viernes, 28 de noviembre de 2025

UNIDAD LLUVIOSA




Entre dos filas de álamos
la lluvia sobre la carretera gris
es una desolación personal en este valle
y la ley invencible que la aplasta
hacia los cerros boscosos
define mi secreta unidad con el paisaje.
El espacio lluvioso reúne lo distinto,
se adhiere a mí
y prueba la consistencia de su verde mojado
en mi ambulante presencia terrestre.
Ahora silba un zorzal entre las hojas:
confirma que la vida es una complicidad 
que también incluye la devastación
y porque estoy de pie
canta para integrar a todo lo que respira
este jadeo disociador al borde de la carretera.



Teólogo en la ventana

Este cerrado dolor de cabeza
causado por la presión del mundo visible
reclama un significado.
Pero la visión de la calle desde mi ventana
solo ofrece alternativas a una apariencia dislocada
hecha de fragmentos trémulos, colores dudosos
y un sufrimiento de cosa oscuramente mezclada consigo misma.
¿Qué materia desean los ojos y que no pueden ver?
No esta especie de traición a lo largo del pavimento,
la naturaleza criminal que revelan los automóviles,
el taciturno rumor de los objetos manufacturados,
la vacilante verdad de la muchedumbre hacia el ocaso,
los asuntos de esta terrible sociedad que se aplasta al planeta.
¿Cuál es la relación de esta escena con el otro orden?
La divinidad está aquí por delegación sombría.
Hay un millón de ventanas y cada una padece
su teólogo fracasado ante la única realidad posible
con su correspondiente dolor de cabeza al anochecer.


Joaquín Giannuzzi (Buenos Aires, 1924-Salta, Argentina, 2004)-Obra completa, Ediciones del Dock, Buenos Aires, 2014.

Pueden LEER la biografía y más poemas en entradas anteriores. 

 

1 comentario:

mirtha lucía makianich dijo...

Siempre es una maravilla releer a Giannuzzi, el poeta de la Causa Personal... Gracias.