Negrita
Adiós muñeca
betún descascarado
artefacto de un sueño
niña acunada por la niña
en la tarde
en el sol de la tarde
amor de porcelana
casi ciega
dormida
Hoy la ves
en el polvo
en el desván
te mira
pulserita de strass
rota
desnuda
Tu infancia
te mira
te deja
sola
Niño
Ahora es la tormenta
la tierra bautizada
En las canaletas
el rojo de la tarde
el cálamo aún tibio
la vencida hojarasca
rescoldos encimados
en el agua que ruge
El niño por gracia de la lluvia
por esa luna oscura
por la esquiva tibieza
ha soltado su amarra
Ahí viene aquella ola
que aguardaba su pecho
la lanza de la proa
erguida hacia el embate
los nudos
el velamen
cada cosa en su sitio
Timonel de la noche
ya ha vencido
al salitre del mundo
a esa boca de espuma
que trajo la borrasca
Ahora es la tormenta
la tierra bautizada
el sueño
la mañana
El recado
Porque nada pasa porque sí aunque parezca que la hoja se mueve por moverse nomás nada el chupe fue hecho para el boliche el boliche para los hombres y los cuartos del fondo para las putas y las putas para la perdición como el estribo para el caballo y yo me voy a ir o ya me fui porque la vida vivida fue hasta que la rutina de verlo volver se terminó después algo como un suspiro se fue escapando de adentro y ya el tiempo que ordenaba mi cabeza no coincidió más con el de las agujas y era como un pasar nomás sin pasar por más que Chavín seguía haciéndome los mandados y el Vasco me seguía trayendo la damajuana de aceite todos los meses pero yo sabía que esa sangre que me salía de la nariz era el odio que me comía y que cada día los zapatos me sobraban y mis tetas se parecían a dos uvas chinches pero era despertarme y mi cabeza dale que dale porque antes al amanecer lo tocaba sin despertarlo y eso era suficiente o a veces me bajaba y ahí era tibio y el mundo entero estaba ordenado como Dios manda y yo sabía desde los trece el olor de sus rincones tenía esa maldita memoria de los olores de cada olor de cada parte de su cuerpo y por eso por más que se lavaba antes de venir algo nuevo apareció como pegado a la piel una impregnación de puta que se interpuso ahí y me paralizó y esperé que se duerma y lo volví a oler y ahí estaba y no había dudas y ya no fui más yo ya no estaba cada lechón en su teta como decía Fierro lo que era mío esa roca ahora era un montón de piedras rotas y ya no lo tocaba más al alba porque no distinguía el alba de la noche mi cabeza era un chiquero un vaciadero de mierda y ese odio rojo que se me subía a los ojos cuando pensaba que esa carne antes tan mía tan únicamente mía era ahora el alimento de una sombra que crecía y ponía esa neblina hasta en los días más luminosos hasta en los días en que Chavín no estaba triste y los naipes mataban un poco el tiempo porque Chavín quién otro que vos hijo le ganaba la partida a la melancolía y hacía trampas a mi favor para ver alguna pequeña luz en la sombra de mis ojos hasta el día en que le propuse ese juego y a él también le cayó la sombra cuando me tocaron los dos comodines y supo definitivamente que no hay azar que nada pasa porque sí que el primer comodín me liberaba de la vida y que el segundo era su recado el recado que yo le había propuesto si perdía porque el hombre no puede desunir lo que Dios ha unido y Dios ese día supo mezclar las cartas y lograr que cada uno descanse donde debe descansar.
(del libro homónimo,
Ediciones Barnacle,
Envío de Alberto Cisnero)
Sergio Velazquez
Sergio Velazquez.Profesor de Fibsofía UBA. Docente y directivo de Escuelas inedias y Tercianas de CABA y Provincia de Buenos Aires. Dicta cursos y talleres de Fibsofía en formato virtual y presencial. Obtuvo el Primer Premio V Certamen Internacional de Poesía y Cuento Homenaje a Horacio Quiroga "Tintas de Amor de Laura y de Muerte" (2020), SADE Misiones. Actualmente reside en Villa Madero, Provincia de Buenos Aires.
2 comentarios:
Gracias Marcelo Leites!!
De nada. Sergio. Fue un gusto leerte.
Publicar un comentario