domingo, 10 de febrero de 2013

MANCHA EN EL MURO




Alguien trató de quitar la mancha del muro.
Pero la mancha era demasiado oscura
(o por el contrario, demasiado clara).
De un modo u otro, la mancha aún está en el muro.

Le dije entonces a un pintor que lo pintara de verde
Pero la mancha era demasiado clara.
Contraté a un albañil para que le diera una mano de cal.
Pero la mancha era demasiado oscura.
De un modo u otro, la mancha aún está en el muro.

Tomé en ese momento un cuchillo de cocina
y traté de raspar la mancha del muro.
El cuchillo era dolorosamente agudo
(ayer nomás lo habían afilado)
y sin embargo.
Empuñe un hacha y la descargué contra el muro.
Me detuve al instante.
No sé por qué pensé de pronto
que el muro podría derrumbarse
y aun así la mancha quedaría.
De un modo u otro, la mancha aún está en el muro.

Y cuando me pusieron contra el muro
pedí pararme junto a ella.
Saqué pecho tratando de ocultarla (quizás, quién sabe).
Cuando azotaron mi espalda brotó abundante sangre.

Disparos.

Y yo, que tanto creí que la sangre taparía la mancha.

Nueva carga de disparos.

Y yo, que tanto creí que la sangre taparía la mancha.
De un modo u otro, la mancha aún está en el muro.



David Avidan



(Traducción: Gerardo Lewin)




David Avidan (Tel Aviv, Israel, 1934-1995). Estudió Literatura y Filosofía en la Universidad Hebrea. Escribió en su mayoría en hebreo. Está considerado como un artista de vanguardia.Además de poeta, fue pintor, cineasta y dramaturgo. Tradujo muchos de sus propios poemas en Inglés, y ha recibido varios premios como poeta y como traductor. Él no era popular entre los críticos y el público en general; durante toda su vida, fue a menudo criticado por egocéntrico, machista y tecnocrática . Su primer libro, Grifos Lipless (1954), fue atacado por casi todos los críticos de la poesía, la primera opinión favorable fue la de Gabriel Moked , editor literario de la Akhshav trimestral, que más tarde se convirtió en uno de los mejores amigos de Avidan. A comienzos de 1990 apenas podía ganarse la vida, y su estado mental se había deteriorado. Avidan murió en Tel Aviv, la ciudad que había jugado un papel central en su vida, y que fue, en muchos sentidos, el centro de su creación.Desde su muerte, la reputación Avidan ha ido en aumento tanto en los círculos literarios y en la imaginación popular, posicionándolo como uno de los poetas fundamentales del canon israelí.







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