viernes, 25 de mayo de 2012

NORIA



Puede que el agua de la tarde
se escarche
aunque no de frío.
Algo empuja los objetos
hacia una noche que habrá
de volverlos esquirlas.
La memoria se desangra en un cuenco
donde vive aquello que te nombra,
y nombra las cosas imposibles.
Estoy rumiando la hojarasca
que nada redime.
El carozo de toda fruta
es tan amargo, sin embargo 
en él depositamos la esperanza 
que nos alimenta
y llenará, nuevamente,
de azúcar la boca.
Al canal de riego el agua va
una y otra vez 
siguiendo el principio del rosario
hidráulico, y nos mareamos
poniendo la certeza , creyendo
que al día siguiente
volverá lo que perdimos.




Patricio Torne (Argentina, Helvecia, Sta.Fe, 1956, vive Villa Mercedes, San Luis, desde 1985)







1 comentario:

Martín Pucheta dijo...

Grande, Pato! Esta tarde llevo este poema para compartir con los chicos de mi taller! Un 'brazote desde las orillas del Yaguarí Guazú!