UN VERDE
¿Qué queda de tu vuelo, colibrí?
¿Era el fuego tu interior profundo?
¿Una desgarradura te precedía y a su encuentro fuiste?
Vértigo de las llamas fue lo tuyo.
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Te he visto hoy
en la blancura abierta
estrella de muchas puntas
te rodeaba el tono ese
el que deviene intenso
¿y qué eras?
sólo una flor
y todo.
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Magnolias
algunos agregan “fuscata”
lo cierto es que allí están
violáceas moradas cónicas
terciopelo de lujo
displicente
en el yermo de agosto.
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Qué queda de tu vuelo, colibrí?
De tu vuelo nada queda.
Es mi mirada lo que queda.
Juro que vi, entre las llamas del verde, el vuelo corto del colibrí.
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Al final del jardín se levanta la pared medianera de la casa. Es muy alta y muy blanca. Casi por su justo medio ha trepado la hiedra hasta arriba dejando espacios similares a los costados. Una geometría elemental, una formación, una medida específica: un sendero. Está frente a mí: puedo verlo, pero el espacio que organiza me es inaccesible porque su imagen se duplica en laberinto. Hacia adentro, hacia atrás, hacia adelante. Miro y miro mientras se aproxima, avanza, y se distancia.
Pared; hiedra; sendero. Espacio y proliferación continuos…
¿Cómo hacer aparecer eso que está muy cerca y no termina de verse?
¿Qué sería la otra cosa que busca verse?
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CÍRCULO REAL
Se escucha
una música que escapa
y vuela el alma a pleno día
¿qué ha pasado?
¿tiempo que es espacio?
¿y con el sonido qué?
sin respuestas
la aventura de los héroes
Nosotros
música en el tiempo
vuela
no va sola.
(del libro Círculo real, Ed. Barnacle,
Envío de Alberto Cisnero)
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