Ahora que todavía puedes, canta
tu delirio;
después, sirena encantada por marinos
atados a un poste,
después, sirena de voz dulce
y corazón tenebroso, incapaz
de sostener
no la nota sino la cordura
-elige el mar, no el barco-, después, elegir
más tarde que inútil: tu canto, sirena,
te desviará a ti misma,
te perderás ahí en cubierta,
en la orilla o allá, en tu casa.
Aprovecha la garganta, ahora
que no tienes pies
en la tierra, marea y
ensordece el oído del humano
hasta que se canse, hasta que te canses, y el
estruendo
sea como el de un barco que encalla
en el ojo de la tormenta, no en el sonido
cabal de la tormenta. O canta
esa suave y triste canción
que te sabes
de memoria, hasta que el agua misma
se confunda,
o aquella que habla de
cosas alegres,
cosas que duran, cosas
reales, imaginarias, y
tu voz suene tan real o imaginaria
que consterne. Hazlo ahora, sirena,
ahora que la prudencia,
como la noche, llama a víspera,
ahora que la luna, cantante muda,
no te ve ni te altera,
ahora, canta,
sin añorar la muerte y la vida.
Irene Gruss (Buenos Aires, Argentina, 1950-2018)
de: Solo de contralto (1997)
IMAGEN: Ulises y las sirenas, pintura de Herbert Draper, 1898.
1 comentario:
una de mis poetas preferidas. Toda su poesía me encanta. Gracias.
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