EL JARDÍN
Me gusta la mordedura en la manzana.
Suena a manzana, suena a verde.
Suena a sexo y armonía salvaje.
Soy la niña que muerde la manzana,
ingenua agreste y agresiva.
Corro de un lado a otro,
el pelo al viento,
la luna en la cintura,
el sol en la cabeza ardiendo ardiéndome,
manzaneando laberintos secretos
de tierra y de agua,
de barro y de río,
sonando a río.
No hay miedo no hay silencio.
Protege tibia natura
cestita con frutas.
Se viene la alegría briosa.
Se viene el paraíso.
Apenas un instante,
acaso siempre.
Luego se desvanece y queda el bosque.
A RAS DE TIERRA
Destruir el lenguaje desde el lenguaje mismo.
Romperlo todo, deshacerlo todo.
Desmembrarse
volar a ras de tierra
entre ceniza y semen
y condones usados.
Vivirlo desde el fondo, desde abajo,
de bien abajo, cerca del deseo,
adentro del deseo, penetrándolo,
arañando la sed y el desatino
hasta el desgarramiento.
A ras de tierra entre colchones rotos
y pelusas
y pedazos de cosas,
hilachas, lascas de algún cacharro.
Residuando el amanecer,
reciclando la noche
para que no se gaste,
para que no se pierda.
Jugando fuerte
con todo el alcohol, con toda la sangre
que se resiste al orden.
Revolcando la estrella
hasta quebrar las puntas,
pataleando, abriendo alguna grieta
o desencadenando tempestades.
¡Venga toda la fueria de la vida!
¡Venga la madrugada impetuosa!
¡Hagamos!
¡Hagamos un hogar a ras de tierra!
Desarmemos la verticalidad.
¡Que se canse de tanto estar parada!
¡Que se mueva!
¡Que venga con nosotros!
¡Que se una!
Hagamos una casa horizontal
para amar sin abajo y arriba
y que todo esté cerca.
Sólo arrastrarse un poco y ya,
sacudirse un poco y ya
estamos más acá del horizonte
jugando al truco con el infinito.
CALIPSO BAR
Acá todo es olvido y ya no importa nada,
sólo vos y tu mirada verde.
Cambiaré mi cuchillo por tu espejo
aunque salga perdiendo.
"¿Danzarías conmigo en la espiral negra?"
Y si miro mi otra
y si me hago de sal
chupame y borrame
que si te me derramo
te traeré mala suerte.
"Olvida olvida el mundo traspasa el umbral,
vení vení conmigo para siempre".
Calipso bar, la gente grita y baila
y hay luces de colores
y a veces jazz.
Y tú que eres el jazz y la mirada verde.
Calipso bar, la isla deseada.
Ya no quiero el hogar ni los amigos,
me vas a traicionar, y yo lo sé.
Me bebo tu traición en este cóctel
verde como tus ojos.
"Silencio, olvida todo
vení que serán nuestros
la noche y los espejos".
Calipso bar, tu verde rodeándome
en espiral, en espiral ruleta.
Tu voz es mi crupier.
Calipso bar me traga en laberinto.
Yo sé que sos el monstruo y yo tu víctima,
pero afuera no hay nada, nada, nada,
y adentro está mi cóctel verde como tus ojos,
y hay luces de colores
y a veces jazz.
Rocío Muñoz
Rocío Muñoz Vergara (Sevilla 1982), es licenciada en Filología Hispánica, profesora de lengualiteratura y tesista de la maestría en literaturas española y latinoamericana de la Universidad de Buenos Aires. Codirige junto a Maia Morosano la editorial Espiral Calipso, con sede en Rosario (Argentina). Ha publicado un libro de cuentos: Pedacitos del otro lado (2008), y un poemario: Tacuarita (Editorial Calipso, 2009, ), y ha participado en varias antologías. Ahora está preparando, muy poquito a poco, un nuevo libro de poemas.Desde hace años promueve actividades literarias de diversa índole, y también imparte talleres de escritura creativa y cursos de literatura infantil, en España y Argentina. Actualmente organiza junto a Beto Steinmann el ciclo literario “A cuatro voces”, todos los martes en el café cultural “La gallina en el diván”.
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