lunes, 31 de enero de 2011

El mapa del tiempo





La enamorada del río se pasea en la cubierta de una ciudad que fluye. Premeditada y abstracta, como un romance de calles, tan parecida a la danza o a castillos ardiendo, la tristeza. Siempre quise ver y ser vista en la zozobra. Me gustó extraviarme en jardines eléctricos. El corazón hace lo suyo, se ensancha, trepa las escaleras de Platón, a veces lo ciega la codicia de crear.
—¿Por qué estás triste? —pregunta una mujer de ojos claros y me señala algo. Es un globo terráqueo que puede desplegarse. Lo levanto y lo miro. Lo hago girar. Abro el mundo que empieza a transcurrir, a fluir sobre la gran pantalla de lo inexplicable. A deshacerse en mis manos como un canto inspirado, un archipiélago de silencios.



María Negroni (Rosario, Santa Fe, Argentina, 1951)


(de El viaje de la noche, Lumen, 1994)






domingo, 16 de enero de 2011

Puerto adelante






Noche tibia. Sensación placentera. Los sones abstractos de las vías colmaban sus oídos eufóricos. Pensaba en el puerto que veía tan seguido... puerto de colores impresionistas y hombres sucios de brazos mojados y brillosos y vello crecido y húmedo. Hombres impasibles a la lejanía maravillosa, al cielo entre los barcos, al paisaje de conjunto, al suelo atiborrado de objetos de lugares remotos como pedazos de mundo en el melancólico corazón de un mar...
Si. Hundirse una noche en las calles del puerto. Caminar, caminar...
Si. Sola. Siempre sola. Lenta, muy lentamente. Y el aire estará enrarecido, será un aire cosmopolita y el suelo lleno de papeles de cigarrillos que alguna vez existieron, blancos y hermosos.
Si. Se seguirá caminando. Hundirse, oscuridad, caminar... Si. Y una estrella dará su color al ancla de plata que llevaba en su pecho. Tirar el ancla. Si. Muy junto a ese barco gigante de rayas rojas y blancas y verdes... irse, y no volver.





Alejandra Pizarnik (Buenos Aires, 1939, id, 1972)





sábado, 15 de enero de 2011

La casa de madera



















La casa sólo de madera. Todo, todo.
Madera pino quebracho algarrobo
Y sauce llorón al pie del río. Un pucherito
al pie de la luz y el rio. Una hoja lenta en el aire donde
temblar, si hace falta. Esa es la casa.
Uno a uno todo hachado en el monte.
Ir y volver, ir y volver con la carga en la sangre.
Hachar tanto hasta quebrar la raíz de uno. Y recién ahí
una casa de madera.

(De Paniagua, Gog y Magog,2005)


Martín Rodríguez (Buenos Aires, Argentina, 1978)





viernes, 14 de enero de 2011

Lo divino



Me amanecía entre libros raros
que hablaban de mi alcurnia celeste,
de cuando la muerte largara
fuegos artificiales hacia arriba
y yo me volvería Universo.

Otros me ofrecían asiento en una nube,
el cetro en la mano
y corona de rey hasta las orejas.
Otros nada, ni en muerte ni en vida.

Y me venía pensar: Tanto
que somos dioses dioses,
pero en verdad andamos a los palos
con nosotros mismos
o de rodillas veces y extendida mano
a días que se van mientras lloramos
en serio o a lo cocodrilo.

Mas mirándolo bien me dije acaso
sea cierto soy dios y puede ser
porque siento en la punta de la lengua
la verdad del mundo; nada más que todavía
no se me desprende.



Jorge Leonidas Escudero (San Juan, Argentina, 1920-2016)





jueves, 13 de enero de 2011

Esta es la forma...





Ésta es la forma femenina,
Exhala de pies a cabeza una divina aureola,
Atrae con irresistible atracción,
Me atrae su aliento como si yo no fuera otra cosa que
un indefenso vaho, todo desaparece salvo ese
aliento y yo,
Los libros, el arte, la religión, el tiempo, la visible y

sólida tierra, y lo que del cielo esperábamos y lo
que del infierno temíamos, todo se ha consumido.
Mis frenéticos filamentos, indómitos, brotan de él,
la
reacción también es indómita.
El pelo, el pecho, las caderas, la curva de las piernas,

las negligentes manos que se sueltan, las mías que
se sueltan.
La marea aguijoneada por el reflujo, el reflujo por la

marea, carne de amor henchida y deliciosamente
doliendo.
Límpidos, ilimitados chorros de amor, calientes y

enormes, trémula jalea de amor, zumo espumoso y
delirante.
Noche nupcial de amor que se abre camino con

delicadeza y demora en el alba yacente.
Penetrando en el día dócil que cede,
Perdida en el abrazo de la profunda y dulce carne del

día.
Éste es el núcleo —primero el niño nace de la mujer,
el hombre nace de la mujer.
Éste es el baño del sexo, ésta la fusión de lo grande y de

lo pequeño, y otra vez la salida.
No sintáis vergüenza, mujeres, vuestro privilegio
incluye a los otros y es el manantial de los otros,

Sois las puertas del cuerpo y también las puertas del alma.
La mujer encierra todas las cualidades y las afina.
Está en su lugar y avanza con equilibrio perfecto.
Es todas las cosas debidamente veladas, a la vez

pasiva y activa.
Su destino es concebir hijas e hijos, y asimismo hijos

e hijas.

Veo mi alma que se refleja en la Naturaleza,

Veo a través de una neblina a la Única, de inexpresable
plenitud, cordura y belleza.
Veo la cabeza inclinada y los brazos cruzados sobre

el pecho, veo a la Mujer.




Walt Whitman ( EE UU, West Hills 1819 - Camden, 1892)

(Traducción: Jorge Luis Borges)


IMAGEN: Head of a Girl (John William Godward, 1896.






martes, 11 de enero de 2011

SAPO FIERRO
















Aquí me puse a vivir,
con mi sapa y mis sapitos,
en este aljibe infinito;
cuanto más fijo mejor,
que al sapo muy picaflor
lo cazan como chorlito.
Yo nací en una laguna
y mi cuna fue de lodo,
cosa de ningún modo
me puede desmerecer,
que a la hora de nacer
renacuajos somos todos.
A este fondo no rodé,
me mudé con gran trabajo.
Yo no soy un estropajo
ni por desidia me hundo:
no es lo mismo ser profundo
que haberse venido abajo.
Aquí estoy entretenido
como gato en almacén.
Me gusta pasarlo bien,
quieto y con economía,
que sapo que anda en la vía
no lo para más que el tren.
Yo tengo una picardía
cuando suena la roldana:
me escondo de buena gana
para salvar mi pellejo,
que el sapo sabe por viejo
pero más sabe por rana.
Aquí me voy a plantar
profundo como carozo.
Yo le digo al veleidoso
que por variar se desvive:
sapo que cambia de aljibe
siempre es sapo de otro pozo.




María Elena Walsh (Argentina; Ramos Mejía, La Matanza, Provincia de Buenos Aires, 1930 -Buenos Aires, 2011)








lunes, 10 de enero de 2011

CANCIÓN DE AMOR


Aquí yazgo pensando en ti:
¡La mancha del amor
se extiende sobre el mundo!
¡Amarilla, amarilla, amarilla
roe las hojas,
unta con azafrán
las cornígeras ramas que se inclinan
pesadamente
contra un liso cielo púrpura!
No hay luz, ,
sólo una espesa mancha de miel
que gotea de hoja en hoja
y de rama en rama
desluciendo los colores
del mundo entero;
¡tú allá lejos
bajo el rojo zumo del oeste!


William Carlos Williams (E.E.U.U., New Jersey, 1883, Rutherford, 1963)

(Traducción de Alberto Girri)









domingo, 9 de enero de 2011

NOMBRANDO AL QUE NO HA NACIDO






















Una vez más
la dulce leche llena
los pechos de mi mujer;

las lunas de sus pezones
se oscurecen, y yerguen.

Tu cintura se espesa
y la nube en tu vientre

gira alrededor de nuestro segundo hijo

Un pequeño frijol de carne
que flota hacia la vida;

se vacían en sus ojos
todos los ríos de tu cuerpo,

tu sangre tamborilea de su boca,

ya nosotros lo hemos nombrado.

En su tercer mes
se resolvió

en quietud,

su mundo cedió
y comenzó a ir a la deriva;

su silencio sangró desde tu vientre.

Más tarde,
su rostro surgió en nuestros sueños
como un planeta,

y dijimos:

tú,
lágrima cortada,

pequeña estrella de lodo rojo,

carne suave y lechosa;
tú, José.



David St. John


(Traduccción:
Guillermo Teodoro Schuster
y Juan Carlos Prieto Cané)



NAMINGTHE UNBORN\\Once more,\sweet milk fills\my woman's breasts; \\ the moons of her nipples darken, and rise.\\ Her waist thickens, \ and the cloud inside her belly \ swirls around our second child.\\ A small bean of flesh, \ he floats toward life; \\ all the rivers of her body \ empty into his eyes, \ her blood drums from his mouth, \ already we have named him.\\ In his third month, \ he broke into stillness,\\ his world gave up and began to drift away,\\ Afterwards, \ his face rose in our dreams \ like a planet, \ and we said: \\ you, \ broken tear, \ little star of red mud,\\ flesh-blown and milky; \ you, Joseph.



David St. John. Poeta estadounidense. Nació en Fresno, California, en 1949. se educó en la Universidad Estatal de California, Fresno , donde estudió con el poeta Philip Levine y en la Universidad de Iowa , recibiendo un MFA en 1974. Es autor de nueve libros de poesía, entre los que mencionamos: Estudio para El cuerpo del mundo: Poemas nuevos y seleccionados (1994), No Heaven (1985), y Hush (1976), así como un volumen de ensayos, entrevistas y reseñas titulado: Where the Angels Come Toward Us. Su trabajo más reciente es The Face: A Novella in Verse (2004). Actualmente enseña en el Departamento de Inglés de la Universidad del Sur de California en Los Ángeles, donde se desempeña como Presidente, y es uno de los miembros fundadores del Doctorado en Escritura Creativa.





sábado, 8 de enero de 2011

Yace tranquilo, duerme en paz


Yace tranquilo, duerme en paz, tú que sufres
la herida que arde y se agita en tu garganta.
A flote sobre el mar silencioso la noche entera hemos oído
el rumor de la herida envuelta en una sábana de sal.

Bajo la luna, tantas millas lejana, hemos temblado al escuchar
el sonido del mar flotando como la sangre de la sonora herida
y cuando la sábana salobre rompió en una tormenta de canciones
las voces de todos los ahogados nadaron sobre el viento.

Abre un sendero a través de la lenta vela triste,
arroja lejos hacia el viento los portales del errabundo bote
para empezar el viaje al final de mi herida,
oímos que cantaba el sonido del mar, vimos como hablaba la sabana salobre.

Yace tranquilo, duerme en paz, oculta la boca en la garganta,
o hemos de obedecer y cabalgar contigo por entre los ahogados.




Dylan Thomas (Swansea, Reino Unido, 1914-Nueva York,E.E.U.U., 1953)

(Traducción de Elizabeth Azcona Cranwell)






lunes, 3 de enero de 2011

EXTRAÑANDO A MI HIJA



























Este empapelado tiene líneas que se elevan
rectas cual barras, y en lo alto,
el cielorraso está diseñado con rosas rojas.
Sobre la pared frente a la cama
el espejo con su fija mirada encierra
seis rosas en el blanco de sus ojos.

Aquí en mi escritorio, con mi libreta de apuntes abierto
el extrañar a mi hija hace que esas barras
extiendan sus líneas hacia arriba a través de mi mente.
Esta página en blanco me mira fijo como espejo
donde rosas miradas fijamente anhelan pasar
a través de los pétalos de mi pluma.

Hace una hora, apareció una imagen
de una bestia que apretaba su hocico
entre las barras. Después, a través del tic-tac
del reiterante reloj
un segundo relumbró con el dilatado encandilar
de los desiertos. La puerta, en un verde espejismo,
se abrió. Entró mi hija.

Sus ojos estaban dilatados tal como ella los tiene,
la redonda mirada de su niñez era
blanca como la distancia en el espejo
o en una página blanca, un blanco poema.
Las rosas corrían veloces alrededor de su nombre.



Stephen Spender
(Traducción de William Shand y Alberto Girri)



Stephen Spender (Londres, 1909- íd., 1995) Escritor británico. Cursó estudios en Oxford, donde conoció a W.H. Auden, con quien formó parte en sus inicios del grupo de los llamados poetas «treintistas», que intentó incorporar una dimensión social y política a la poesía. Fue miembro del Partido Comunista, del que se separó tras la guerra de España, en la que estuvo comprometido con los republicanos. Dirigió, junto con C. Connolly, la revista Horizon (1939-1941) y, junto con M.J. Lasky, Encounter (1953-1967). De su obra poética cabe destacar: 20 poemas (1930), Viena (1934), El centro quieto (1940), Ruinas y visiones (1942), Regreso a Viena (1947), Los días generosos (1971) y Colección de poemas 1920-1985 (1985). Autor también de una autobiografía (Un mundo en el mundo, 1951) y de una notable obra ensayística: El elemento destructor (1935), El elemento creador (1953), ¿Modernos o contemporáneos? (1963), El año de los jóvenes rebeldes (1969), Sensibilidades inglesas y americanas (1972) y T.S. Eliot (1975). Tradujo obras de F. García Lorca, R.M. Rilke y P. Eluard.