Silvia Plath es mi poeta favorita. No sólo fue heredera de las vanguardias
y los románticos, también era una poeta a la que le importaban tanto sus
propios sentimientos que también le importaban los tuyos. En su vida,
pasaron un par de cosas muy jodidas, pero ¿a quién le importa
eso? Todos sufrimos y eso está absolutamente relacionado con la poesía.
y los románticos, también era una poeta a la que le importaban tanto sus
propios sentimientos que también le importaban los tuyos. En su vida,
pasaron un par de cosas muy jodidas, pero ¿a quién le importa
eso? Todos sufrimos y eso está absolutamente relacionado con la poesía.
¿Alguna vez escuchaste hablar de la vanguardia? Los nazis decían que la
vanguardia era primitiva y que era una cosa de bestias. Las únicas bestias
en esta tierra son los perros y yo los amo. ¿Te preguntas qué soy yo?
Estás leyendo la obra de una gran poeta, posiblemente una de las más
grandes de tu tiempo. Si en este momento estoy parada delante de vos
estás escuchando la voz de una de las poetas más grandes de tu época.
¿Alguna vez te tomaste el tiempo de analizar la grandeza? No creo que
debieras molestarte: nunca la entenderás. Soy a la vez una vanguardista
y una romántica. Toda la poesía que es buena hoy es una combinación
de vanguardia, romanticismo ética y fe. Tomá nota. Toda la poesía
que importa hoy tiene sentimientos. Podés luchar contra los sentimientos
e inventar palabras cómicas para contarlo. Mirate al espejo. Naciste
niño y morirás niño. Cuando estés en la tumba la única palabra que
podrás decir será mamá. Vas a morirte lo sabés y yo también me voy
a morir. Así es. Naciste para morir. Juntá las cosas que decís porque
no podés escribir poemas y tratá de pensar como escribir algunos.
Andá al almacén y comprá comida. Sentate solo y pensá cómo son
las cosas, cómo es todo realmente. Hay millones de células líquidas
corriendo por tus venas. Miles de ríos corren por la tierra. Lo único
que te mantiene entero es la fe que Dios tiene en que vas a
seguir respirando. Cuando sos malo lo decepcionás así que no seas
malo. Leé a Plath, carajo, leé a Stein. Ella era una mujer y te hubiera
aprobado...seas hombre, seas mujer, seas perro. Ladrá tu último
suspiro mientras todos nadamos en un río. Hay niños jugando
a tu alrededor. Ellos saben más de lo que nunca llegarás a saber.
vanguardia era primitiva y que era una cosa de bestias. Las únicas bestias
en esta tierra son los perros y yo los amo. ¿Te preguntas qué soy yo?
Estás leyendo la obra de una gran poeta, posiblemente una de las más
grandes de tu tiempo. Si en este momento estoy parada delante de vos
estás escuchando la voz de una de las poetas más grandes de tu época.
¿Alguna vez te tomaste el tiempo de analizar la grandeza? No creo que
debieras molestarte: nunca la entenderás. Soy a la vez una vanguardista
y una romántica. Toda la poesía que es buena hoy es una combinación
de vanguardia, romanticismo ética y fe. Tomá nota. Toda la poesía
que importa hoy tiene sentimientos. Podés luchar contra los sentimientos
e inventar palabras cómicas para contarlo. Mirate al espejo. Naciste
niño y morirás niño. Cuando estés en la tumba la única palabra que
podrás decir será mamá. Vas a morirte lo sabés y yo también me voy
a morir. Así es. Naciste para morir. Juntá las cosas que decís porque
no podés escribir poemas y tratá de pensar como escribir algunos.
Andá al almacén y comprá comida. Sentate solo y pensá cómo son
las cosas, cómo es todo realmente. Hay millones de células líquidas
corriendo por tus venas. Miles de ríos corren por la tierra. Lo único
que te mantiene entero es la fe que Dios tiene en que vas a
seguir respirando. Cuando sos malo lo decepcionás así que no seas
malo. Leé a Plath, carajo, leé a Stein. Ella era una mujer y te hubiera
aprobado...seas hombre, seas mujer, seas perro. Ladrá tu último
suspiro mientras todos nadamos en un río. Hay niños jugando
a tu alrededor. Ellos saben más de lo que nunca llegarás a saber.
(Traducción de Cecilia Pavón)
(Extraído del Diario de Poesía, Nº83,
Diciembre 2011 a mayo 2012)
IMAGEN: La poeta estadounidense Silvia Plath.
No hay comentarios:
Publicar un comentario