jueves, 28 de febrero de 2013

El sueño del soldado

















el soldado, cuerpo herido a tierra,

      piensa

en la batalla 
amo a una mujer

a fuego y muerte 
las ortigas rojas

cubren
su pecho herido

atardece

una mujer 
puede amar

más que todas 
las horas

de una vida




mujer se acerca, besa la herida


camina descalza 
sobre el barro

abatida en el fuego 
de la tarde

desolada 
cubre su piel

con agua 
de tormenta

los párpados
se visten de llanto

la niebla entre 
sus manos blancas

al fin es mi devota 
compañera



Presagio II


el soldado deambula

entre los pechos 
de una mujer

busca 
otra ciudad

donde el viaje

cruda batalla 
de los días

ya no apacigüe

los latidos 
de la noche




Franco Castignani




Franco Castignani nació en Bragado (Argentina, Provincia de Buenos Aires) en 1985. Es licenciado en Ciencias Políticas. Se encuentra cursando la Licenciatura en Filosofía (UBA). Ha publicado textos en Revista Plebella y La Voz Joven. Ha sido finalista en el IV Certamen de Ediciones Ruinas Circulares (2011). Actualmente tiene dos libros de poemas inéditos. 



martes, 26 de febrero de 2013

La realidad y el deseo



A Luis Cernuda

La realidad, sí, la realidad,
ese relámpago de lo invisible
que revela en nosotros la soledad de Dios.

Es este cielo que huye.
Es este territorio engalanado por las burbujas de
            la muerte.
Es esta larga mesa a la deriva 
donde los comensales persisten ataviados por el
            prestigio de no estar. 
A cada cual su copa 
para medir el vino que se acaba donde empieza
            la sed.
A cada cual su plato 
para encerrar el hambre que se extingue sin
            saciarse jamás.
Y cada dos la división del pan: 
el milagro al revés,  la comunión tan sólo en lo 
            imposible

Y en medio del amor,
entre uno y otro cuerpo la caída,
algo que se asemeja al latido sombrío de unas
          alas que vuelven desde la eternidad
al pulso del adiós debajo de la tierra.

La realidad,  sí, la realidad:
un sello de clausura sobre todas las puertas del 
          deseo.



(Mutaciones de la realidad)



Olga Orozco



Olga Orozco nació en 1920 en Toay, provincia de La Pampa. Su infancia y adolescencia transcurrieron en Bahía Blanca. Se la ubica entre las autoras más notables de la llamada “generación del 40” y está considerada, tal vez junto a Alfonsina Storni y Alejandra Pizarnik, como una de las poetas nacionales más prestigiosas y valoradas en Argentina y en el exterior. Colaboró en numerosas publicaciones, Reseña, Correo literario, A Partir de Cero, Espiga, Claudia y La Nación. En ocasiones utilizaba seudónimos, particularmente cuando escribía horóscopos y predicciones zodiacales. Su obra destacó por configurar un universo personal, cargado de elementos místicos, sugerentes y profundos. La magia, los talismanes, la astrología y la sensualidad onírica abundaron entre las imágenes de su poética, emparentada con el surrealismo, a pesar del rechazo de la propia autora a dicha adscripción. Pletórica de conjuros y ocultismo, de fascinación y fatalismos, su poesía también acusó la influencia de los poetas franceses que admiraba, Arthur Rimbaud y Charles Baudelaire. Justamente, y a semejanza del autor de Las flores del mal, le dedicó un poemario a su gata, Cantos a Berenice (1977). En 1980 recibió el Gran Premio del Fondo Nacional de las Artes y en 1988 el Premio Nacional de Poesía. En 1998 obtuvo uno los máximos galardones literarios concedidos en América Latina, el Premio Juan Rulfo. Sus últimos libros publicados en vida fueron: Con esta boca, en este mundo (1994) y las antologías Olga Orozco (Fondo Nacional de las Artes, 1996) y Eclipses y Fulgores (Lumen, Barcelona, 1998). Falleció en Buenos Aires en 1999.





domingo, 24 de febrero de 2013

RESTO



Quedan los movimientos elementales
de la sangre
y el rostro, espejo ciego
donde se precipita el mediodía.

Quedan las manos, apenas,
suavemente dibujadas
en la espalda negra del aire.

Quedan las palabras, no la música, 
no el rumor equidistante del sol 
cuando hace noche, dolor y miedo.

Quedan los anímalitos cansados 
de golpear, cara y ceca, 
en su jaula de huesos.




Susana Thénon (Argentina, Buenos Aires, 1935-1991)





viernes, 22 de febrero de 2013

EL MUNDO Y YO





















Esto no es exactamente lo que quiero decir.
Un poco más de que el sol es el sol.
¿Pero cómo decir más exactamente
si  el sol brilla en forma aproximada?
¡Qué mundo de torpezas!
¡Qué hostiles impedimentos del sentido!
Quizás éste sea el significado más cercano
Y  quizás llegue a ser tal conocimiento.
De otra forma pienso que el mundo y yo
debemos vivir  juntos como extraños y morir-
Un amor agrio, los dos dudando
si alguna vez hubo algo que amar del otro.
No, mejor para ambos estar casi seguros
el uno del otro- exactamente dónde
exactamente yo y exactamente el mundo
fallan en encontrarse por un momento y una palabra.


Laura Riding (E.E.U.U. -New York, 1901 – 1991)


(Versión: Marina Kohon)

The World And I 


This is not exactly what I mean
Any more than the sun is the sun.
But how to mean more closely
If the sun shines but approximately?
What a world of awkwardness!
What hostile implements of sense!
Perhaps this is as close a meaning
As perhaps becomes such knowing.
Else I think the world and I
Must live together as strangers and die—
A sour love, each doubtful whether
Was ever a thing to love the other.
No, better for both to be nearly sure
Each of each—exactly where
Exactly I and exactly the world
Fail to meet by a moment, and a word.




IMAGEN: Coeur de coquelicot (1995), fotografía de Denis Brihat.




miércoles, 20 de febrero de 2013

MI PADRE SIEMPRE


trabajó en lo mismo.
Él tan voluble,
que entró y salió de tantas compañías,
toda la vida trabajó en el plástico,
tal vez porque nació donde no había montañas,
en un país que no era el suyo,
y lo sedujo una materia así,
desmemoriada de su origen,
que sabe regresar a su contorno
como el cuerpo
y que se saca de lo más profundo: del petróleo,
donde se borran los países.
Porque mi padre aprecia,
en las personas y en las cosas, 
que sean flexibles.
Ajeno a las verdades que se empinan
y a los esfuerzos y rodeos
con que la savia aprende su camino,
poco proclive a la madera y a los credos,
a todo lo que pierde humor
y gana arrugas,
nació en la orilla de un desierto
donde la falta de relieves disuadía
de concienzudas búsquedas del alma.
Tal vez por eso lo sedujo el plástico,
que viene de lo más profundo,
del último escalón del mundo
que alcanzamos, 
de donde sube el sueño de una vida
adolescente y mágica,
irrompible,
sin esos nudos que en la superficie
delatan un penoso crecimiento.
Lo que nos viene
de lo más profundo, 
nos viene como un soplo
o como un sueño
y a los que me inquirían
sobre qué hacía mi padre,
toda la vida contesté:
trabaja en materiales plásticos,
como una fórmula esotérica.
¿Toda la vida yo también
trabajaré en lo mismo,
en la escritura,
en la palabra plástica y no rígida,
que es la palabra que se saca de lo más profundo?
¿De qué petróleo íntimo
nos salen las palabras que escribimos
y a qué profundidad
brota el estilo sin esfuerzo?
¿Qué tan al fondo
están las gotas de lenguaje
que nos curan
y nos redimen de la superficie
hablada?
Voluble como él, nacido
donde le tocó nacer,
busco lo mismo: una lisura que no existe,
una materia fácil como un soplo,
algo que dicho y repetido no se arrugue
y vuelva exactamente a su contorno.




Fabio Morábito (Alejandría, Egipto, 1955)






lunes, 18 de febrero de 2013

NORTE
















Ésta era tu casa,
en donde nunca entré,
que nunca vi de día
cuando hace siglos te acompañaba, tarde,
esperaba que entrases por la puerta donde me he detenido
y volvía, húmedo de ti aún a través de la noche blanda, segura,
porque la certidumbre de tu vida y de tu carne
era un arroyo de leche prodigiosa y confiada.

Ahora es mediodía, azul y nubes;
me da vértigo entender de pronto
que esta calle que hasta hoy no conocí a la luz
fue tuya antes de hallarnos;
luego llegué y dudabas, recorriste esta acera
semanas, pensando a qué extraña nueva prueba someterme;
quizá mirabas aquel balcón de esquina al decidirte
y la siguiente noche que nos trajo aquí juntos
nos había encontrado mezclándonos lejos.

Dormiste aquí adentro entonces como en toda otra fecha:
¿qué repasabas al unir los párpados?
¿qué al despertar en un domingo igual a éste?
Saliste, y quien pasara te siguió con la vista deseándote.
Por donde ahora me alejo me llevaste en los ojos, los oídos,
      en la piel, en las vísceras.
Algo de mi sustancia se hacía matiz tuyo
en el albor de nuestro primer año.




Gerardo Deniz (España, Madrid, 1934- Ciudad de México, 2014)



IMAGEN: La modelo boliviana Stephanie Herela




sábado, 16 de febrero de 2013

FLORES DE CEREZO BAJO LA LAMPARA DE VAPOR DE MERCURIO



















CREO EN EL ÁRBOL

Se podría decir que tengo un árbol en el llano, o una campana
grande
budista, colgada en el vacío: 
los pájaros pequeños en una rama más alta 
se echan a volar "zas", de una vez, todos juntos 
rompiendo la red del aire, cuando yo meto la mano en el estuche
de mi cámara 
Un poco después 
caen las plumas en un pozo
se mueve al mismo tiempo la columna que ha sostenido el cielo 
mientras se ponen de punta los pelos y las ramitas del árbol 
cubiertos de los vapores fríos, porque acaba de caer la lluvia
primaveral
Miro embelesado y absorto el árbol grande y majestuoso 
a punto de emitir, si lo tocas, una campanada profunda y lejana. 
Veo temblar un campanario del universo inmenso 
sacudiéndose las luces
o unos rayos cristalinos que se meten en las gotas del agua 
Resucita estrella
Estrella única en el centro de la eternidad infinita 
Eternidad verde donde se encuentra el árbol donde llueve

Yo quisiera entrar desnudo en el árbol, cuando encuentro 
uno inmenso, para abstraerme en el hecho una prenda
de sacrificio.




FLORES DE CEREZO BAJO LA LAMPARA DE VAPOR DE MERCURIO



Florecían los cerezos 
en la cuesta del parque de Sachík 
y esto me daba tanto dolor 
que me quedé locamente embriagado 
por no poder aguantarlo más. 
Las flores brotaron del más allá
para pasear por aquí bajo la lámpara de vapor de mercurio 
para pecar, porque pecar bajo la lámpara es lo más hermoso 
que hay en el mundo
por ejemplo, para besar a quien quiera
o romper la botella de aguardiente para marcar la memoria 
de esta noche primaveral tan hermosa

Era algo así como aquel sentimiento de culpabilidad 
de que te morías 
después de tu primera experiencia de masturbación 
en tu adolescencia
Y cuando caían todas las flores de una forma horrenda 
como aquellas gotas de pecado que caían encima del excremento 
yo ya sabía 
que un día acabaría así mi vida

Ahora estoy añorando aquel pecado irrecuperable
esa luz criminal
que me dice por fin que la deje
Quisiera felicitarla, es lo único que quiero
este amor tardío
que despido hoy
y miro arriba como si fuera por primera vez
la lámpara de mercurio entre las flores de cerezo
que ha iluminado más esplendorosa esta vida mía.



Hwang Ji-woo


(Traducción: Yong-Tae Min)



Hwang Ji-woo. Poeta coreano, nació en 1952 en la ciudad de Haenam. Estudió filosofía y estética. Ha publicado los siguientes libros de poemas: Incluso los pájaros abandonan este mundo (1983); Del árbol del invierno al árbol de la primavera(1985), Yo soy tú (1987), Una flor de loto en el ojo del cangrejo(1990), El mar ilumina al anochecer (1995), Algún día estaré sentado en un bar oscuro (1998). Por su obra poética Ji-woo ha recibido los premios más importantes que se entregan en su país, entre otros, el premio Kim Sooyoung, el Sowol y el premio de la Fundación Daesan. En la actualidad se desempeña como profesor de Dramaturgia en la Academia Coreana de Teatro. 





jueves, 14 de febrero de 2013

Zoológico Wapner
















La jirafa

La jirafa reduce su paso cuando se encuentra con el obstáculo, que está por debajo de su esternón. Flaquea su cuello y hace que se agacha, pero no es así y se cansa de pensar así. Más bien, deja pasar a la manada, que le viene pisando los talones. Cuando todos hubieron de dejar polvareda que, a decir verdad, no sirve ni para efecto, la jirafa se queja.
Es tonta la jirafa.

La cebra
Estaba una cebra enganchada a un alambre o remedo tosco de trampa. Se lo había tendido un bantú, quien al ver al animal atrapado, se esmeró en fabricar una flecha, que habría de acabar con la vida del pariente africano del asno. El bantú, desarraigado de su tribu, de la que estaba ausente por expulsión, creaba sus utensilios en la medida que los necesitase. El exilio en la jungla, y el poco contacto con la cultura humana, lo habían reducido a una condición de pionero negado de memoria, que inventaba las cosas mal. Nunca coincidían su inteligencia con su instinto, y la cebra se dio cuenta de esto. Porque no es tonta la cebra. Pero no es hábil para desatar nudos.

El papión

No le dicen "cara de perro", porque suele morder más que otros monos, pero este dato es cierto. Tuvo problemas con todos sus vecinos, pero lo que más le indignó fue cuando alguien le dijo "sub-mandril". ¿Hay racismo en el mundo animal? En todo caso, aquél que profirió el insulto tuvo pasado de convivencia con personas en una vivienda en donde había poco espacio y todos vivían hacinados. No se puede revelar la identidad del ofensor, para evitarle más problemas de los que tiene. El papión, mientras tanto, todavía no dio respuesta, pero le pidió su padre, que aún está activo, que le cuente de nuevo el cuento de cómo perdió los colores el papión, y de cómo se alegró, porque algunos colores lastiman.

El elefante

Se han dicho tantas cosas del elefante, y el elefante ha dicho tantas cosas de sí mismo, pero no por ello hay que callar el accidente que tuvo uno de ellos, cerca de la ruta a Dahomey, hace aproximadamente unos años. El elefante piensa en secuencia espiral, y a veces se lo confunde con un borracho. Cuando un elefante arranca un árbol de raíz, es porque cree que el único arraigo es el aire. Y si suelta el árbol y este cae, es porque piensa que un tronco es un lastre. Y si fuere que el tronco cae sobre el lomo de otro elefante más pequeño, es que el elefante fracasó como agente de la historia.

La hiena

La hiena también muere, pero nunca piensa en eso. Y tampoco puede pensar en nada más que en lo que tiene en el entrecejo, pura obsesión. En la obsesión de la hiena hay siempre algo que se desintegra y se vuelve a integrar para repetir su degradación. Al revés de otros animales, la hiena sólo considera el pasado como sujeto constante. El pasado es el único presente que existe, y es por eso que vive intoxicada. La intoxicación es la responsable de sus alucinaciones, y ¡de allí a creerse que todo lo que se pudre es regresado!


David Wapner



David Wapner. Poeta argentino. Nació en el barrio de La Paternal (Ciudad Autónoma de Buenos Aires), en 1958. Cursó en forma parcial diversas carreras (medicina, musicoterapia, profesorado en historia) y llevó adelante distintos proyectos como poeta y músico. En 1982 fundó la banda Gutural, que tuvo varias formaciones hasta su disolución en 1990. Su contribución a la ficción y poesía para niños es reconocida por la crítica a través de los años con premios y ensayos en revistas especializadas, libros y conferencias. Entre los años 1995 y 2006 editó la hoja literaria Extremaficción (a partir de 1998, Correo Extemaficción, e-zine), en la que publicó un seleccionado de los principales poetas jóvenes de aquellas décadas. Desde 1998 vive en Israel. Publicó entre otras obras: Bulu - Bulu, Libros de Tierra Firme, Buenos Aires, 1987; El otro Gardel (relatos para niños), Libros del Quirquincho, Serie Negra, Buenos Aires, 1989; Tragacomedias, Trompa de Falopo, Buenos Aires, 1993; El águila (nouvelle), Libros del Quirquincho, Buenos Aires, 1994;  Violenta Parra , Del Diego, Buenos Aires, 1999;  Algunos son animales, Norma, Buenos Aires, 2003; Los piojemas del piojo Peddy, Ediciones del Eclipse, Buenos Aires, 2004;  Una novela de mil páginas, Siesta, Buenos Aires, 2007;  La noche (cuentos - reedición), Eloísa Cartonera, Buenos Aires, 2007; Tierra metida (crónicas), Macedonia, Buenos Aires, 2009; Mardablogues, Imprenta Argentina de Poesía, Buenos Aires, 2010 y Perrupagia Amoghino Búnfeld (poesìa), Alción, Córdoba, 2012.


Blog
Mardagobio Blogo
mardablogues.zoomblog.com





martes, 12 de febrero de 2013

Hojas de Hipnos/Feuillets d’Hypnos




I

    Autant que se peut, enseigne à devenir efficace, pour le
but à atteindre mais pas au-delà. Au delà est fumée. Où il y
a fumée il y a changement.

                                                                 I 

En la medida que se pueda, enseña a ser eficaz, para
 el objetivo a alcanzar pero no más allá. Más allá es humo. Donde hay
humo hay cambio.

                                                                            6

                Nous n’appartenons à personne sinon au point d’or de
cette lampe inconnue de nous, inaccessible à nous qui tient
éveillés le courage et le silence.

    
6

                No pertenecemos a nadie sino al punto de oro de
esta lámpara desconocida por nosotros, inaccesible a nosotros que mantiene
despierto el valor y el silencio.


83

Le poète, conservateur des infinis visages du vivant.


83

El poeta, conservador de los infinitos rostros del vivo.



88

Comment m’entendez-vous ? Je parle de si loin…

88

¿Cómo me escucha? Hablo de tan lejos…


93

Le combat de la persévérance.
La symphonie qui nous portait s’est tue. Il faut croire à
l’alternance. Tant de mystères n’ont pas été pénétrés ni
détruits.

93

El combate de la perseverancia.
La sinfonía que nos conducía se ha callado. Hay que creer en
la alternancia. Tantos misterios no han sido atravesados ni
destruidos.


96

Tu ne peux pas te relire mais tu peux signer.



96

No podés releerte pero podés firmar.

                                                                                              169

La lucidité est la blessure la plus rapproché du soleil.                                                   
                              

169

La lucidez es la herida más cercana al sol



237

    Dans nos ténèbres, il n’y a pas une place pour la Beauté.
Toute la place est pour la Beauté.


237

    En nuestras tinieblas, no hay un espacio para la Belleza.
Todo el espacio es para la Belleza.




 René Char

(Versión: Carolina Massola)





René Char. Poeta francés nacido en Isle-sur-Sorgue, en 1907. Pertenece a lo que podría llamarse segunda generación surrealista iniciada en 1929, coincidiendo con la primera crisis señalada por el segundo manifiesto de Breton aparecido ese año. En 1934, debido a su afán de perfección formal, se alejó paulatinamente del movimiento surrealista. Durante la ocupación de Francia por los alemanes, se destacó como capitán de maquís en la resistencia, y allí aprendió, según él mismo dice, "a amar ferozmente a sus semejantes". De esta experiencia en la lucha clandestina surgió su gran obra poética "Páginas de Hypnos". Elogiado ampliamente por la crítica, es considerado como uno de los máximos poetas de Francia. Falleció en 1988.









domingo, 10 de febrero de 2013

MANCHA EN EL MURO




Alguien trató de quitar la mancha del muro.
Pero la mancha era demasiado oscura
(o por el contrario, demasiado clara).
De un modo u otro, la mancha aún está en el muro.

Le dije entonces a un pintor que lo pintara de verde
Pero la mancha era demasiado clara.
Contraté a un albañil para que le diera una mano de cal.
Pero la mancha era demasiado oscura.
De un modo u otro, la mancha aún está en el muro.

Tomé en ese momento un cuchillo de cocina
y traté de raspar la mancha del muro.
El cuchillo era dolorosamente agudo
(ayer nomás lo habían afilado)
y sin embargo.
Empuñe un hacha y la descargué contra el muro.
Me detuve al instante.
No sé por qué pensé de pronto
que el muro podría derrumbarse
y aun así la mancha quedaría.
De un modo u otro, la mancha aún está en el muro.

Y cuando me pusieron contra el muro
pedí pararme junto a ella.
Saqué pecho tratando de ocultarla (quizás, quién sabe).
Cuando azotaron mi espalda brotó abundante sangre.

Disparos.

Y yo, que tanto creí que la sangre taparía la mancha.

Nueva carga de disparos.

Y yo, que tanto creí que la sangre taparía la mancha.
De un modo u otro, la mancha aún está en el muro.



David Avidan



(Traducción: Gerardo Lewin)




David Avidan (Tel Aviv, Israel, 1934-1995). Estudió Literatura y Filosofía en la Universidad Hebrea. Escribió en su mayoría en hebreo. Está considerado como un artista de vanguardia.Además de poeta, fue pintor, cineasta y dramaturgo. Tradujo muchos de sus propios poemas en Inglés, y ha recibido varios premios como poeta y como traductor. Él no era popular entre los críticos y el público en general; durante toda su vida, fue a menudo criticado por egocéntrico, machista y tecnocrática . Su primer libro, Grifos Lipless (1954), fue atacado por casi todos los críticos de la poesía, la primera opinión favorable fue la de Gabriel Moked , editor literario de la Akhshav trimestral, que más tarde se convirtió en uno de los mejores amigos de Avidan. A comienzos de 1990 apenas podía ganarse la vida, y su estado mental se había deteriorado. Avidan murió en Tel Aviv, la ciudad que había jugado un papel central en su vida, y que fue, en muchos sentidos, el centro de su creación.Desde su muerte, la reputación Avidan ha ido en aumento tanto en los círculos literarios y en la imaginación popular, posicionándolo como uno de los poetas fundamentales del canon israelí.







viernes, 8 de febrero de 2013

Lo efímero y otros poemas inestables






















LA FLOR


La municipalidad le paga un sueldo a un hombre concienzudo
para que con un adminículo adosado a la espalda
mantenga limpios con un chorro de aire los caminos del parque.
Mi perra y yo lo observamos con suma atención
cuando levanta con estruendo flores lilas en la mañana de
noviembre
suspendidas contra el cielo
como catedrales efímeras
más altas que su gorra.
Sorprendidos todos
por el privilegio que el hombre tiene
de crear belleza.





EL RUIDO

No tengo nada que decir
O sea que perdonen
por interrumpir, pero
tal vez quisiera eso sí que continuara
esto que es apenas algo más que
silencio
un susurro
insistente monocorde mientras
sus voces restallan
con altura.
No es que fuera a decir algo
digo
apenas este murmullo
pero
insisto
es empecinado
y se mantiene al ras
entre los muebles de las habitaciones de los hombres
en sus lechos
y mesas
y en los huecos húmedos
que se arman y desarman
entre los cuerpos amantes.
Nada en que reparar
digo
mientras
los ruidos de ustedes
aturden.




LO SEPARADO

La ventana por donde 
la luz de la tarde cae 
tiembla a veces 
como
         si no creyera 
en lo que ella 
es 
    o
       mejor aún 
lo que ella
            es
cuando refleja 
algo ajeno

o tal vez 
     sea
ese temblor 
lo
    que se aleja
o
mejor aún 
el resultado 
del lento
         tenue
desvanecimiento 
de un rostro 
reflejado 
como en un 
pozo 
de luz 
húmeda. 
Así es.




LA TIBIEZA

Te ruego que te acerques
Que llegues descalza
Desnuda como la planta de los pies
Por la madera del piso
Hasta mí






EL PARQUE


Detestamos a los viejos poetas que se citan,
que declaman versos de juventud
como obstinados payasos de la pasión.
Nos reímos de ellos, y no puedo evitar pedirte que lo recuerdes
ahora
en que con voz engolada digo
"Como el hombre aquel que leía
en un libro ciego del Parque Lezama..."
esos versos que escribí para ti.
¿Cuántas veces desde entonces hemos caminado,
las manos juntas o en los bolsillos,
bajo los árboles o, permíteme decirlo,
en "las barrancas que el río tocó una vez"?
¿Qué de la pasión,
qué de los besos por apurar
ahora que tu paso tranquilo se detiene ante las chucherías
de los artesanos, y yo sigo,
en la estela de tu pelo, revolviendo los bolsillos,
sin encontrar
tiempo perdido alguno,
añejas melancolías?
Los viejos poetas ensayan versos carrasposos
y nuestro paso es lento y convengamos
nuestra vista tampoco es la de entonces.
No sé qué se hace con los amores de antaño,
dónde encogen sus pretensiones de absoluto.
No sé cómo vive aún
el amor en nosotros.
Desentendidos de todo, sin que nadie sepa
los versos que te escribí,
una pareja avanza
entre los árboles del Parque
hacia el río tal vez.




(De: Lo efímero y otros
poemas inestables,
Ediciones en danza, 
2009)

Miguel Gaya (Argentina, Buenos Aires, Ayacucho, 1953)



IMAGEN: Parque Lezama -Buenos Aires.