Estoy seguro, seguro, de que él no disimula; pero un tercero no lo está. ¿Lo puedo convencer siempre? Y, si no es así, ¿comete él un error conceptual o de observación?
«¡No entiendes nada!» — así decimos cuando alguien pone en duda lo que nosotros reconocemos claramente como auténtico — pero no podemos demostrar nada .
¿Hay juicios 'expertos' sobre la autenticidad de una expresión de sentimientos? —También en este caso hay personas con capacidad de juicio 'mejor' o 'peor'.
Del juicio hecho por un mejor conocedor de los hombres saldrán, por lo gener al,
prognosis más correct as.
¿Puede aprenderse el conocer a los hombres? Sí; algunos pueden aprenderlo . Pero no tomando lecciones, sino a través de la 'experiencia'. — ¿Puede ser otro nuestro maestro en esto? Sin duda. De vez en cuando nos hace la advertencia correcta. — Así son aquí 'aprender' y 'enseñar'. — Lo que se aprende no es una técnica; se aprende a hacer juicios correctos. También hay reglas , pero no constituyen un sistema , y sólo el experto puede aplicarlas correctamente. A diferencia de las reglas de cálculo.
Lo más difícil aquí es poder expresar la indeterminación correctamente y sin
adulteración.
«La autent icidad de la expresión no puede demostrarse ; hay que sentirla.» — De acuerdo — ¿pero qué más pasa con este reconocimiento de la autenticidad? Si alguien dice «Voilá ce que peut diré un coeur vraiment épris» — y si también pudiera convencer de esta opinión a otra persona — ¿qué consecuencias tendría esto? ¿O no tiene ninguna, y el juego termina con que a uno le gusta lo que al otro no?
Hay ciertamente consecuencias, pero son de tipo difuso . La experiencia, o sea la
observación variada, las puede enseñar; y tampoco se puede formularlas de manera general, sino que sólo en casos dispersos se puede emitir un juicio correcto, fructífero, se puede constatar una conexión fructífera. Y las observaciones más generales proporcionan a lo sumo lo que aparece como las ruinas de un sistema.
Ciertamente es posible convencerse, por medio de pruebas, de que alguien se
encuentra en tal o cual estado anímico, por ejemplo, que no disimula. Pero aquí
también hay pruebas 'imponderables' .
La cuestión es: ¿Qué efectúan las pruebas imponderables?
supón que hubiera pruebas imponderables de la estructura química (el interior ) de
una sustancia; con todo tendrían que mostrarse como tales pruebas a través de ciertas consecuencias ponderables.
(Las pruebas imponderables pueden convencer a alguien de que esta figura es
auténti ca... Pero esto también puede resultar ser correcto por medios documentales .)
Entre las pruebas imponderables se cuentan las sutilezas de la mirada, del gesto, del tono de la voz.
Puedo reconocer la mirada auténtica del amor, distinguirla de la falsa (y naturalmente puede haber aquí una confirmación 'ponderable' de mi juicio). Pero puedo ser completamente incapaz de describir la diferencia. Y esto no es por la razón de que las lenguas que conozco carecen de las palabras para ello. ¿Por qué no introduzco simplemente nuevas palabras? — Si yo fuera un pintor de extraordinario talento , sería imaginable que pudiera representar en figuras la mirada auténtica y la hipócrita.
Pregúntate: ¿Cómo aprende un ser humano a tener 'buen ojo' para algo ? ¿Y cómo se puede emplear ese buen ojo?
El disimulo naturalmente sólo es un caso particular de que alguien, por ejemplo,
profiera manifestaciones de dolor y no sienta dolor. Si esto es posible, ¿por qué debería darse siempre disimulo en tales casos — esta figura tan especial en la cinta de la vida?
Un niño debe aprender muchas cosas antes de poder disimular. (Un perro no puede ser hipócrita, pero tampoco puede ser sincero .)
Incluso podría darse un caso en que dijéramos: «Éste cree disimular».
XII
Si la formación de conceptos se puede explicar a partir de hechos naturales, ¿no nos debería interesar entonces , en vez de la gramática, lo que subyace a ella en la naturaleza? — Ciertamente, también nos interesa la correspondencia de conceptos con hechos naturales muy generales . (Con aquellos que debido a su generalidad no suelen llamar nuestra atención. ) Pero resulta que nuestro interés no se retrotrae hasta esas causas posibles de la formación de conceptos; no hacemos ciencia natural; tampoco historia natural — dado que también nos podríamos inventar una historia natural para nuestras finalidades.
No digo: Si tales y cuales hechos naturales fueran distintos, los seres humanos
tendrían otros conceptos (en el sentido de una hipótesis). Sino: Quien crea que ciertos conceptos son los correctos sin más; que quien tuviera otros, no apreciaría justamente algo que nosotros apreciamos — que se imagine que ciertos hechos naturales muy generales ocurren de manera distinta a la que estamos acostumbrados, y le serán comprensibles formaciones conceptuales distintas a las usuales.
Compárese un concepto con un modo de pintar: ¿Es también nuestro modo de pintar arbitrario? ¿Podemos escoger uno a discreción? (por ejemplo, el de los egipcios). ¿O se tra ta aquí sólo de lo que es bonito y feo ?
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