bautista; la de las Almas

El arco es un punto que gira y se abre.

la de Santa Ana; la del Señor del Calvario; 
la de la ermita de la Virgen del Puerto

El viento sopla y trae
                     sombras y carteles, alas de pájaros, 
el corazón brillante de los días.


2

Pero,
¿quién logrará domar el caballo de la muerte?

¿Quién tomará las riendas?

Desde esta curva del camino apenas distingo
el contorno de las cosas:
el horizonte es una huella intermitente.

Han partido las caravanas y los niños.

¿Quién domará el caballo de la muerte?


3

El mar quiebra sus lanzas en la luz.

Ya nadie puede con sus ojos ver.

Sobre los anchos omóplatos del sueño 
escribí mi historia:
descendí hasta el lugar donde la sombra 
inicia su viaje.

Yo escuché el antiguo nombre de las islas, 
besé las lápidas:
dejé mi huella sobre pequeños ataúdes.

Almourol, Armona, Cerro de la Vieja, Isla de Saturno 

Mi vida yace en las piedras.


4

¿Qué turbio río nos llevó?

La frase escrita en un muro,
debajo de la rueda que hace girar al tiempo,
debajo del arco donde duermen los caballos.

¿Qué mano nos retiene y suelta?

El sol se sumergirá detrás,
                   dice la voz,
en la mejilla de un cetáceo.




5

Acudo a una sintaxis quebrada
                            para decir

lo que está oculto y se revela 
detrás del piar de aquellos pájaros.

Esta brisa desvanece las formas 
que habitó la luz: 
la noche canta en el día.

Hay ecos de lo oscuro en la carne.

Toda palabra sobre su lomo lleva 
el signo y el germen de la muerte.

Toda palabra está cubierta de ceniza.



6

¿Quién abre su boca en el umbral? 

¿Quién abre su boca y habla?

La nieve cubrirá todas las cosas.



7



Algo siempre imperceptible 
cae y golpea sobre mí.

Hay una voz que repite en mi cabeza:


Las otras islas son:
la de la Madera, la de Bugio, la del Pilar
Y aquellas de suelo rojizo, atravesadas
por venas de basalto:
la de Tavira, la de los Amores, las Salvajes

Sopla el viento y trae
                      barro y arena,
transporta la simiente del mar.

la del Islote Plano, la de la Resurrección, las Desiertas

Algo imperceptible cae y golpea sobre mí.

En los obenques, a sotavento, 
oscilan las últimas banderas.



De: KADOSH (2018):

TZADI

El polvo del sol se extinguió sobre la tarde.

Llevo en mi cuerpo la nostalgia de la luz, 
la larga y desconocida cifra de lo que viaja 
y vuelve, de lo que viaja y atraviesa 
la endurecida costra del planeta.

Llevo en mi sangre la sangre de Cristo.

Mi piel es un nudo que aprisiona 
el giro lento de los astros.

Yo hice mi casa en las tinieblas.




La Ley se quiebra en el altar
             de la primera y pura Luz.



(Del libro: El cazador suelta
en el aire su corona;  
Poesía reunida, 2013-2020-,
Edit.Cántico,2025)

Diego Roel (Buenos Aires, 1980)


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