Pueder LEER la biografía y más poemas en entradas anteriores del autor.
No deseo hablar con alguien que ha escrito más libros de los que ha leído.
miércoles, 29 de mayo de 2024
IMAGEN
lunes, 27 de mayo de 2024
BUENOS AIRES, 1970
sábado, 25 de mayo de 2024
BAJO CONTINUO
Una mujercita hoy se
abrazó a mí.
Una hija de vos, una
que descendió de tu carne
hoy me abrazó; licor
de dioses
la ola de su cabello
se acostó
sobre el viejo
acantilado de mi pecho.
Nada más el toque,
adentro me estalló toda la fiesta.
Luces de antes
volvieron a encenderse
y perfumes de
novísimos jardines
desataron brisas de
silenciosa felicidad.
Una mujercita hoy se
abrazó a mí.
Una hija de vos, una
que descendió de tu carne.
La más joya de tu
alhajería
hoy me abrazó.
Tomo el encuentro, lo
cargo,
me lo llevo para
adentro, lo atesoro.
Venga este pan este
fueguito venga
para mi más y más
vivir.
de "Bajo
continuo",
Ediciones El mono armado
Marcos
Silber (Argentina, Buenos Aires, 1934-Id,2021)
Pueden LEER la biografía y más poemas en entradas anteriores.
miércoles, 22 de mayo de 2024
CONFRONTACIÓN Y SUEÑO
domingo, 19 de mayo de 2024
EL ÚLTIMO BRINDIS
Bebo por la casa derruida,
Por la soledad, juntos,
Por esta maldita vida mía
Y por ti, bebo.
Por la mentira de la boca que me traicionó,
Por el frío de muerte en la mirada,
Porque es cruel y torpe el mundo,
Por aquello que Dios no salvara.
1934
Fragmento
Me pareció que las llamas de tus ojos
volarían conmigo hasta el alba.
No pude entender el color,
de tus ojos extraños.
Todo alrededor palpitaba.
Nunca supe si eras mi enemigo, o mi amigo,
y si ahora era invierno o verano.
21 de junio de 1959 Moscú
Aunque la tierra no sea entrañable
Aunque la tierra no sea entrañable,
es inolvidable para siempre,
y el agua del mar
tiernamente helada y dulce.
La arena del fondo es más blanca que la cal,
el aire embriaga como el vino,
y el cuerpo rosado de los pinos
se desnuda a la hora del crepúsculo.
Y el mismo crepúsculo en las ondas del espacio
es tal, que no distingo si es
el final del día o el final del mundo,
o acaso el misterio de los misterios en mí nuevamente.
1964
(Tomados de la página Fundación Esteros, Uruguay,sin mención del traductor).Anna Ajmátova
Anna Andréievna Gorenko nació en 1889 en un pueblo cercano a Odessa
En 1966 Anna muere de un infarto en un sanatorio de las afueras de Moscú.
Pueden leer el resto de su biografía y más poemas en entradas anteriores
de la autora.
jueves, 16 de mayo de 2024
La palabra
La palabra, la palabra ¿Qué hay ahí, al comienzo?
El catre sobre el que fui concebida
por la poca experiencia, por algún designio, por una borrachera,
Por amor, por goce, porque así lo quise…
La soledad es una enfermedad
Que se transmite mediante el sexo
Tú no te metas y yo no me meto.
Mejor permanezcamos juntos,
Hablemos de cualquier cosa,
Y callemos algunas otras.
Abracémonos y entendámoslo: la soledad no tiene cura.
Me dormí con un renglón en la boca
Desperté. Me lo tragué. Desapareció.
Pasé el día con dolor de estómago.
(Tomado de la revista electrónica de poesía:"Círculo de poesía"-México.)
Vera Pavlova
(sin mención del traductor)
Vera Pavlova (Moscú, 1963). Sus libros más significativos son The Heavenly Animal (1997), The Second Tongue (1998) y The Fourth Dream (2000), que fue aclamado por la Academia Rusa de Letras como el mejor libro del año y galardonado con el premio Grand Apollon Grigoriev Prize, uno de los más prestigiosos de Rusia. Su poesía ha sido traducida a dieciocho lenguas.
martes, 14 de mayo de 2024
Terminó el día lluvioso; de la lluviosa noche
Terminó el día lluvioso; de la lluviosa noche
la sombra el cielo cubre con plomizo vestido.
Lo mismo que un espectro, detrás de la pineda,
la luna, rodeada de niebla, ha aparecido.
Todo inspira en mi alma una angustia sombría.
Allá lejos la luna brilla en pleno fulgor;
allá el aire rezuma tibieza vespertina,
allá la mar agita su manto de esplendor
bajo el azul del cielo.
Es el momento: ahora va ella por el monte
a las costas hundidas por las ruidosas olas.
Allá, bajo unas peñas escondidas,
ahora está ella sentada, entristecida y sola.
Sola… delante de ella ninguno llora o sufre,
sus rodillas de besos nadie en éxtasis cubre.
Sola… sin que a los labios de amante alguno entregue
ni hombros, ni húmedos labios, ni sus senos de nieve.
De su amor celestial ninguno es digno.
¿No es Cierto? Sola estás… lloras… yo estoy tranquilo.
Pero si…
EN LAS COLINAS DE GEORGIA
En las colinas de Georgia se posa
la niebla. Corre el río ante mí.
Estoy triste y sereno. Es luminosa
mi tristeza, que está llena de ti.
De ti, sólo de ti... Y nada clama
ni atormenta ni inquieta mi dolor.
El corazón arde de nuevo y ama,
que no puede vivir él sin amor.
(sin mención del traductor)
1829
El poeta
Toda la razón es suya. Aquí tiene el manuscrito.
Pongámonos de acuerdo.
1824
(Traducción y versión de Juan Luis Hernández Milián)
Alexandr Pushkin
Aleksandr Serguéievich Pushkinn 1 (del ruso: Александр Сергеевич Пушкин; Moscú, 26 de mayojul./ 6 de junio de 1799greg.-San Petersburgo, 29 de enerojul./ 10 de febrero de 1837greg.) fue un poeta, dramaturgo y novelista ruso, fundador de la literatura rusa moderna. Su obra se encuadra en el movimiento romántico. Fue pionero en el uso de la lengua vernácula en sus obras y creó un estilo narrativo —mezcla de drama, romance y sátira— que fue desde entonces asociado a la literatura rusa e influyó notablemente en posteriores figuras literarias, como Dostoyevski, Gógol, Tiútchev y Tolstói, así como en los compositores rusos Chaikovski y Músorgski.
sábado, 11 de mayo de 2024
CORREN LAS INCIERTAS
jueves, 9 de mayo de 2024
TRES POEMAS
Yo no sé si la tierra gira o no,
Depende, si la palabra cabe en el renglón.
No sé si mis antepasados fueron o no simios,
Así como no sé si se me antoja lo dulce o lo ácido.
Pero yo sé que quiero arder y quiero que el sol
Se una en un estremecimiento con la mano.
Y quiero que el rayo de una estrella bese mis ojos,
Como se besan los hermosos ojos de los venados.
Quiero que cuando yo palpite un temblor total invada el universo.
Y quiero creer que hay algo que permanecerá
Cuando el tiempo cambie, por ejemplo, la trenza de la mujer que amo.
Yo quiero sacar del paréntesis del factor común, que me da unidad,
El sol, el cielo, el polvo perlado.
(1909)
***
Los años, la gente, los pueblos
Huyen para siempre
Como el agua que corre.
En el pedestre espejo de la naturaleza
Las estrellas son la red, los peces nosotros,
Los dioses espectros en la oscuridad.
***
¡Me basta con poco!
Un mendrugo de pan
Una gota de leche
Y este cielo.
¡Y estas nubes!
(1915)
Vladímir Jlébnikov
(Versiones de Jorge Bustamante García en “Letras Libres”, Nº 22, octubre de 2000)
Vía Jonio González
Víktor Vladímirovich Jlébnikov fue un escritor y poeta futurista ruso. Nació en 1885, según el entonces vigente calendario juliano, en Málye Derbety, en la óblast de Astracán, cerca del lugar en que el río Volga desemboca en el mar Caspio. En 1922, sin ayuda médica disponible, el poeta murió de gangrena en una pequeña aldea de Santálovo en la gubérniya de Nóvgorod.
Velimir Jlébnikov, poeta, prosista y ensayista, fue uno de los fundadores del Futurismo ruso. Según María de los Llanos Kashéeva, “la irrepetible y extraña vida de Jlébnikov lo convierte en una leyenda de la poesía del siglo XX. No solo es un poeta futurista sino un reformador, que busca abrir nuevos caminos en la lírica, la épica, la prosa y el teatro”.Después de un breve paso por el círculo de los simbolistas rusos (1908-1909), se incorporó a “Hylea”, el principal grupo de futuristas, juntamente con Vladímir Maiakovski, David Burliuk, Alekséi Kruchónyj y otros poetas, que en 1912 firmaron el primer manifiesto futurista: Bofetada a los gustos del público. La biografía de Jlébnikov es compleja, al igual que su obra, y sería prolijo detallarla. A grandes rasgos, este poeta se caracteriza por sus experimentaciones lingüísticas y la creación de innumerables neologismos, que fundamentaron la lengua poética “transmental” zaum, la cual hubiera debido unir a todos los poetas del mundo (lenguaje que, por supuesto, dificulta la traducción de algunos poemas). Se interesó por las ciencias naturales y le fascinaron la mitología eslava, el paneslavismo y la numerología pitagórica: diseñó unas “Tablas del Destino” mediante las cuales aseguraba prever el futuro. El célebre lingüista y teórico de la literatura Roman Jakobson escribía en 1965: “Jlébnikov, el poeta más original de este siglo, dijo al comentar sus propias obras: ‘Comprendí que la patria de la creación se halla en el futuro; de allí viene el viento que nos envían los dioses del verbo’”. La obra, muy dispersa, de Jlébnikov está recogida en los seis volúmenes de sus Obras completas (más de 3000 páginas), publicados entre los años 2000 y 2006 en Moscú por la Academia Rusa de Ciencias, el Instituto A. Gorki .
martes, 7 de mayo de 2024
CONATO DE CELOS
¿Qué tal le va con la otra?
¿La vida le resulta más simple? ¡Un golpe de remo!
Pronto desapareció el recuerdo
De la isla flotante que soy yo,
Desapareció
¿Cómo la línea de la costa?
Isla flotante en el cielo, no en el agua.
¡Almas, almas deberíais ser hermanas,
Y no amantes!
¿Qué tal le va con una mujer
Simple, sin divinidades?
¿Después de destronar a la reina
(Y de abandonar el trono usted mismo)?
¿Cómo le va, se desvela?
¿Le da escalofríos? ¿Cómo se siente cuando se levanta?
¿Cómo se las arregla para pagar el impuesto
De la vulgaridad inmortal, pobre hombre?
"¡Basta de convulsiones y
Sobresaltos! Arrendaré casa."
¿Qué tal le va con cualquiera,
Elegido mío?
La comida es mucho mejor y más sabrosa,
¿Verdad? -¡No me oculte su dicha!
¿Diga, qué tal le va con esa fulana,
Usted, que holló el Sinaí?
¿Se vive bien con una extraña,
Con una mujer de aquí? Diga: ¿la ama?
¿La vergüenza no le cruza la frente
Con las riendas de Zeus?
¿Cómo le va, cómo está la salud?
¿Qué tal? ¿Todo bien?
¿No le supura la úlcera
De la conciencia inmortal, pobre hombre?
¿Le va bien con la mercadería
De la feria? ¡El tributo es duro!
¿Qué le parece el polvo de yeso
Después de haber conocido el mármol de Carrara?
(Dios fue esculpido en una roca
Y destruido totalmente.)
¿Cómo lo pasa con la cien mil,
Usted que conoció a Lilit?
¿No se siente ahíto de novedades
De feria? Hastiado de las maravillas.
¿Cómo le va yendo con una mujer
Terrena, desprovista de sextos
sentidos?
Vamos, sea franco, ¿es feliz?
¿No? Cuénteme, ¿cómo le va
Con el vacío sin profundidad? ¿Peor que antes?
¿Lo mismo que a mí con otro?
Marina Tsvetáyeva (Rusia, 1892-1941)
(Versión de Nicanor Parra)
Pueden LEER la biografía en entrada anterior de la autora.
viernes, 3 de mayo de 2024
EL PARAÍSO ERA UN AUTOBÚS
Él trabajó durante toda su vida en una ferretería del centro. A las ocho y media de la mañana llegaba a la parada del autobús y tomaba el primero, que no tardaba más de diez minutos. Ella trabajó también durante toda su vida en una mercería. Solía coger el autobús tres paradas después de la de él y se bajaba una antes. Debían salir a horas diferentes, pues por las tardes nunca coincidían.
Jamás se hablaron. Si había asientos libres,
se sentaban de manera que cada uno pudiera ver al otro. Cuando el autobús iba
lleno, se ponían en la parte de atrás, contemplando la calle y sintiendo cada
uno de ellos la cercana presencia del otro.
Cogían las vacaciones el mismo mes, agosto, de
manera que los primeros días de septiembre se miraban con más intensidad que el
resto del año. Él solía regresar más moreno que ella, que tenía la piel muy
blanca y seguramente algo delicada. Ninguno de ellos llegó a saber jamás cómo
era la vida del otro: si estaba casado, si tenía hijos, si era feliz.
A lo largo de todos aquellos años se fueron
lanzando mensajes no verbales sobre los que se podía especular ampliamente.
Ella, por ejemplo, cogió la costumbre de llevar en el bolso una novela que a
veces leía o fingía leer. A él le pareció eso un síntoma de sensibilidad al que
respondió comprándose todos los días el periódico. Lo llevaba abierto por las
páginas de internacional, como para sugerir que era un hombre informado y
preocupado por los problemas del mundo. Si alguna vez por la razón que fuera,
ella faltaba a esa cita no acordada, él perdía el interés por todo y abandonaba
el periódico en un asiento del autobús, sin haberlo leído.
Así, durante una temporada en que ella estuvo
enferma, él adelgazó varios kilos y descuidó su aseo personal hasta que le
llamaron la atención en la ferretería: alguien que trabajaba con el público
tenía la obligación de afeitarse a diario.
Cuando al fin regresó, los dos parecían unos
resucitados: ella, porque había sido operada a vida o muerte de una perforación
intestinal de la que no se había quejado para no faltar a la cita; él, porque
había enfermado de amor y melancolía. Pero, a los pocos días de volver a verse,
ambos ganaron peso y comenzaron a asearse para el otro con el cuidado de antes.
Por aquellas fechas, él ascendió a encargado
de la ferretería y se compró una agenda. Entonces, se sentaba tan cerca como
podía de ella, la abría, y con un bolígrafo hacía complicadas anotaciones que
sugerían muchos compromisos. Además, comenzó a llevar corbata, lo que obligó a
ella, que siempre había ido muy arreglada, a cuidar más los complementos de sus
vestidos. En aquella época ya no eran jóvenes, pero ella comenzó a ponerse unos
pendientes muy grandes y algo llamativos que a él le volvían loco de deseo. La
pasión, en lugar de disminuir con los años, crecía alimentada por el silencio y
la falta de datos que cada uno tenía sobre el otro.
Pasaron otoños, primaveras, inviernos. A veces
llovía y el viento aplastaba las gotas de lluvia contra los cristales del
autobús, difuminando el paisaje urbano. Entonces, él imaginaba que el autobús
era la casa de los dos. Había hecho unas divisiones imaginarias para colocar la
cocina, el dormitorio de ellos, el cuarto de baño. E imaginaba una vida feliz:
ellos vivían en el autobús, que no paraba de dar vueltas alrededor de la
ciudad, y la lluvia o la niebla los protegía de las miradas de los de afuera.
No había navidades, ni veranos, ni semanas santas. Todo el tiempo llovía y
ellos viajaban solos, eternamente, sin hablarse, sin saber nada de sí mismos.
Abrazados.
Así fueron haciéndose mayores, envejeciendo
sin dejar de mirarse. Y cuanto más mayores eran, más se amaban; y cuanto más se
amaban más dificultades tenían para acercarse el uno al otro.
Y un día a él le dijeron que tenía que jubilarse
y no lo entendió, pero de todas formas le hicieron los papeles y le rogaron que
no volviera por la ferretería. Durante algún tiempo, siguió tomando el autobús
a la hora de siempre, hasta que llegó al punto de no poder justificar frente a
su mujer esas raras salidas.
De todos modos, a los pocos meses también ella
se jubiló y el autobús dejó de ser su casa.
Ambos fueron languideciéndose por separado. Él
murió a los tres años de jubilarse y ella murió unos meses después. Casualmente
fueron enterrados en dos nichos contiguos, donde seguramente cada uno siente la
cercanía del otro y sueñan que el paraíso es un autobús sin paradas.
J.J.Millas
Juan José Millás García, o Juanjo Millás
(Valencia, España,1946), es un escritor y periodista español. Su obra
narrativa, traducida a más de una veintena de idiomas, ha sido reconocida con
los más prestigiosos galardones literarios del ámbito hispano. Dentro de esta
labor, es el inventor de un género nuevo: el articuento.