Porque tus pezones son
del color de tus párpados,
van pesadas las horas
por la calle.
Hacia su último mar
de zoológico ardiendo
van pesadas las horas,
las mentiras, el sueño.
Y he encogido las piernas
hasta el alba al sentir
como naves
saliendo por el aire.
Y ha quedado mi brazo
duro
de alzar un ancla.
Y ha quedado mi mano
hinchada y escondida,
hueca como la almohada,
porque son tus pezones
del color de tus párpados
y del color que tienen
los pezones
de la ternera muerta
apenas nace.
Héctor Viel Temperley (Argentina, Buenos Aires, 1933-1987)
No hay comentarios:
Publicar un comentario