No deseo hablar con alguien que ha escrito más libros de los que ha leído.
viernes, 30 de julio de 2021
MONTEVIDEO, 2 y otros poemas
PENÚLTIMOS
miércoles, 28 de julio de 2021
MELLA
No me habría
detenido en ti si no hubieras estado
al final de la
avenida junto al kiosco de tiro al
blanco
donde pasan en
correa patos de metal. Hiciste
mella en uno.
Fuimos al tren
fantasma; en cada curva saltaban
los muertos.
Tus dientes con luz
negra se enhebran fosforescentes.
De repente no sé si
hablamos o estuvimos callados,
qué hicimos tan bien
sin darnos cuenta.
Sigo leyendo sin
saber si estoy acompañado o
estoy solo
el contrapunto de
ocurrencias de tu cuerpo,
curso acelerado
donde me devano
por descifrar la
trama de sucesos.
La medalla sólo me
llevó días enteros.
Puedo comenzar con
tu cuerpo, tazas del cielo
por donde se
descuelga una línea hasta los talones
y plantas
encallecidas, que al besar invertidas
me dejan perplejo de
que te hayan sostenido tan
rudamente.
Cola, grupa, lugar
del mastelero, levantada
esperando ¿qué?
consagración de las
primeras lluvias:
tu Valparaíso,
enorme boca de la bahía pacífica.
Había terminado la
serenata y no nos habíamos
dado cuenta;
ahora en silencio
seguíamos tan acompañados
como antes
las historias
tejidas por un enigma al desplegarse;
cordón de dijes
tirante sobre tu cuello ancho:
resalta un cuerno,
una lámina sin nombre, una
raqueta
de hilo de cobre
entretejida con varios interiores
flexibles donde
hundo el dedo y sacas la lengua
ex abundantia
cordis. Me clava
el triángulo pintado
en tu espalda
blanco sobre negro
con un ojo negro sobre el blanco.
Fumo tus cigarrillos
y pito mariposa blanca
alrededor de tu
cabeza; página tras página va
cayendo,
indecisa,
interrumpida cabeza de toca blanca
acogida a los golpes
de la habitación contigua
contra el fondo
verde luz de una tapa
en la antesala de la
biblioteca.
Tu canasto, por no
decir entrepierna
lisa, oscura de
patchouli, por donde empieza la
curva
hasta el cráneo,
cuadrado dije de jade:
aunque no queden
dichas tus formas, al menos
aludidas,
me despido pero tú
estás de nuevo.
Lo simbolizado se
reduce a una visión interior,
quiero decir desde
tus adentros:
mella en las paredes
de la gruta.
Imbuche
No pudieron resistir, no pudieron mirar
tu hermosura, tu comercio con el aire.
Narinas, boca, ano, sexo, oídos, ojos:
cosieron tus aberturas.
Monstruo de hermosura, cosido monstruo.
Cerraron orificios de tu piel,
condenaron puertas de tu cuerpo
a ningún tráfico. Bola de carne,
comerciaste sólo contigo en el misterio
del interior clausurado para siempre.
No te violaron. No te perdonaron.
Te veneran sin interrogarte.
Has dejado de torturarlos; te devolvieron
la tortura puntada por puntada.
Ya no prometes nada a nadie.
Nariz, ojos, boca, ano, sexo, oídos:
flautas rotas donde circulaba tu poder.
Antes prometías todo a todos,
golpe de rayo, últimos ecos de la lluvia,
insondable, luminoso.
Repartía tu voz las montañas,
despertaba chasquidos en las hojas.
Pusieron dique a tu amenaza.
Te veneran cerrado.
Roberto Echavarren
Roberto Echavarren Welker (Montevideo, 1944) es un escritor, profesor, ensayista, traductor y poeta uruguayo. Se doctoró en Letras por la Universidad de París VIII. A continuación, estudió Filosofía en Alemania y Francia. Ha sido profesor en Europa, donde dio clases en la Universidad de Londres, y en América, donde ejerció como profesor durante veinte años en la Universidad de Nueva York y continuó con su labor docente en la Universidad de Buenos Aires (Instituto Rojas) y actualmente en la Universidad de Montevideo (Facultad de Humanidades) De entre sus libros de poemas se destacan Centralasia (Premio Ministerio de Cultura de Uruguay,Tse-tse, 2005, El expreso entre el sueño y la vigilia, Montevideo, Premio Fundación Nancy Bacelo, 2009 y El monte nativo. Performance es un volumen mixto: antología de poemas, entrevistas, reseñas críticas alrededor de su obra. Ensayos: El espacio de la verdad: Felisberto Hernández, Arte andrógino (Premio Ministerio de Cultura de Uruguay), Fuera de género: criaturas de la invención erótica, Michel Foucault: filosofía política de la historia, Margen de ficción: poéticas de la narrativa hispanoamericana. Sus novelas: Ave rock, El diablo en el pelo, Yo era una brasa. Dirige la editorial La Flauta Mágica, especializada en ediciones críticas bilingües de poesía en traducción y el rescate de obras poéticas imprescindibles escritas en español. Otras obras: Universal Ilógico, 1994, El diablo en el pelo, Montevideo, Ediciones Trilce, 2003, Yo era una brasa, Montevideo, HUM, 2009, La salud de los enfermos, Montevideo, HUM, 2010; relatos.Porno y postporno, Montevideo, HUM, 2011; ensayo (en colaboración con Ercole Lissardi y Amir Hamed) y Archipiélago, Literatura, Random House. Montevideo, 2017.
lunes, 26 de julio de 2021
MUJERES
LA OBRA
En el idioma de Lesbos las mariposas se volvían taciturnas,
opacas,
indulgentes. las mujeres hablaban por todos los labios. Los
labios de las
mujeres eran la mayor riqueza de Lesbos. Valían más que el
oro, más que las
gemas, más que los ojos de los hombres sabios.
Los hombres sabios eran ciegos.
Las mujeres veían por los labios.
La felicidad era húmeda.
El tiempo eterno. El mar, insensato.
MUJERES
Algunas mujeres se consuelan con dedos que
arrancan de las estatuas.
Un lago tibio les crece entre las piernas
y en el fondo del lago colean pececillos y se escurre en lo profundo su rojez
partida en dos. El pulpo, como una estrella blanda sumergida, recibe al anular
y provoca una estampida de puntas de peces y arenas del temblor que desmoronan.
Las mujeres acaban exhaustas y en los
lúbricos dedos de mármol, brillantes de humedad del lago, se entibian y
boquean, hasta morir, algunos pececillos adheridos.
(De: El lugar del deseo,Ed.Pre-textos, 2013)
Rafael Courtoisie
Rafael Courtoisie (Montevideo, Uruguay,1958). Narrador, poeta
y ensayista. Su antología Tiranos temblad obtuvo el Premio Extraordinario de
Poesía José Lezama Lima (Cuba, 2013). Ha sido nombrado como Distinguido
Profesor Visitante por la Thomas P. Johnson Foundationy la University of
Central Florida, en Estados Unidos. Profesor de Literatura Iberoamericana y
Teoría Literaria en el Centro de Profesores del Uruguay, de Narrativa y Guión
Cinematográfico en la Universidad Católica del Uruguay y en la Escuela de Cine
del Uruguay. Ha sido Profesor Invitado en Florida State University (Estados
Unidos), Cincinnati University (Estados Unidos), Birmingham University
(Inglaterra) y la Universidad Nacional de Colombia, entre otras. Fue invitado
por la Universidad de Iowa para integrar el Internacional Writing Program. Ha
recibido, entre otros, el Premio Fundación Loewe de Poesía (España, Editorial
Visor, jurado presidido por Octavio Paz), el Premio Plural (México, jurado
presidido por Juan Gelman), el Premio de Poesía del Ministerio de Cultura del
Uruguay, el Premio Internacional Jaime Sabines (México) y el Premio Blas de
Otero (España). Ha traducido a Emily Dickinson, Sylvia Plath, Raymond Carver,
Mario Luzi, Valerio Magrelli, y Alessio Brandolini. Ha traducido King John, de
William Shakespeare. Todo es poco (Valencia, PreTextos, 2004), Partes de todo
(Madrid, 2012) y Santa Poesía (Lima, 2012, Montevideo, 2012) son algunos de sus
libros. Tiranos temblad (Ministerio de Relaciones Exteriores, Montevideo, 2010)
reúne su poesía en prosa e incluye un ensayo introductorio y una detallada
cronología y juicios críticos sobre su obra. Parte de su obra ha sido traducida
al inglés, francés, italiano, portugués, rumano, uzbeco, bosnio y turco, entre
otros idiomas.
sábado, 24 de julio de 2021
POR LA CALLE y otros poemas
Ovni
Soy una cosa entre las cosas
El espejo me refleja
Yo (mis
ojos)
reflejo el espejo
Si me aparto un paso
el espejo me olvida:
-refleja la pared
la ventana abierta
Yo guardo el espejo
el espejo no me guarda
(yo guardo el espejo
la ventana la pared
rosa
yo me guardo a mí mismo
reflejado en él):
soy posiblemente
una cosa donde el tiempo
tuvo un error.
Una sonrisa
Cuando
con mis manos de llama
te enciendo y en rosa
abajo
te deshojas
cuando
con mi ardente antorcha y ciego
penetro la noche de tu flor que exhala
orina
y miel
¿qué busco
yo con toda esa furia
asesina de macho?
¿qué
busco yo
en fuego
aquí abajo
sino coger con la repentina
mano del
delirio
otra flor: la de la sonrisa
que en lo alto tu rostro ilumina?
El azúcar
El blanco azúcar que endulzará mi café
en esta mañana de Ipanema
no lo produje yo
ni surgió por milagro en la azucarera.
Lo veo puro
y afable al paladar
como beso de muchacha, agua
en la piel, flor
que se disuelve en la boca. Pero no fui yo
quien fabricó este azúcar.
Este azúcar viene
del almacén de la esquina pero tampoco lo hizo Oliveira,
dueño del almacén.
Este azúcar viene
de una fábrica de azúcar de Pernambuco
o del Estado de Río
y tampoco lo hizo el dueño de la fábrica.
Este azúcar era caña y viene de dos cañaverales extensos
que no nacen por casualidad
en la falda del valle.
En lugares distantes y donde no hay hospital
ni escuela,
hombres que no saben leer y mueren de hambre
a los 27 años,
plantaron y recogieron la caña
que se transformaría
en azúcar.
En fábricas oscuras,
hombres de vida amarga
y dura
produjeron este azúcar
blanco y puro
con que endulzo mi
café esta mañana en Ipanema.
Anticonsumo
Qué lejos está el dia, Maninho, en que podíamos ser simples.
Entre pastos pobres, hojas mojadas de tártago podíamos ser
simplemente
nuestras manos, nuestros pies, nuestros cabellos y lo que
adentro quemaba
en lo oscuro.
Qué lejos está el tiempo como las aguas golpeando en el
murallón
alegremente
como los peces
viviendo en su músculo
el misterio del
mundo.
En el cuerpo
De qué vale intentar reconstruir con palabras
lo que el verano se llevó
entre nubes y risas
junto con el periódico viejo por los aires?
El sueño en la boca, el incendio en la cama,
el Ilamado en la noche
ahora son apenas esta
contracción (este resplandor)
del maxilar dentro del rostro.
La poesía es el
presente.
Por la calle
Sin ninguna esperanza
me detengo frente a una vidriera de carteras
en la Avenida Nossa Senhora de Copacabana,
[domingo,
mientras el crepúsculo se desata sobre el barrio.
Sin ninguna esperanza
te espero.
En la multitud que va y viene
entra y sale de los bares y los cines
surge tu rostro y desaparece
en un destello
y el corazón dispara.
Te veo en el restaurante,
en la fila del cine; de azul
diriges un automóvil; a pie
cruzas la calle
espejismo
que finalmente se desintegra con la tarde sobre los
[edificios
y se desvanece en las nubes.
La ciudad es grande
tiene cuatro millones de habitantes y tú eres una
[sola.
En algún lugar estás a esta hora, inmóvil o
[caminando
tal vez en otra cuadra tal vez en una playa
tal vez converses en
un bar distante
o en el balcón de ese edificio de enfrente
tal vez estés viniendo a mi encuentro, sin que lo
[sepas,
mezclada a las personas que veo a lo largo de la
[avenida.
Pero ¡qué esperanza! Tengo
una chance en cuatro millones.
Ah, si al menos fueses mil
diseminada por la ciudad.
La noche se alza comercial
en las constelaciones de la avenida
Sin ninguna esperanza
prosigo
y mi corazón va repitiendo tu nombre
ahogado por el estruendo de los motores
nevado por el humo
de la nafta quemada.
(Sin mención del traductor)
Ferreira Gullar
Ferreira Gullar fue poeta,
periodista, crítico de arte y precursor del movimiento neoconcreto en Brasil. A
través de una literatura experimental, radical y comprometida,
Gullar es considerado uno de los escritores brasileños más relevantes del siglo
XX. Formó parte de la Academia Brasileña de Letras (GLA) desde 2014 . José de
Ribamar Ferreira nació en 1930 en la ciudad de São Luís, Maranhão. Allí vivió
parte de su infancia y adolescencia. Cuando era joven, reveló su interés en la
literatura y decidió convertirse en poeta. Decidió adoptar el nombre que creó:
Ferreira Gullar. Su nombre artístico representa la unión de los apellidos de
sus padres, y también, el cambio de la ortografía de Goulart, perteneciente a
su madre. En palabras del poeta:Cómo se inventa la vida, inventé mi nombre".
Con solo 19 años, en 1949, publicó su primer trabajo titulado: "Justo
por encima del suelo" En Maranhão fue colaborador y fundador de la
revista "Ilha". A principios de la década de 1950, Gullar se mudó a
Río de Janeiro y se involucró con el movimiento de vanguardia del concretismo.
La poesía concreta enfatizaba el sonido y los efectos visuales. En la
maravillosa ciudad trabajó en las revistas "O Cruzeiro" y "A
Manchete", y también en los periódicos: "Jornal do Brasil" y
"Diário Carioca". A finales de los años cincuenta, Gullar abandona el
concretismo y funda un nuevo movimiento:
el neoconcretismo. Junto a Lygia Clark y Hélio Oiticica, el neoconcretismo
surge en Río de Janeiro, en oposición a los ideales de la corriente concreta
paulista. Fue él quien escribió el Manifiesto neoconcreto" El texto
fue leído en la la "Exposición de Arte Neoconcreto" en el Museo de
Arte Moderno de Río de Janeiro en 1959. Además del Manifiesto del neoconcreto,
en este momento Gullar escribió uno de sus ensayos teóricos más importantes: Teoría
de no objetos". Se unió al partido comunista y tuvo que exiliarse en
otros países durante la dictadura. Cuando ocurrió el golpe militar de 1964;
Ferreira era parte del Centro Popular para la Cultura (CPC) de la UNE (Unión
Nacional de Estudiantes), fundada en 1961. Vivió en Moscú, Santiago de Chile,
Lima y Buenos Aires de 1971 a 1977. Durante su exilio en la capital argentina,
escribió una de sus obras más emblemáticas, “Poema sucio". Cuando regresó a Brasil, Ferreira fue
arrestado y torturado por el DOPS (Departamento de Orden Político y Social).
Después de su liberación, continuó trabajando en periódicos en Río de Janeiro.
También colaboró como escritor de televisión y dramaturgo (Teatro Opinion). En
2002 fue nominado para el "Premio Nobel de Literatura". En dos
ocasiones recibió el "Premio Jabuti" (2007 y 2011), el premio
literario más importante de Brasil. En 2010, Gullar recibió el "Premio
Camões", el más importante en la literatura en lengua portuguesa. En 2014
fue elegido miembro de la Academia Brasileña de Letras (GLA). Gullar poseía una
vasta obra literaria. Escribió poemas, cuentos, crónicas, ensayos, memorias,
biografías, dramaturgia, críticas e incluso realizó traducciones. Sus
principales obras son: Justo encima del suelo (1949) -La lucha del cuerpo
(1954) -Poemas (1958) -Teoría de no objetos (1959) -Buena muerte John, cabra
marcada para morir (1962) -Cultura en cuestión (1964) -En la noche rápida
(1975) -Poema sucio (1976)- Una luz en el suelo (1978) -En el vértigo del día
(1980) -Sobre el arte (1984) -Pasos del arte contemporáneo (1985) -Ruidos
(1987) -Consultas de hoy (1989) -Argumento contra la muerte del arte (1993) -Muchas
voces (1999) -Un gato llamado gatito (2005) -Gruñidos (2007) -En ninguna parte
(2010) -Autobiografía poética y otros textos (2016). Gullar murió en 2016 en
Río de Janeiro a la edad de 86 años, víctima de una neumonía.
BIOGRAFÍA tomada de la página “Núcleo
visual”.
jueves, 22 de julio de 2021
UNA VACA VE A LOS HOMBRES (*)
No te mates
Carlos, calmate, el amor
es eso que estás viendo:
hoy besa, mañana no besa,
pasado mañana es domingo
y el lunes nadie sabe
qué va a pasar.
Inútil que te resistas
y lo mismo suicidarte.
No te mates, no te mates,
guardate todo para
el casamiento que nadie sabe
cuándo va a ser
si es que es.
El amor, Carlos telúrico,
pasó la noche en vos,
y las represiones, sublimándose,
hacían ahí adentro un barullo indecible,
rezos,
vitrolas,
santos persignándose,
anuncios del mejor jabón,
barullo que nadie sabe
de qué era, o para qué.
La vaca
La soledad de la vaca en el campo,
la soledad del hombre en la calle.
Entre autos, trenes, teléfonos,
entre gritos, el descampado profundo.
La soledad de la vaca en el campo,
los millones sufriendo sin plaga.
Si es de noche o hay sol, es indistinto.
La oscuridad despunta con el día.
La soledad de la vaca en el campo,
hombres retorciéndose callados.
La ciudad es inexplicable
y las casas no tienen ningún sentido.
La soledad de la vaca en el campo.
El buque fantasma pasa
en silencio por la calle repleta.
Si cayera una tempestad de amor.
Las manos juntas, la vida a salvo…
Pero el tiempo está firme. La vaca está sola.
En el campo inmenso la torre de petróleo.
Vida menor
La fuga de lo real,
más lejos todavía, la fuga de lo fantástico,
lo más lejos de todo, la fuga de uno mismo,
la fuga de la fuga, el exilio
sin agua ni palabra, la pérdida
voluntaria del amor y la memoria,
el eco
que ya no corresponde al llamado, y éste que se
hunde,
la mano que se vuelve enorme y que desaparece
desfigurada, todos los gestos al fin imposibles,
si no inútiles,
la innecesariedad del canto, la limpieza
del color, sin brazo que se mueva ni uña que
crezca.
Aun así, no la muerte.
Sino la vida: captada en su forma irreductible,
ya sin ornamento ni comentario melódico,
vida a la que aspiramos como paz en el cansancio
(no la muerte),
vida mínima, esencial; un comienzo; un sueño;
menos que tierra, sin calor; sin ciencia ni ironía;
lo que se pueda desear que sea menos cruel: vida
en que yo no respire el aire, sino que me envuelva;
sin gasto de tejidos; ausencia de ellos;
confusión entre la mañana y la tarde, sin dolor,
porque el tiempo ya no se divide en secciones; el
tiempo
eludido, domado.
No lo muerto ni lo eterno ni lo divino,
sólo lo vivo, lo chiquito, callado, indiferente
y solitario vivo.
Eso busco yo.
Carlos Drummond de Andrade (Itabira, Minas Gerais, Brasil, 1902-Id. Río de Janeiro,1987)
(*) Antología y traducción: Ezequiel Zaidenwerg)
Pueden LEER su biografía en una entrada anterior del autor (Nota del administrador).
martes, 20 de julio de 2021
NOTAS AL DIÁLOGO SOBRE WITTGENSTEIN (Fragmento)
No me atrae
particularmente la filosofia de Wittgenstein, pero tengo pasión por el hombre.
Todo lo que leo sobre el me conmueve. Mas de una vez encontré rasgos comunes
entre él y Beckett. Dos apariciones misteriosas, dos fenómenos de los que uno
está contento de que sean tan desconcertantes, tan inescrutables. En ambos se da
la misma separacion respecto a los seres y las cosas, la misma inflexibilidad,
la misma tentación del silencio, el repudio final del verbo, la misma voluntad
de entregarse a fronteras jamás presentidas. En otros tiempos hubieran sido
atraídos por el Desierto... (Cioran).
¿Por qué interesa a
Cioran el personaje Wittgenstein? ¿Por
el mito que lo rodea? ¿Porque de alguna manera representa una suerte de síntesis
de nuestra época, o tal vez por ser una figura ética, algo así como un posible
y deseable deber-ser? Una figura envejecida, inactual y, por eso mismo,
poderosa; poderosa en su ocultamiento, en el alejamiento de su a-topia.
Nadie puede ser wittgensteiniano,
ni nietzscheano, ni heideggeriano: ¡como si alguien pudiera ser más que ser! Su
filosofìa es algo que se vive y no una posición. Su valor, diria Bataiile, es
excrementicio; pertenece al desorden de la deglución, de la asimilación y de la
sobrevivencia, y no al “orden” de un conocimiento desencarnado. Lo
excrementicio es eso oscuro y prolifko de donde surge el “saber” y la “razon”,
es el barro (biblico) que sostiene toda ascesis, la que es ascesis (mistica,
erotica, filosófica o estetica) solo en relacion con el barro de que esta hecho
el mundo: “AI filosofar hay que bajar al viejo caos y sentirse a gusto en el”
dice Wittgenstein.
Wittgenstein: el arte
del matiz, de ver lo invisible en lo visible y viceversa. El don de sacar a la
luz lo que ya está en la luz, de ver la evidencia. Tal vez aqui este su misticismo
más profundo. Los budistas dicen: cuando saco agua, saco agua; cuando como,
como. Es lo más dificil. El análisis de los juegos-de-lenguaje es una ascesis
que en el zen se llama
sikantaza: solo atencion.
Wittgenstein renunció
a la idea de haber resuelto todos los problemas de la filosofía y volvió a
la filosofía, a una filosofía posterior a la destrucción de la “filosofía” (a
su regreso lo llamó investigaciones filosóficas, y la palabra adquiere
aqui un tono sibilino; es como si dijera: después de mi “fracaso” filosófico
vuelvo a una filosofía sin “filosofía”). ¿Qué paso con el “filosofo”
Wittgenstein después del Tractatus, de la guerra y de los largos anos de
vida solitaria y ascetica como maestro de escuela en
un pueblito aleman?
Comprobó que ningún discurso podía enunciarse como único discurso-con-sentido:
la unidad del lenguaje científico sobre la que había construido su
primera obra se desmoronó dando lugar al surgimiento de una multitud de “juegos-de-lenguaje”
erráticos y descentrados (lo que no significa carentes de peso histórico, de
una jerarquía siempre relativa pero que en un determinado tiempo y lugar
condensa un valor).
Si toda interpretación
incide sobre el texto “originario” al abrir sobre él una perspectiva que, de
alguna manera, siempre es un acto de fuerza, ¿es legítimo interpretar? SI no
hubiera interpretación, ¿podría haber texto? Un texto sin interpretación
sería algo vacío
repitiéndose a sí mismo hasta el infinito; como el
mapa borgeano que
cubre lo real mediante una mímesis que por perfecta no puede acceder a la
existencia. Mi “Dialogo sobre Wittgenstein” no apunta a una reproducción sino a
una utilización. Siempre es así, aunque no se lo diga. Y toda utilización está cargada
de presupuestos ontológicos del orden del para qué y del porqué: ¿qué
se busca al interpretar? ¿Cuáles son los mecanismos puestos en juego en toda
interpretación?
Quizás alguien piense
que su interpretación tiene un carácter divino; como lo pensaba Hegel al
decir que su Lógica era “el pensamiento de Dios antes de la creación del
mundo” Pero el tiempo, al hacer de la filosofía de Hegel un acontecer histórico,
ha desalojado a Dios de sus intrincadas y terribles paginas poniendo al desnudo
el máximo delirio de la filosofía: creer en una presencia y una transparencia
absolutas decibles racionalmente. ¿Cómo podría, eso, interpretarse?
Toda hermenéutica es
hermenéutica-de-algo (de un texto, de un mundo). La interpretación que sirve de
modelo es la del texto bíblico. En ella reconocemos una; inmovilidad sacra: la
del libro transmitido por Dios (y aquí surgiría un primer problema; pues
¿cómo oyó y qué oyó el que oyó a Dios? Si solo oyó el murmullo que excede a
la primera letra, según afirma Maimónides, ¿cuál es la garantía de que esa interpretación
originaria -la de Moisés- no haya sido en un sentido estricto una
interpretación sino un decir propio? De ser así, no habría texto
originario sino la interpretación de una voz que con su sola primera
letra ya habría dicho todo; pero entre esa letra y ese todo medió, como intérprete,
un hombre. A partir de ese punto infundado todo cambió, pues mientras el
texto permanecía inmóvil a causa de su carácter sagrado, la interpretación
debía, a su vez, sumirse necesariamente en la locura de la libertad del hombre.
Este hecho paradójico
hace sin embargo a la esencia; como si la letra apuntara al misterio o, más
precisamente, al vacío, y fuera ese sostenerse en el vacío de la letra el que
permite que se la vea en su infinitud, como una puerta de entrada a un espacio inabarcable
y, en consecuencia, siempre desconocido. En el propio texto existiría un plus,
un exceso de texto sosteniendo la hybris interpretativa, que le
impediría a ésta cerrarse en algo estable y conocido. Ni el autor, ni el lector
ni nadie, poseen la significación del texto que está allí, extremadamente
finito y mísero pero a la vez absoluto. Plus quiere decir que la ley de
todo texto (de toda filosofía, pensamiento y lenguaje) es la de ser-en-exceso.
Siempre hay más; el texto siempre se desliza fuera de la interpretación;
siempre transgrede los límites que tratan de fijarlo. El intérprete dice:
“Hasta aquí se llega, no hay más alla” Pero se trata de una limitacion fallida
de antemano porque el texto no depende de voluntad de autor ni de lector. Es él
quien
proyecta más allá
abriendo perspectivas desde las que más tarde o más temprano será de nuevo
interpretado. La proliferación de negaciones, de asimilaciones, de correcciones,
en una palabra, de interpretaciones, es una exigencia de la “cosa” misma y no
un problema subjetivo. El más está afuera; la exigencia de interpretación
es la de ser interpretado: en el fondo la propia “cosa” es la que impulsa al
intérprete a decir lo indecible que, por su misma indecibilidad, permanece
esencialmente abierto a lo interminable de la interpretación. Esta
imposibilidad de clausurar el circulo expresivo, al borrar los extremos ontológicos
del sujeto y de la cosa, del interprete y de lo interpretado, volviendo a eso
que llamamos “interpretacion”, un misterio, es lo que impide la muerte del
texto. El deslizamiento de la letra es el límite donde la letra reconoce su
finitud dando lugar a un “estado sin conceptos”. Toda interpretación, sea del
mundo, del Libro o de los libros, llega a un punto en que deja lugar a un acto.
En este sentido entiendo la famosa imagen de la escalera utilizada por
Wittgenstein: el extremo al que se llega, y desde el que se arroja la escalera,
es un acto en el cual el decir se vuelve imposible por exceso de intensidad
de ser.
El “problema hermenéutico”
que plantea la obra total de Wittgenstein es en realidad un triple problema: el
primero es el de establecer si la distinción entre lo que se puede decir
con-sentido y lo que se debe callar es aplicable a los juegos-de-lenguaje; el
segundo se refiere a las implicancias de la distinción de dos niveles en el
decir: el de lo que se dice y el de lo que en realidad se quiere decir;
el tercero se refiere al significado de la crítica a la idea de “representación”
De esta manera, el
postulado según el cual no se sabe de qué se habla cuando se habla
implicaría una distinción, en su espacio de validez, entre consciente e
inconsciente y entre autenticidad e inautenticidad; allí habría alguien que sabe
de lo que se trata en el habla y alguien que habla sin tener conciencia de
la complejidad y el sentido de lo que se pone en acto cuando se habla; el
primero, a su vez, asumiría la función “terapéutica” de hacer que el segundo
adquiera conciencia de lo que dice cuando habla, produciendo una suerte de
“revolución” espiritual en él. Se pone en juego así un mundo de valores que no
son inocentes. Más bien habría que hablar de la no-inocencia de la inocencia:
quien pretende asumir un discurso objetivo, no-valorativo, pragmático, científico
o como se lo quiera llamar, de hecho ignora, o actúa como si lo
ignorase, que todo discurso está investido ideológicamente; y en esto no hay
eximición verbal de posiciones, ya que de nada vale declarar que se carece de
preconceptos o de valores, que se está ubicado al ras de la tierra y que solo
se describe lo que pasa, pues precisamente la “descripción de lo que pasa”
constituye la historia del pensamiento, el que nunca terminará de describir un
pasar que siempre está en transgresión de sí mismo.
Lo que separa a
Wittgenstein de la lingüística es que su análisis del lenguaje es un análisis
de las formas-de-vida del hombre. No se trata de estructuras significantes ni de
semiología, sino de un funcionamiento situado: “El significado de una
palabra es su uso en el lenguaje” “Llamará también ≪juego de lenguaje≫ al todo formado por el lenguaje y
las acciones con las que está entretejido” (Investigaciones filosoficas, 43
y 7).
El lenguaje no se
aprende. Ni un animal “originario” ni un niño aprenden a hablar: ¿Cómo
un animal sin lenguaje-humano habría podido crear el lenguaje? ¿Cómo un niño aprendería el lenguaje si no
tuviese ya el lenguaje? (Y si lo tiene no puede aprenderlo: ¿qué puede
significar en este sentido la expresión “aprender a hablar”?) Aquí es imposible
una explicación causal. Así como ninguna abeja invento su danza para
informarles a las otras abejas del lugar donde hay alimentos, de igual modo ningún
pre-homínido inventó el lenguaje. La palabra donación apunta al hecho de
la emergencia del lenguaje.
Chuang-tzu dice: “El
propósito de las palabras es transmitir ideas. Cuando las ideas se han
comprendido las palabras se olvidan. ¿Cómo encontrar un hombre que haya
olvidado las palabras? Con ese me gustaría hablar”. Si pensáramos que las
palabras son una señal que apunta hacia algo (“el dedo que apunta a la
luna no es la luna”, dice un maestro budista), ¿qué sucedería con ese algo, con
esa luna, si cayesen las palabras? También el algo caería
en cuanto palabra, dejando avanzar otro algo que ya no es luna ni algo, algo
sin categoria, sin meta-física. Según Heraclito, lo que estaba en
Delfos no decía sino que hacía señales. Ninguna palabra en su
acepción esencial dice (así como tampoco una piedra dice).Todo decir
(tanto el “vasto vacío”, el “conócete a ti mismo” o el “soy el que soy”)
está más acá, en lo que llamamos hombre; pero siempre a su vez hay más que
el decir: siempre el decir no-puede-decir. Tal vez el mu del zen sea lo
más próximo, como el aletazo de ese halcón, o esa hoja o ese bichito.
Una cosa son los
juegos-de-lenguaje en cuanto tales y otra el análisis o la descripción de su
funcionamiento. Es distinto como son los juegos-de-lenguaje y el hecho de
que sean (distinción referida al “mundo” en el Tractatus). ¿O en
el caso de los juegos-de-lenguaje no es aplicable tal distinción? Del
lenguaje-dice- “no podemos proponer teoría alguna. No puede haber nada hipotético
en nuestras consideraciones. Toda explicación tiene que desaparecer y
solo la descripción ha de ocupar su lugar” (/, F., 109). “Debes fijar en
tu espíritu que el juego de lenguaje es, por así decirlo, algo imprevisible.
Entiendo por esto: no es algo fundado. Ni razonable (ni tampoco no razonable). Esta
allí, como nuestra vida (De la certeza, 559). Considerar el lenguaje una
donación no es una idea explicativa ni descriptiva (quedaría, además,
por establecer si una descripción no presupone una explicación): no explico por
qué es una donación sino que digo que es una donación (explicar
presupone un afuera desde el que se explica, pero en relación con el lenguaje ¿cuál
sería ese afuera?). El que sea una donación correspondería a “lo místico”
del Tractatus.
“La filosofia expone
meramente todo y no explica ni deduce nada. Puesto que todo yace abiertamente,
no hay nada que explicar”; pero ese “yacer abiertamente” plantea problemas,
pues en caso de ser así no se entendería el trabajo analítico de Wittgenstein:
siempre estuvo todo-abierto, pero no obstante el hombre insiste en describir-explicar
ese todo, precisamente por su abertura, por su incolmabilidad (alrededor de
este espesor de lo dado se articula el des-encuentro de Wittgenstein con el
psicoanálisis). ¿Se puede solo exponer, sin que la exposición no implique algo más,
sin que la exposición no esté sostenida-por y apunte-a algo? ¿La descripción no
pone en juego una ontología?
“Lo que acaso este
oculto no nos interesa”; el “acaso” plantea una duda: puede haber algo
oculto; y de darse este caso efectivamente es casi incomprensible que a uno no
le interese: puede decirse, por el contrario, que si a la humanidad algo le interesó
a través de toda su historia fue eso “oculto”. Respuesta: si, pero, en la
medida en que lo oculto está oculto≫ no puede haber eso oculto, y cuando
deja de estar oculto, ya no esta oculto; pueden existir infinidad de
cosas, pero mientras no aparezcan no existen ¿para quién existiría esa
existencia que no existe? (a Freud: ¿por qué decir que estos hechos
expresan una cosa-oculta llamada inconsciente? lo que hay es lo que hay
no: n + 1 + 2 -f 3..., ¿por qué presuponer que hay un i, constante e
indecible, que causa de n, n + 1, etc.? (Este presupuesto es metafísico.)
Hay un oculto que
puede dejar de estar oculto y hay otro oculto que por definición no podría
dejar de estar oculto, que sería inconmensurable en relación con el hombre, así
como podríamos decir que el teorema de Godel es inconmensurable en relación con
una tortuga. Este oculto-inconmensurable no puede ser objeto para el hombre,
porque no es objeto. No obstante puede suscitar efectos, no como determinación
sino como misterio, como el denominado deus absconditus.
“Para los hombres, lo
eterno, importante, está cubierto con frecuencia con un velo impenetrable. Sabe
que allí abajo hay algo, pero no lo ve” (texto escrito por Wittgenstein en
1949). Sigue existiendo lo “importante”, que es “lo eterno”, lo que “no se
ve”, es decir lo oculto. Sin embargo en las Investigaciones
filosoficas (435) dice que "no hay nada oculto”, que “no hay nada
escondido”. Evidentemente está hablando de dos cosas distintas: en los
juegos-de-lenguaje no hay nada oculto, hay lo que hay; lo oculto (“lo
eterno, lo importante”) es indecible, pero se muestra, diría el Tractatus.
El misticismo de Wittgenstein: el mostrar, en tanto iluminación abrupta
al termino de una ascesis que es el ascenso por la escalera que menciona
el Tractatus.
“Se puede pensar sin
hablar?” (Investigaciones filosoficas, 327). El canto budista “pensamiento
que es no pensamiento”,¿qué significa? Precisamente pensamientosin-palabra. ¿Pero
es posible vivir, experimentar, esta frase dicha? Un pensamiento sin
palabras es el pensamiento detenido en éxtasis: la palabra pensamiento señala
algo a lo que llamamos pensamiento, pero la palabra pensamiento
no es el pensamiento; no hay pensamiento.
Digo rio, pero
de pronto eso inaprensible, a lo que de alguna manera señalo con la
palabra rio, avanza y suprime la palabra: lo que queda es eso; diria:
eso-absoluto, lo no-rio, lo que sucede sin nombre, ahora, en mi (pero ahora y
mi también son palabras). Cuando se extinguen las palabras se da
“pensamiento que es no pensamiento”: eso a lo que llamamos pensamiento en cuanto
no se produce la nada sino que se produce éxtasis (tambien esta es una
palabra que no es la cosa: la cosa “extasis”). En lugar del pensamiento
lo que queda es el pensamiento que es no pensamiento; en lugar del dedo que
apunta a la luna solo queda la luna, sin dedo y sin luna!
En il linguaggio e
la norte, Georgio Agamben se refiere a la significacion del pronombre en
un sentido que aquí nos interesa destacar: “El pronombre se sitúa [... ] en los
límites de la posibilidad del lenguaje: ello significa, de hecho, la pura
esencia en sí, primero y más allá de cualquier determinación cualitativa”; este
“descubrimiento”, realizado por el gramático alejandrino Apolonio Discolo en el
siglo II d.C. “tuvo una Importancia determinante para la lógica y la teología
medieval”; los pronombres “son lo más próximo a la esfera de la trascendencia”,
pues “el pronombre es la parte del discurso en la que se efectúa el paso
del significar al mostrar: el puro ser, la substantia indeterminata que
ello significa y que, como tal, es en si insignificable e indefinible, se
vuelvo significable y determinable mediante un acto de ≪indicacion≫. Por esto los pronombres permanecen
nulli e vuoti". En nuestra época, Roman Jakobson introdujo la
nocion de shifters, que “indican, en todo acto de palabra, su pura instancia,
[y] constituyen (como Kant lo habia comprendido perfectamente
atribuyendo al Yo el estatuto de lo trascendental) la estructura lingüística
originaria de la trascendentalidad. “El abrirse a la dimension ontológica (el
ser, el mundo) corresponde al puro haber-lugar del lenguaje como acontecer
originario, mientras que la dimension óntica (los seres, la cosa)
corresponde a lo que, en esa apertura, es dicho y significado”. En la metafísica,
concluye, “el tener-lugar del lenguaje (que el lenguaje sea) es olvidado en
favor de lo que es dicho en la instancia del discurso”.
El desarrollo del Tractatus,
dice Cacciari (Krisis, p. 101), “lleva a comprender la doctrina del
significado y el análisis de la estructura de la lógica como límite de
la expresión de los pensamientos” (subrayo pensamientos pues se
trata del lugar que decide el sentido del enunciado: más adelante dice: “Lo ≪místico≫ es precisamente la experiencia del
mundo como todo limitado” (y si esto es asi es porque hay más allá
del límite). Lo místico surge “cuando el enigma desaparece, cuando el
problema cientifico de la forma de la proposición y de la lógica está completamente
resuelto”: “En consecuencia, no solamente el conocimiento de los límites del
formalismo, sino el conocimiento del formalismo como limite, caracteriza
la conclusión ≪mística≫ del Tractatus”
(p. 103). Si lo que se puede decir con sentido son “las proposiciones de
la ciencia natural” (Tractatus, 6.53), entonces “lo ≪místico≫ es limitar las proposiciones ≪de sentido≫ a las de la ciencia natural” (lo místico, entonces, como el plus
del límite: lo mostrable[¿como podría decirse, por ejemplo, una pasión?]).
Sin lo místico, “el formalismo tendería siempre a convertirse en ≪todo≫, a presentarse como ≪verdad≫, a eliminar de sí todo limite”; y “en
el momento mismo en que lo ≪místico≫ pone
los
límites que la lógica
ha formalizado, existe también el no-sentido de arrojarse contra tales límites”;
de este “asalto a los límites del lenguaje” no es posible ninguna deduccion: “este
solamente es mostrable" (esto lo dijo el propio Wittgenstein en su
carta
a Russell del 19 de
septiembre de 1919: “Su punto esencial [del Tractatus) está en la teoría
de lo que puede ser expresado a través de proposiciones-es decir, a través del lenguaje-
(y, lo que es lo mismo, pensado) y lo que no puede ser expresado a través de
proposiciones sino mostrado. Considero que éste es el problema cardinal de la filosofía”).
“≪Místico≫, en cambio, es la claridad con la
cual se advierte lo no-decble que abraza el lenguaje”. En este sentido hay que
interpretar la frase “Nada es más que música≫”; y también lo que dijo Rilke refiriendose a la poesia de Trakl:
“Un par de de líneas marcan el límite de lo infinito indecible: así están
hechos estos versos Son setos vivos en una tierra en la cual la parte delimitada
se une continuamente a una llanura tan grande que no se puede imaginar sus
confines”.
En Del Inicio, Cacciari
retoma, de manera más sucinta, el problema de lo místico en
Wittgenstein, oponiendo “las célebres e incomprendidas ultimas proposiciones del
Tractatus” a la teología de Hegel. La proposición “Dios no se revela en
el mundo”(6.432) niega que la revelación se produzca en el mundo,
pero no niega la revelación. Dios -dice- no se revela en el cómo es el mundo
sino en el hecho de que sea (6.44), en el sentir místico (6.45)
de que el mundo sea: “Es en lo Místico (entendido como un
sentir) y no en una relación causal
cualquiera (≪como≫ el
mundo es), la cual siempre es un dominio de la ciencia de la naturaleza, que
Dios se revela. Pero este revelarse no es un expresarse discursivamente sino un
mostrarse. Lo inexpresable no es simplemente un arcano, así como Dios no es
simplemente irrevelable. Lo inexpresable a pesar de todo se muestra: es
lo Místico” (p. 228). (Lo místico no es ≪algo-ente sino un estado espiritual
-éxtasis- suscitado por el hecho -en este caso absoluto- de que el mundo sea).
No se trata de un simple sentir el mundo (todos sentimos, de una u otra
forma, el mundo), sino de sentir que es; esto es lo místico en cuanto produce un
efecto espiritual. Este punto no queda claro en la investigación de Cacciari: lo
inexpresable no es lo místico; lo místico es el estado-espiritual producido por
lo Inexpresable; de ahí la proposición “Sentir el mundo [...] es lo místico”;
yo subrayo; lo místico es una forma de sentir; es la palabra que se usa para
expresar el estado particular producido por el sentimiento de que el
mundo sea. Segun Cacciari
este conjunto de
proposiciones superan cualquier teodicea (como Dios pensado, demostrado; racionalmente),
y, ademas, “toda pretensión de fundar la articulación de la Revelacion, de deducir
el cómo del mundo”. Considera lo místico como: una región ontológica
le permite a Cacciari sostener que si Dios se revela idéntico a “lo que el
sentir Místico muestra: que el mundo es” (pero esto no es así, sino a la
inversa: el hecho de que el mundo sea suscita el estado místico -de éxtasis-),
entonces se vuelve super fina la distinción entre el cómo y el es
del mundo, y, por lo tanto, se pregunta “¿Cómo podemos plantear una separación
absoluta entre las dos dimensiones?” (mas no se trata de separación absoluta,
por lo siguiente: 1) el mundo es y es “independiente de mi voluntad” (6.373);
2) este hecho puede producir al menos dos actitudes: a) buscar su forma, o el cómo
es este mundo que es; b) hacer sentir el éxtasis suscitado por el
hecho de que el mundo sea; pero la base, tanto en un caso como en el
otro, es el mundo-dado. El “dass” de lo Místico “no puede ser discursivamente
mostrado, en cuanto no puede mostrar una causa, no puede hacerlo entrar la
ciencia de la naturaleza [... ] solo puede indicarlo: eso, que es, se da, ≪es gibt≫”. Para Hegel no hay separacíon entre el cómo
y el es (de ahi que “la impensabilidad
de esta separación [en
cuanto absoluta] está en la base del pensamiento teo-lógico hegeliano. Solo
estableciendo desde el“Inicio”la separacion Dios-Revelacion “podemos pensar perfecta
la distincion entre Dios y mundo” sin concebir a Dios como “pura
inmediatez, /facticicidad”, pues esto último llevaría nuevamente a la
dialéctica hegeliana hacer Dios = que el mundo sea - como es el
mundo.
En Infanzia e
storia, Giorgio Agamben llama experiencia al hecho de que “el hombre
no sea siempre hablante, que haya sido y sea aún infante” y agrega que “la
experiencia, en cuanto límite trascendental del lenguaje, excluye que el
lenguaje pueda presentarse a sí mismo como totalidad y verdad”, por que “si no fuese
por la experiencia, si no fuese por la infancia del hombre [...] el lenguaje
se pondría como el lugar en que
la experiencia debe volverse verdad”. Luego introduce el tema de Wittgenstein;
“Lo que Wittgenstein,
al fina] del Tractatus, pone como límite ≪místico≫ del lenguaje [... ] es simplemente la infancia del hombre. Lo
inefable es en realidad la infancia. A la imposibilidad del límite
Wittgenstein lo llamó lo “místico”; la determinación
y la significación no
pueden cubrir todo; el no-todo es esencial; el límite señala, por una parte, lo
significado (el mundo), y por la otra el plus-de-significado: lo místico.
El límite no-es determtnable: se trata de una fantasia (real)
siempre evanescente e inestable]. La experiencia es el mysterion que
todo hombre instituye por el hecho de tener una infancia” (p. 49); y el
misterio se vincula con la muerte (“morir, teleutan, y ser iniciado, teleisthain,
es, segun Plutarco, la misma cosa”): “incluso el elemento que todas las
fuentes concuerdan en considerar como esencial, y del que deriva el nombre
mismo de ≪misterio≫ (de mu, que indica estar con la boca cerrada, un
quejido), es decir el silencio, es lo que todavía no ha encontrado una explicación
satisfactoria.
(del libro:
El abandono de las palabras, Ed. Letra Viva, 2010) Oscar del
Barco
Oscar del
Barco. Nacido en 1928 en Bell Ville, Córdoba, Argentina, ha realizado una
infatigable y polimorfa labor como ensayista, poeta, editor, investigador y
docente. Tradujo e introdujo tempranamente en la Argentina a Artaud, Bataille,
Sade, Blanchot, Derrida, Barthes, Kristeva y Althusser. Fue militante del
partido communista hasta su expulsión en 1963. Estuvo exiliado entre 1975 y
1983 en México, donde formó parte del grupo editor de la revista Pasado
y presente. Durante los años de su exilio dirigió el centro de
investigaciones filosóficas de la Universidad Autónoma de Puebla. Es autor
de libros de poesía, como Infierno, Dijo, Espera
la piedra, Partituras, y de ensayos como El abandono de
las palabras, El otro Marx y Exceso y donación
. Es un intelectual cuya obra prácticamente no conoce límites; ha
escrito sobre política, filosofía, historia, antropología, poesía, pintura. Su
obra fue reunida por la Biblioteca Nacional, bajo el nombre de: “Escrituras”
(2012).